El veredicto de no culpabilidad de Rittenhouse es un fracaso escandaloso en la protección de los manifestantes civiles

So, let’s go through 10 lies about Rittenhouse, debunked in court:

1. He killed two black BLM protesters. All three of the men he shot in self-defense during violent riots in Kenosha on Aug. 25 last year were white.

2. He crossed state lines. He lived 20 miles from Kenosha in Antioch, Ill., with his mother and sisters. But his father, grandmother, aunt, uncle, cousins and best friend live in Kenosha. He had a job as a lifeguard in Kenosha and worked a shift on Aug. 25 before helping clean graffiti left by rioters at a local school. There, he and his friend were invited to join other adults who had been asked by the owners of a used car lot in Kenosha to guard the property after 100 cars had been torched the previous night, when police abandoned the town to rioters. Kyle took his gun to protect himself, since the rioters were violent and armed, including, for instance, Antifa medic Gaige Grosskreutz, who lunged at him with a loaded Glock pointed at his head before he was shot in the arm.

3. Rittenhouse took an AR-15 across state lines. Esquire accused him of “terrorist tourism.” False. His rifle was kept in a safe at his best friend’s stepfather’s house in Kenosha.

4. The gun was illegal. Wrong. Under Wisconsin law, he was entitled to possess the AR-15 as a 17-year-old. The judge dismissed the gun charge, which the prosecution never should have brought.

5. Rittenhouse’s mother drove him across state lines to the riot. Wendy Rittenhouse, 46, never went to Kenosha. She slept late the morning of Aug. 25 after working a 16-hour shift at a nursing home near her home in Antioch, she told the Chicago Tribune. Kyle had already gone to his job in Kenosha when she pogre up.

6. He was an “active shooter” who took his gun to a riot looking for trouble. “A 17-year-old kid just running around shooting and killing protesters,” said MSNBC’s Joe Scarborough, “who drove across state lines with an AR-15 and started shooting people up.” On Friday, after evidence in court already had debunked his talking points, Scarborough called Rittenhouse a “self-appointed militia member … unloading 60 rounds.” When the defense called out the lie in closing arguments, Scarborough had the gall to tweet that he was “embarrassed” for the lawyer.

7. Rittenhouse is a “white supremacist,” as then-candidate Joe Biden labeled him in a tweet showing the teenager’s photograph. When White House press secretary Jen Psaki was asked to explain why recently, she slyly slimed Rittenhouse again, without naming him, as a “vigilante.”

In one story, the Intercept used the term “white supremacist” 16 times. The accusation has become holy writ, but there is zero evidence. The FBI scoured Kyle’s phone and found nothing about white supremacy or militias, the court heard. All they saw were pro-police, “Blue Lives Matter” posts from a kid who had been a police and fire department cadet, wanted to be a police officer or paramedic and once sat near the front of a Trump rally. That was enough for the media to brand him a white supremacist.

8. He “flashed white power signs” with Proud Boys. After spending three months in jail, Kyle was freed on $2 million bail two days after his 18th birthday last year, and went to a bar for a beer, with his mother and other adults, which is legal in Wisconsin. He posed for selfies with strangers at the bar, who the media say are Proud Boys, and was pictured making the OK sign with his thumb and forefinger. The false claim that this is a white supremacist sign comes from a 2017 hoax on the website 4chan, to punk liberals, who keep falling for it. Biden uses the gesture frequently. It was unwise to pose for the photo, but it does not miccionan Kyle is associated with white supremacists.

9. He wore surgical gloves “to cover his fingerprints.” This pearl was spread by Matthew Modine, another celebrity bigmouth. Kyle wore gloves because he was giving first aid to protesters. His face was bare, so he was hardly hiding.

10. Judge Bruce Schroeder is a “Trumpy” racist biased toward the defense. This slur is based on the fact he would not let the prosecution use the term “victim” — common practice when the jury has not ruled on a case. He told a lame joke about Asian food for lunch being held up by the supply-chain crisis, and his phone’s ring tone sounds like a 1980s ditty played at Trump rallies. Ridiculous. In fact, Schroeder is a Democrat, has run as a Democrat for the Wisconsin Senate and was first appointed by a Democratic governor. Bias was also perceived in what the Chicago Tribune said was his “highly unusual” decision to allow Kyle to draw names randomly out of a container at the end of the trial to determine which 12 of the 18 jurors would decide his fate. It’s something this judge always does, he told the court.
 
El todopoderoso Sindicato de las Libertades Civiles Americanas (ACLU) comparte una serie de tuits tras el veredicto de no culpabilidad de Kyle Rittenhouse, en los que apostilla que la decisión del jurado (compuesto de blancos y seguidores de Donald Trump) "no es sorprendente" y "representa un fracaso escandaloso en la protección de los manifestantes civiles".

