Efectivamente, esa es la idea que tiene la mayoría de la burguesía catalana.
Burguesía catalana que no ha dado palo al agua en más de ciento cincuenta años, pero que se cree con poder y riqueza para despreciar su gallina de las narices de oro.
Los nuevos burgueses catalanes, tanto de derechas como de nueva izquierda verde, plural, feminista y minoritaria, pija en una palabra, en su afán de superación personal y ser aceptados en esa nueva clase social, adoptan esas creencias, renegando de su pasado y tradiciones para ponerse imitar las supuestas particularidades del poder burgués catalán.
Se equivocan, jamás serán aceptados por la rancia buerguesía.
El problema es que si algún día tuvo alguna aptitud, hoy en día ,en esa burguesía, ha desaparecido por completo, y solo quedan hijos de papá sin idea de qué hacer con su vida y su dinero más que perderlos.
Mientras tanto, han encontrado la solución, su bálsamo de fierabrás, para los males de su decadencia, y no es otro que buscar la excusa de España para justificarse ante su ineptitud.