Cirujano de hierro
Será en Octubre
Varias asociaciones hispanistas piden soluciones para la estatua y el monolito de Ciudad Universitaria, sin que ninguna administración asuma su limpieza integral.
Las pintadas siempre vuelven. Es el estado recurrente del monumento a Vasco Núñez de Balboa, una estatua de bronce sobre un estanque seco en uno de los caminos de Ciudad Universitaria. La última limpieza, en marzo de 2021, borró todos los grafitis y firmas pintarrajeadas sobre la piedra. Pero las marcas multicolores no tardaron en aparecer y, una vez más, la escultura del primer español que pisó la actual Panamá y vio el océano Pacífico está abandonada. La responsabilidad es de su propietario. El catálogo de monumentos del Ayuntamiento de Madrid especifica que no es municipal, sino que pertenece al Estado. El Estado rebota las competencias al Consorcio de la Ciudad Universitaria. Y Núñez de Balboa continúa sucio.
La semana pasada, varias asociaciones hispanistas enviaron una carta a las distintas administraciones implicadas. A la delegada de Cultura, la concejal Marta Rivera de la Cruz; al director de la Aecid (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, dependiente del Ministerio de Exteriores), Antón Leis; y al director del Museo de América, Andrés Gutiérrez. Las sedes de la Aecid y del citado museo miran a la escultura de Núñez de Balboa y a otro monumento descuidado, un monolito en homenaje a Isabel la Católica ubicado en la misma puerta de la Aecid.
«A nosotros nos da igual de quién sea, el caso es que es un monumento destrozado y con una papelera llena de sarama al lado; pues da pena», lamenta por teléfono la presidenta del Círculo Cultural Hispanista de Madrid, Lourdes Cabezón. En total, son 17 asociaciones dedicadas a la defensa de la lengua española, de los «valores éticos, jovenlandesales y religiosos de la cultura hispánica y panibérica» —como recoge su manifiesto firmado el pasado octubre, el Protocolo de Santa Pola—, las que solicitan la «puesta en valor» de estos dos monumentos instalados a principios de los años cincuenta.
Cabezón asegura que nunca se han reunido con ningún organismo, salvo una consulta que realizaron al Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), que depende del Ministerio de Cultura, para esclarecer la titularidad de la escultura de Núñez de Balboa. «La conclusión que sacamos es que el monumento repetidamente lo habían limpiado y luego se había ensuciado casi inmediatamente, que enseguida se volvía a vandalizar», resume esta escritora. El monolito a Isabel la Católica, una donación del Gobierno de Colombia en 1951 con una placa y una carabela de hierro que se perdió hace años, también está pintarrajeado.
La «garra» del conquistador
El Núñez de Balboa de bronce, obra de Enrique Pérez Comendador, perteneció a un plan franquista para repartir memoriales por la capital que recordaran los lazos con los países latinoamericanos. El escultor diseñó al conquistador en 1954 con la mano derecha blandiendo una espada y la izquierda extendida hacia el horizonte, intentado abarcar la inmensidad del océano Pacífico. Precisamente ese gesto preocupa a las asociaciones hispanistas que han firmado la carta; Cabezón cree que es la causa de los continuos ataques con espray.
«En vez de la bandera, en la mano tiene una garra, no tiene mucho sentido. A lo mejor no hay mucho interés por mantener una escultura que no tiene una iconografía correcta, que no tiene un mensaje correcto. No recuerda a Núñez de Balboa en nada, parece que es una garra cogiendo el oro», sostiene Cabezón. «Nuestra propuesta sería retirar la actual escultura a los almacenes y sustituirla por una que le haga justicia, con su iconografía clásica, y colocarlo en un sitio mucho más céntrico y visible», plantean las asociaciones hispanistas. Por ejemplo, en la calle homónima o en el parque del Oeste.