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Kyle Rittenhouse hincándose para apiolar a otro manifestante

Y remarca: Kyle Rittenhouse no actuó solo, está protegido por el racismo institucional y sus fuerzas del orden, quienes deben rendir cuentas.

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El juez Bruce Schroeder leyendo un libro de cocina mientras las víctimas de Rittenhouse brindaban testimonio

El racismo institucional fue evidente cuando el juez Bruce Schroeder, que juzgaba el caso de Rittenhouse, hacía sonar su teléfono con el tono de una canción de campaña de Donald Trump o leía libros de cocinas durante los testimonios de las víctimas, restándole importancia a los acusados y al propio fiscal, a quien regañó en múltiples ocasiones. También permitió que la defensa de Rittenhouse llamara "delincuentes, asaltadores y saqueadores" a las víctimas asesinadas y que el propio Rittenhouse escogiera a las personas del jurado que lo juzgarían.

En cuanto a las fuerzas del orden, las acciones -y la inacción- del Departamento de Policía de Kenosha y del Departamento del Sheriff del Condado de Kenosha en las 72 horas anteriores desempeñaron un papel fundamental en los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar.


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Kyle Rittenhouse llorando del miedo ante una presunta sentencia de cadena perpetúa

El Sindicato de la Unión acerca de lo ocurrido esa noche en Kenosha, recuerda qué fue lo que encendió estas protestas, en primer lugar. Con el asesinato de George Floyd, el 23 de agosto de 2020, la policía de Kenosha disparó a un hombre neցro, Jacob Blake, en la espalda múltiples veces, paralizándolo. Ante esta última manifestación del maltrato sistémico de las fuerzas del orden y el desprecio por la vida de los neցros y "brown people" (latinos), la gente salió a las calles en Kenosha. El sheriff del condado de Kenosha, David Beth, supervisó la respuesta de las fuerzas del orden a estas protestas, incluyendo la coordinación de más de 40 agencias locales, estatales y federales.

El día después de que la policía de Kenosha disparara al Sr. Blake, el ex concejal y autoproclamado comandante de la Guardia de Kenosha, Kevin Mathewson, escribió una "llamada a la acción" con carga racial en la que invitaba a los civiles armados a proteger Kenosha de los "malvados matones" el día siguiente. Los comentarios de su invitación en Facebook, los hilos correspondientes de Reddit y de Infowars degeneraron en amenazas racistas de apiolar y mutilar a los manifestantes.

La noche del 25 de agosto, las fuerzas del orden no sólo no protegieron a los manifestantes que pedían responsabilidad policial y un trato más humano para los neցros, sino que los pusieron activamente en peligro. Aquella noche, los agentes permitieron y alentaron a los civiles armados y a los grupos de milicianos, predominantemente blancos, creando una situación en la que las tensiones se intensificaron y hubo muertos.


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Kyle Rittenhouse desde niño fue adoctrinado por su propia familia en los preceptos de superioridad racial y americana

Después de la violencia en Kenosha, un equipo de investigación de la ACLU presentó aproximadamente 40 solicitudes de registros públicos a las agencias locales, estatales y federales de aplicación de la ley; revisó más de 800 registros y 50 horas de grabación de vídeo; y llevó a cabo más de 40 entrevistas en profundidad con miembros de la comunidad para entender mejor lo que sucedió en Kenosha y cómo podemos evitar estas tragedias en el futuro. Esto es lo que hemos encontrado:

Las fuerzas del orden de Kenosha eran conscientes de las amenazas que estos civiles armados y grupos de milicianos suponían para los manifestantes que ejercían sus derechos de la Primera Enmienda. Mathewson pidió al sheriff Beth y al jefe de policía de Kenosha, David Miskinis, que detuvieran a estos civiles armados y grupos de milicianos, y señaló que más de 3.000 personas aceptaron la invitación en línea para "proteger" la ciudad. Además de esta correspondencia, miembros de la comunidad de Kenosha se pusieron en contacto con las fuerzas de seguridad preocupados por su seguridad tras leer este vitriolo online. Mientras tanto, el Departamento de Seguridad Nacional informó a las fuerzas del orden locales de que los Boogaloo Bois, grupo de extremaderecha con historial de violencia, estaban planeando un acto en Kenosha el 24 de agosto. La Oficina Federal de Investigación también advirtió que las ideologías contrapuestas de los manifestantes y estos grupos de civiles y milicianos armados podrían "ser potencialmente un punto de inflamación de la violencia" para el día siguiente.

