EL CURIOSO IMPERTINENTE
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Queridos hermanos, quiero daros a conocer otra gran gesta heroica de los soldados de los tercios españoles, una de tantas que aún hoy causan asombro y admiración de propios y extraños.
En noviembre de 1594 las guerras de religión que ensangrentaron Francia durante la segunda mitad del siglo XVI aún no habían llegado a su fin, el cual no obstante ya se presentía cercana su conclusión con la decisiva victoria del autotitulado rey de Navarra, Enrique de Borbón, futuro Enrique IV de Francia, apoyado por la herética reina Isabel I de Inglaterra.
El rey Felipe II trataba de sacar partido a las convulsiones internas en el reino vecino ayudando al bando católico capitaneado por la casa de Guisa. El propio monarca español podía alegar derechos dinásticos al trono de Francia en la persona de su hija la infanta Isabel Clara Eugenia, nacida del matrimonio del "rey prudente" con Isabel de Valois.
Al mismo tiempo se planeaba la toma de Brest con el apoyo de las fuerzas del duque de Mercœur, jefe de la Liga Católica en Bretaña. Si conseguían hacerse con él los españoles dispondrían de una valiosa base naval que les permitiría controlar del acceso al Canal de la Mancha, poner coto a los ataques de la escuadra inglesa y amenazar las costas del país enemigo.
El marino vasco Pedro de Zubiaur comandaba un escuadrón de doce naves que desembarcó cerca del promontorio que aún es conocido como Pointe des Espagnols hombres y pertrechos suficientes para erigir un fortín que sirviera de cabeza de puente. Durante veintiséis días los españoles empezaron a erigir una fortificación, que sería defendida por cuatrocientos hombres, al mando del capitán Tomé de Paredes. Formaban la guarnición tres compañías: las de Tomé de Paredes, Diego Go y Pedro Ortiz Dogaleño.
Aún no habían concluido la contrucción del fuerte cuando llegó una fuerza enemiga. Tres mil franceses bajo el mando del barón de Molac, tres mil ingleses mandados por John Norreys , 300 arcabuceros a caballo, 400 caballeros, 700 marineros ingleses con Martin Frobisher y la milicia y la artillería de Brest a las órdenes de René Rieux, señor de Sourdéac.
Los sitiadores empezaron a cavar trincheras el once de octubre, apoyados desde el mar por naves inglesas y holandesas. Los españoles infligieron cuantiosas bajas al enemigo con frecuentes salidas y mediante el uso de sus culebrinas. Al cabo los heréticos cerraron el cerco situado doce piezas de artillería pesada. En un primer intento de tomar el fuerte por asalto, los franceses atacaron el bastión de la derecha, y los ingleses el de la izquierda. La lucha duró tres horas, después de lo cual los asaltantes se retiraron con graves pérdidas.
Tuvieron que esperar reabastecimiento de Brest antes de continuar el asedio, tiempo que fue aprovechada por los españoles para construir nuevas vallas y reparar sus baluartes, lo que causó grandes pérdidas a francese e ingleses en su segundo ataque. En su retirada, los españoles salieron, y los persiguieron hasta su batería, tomaron tres piezas, y regresaron a las trincheras antes de que el barón de Molac pudiera reaccionar.
El hostigamiento artillero había disminuido. Sin embargo en el fuerte empezaban a escasear la pólvora y las municiones. El maestre de campo Juan del Águila trató de romper el cerco con cuatro mil soldados de infantería y dos piezas de artillería, pero la caballería enemiga le cerró el paso y no llegó a tiempo para salvar a los sitiados.
El 18 de noviembre, el fuerte fue atacado de nuevo, desde el amanecer hasta el anochecer por distintas columnas. Una de ellas estaba formada por marinos ingleses, al mando de Martin Frobisher . Juan del Águila estaba a sólo cuatro millas de la fortaleza, y se presentaría al día siguiente, enzarzándose en un fuego cruzado con los asaltantes. Por tanto, los anglofranceses realizaron un esfuerzo supremo y lanzaron tres nuevos asaltos. En el último, una bala de cañón mató al capitán Tomé Paredes , quien defendía la brecha. También detonaron una mina, lo que facilitó el acceso a la fortaleza en la tarde del 19 de noviembre. En los últimos ataques, los españoles no tenían ya municiones.
Finalmante el fuerte cayó por la traición de los sitiadores, que penetraron enarbolando una bandera blanca falsa para parlamentar. Se acercaron al bastión al caer la noche, donde encontraron al último oficial vivo. No se dio cuartel a los supervivientes, ni siquiera a las mujeres y los niños. Sólo nueve consiguieron salvarse, ocultándose entre los cadáveres y otros cuatro se escabulleron descendiendo por los acantilados hasta el mar. Las bajas anglo-francesas ascendieron a 3.000 hombres a causa de la enfermedad, y otra debido 3000 los combates.