Para el pedestal a Isabel la Católica también reclaman cuidados. Lo principal: reponer la carabela perdida, que se ha robado al menos en dos ocasiones, la última, en 2016, cerca del Día de la Hispanidad. «Siempre será mejor que dejar eso como está, que es una vergüenza, para el país y para los organismos públicos, sean estatales, municipales o autonómicos, que debieran tenerlo en las mejores condiciones», critican los hispanistas. Según Cabezón, el monolito antes presidía la entrada del antiguo Instituto de Cultura Hispánica y, cuando fue sustituido por la sede de la Aecid, «el monumento dejó de tener sentido para ese organismo».
Un portavoz de la Aecid asegura que, más allá de su acera y su aparcamiento, los terrenos y lo que hay sobre ellos no son de su competencia. Es suelo universitario. Salvo la estatua de Núñez de Balboa, que asegura limpian «cada dos meses», ni el pedestal del conquistador, ni el mirador, ni el estanque vacío, ni el monumento a Isabel la Católica, ni los jardines que los circundan dependen de la Aecid. El encargado de su mantenimiento es el Consorcio de la Ciudad Universitaria, que agrupa a la Universidad Complutense de Madrid, la Politécnica y la UNED.
«Nosotros nos reunimos con la gerencia y el arquitecto, que son los mismos que los de la Universidad Complutense, les solicitamos la limpieza del monolito y una mejor vigilancia», recuerda el portavoz de la Aecid. Después de esa petición, el 4 de mayo del año pasado, el consorcio limpió el jardín a las puertas del edificio y reparó las farolas. La Aecid también «ha tratado de limpiar el monolito pese a no ser de su propiedad, en atención a la propia imagen de la institución, pero sin éxito».
Repasos intermitentes y esfuerzos divididos que son insuficientes. Las asociaciones hispanistas comparan su situación con la de otras esculturas vecinas, en el parque del Oeste, como los «monumentos cuidadísimos» al general San Martín o a Simón Bolívar, que son de titularidad municipal. Sin las gruesas pintadas de Núñez de Balboa ni descabezadas como el recuerdo a Isabel la Católica. Las 17 asociaciones firmantes insisten: «Los héroes merecen nuestro respeto y reconocimiento. Solicitamos su puesta en valor».
El vandalismo se ceba con los monumentos de Núñez de Balboa e Isabel la Católica
Las pintadas siempre vuelven. Es el estado recurrente del monumento a Vasco Núñez de Balboa, una estatua de bronce sobre un estanque seco en uno de los caminos de Ciudad Universitaria. La última limpieza, en marzo de 2021, borró todos los grafitis y firmas pintarrajeadas sobre la piedra. Pero las marcas multicolores no tardaron en aparecer y, una vez más, la escultura del primer español que pisó la actual Panamá y vio el océano Pacífico está abandonada. La responsabilidad es de su propietario. El catálogo de monumentos del Ayuntamiento de Madrid especifica que no es municipal, sino que pertenece al Estado. El Estado rebota las competencias al Consorcio de la Ciudad Universitaria. Y Núñez de Balboa continúa sucio.
La semana pasada, varias asociaciones hispanistas enviaron una carta a las distintas administraciones implicadas. A la delegada de Cultura, la concejal Marta Rivera de la Cruz; al director de la Aecid (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, dependiente del Ministerio de Exteriores), Antón Leis; y al director del Museo de América, Andrés Gutiérrez. Las sedes de la Aecid y del citado museo miran a la escultura de Núñez de Balboa y a otro monumento descuidado, un monolito en homenaje a Isabel la Católica ubicado en la misma puerta de la Aecid.
«A nosotros nos da igual de quién sea, el caso es que es un monumento destrozado y con una papelera llena de sarama al lado; pues da pena», lamenta por teléfono la presidenta del Círculo Cultural Hispanista de Madrid, Lourdes Cabezón. En total, son 17 asociaciones dedicadas a la defensa de la lengua española, de los «valores éticos, jovenlandesales y religiosos de la cultura hispánica y panibérica» —como recoge su manifiesto firmado el pasado octubre, el Protocolo de Santa Pola—, las que solicitan la «puesta en valor» de estos dos monumentos instalados a principios de los años cincuenta.
