ALGUNOS "ÉXITOS" ÉTICOS Y jovenlandesaLES DEL FRANQUISMO, dedicado a sus defensores:
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El franquismo logró lo que la II república no había podido realizar por no haber logrado quebrar la resistencia popular, la modernización capitalista y estatizadora del país. Ese era su primer objetivo. Para ello tuvo que ejercer una violencia terrible, múltiple y duradera, en la guerra y después de ella. Pero la violencia era el medio, no el contenido ni el objetivo. Las libertades, incluso las formales, quedaron suprimidas, con el régimen de partido único y la Iglesia haciendo de complaciente aliado.
El miedo, omnipresente y muy intenso, sellaba las bocas y gobernaba las conductas. Tales fueron las condiciones necesarias para que el país diera el salto a la modernidad.
Lo básico era liquidar la sociedad rural popular, fuente de todos los males, efectuando la tras*formación capitalista de la agricultura y forzando la emigración masiva del campo a las ciudades. Este proyecto no prosperó hasta que la guerrilla rural fue vencida, a mediados de los años 50. Luego ya sí, enviando unos 6 millones de personas a la industria y los servicios, y quedando realizado en un tiempo breve, un decenio.
El desarrollo industrial significó la salarización casi universal, con ruina de los artesanos, pequeños productores y otros trabajadores manuales autónomos. El crecimiento descomunal del poder y presencia de la banca y de las grandes empresas fue una de las consecuencias de la victoria de Franco, bajo cuya dictadura el capitalismo gozó de uno de sus mejores periodos de expansión. Lo mismo puede decirse del ente estatal, que pasó a recaudar muchos más impuestos, expandiendo el número y autoridad de los altos funcionarios, y ofreciendo un presupuesto ampliado al ejército, que además se benefició de la industrialización, al proporcionarle nuevos recursos bélicos. La función del Estado durante su fase franquista en la promoción del sector industrial fue de primera significación, lo que hizo de él también una potencia económica, al expandirse notablemente el capitalismo de Estado.
El régimen de Franco desarticuló la sociedad convivencial introduciendo jerarquías, insolidaridades, recelos, desconfianzas, vigilancias, querellas y odios por doquier. Así logró iniciar la atomización de la persona, la decadencia de la fraternidad, la conversión de la sociedad al fúnebre dislate de la lucha de todos contra todos. Un egotismo mezquino y sórdido, que deterioraba al individuo al hacerle asocial y hacía tristísima la existencia, fue una de sus realizaciones. La pérdida del autorrespeto y el sentido de la propia dignidad fue otra de ellas, en parte por el miedo, tan tremendo y siempre presente, que dejó al sujeto psíquicamente dañado, en parte por el declive de los valores jovenlandesales, sustituidos primero por un grosero afán de supervivencia biológica y más tarde por un vivir para el consumo.
La inmoralidad, el fariseísmo, la mentira, la codicia, la ruindad y el servilismo fueron los disvalores dominantes. La cortesía, la elegancia y el afecto quedaron sustituidos en las relaciones interpersonales por la agresividad, la “sinceridad” y los gestos agrios. Todo ello se pretendió tapar con una santurronería mojigata y erotomaniaca. De todo eso resultó un descenso enorme de la calidad de la persona y un retroceso bien perceptible de la virtud cívica y la virtud personal. El franquismo inicia, con gran éxito por desgracia, la creación planeada de los seres nada.
Un destacado instrumento de aculturación fue la Sección Femenina, que además manipuló a las mujeres, para convertirlas en mano de obra barata al servicio de los empresarios, en criaturas desfeminizadas y deshumanizadas. La Sección Femenina inició la constitución del sistema neo-patriarcal que hoy se conoce como feminismo de Estado.
El sujeto fue obligado a la docilidad, la irresponsabilidad y la pasividad, a dejarlo todo en manos del Estado, a considerarse a sí mismo como objeto o como cosa en vez de como ser humano. En el terreno de lo espiritual, lo cultural, lo relacional, lo reflexivo y lo virtuoso el régimen de Franco resultó ser una catástrofe pues se propuso constituir estructuras y formar (deformar) individuos que vivieran para el dinero y el bienestar material, sin amor por la libertad ni inquietudes espirituales ni valores relacionales ni nociones trascedentes, bien proveídos de odios, cinismo e hipocresía, dispuestos a realizar cualquier bajeza, indignidad o canallada si ello redundaba en ventajas económicas.