Me hierve la sangre cuando veo en manos de quién ponemos el mundo. Vivimos en una cleptocracia, un gobierno de los ladrones. La campaña europea para incentivar el voto el próximo 7 de junio es la confirmación de que el sistema es una farsa. Dicen: "tú eliges", "si no votes, no te quejes", como si los políticos fueran a ejercer la soberanía del pueblo. Lo que quieren es que con nuestro voto legitimemos las decisiones que tomen durante los próximos 5 años. "Esto es lo que habeis votado, ahora no os quejeis". ¡ No hemos votado las decisiones que vais a tomar impunemente !
Lo que votaremos no es nada de lo que van a decidir y aprobar y va a afectar a nuestras vidas. Votamos panfletos estúpidos: "por la libertad", "por el futuro", "por el progreso", "por los niños". ¿ Acaso alguien podría votar en contra de la libertad y el futuro ? Sus propagandas son alegatos vacíos, que podrían intercambiar unos partidos con otros y no se notaría la diferencia. Así tienen las manos libres para actuar, ni siquiera nos quedará el consuelo de poder llevarlos delante de un juez y exigirles responsabilidades penales (porque incumplir un contrato es un delito, es fraude).
Una hoja en blanco, es lo que votamos. A continuación, lo que se decide, se redacta y se aprueba son aberraciones como el Tratado de Maastrich o el de Lisboa, hechos a conveniencia de los grandes poderes económicos y de espaldas al pueblo. No tiene nada de raro que las mayores "conquistas de derechos de los ciudadanos" que han conseguido últimamente sean en temas como las tarifas de móviles en el extranjero o los controles de los aeropuertos. Es la clase de preocupaciones que afecta a esa clase política que vive viajando de su país de origen a Estrasburgo o a Bruselas. Su única conexión con los problemas del mundo real es el enojo de que les hagan quitarse los zapatos antes de subirse al avión. Para el resto de asuntos, ahí quedan propuestas como la jornada de 65 horas o lo de que los trabajadores tengan los derechos del país de la empresa que les contrata, no los del país donde viven. Y cuando tuvieron que hacer algo importante de verdad, cuando escribieron la "Constitución Europea", el resultado fue un documento de 200 páginas tan abominable que varios países lo rechazaron en referéndum (la expresión de la soberanía popular). Por eso se inventaron el Tratado de Lisboa, que es aún más largo, más farragoso y más ambiguo que la Constitución, pero conserva el mismo espíritu y se ahorra el engorroso trámite de someterlo a votación ciudadana. ¡ No vaya a ser que vuelvan a votar NO ! Para comparar: la "Constitución Europea" tenía 73.000 palabras; la Declaración Universal de los Derechos del Hombre tiene 2.000. Lo fácil habría sido redactar un texto que dejara claro inequívocamente qué derechos tenemos los europeos y qué intereses defenderán nuestros gobernantes, pero, como he dicho antes, los políticos no quieren acabar ante un Tribunal condenados por fraude. Te lees el Tratado y parece que estés escuchando al que lo escribió, diciendo: "esto lo podríamos haber hecho mejor, pero hemos preferido añadir este párrafo incomprensible, que es el que usaremos en el futuro para aplicar leyes que serán lo contrario a lo que votaste, y no podrás denunciarnos por ello". "Es lo que votaste, no te quejes".
Porque la realidad es que no es a nosotros a quien defienden. Los políticos son vasallos del capital, las multinacionales, los banqueros. El poder hoy no se ejerce votando, sino siendo dueño de una empresa, comprando acciones. Los políticos no temen al pueblo, saben cómo nos mantendrán distraídos y dormidos, sólo temen a los dueños del dinero, que son los que les ponen y les quitan y les ordenan qué deben hacer. No hace falta que dén órdenes directas, el poder real habla a través de las subidas y bajadas de la bolsa. O con la extorsión del control monetario ("obedece o hundiremos tu divisa"). Votar es como apoyar a un equipo de fútbol (¿ o acaso no se podría hacer un himno deportivo con un nombre como "Forza Italia" ?) y cada partido es el tonalidad de una camiseta ("vota azul - PSOE - BBVA" o "vota rojo - PP - Santander", como se ha dicho tantas veces que influye tras esas siglas; o como la célebre frase que firmaría cualquier banquero de "no sabemos qué partido ha ganado las elecciones, pero sea cual sea hemos ganado nosotros"). Participar en la política es hacer de hooligan, chillar un lema y defender tus colores a fin. España es el mejor ejemplo de esto: el Congreso es una corte de fanáticos y vociferantes; las decisiones se toman en los pasillos. Europa es lo mismo, pero peor. Encima, ¡ está tan lejos !
Así pues, ¿ a quién votar ? Me gusta esa pancarta de "Que gobiernen las pilinguis, que sus hijos no saben". Pero no hay ningún Partido de las Meretrices. Esta crisis les ha quitado la careta a todos, vivimos en una cleptocracia y en un capitalismo para ricos. Y lo que apetece es mandarlos a todos a tomar por ojo ciego pero, mi teoría es, venzámoslos con las armas que nos han dado. A los ciudadanos nos quieren pasivos y sumisos. Quieren que el 7 de junio a las urnas vayan sólo los hooligans, de un tonalidad o del otro. Y que los demás, los desencantados, los descontentos, los insumisos, se queden en casa. Que voten pocos, pero que los que voten les legitimen para seguir 5 años más sin que cambie nada. Pues votemos todos, esta es mi propuesta, pero votemos sólo a los partidos pequeños, los que nunca han tenido ni han soñado con tener representación. A los ecologistas, a los piratas, a los que defienden el Genotipo del Asno, qué más da. No les votes "a ellos", a los que han abusado del poder que les hemos entregado. Pero vota. Haz que te tengan miedo. Hasta el 2014 no tendremos otra ocasión de demostrar nuestro poder.