Cabezón asegura que nunca se han reunido con ningún organismo, salvo una consulta que realizaron al Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), que depende del Ministerio de Cultura, para esclarecer la titularidad de la escultura de Núñez de Balboa. «La conclusión que sacamos es que el monumento repetidamente lo habían limpiado y luego se había ensuciado casi inmediatamente, que enseguida se volvía a vandalizar», resume esta escritora. El monolito a Isabel la Católica, una donación del Gobierno de Colombia en 1951 con una placa y una carabela de hierro que se perdió hace años, también está pintarrajeado.
La «garra» del conquistador
El Núñez de Balboa de bronce, obra de Enrique Pérez Comendador, perteneció a un plan franquista para repartir memoriales por la capital que recordaran los lazos con los países latinoamericanos. El escultor diseñó al conquistador en 1954 con la mano derecha blandiendo una espada y la izquierda extendida hacia el horizonte, intentado abarcar la inmensidad del océano Pacífico. Precisamente ese gesto preocupa a las asociaciones hispanistas que han firmado la carta; Cabezón cree que es la causa de los continuos ataques con espray.
«En vez de la bandera, en la mano tiene una garra, no tiene mucho sentido. A lo mejor no hay mucho interés por mantener una escultura que no tiene una iconografía correcta, que no tiene un mensaje correcto. No recuerda a Núñez de Balboa en nada, parece que es una garra cogiendo el oro», sostiene Cabezón. «Nuestra propuesta sería retirar la actual escultura a los almacenes y sustituirla por una que le haga justicia, con su iconografía clásica, y colocarlo en un sitio mucho más céntrico y visible», plantean las asociaciones hispanistas. Por ejemplo, en la calle homónima o en el parque del Oeste.
Para el pedestal a Isabel la Católica también reclaman cuidados. Lo principal: reponer la carabela perdida, que se ha robado al menos en dos ocasiones, la última, en 2016, cerca del Día de la Hispanidad. «Siempre será mejor que dejar eso como está, que es una vergüenza, para el país y para los organismos públicos, sean estatales, municipales o autonómicos, que debieran tenerlo en las mejores condiciones», critican los hispanistas. Según Cabezón, el monolito antes presidía la entrada del antiguo Instituto de Cultura Hispánica y, cuando fue sustituido por la sede de la Aecid, «el monumento dejó de tener sentido para ese organismo».
Un portavoz de la Aecid asegura que, más allá de su acera y su aparcamiento, los terrenos y lo que hay sobre ellos no son de su competencia. Es suelo universitario. Salvo la estatua de Núñez de Balboa, que asegura limpian «cada dos meses», ni el pedestal del conquistador, ni el mirador, ni el estanque vacío, ni el monumento a Isabel la Católica, ni los jardines que los circundan dependen de la Aecid. El encargado de su mantenimiento es el Consorcio de la Ciudad Universitaria, que agrupa a la Universidad Complutense de Madrid, la Politécnica y la UNED.
«Nosotros nos reunimos con la gerencia y el arquitecto, que son los mismos que los de la Universidad Complutense, les solicitamos la limpieza del monolito y una mejor vigilancia», recuerda el portavoz de la Aecid. Después de esa petición, el 4 de mayo del año pasado, el consorcio limpió el jardín a las puertas del edificio y reparó las farolas. La Aecid también «ha tratado de limpiar el monolito pese a no ser de su propiedad, en atención a la propia imagen de la institución, pero sin éxito».
Repasos intermitentes y esfuerzos divididos que son insuficientes. Las asociaciones hispanistas comparan su situación con la de otras esculturas vecinas, en el parque del Oeste, como los «monumentos cuidadísimos» al general San Martín o a Simón Bolívar, que son de titularidad municipal. Sin las gruesas pintadas de Núñez de Balboa ni descabezadas como el recuerdo a Isabel la Católica. Las 17 asociaciones firmantes insisten: «Los héroes merecen nuestro respeto y reconocimiento. Solicitamos su puesta en valor».
El vandalismo se ceba con los monumentos de Núñez de Balboa e Isabel la Católica