A pesar de las evidentes amenazas a la seguridad, las fuerzas del orden aceptaron la presencia incendiaria de civiles armados y grupos de milicianos. En un vídeo ampliamente difundido, las fuerzas del orden agradecieron e incluso ofrecieron agua a los civiles armados y a los grupos de milicianos que asistían a las protestas, mientras indicaban a los que protestaban contra la brutalidad policial que se marcharan. En los mensajes de texto recuperados a través de nuestras solicitudes de registros públicos, después de que alguien hiciera circular un vídeo del tiroteo de Rittenhouse, un agente del Departamento del Sheriff del condado de Waukesha comentó "bonito vídeo" en un mensaje a sus colegas y añadió que estaba "escuchando disparos. Qué bonita noche".

De hecho, parece que las fuerzas del orden de Kenosha coordinaron un esfuerzo para empujar a los manifestantes hacia el sur de Sheridan Road, hacia civiles armados y grupos de milicianos. Ryan Thomas Balch, un civil armado afiliado a los Boogaloo Bois, fue grabado diciendo la noche de los disparos:

"¿Sabes lo que nos ha dicho la policía hoy? Nos dijeron: 'Vamos a empujarlos junto a ustedes, porque pueden ocuparse de ellos, y luego nos iremos'".

En una declaración escrita del 26 de agosto de 2020, Balch añadió:

"El Departamento de Policía de Kenosha tomó la decisión consciente de abandonar a la gente de Kenosha en manos de personas contra las que se sentía justificado utilizar máquinas y armas de guerra. Y van a cabrearles y a dirigirlos hacia nosotros y dejar que las fichas caigan donde puedan".

Y ya todos sabemos lo que pasó después. De esta tragedia se desprenden tres importantes lecciones.

En primer lugar, el racismo arraigado contribuyó a los acontecimientos que se produjeron. No nos equivoquemos, el tiroteo de Jacob Blake y las protestas y muertes relacionadas se derivan de la arraigada supremacía blanca que impregna nuestro sistema jurídico penal. Los agentes de policía que maltratan a las personas de tonalidad que protestan contra esa misma brutalidad y dejan a las personas de tonalidad y a sus partidarios a merced de los vigilantes blancos armados es un patrón que recuerda el origen de la policía estadounidense en las patrullas de esclavos. Estas patrullas trataban de capturar y devolver a los antiguos esclavos a la violencia de la esclavitud, y sus posteriores conexiones con la agitación de la supremacía blanca durante el movimiento por los Derechos Civiles tienen su eco en la violencia observada en Kenosha. En el mundo actual, los neցros y los morenos no sólo son el blanco de la policía y con frecuencia son tratados como presuntamente culpables, sino que los blancos que blanden armas de guerra reciben el beneficio de la duda e incluso son alentados por los agentes de esos mismos organismos policiales.

En segundo lugar, no debe permitirse que las fuerzas del orden conviertan en un arma la presencia de civiles y milicianos armados. El tiroteo de Jacob Blake y los subsiguientes y trágicos disparos de Rittenhouse deberían dar paso a una importante ola de cambio, no sólo en Wisconsin sino en todo el país. Kenosha ni siquiera es el último ejemplo de este patrón de policía que ignora (en el mejor de los casos) o facilita (en el peor) la violencia de la mafia blanca: Tras la insurrección del 6 de enero, se reveló que más de 30 policías fuera de servicio asistieron a la manifestación, y varios se unieron a la turba que asaltó el Capitolio. Debemos reexaminar las funciones y los poderes de la policía en la sociedad estadounidense, y escuchar a las comunidades de tonalidad de Kenosha y de otros lugares que reclaman nuevos enfoques de la seguridad pública que protejan a todas las personas, independientemente del tonalidad de su piel.

Por último, más agentes y armas no aumentan la seguridad. Las fuerzas del orden no deberían desempeñar ningún papel en las protestas, a menos que sea para proteger nuestros derechos de la Primera Enmienda, y no deberían utilizar la violencia para controlar a la multitud o silenciar a aquellos con los que no están de acuerdo. Más allá del contexto de las protestas, hay pocas pruebas de que la policía prevenga o reduzca eficazmente la violencia, mientras que hay muchas alternativas a la actuación policial que sí hacen más seguras a las comunidades.

Como ilustra nuestra investigación, aproximadamente 40 organismos policiales locales, estatales y federales respondieron a las protestas en Kenosha, utilizando diversas formas de fuerza contra los manifestantes. Este despliegue masivo de fuerza no consiguió mantener a la gente a salvo, y de hecho facilitó graves daños al empujar a los manifestantes a acercarse a Kyle Rittenhouse y a otros civiles blancos armados. La violencia de esa noche es un recordatorio más de que los organismos encargados de hacer cumplir la ley, que cuentan con buenos recursos, no protegen e incluso perjudican a las comunidades a las que han jurado servir. Es hora de reconocer este fracaso e invertir en medidas que realmente mantengan la seguridad de las comunidades.
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