¿ Alguna otra idea ?
Lo que votaremos no es nada de lo que van a decidir y aprobar y va a afectar a nuestras vidas. Votamos panfletos estúpidos: "por la libertad", "por el futuro", "por el progreso", "por los niños". ¿ Acaso alguien podría votar en contra de la libertad y el futuro ? Sus propagandas son alegatos vacíos, que podrían intercambiar unos partidos con otros y no se notaría la diferencia. Así tienen las manos libres para actuar, ni siquiera nos quedará el consuelo de poder llevarlos delante de un juez y exigirles responsabilidades penales (porque incumplir un contrato es un delito, es fraude).
Una hoja en blanco, es lo que votamos. A continuación, lo que se decide, se redacta y se aprueba son aberraciones como el Tratado de Maastrich o el de Lisboa, hechos a conveniencia de los grandes poderes económicos y de espaldas al pueblo. No tiene nada de raro que las mayores "conquistas de derechos de los ciudadanos" que han conseguido últimamente sean en temas como las tarifas de móviles en el extranjero o los controles de los aeropuertos. Es la clase de preocupaciones que afecta a esa clase política que vive viajando de su país de origen a Estrasburgo o a Bruselas. Su única conexión con los problemas del mundo real es el enojo de que les hagan quitarse los zapatos antes de subirse al avión. Para el resto de asuntos, ahí quedan propuestas como la jornada de 65 horas o lo de que los trabajadores tengan los derechos del país de la empresa que les contrata, no los del país donde viven. Y cuando tuvieron que hacer algo importante de verdad, cuando escribieron la "Constitución Europea", el resultado fue un documento de 200 páginas tan abominable que varios países lo rechazaron en referéndum (la expresión de la soberanía popular). Por eso se inventaron el Tratado de Lisboa, que es aún más largo, más farragoso y más ambiguo que la Constitución, pero conserva el mismo espíritu y se ahorra el engorroso trámite de someterlo a votación ciudadana. ¡ No vaya a ser que vuelvan a votar NO ! Para comparar: la "Constitución Europea" tenía 73.000 palabras; la Declaración Universal de los Derechos del Hombre tiene 2.000. Lo fácil habría sido redactar un texto que dejara claro inequívocamente qué derechos tenemos los europeos y qué intereses defenderán nuestros gobernantes, pero, como he dicho antes, los políticos no quieren acabar ante un Tribunal condenados por fraude. Te lees el Tratado y parece que estés escuchando al que lo escribió, diciendo: "esto lo podríamos haber hecho mejor, pero hemos preferido añadir este párrafo incomprensible, que es el que usaremos en el futuro para aplicar leyes que serán lo contrario a lo que votaste, y no podrás denunciarnos por ello". "Es lo que votaste, no te quejes".
Porque la realidad es que no es a nosotros a quien defienden. Los políticos son vasallos del capital, las multinacionales, los banqueros. El poder hoy no se ejerce votando, sino siendo dueño de una empresa, comprando acciones. Los políticos no temen al pueblo, saben cómo nos mantendrán distraídos y dormidos, sólo temen a los dueños del dinero, que son los que les ponen y les quitan y les ordenan qué deben hacer. No hace falta que dén órdenes directas, el poder real habla a través de las subidas y bajadas de la bolsa. O con la extorsión del control monetario ("obedece o hundiremos tu divisa"). Votar es como apoyar a un equipo de fútbol (¿ o acaso no se podría hacer un himno deportivo con un nombre como "Forza Italia" ?) y cada partido es el tonalidad de una camiseta ("vota azul - PSOE - BBVA" o "vota rojo - PP - Santander", como se ha dicho tantas veces que influye tras esas siglas; o como la célebre frase que firmaría cualquier banquero de "no sabemos qué partido ha ganado las elecciones, pero sea cual sea hemos ganado nosotros"). Participar en la política es hacer de hooligan, chillar un lema y defender tus colores a fin. España es el mejor ejemplo de esto: el Congreso es una corte de fanáticos y vociferantes; las decisiones se toman en los pasillos. Europa es lo mismo, pero peor. Encima, ¡ está tan lejos !
Así pues, ¿ a quién votar ? Me gusta esa pancarta de "Que gobiernen las pilinguis, que sus hijos no saben". Pero no hay ningún Partido de las Meretrices. Esta crisis les ha quitado la careta a todos, vivimos en una cleptocracia y en un capitalismo para ricos. Y lo que apetece es mandarlos a todos a tomar por ojo ciego pero, mi teoría es, venzámoslos con las armas que nos han dado. A los ciudadanos nos quieren pasivos y sumisos. Quieren que el 7 de junio a las urnas vayan sólo los hooligans, de un tonalidad o del otro. Y que los demás, los desencantados, los descontentos, los insumisos, se queden en casa. Que voten pocos, pero que los que voten les legitimen para seguir 5 años más sin que cambie nada. Pues votemos todos, esta es mi propuesta, pero votemos sólo a los partidos pequeños, los que nunca han tenido ni han soñado con tener representación. A los ecologistas, a los piratas, a los que defienden el Genotipo del Asno, qué más da. No les votes "a ellos", a los que han abusado del poder que les hemos entregado. Pero vota. Haz que te tengan miedo. Hasta el 2014 no tendremos otra ocasión de demostrar nuestro poder.
¿ Alguna otra idea ?