Entre los caídos se contaban Martin Frobisher, marino inglés famoso por sus viajes en busca del Paso del Noroeste, el mariscal Liscoet, el señor de Romegon, que murió en la misma brecha que Paredes, los capitanes Lesurau, de Kerdunau y Lestregat. La valerosa defensa de los españoles causó tal admiración en sus enemigos, que el cuerpo de Tomé de Paredes fue sepultado en una iglesia de Brest, al lado del señor de Romegon.
Juan del Águila estaba a dos leguas de la fortaleza cuando ésta cayó. Había dejado atrás su artillería para moverse más rápido. Los pocos supervivientes que encontró le explicaron lo sucedido.
Para más información sobre el asedio os remito a este enlace:
RODELERO: LA ÉPICA DEFENSA DEL FUERTE DEL LEÓN
En noviembre de 1594 las guerras de religión que ensangrentaron Francia durante la segunda mitad del siglo XVI aún no habían llegado a su fin, el cual no obstante ya se presentía cercana su conclusión con la decisiva victoria del autotitulado rey de Navarra, Enrique de Borbón, futuro Enrique IV de Francia, apoyado por la herética reina Isabel I de Inglaterra.
El rey Felipe II trataba de sacar partido a las convulsiones internas en el reino vecino ayudando al bando católico capitaneado por la casa de Guisa. El propio monarca español podía alegar derechos dinásticos al trono de Francia en la persona de su hija la infanta Isabel Clara Eugenia, nacida del matrimonio del "rey prudente" con Isabel de Valois.
Al mismo tiempo se planeaba la toma de Brest con el apoyo de las fuerzas del duque de Mercœur, jefe de la Liga Católica en Bretaña. Si conseguían hacerse con él los españoles dispondrían de una valiosa base naval que les permitiría controlar del acceso al Canal de la Mancha, poner coto a los ataques de la escuadra inglesa y amenazar las costas del país enemigo.
El marino vasco Pedro de Zubiaur comandaba un escuadrón de doce naves que desembarcó cerca del promontorio que aún es conocido como Pointe des Espagnols hombres y pertrechos suficientes para erigir un fortín que sirviera de cabeza de puente. Durante veintiséis días los españoles empezaron a erigir una fortificación, que sería defendida por cuatrocientos hombres, al mando del capitán Tomé de Paredes. Formaban la guarnición tres compañías: las de Tomé de Paredes, Diego Go y Pedro Ortiz Dogaleño.
Aún no habían concluido la contrucción del fuerte cuando llegó una fuerza enemiga. Tres mil franceses bajo el mando del barón de Molac, tres mil ingleses mandados por John Norreys , 300 arcabuceros a caballo, 400 caballeros, 700 marineros ingleses con Martin Frobisher y la milicia y la artillería de Brest a las órdenes de René Rieux, señor de Sourdéac.
Los sitiadores empezaron a cavar trincheras el once de octubre, apoyados desde el mar por naves inglesas y holandesas. Los españoles infligieron cuantiosas bajas al enemigo con frecuentes salidas y mediante el uso de sus culebrinas. Al cabo los heréticos cerraron el cerco situado doce piezas de artillería pesada. En un primer intento de tomar el fuerte por asalto, los franceses atacaron el bastión de la derecha, y los ingleses el de la izquierda. La lucha duró tres horas, después de lo cual los asaltantes se retiraron con graves pérdidas.
Tuvieron que esperar reabastecimiento de Brest antes de continuar el asedio, tiempo que fue aprovechada por los españoles para construir nuevas vallas y reparar sus baluartes, lo que causó grandes pérdidas a francese e ingleses en su segundo ataque. En su retirada, los españoles salieron, y los persiguieron hasta su batería, tomaron tres piezas, y regresaron a las trincheras antes de que el barón de Molac pudiera reaccionar.
El hostigamiento artillero había disminuido. Sin embargo en el fuerte empezaban a escasear la pólvora y las municiones. El maestre de campo Juan del Águila trató de romper el cerco con cuatro mil soldados de infantería y dos piezas de artillería, pero la caballería enemiga le cerró el paso y no llegó a tiempo para salvar a los sitiados.
El 18 de noviembre, el fuerte fue atacado de nuevo, desde el amanecer hasta el anochecer por distintas columnas. Una de ellas estaba formada por marinos ingleses, al mando de Martin Frobisher . Juan del Águila estaba a sólo cuatro millas de la fortaleza, y se presentaría al día siguiente, enzarzándose en un fuego cruzado con los asaltantes. Por tanto, los anglofranceses realizaron un esfuerzo supremo y lanzaron tres nuevos asaltos. En el último, una bala de cañón mató al capitán Tomé Paredes , quien defendía la brecha. También detonaron una mina, lo que facilitó el acceso a la fortaleza en la tarde del 19 de noviembre. En los últimos ataques, los españoles no tenían ya municiones.
Finalmante el fuerte cayó por la traición de los sitiadores, que penetraron enarbolando una bandera blanca falsa para parlamentar. Se acercaron al bastión al caer la noche, donde encontraron al último oficial vivo. No se dio cuartel a los supervivientes, ni siquiera a las mujeres y los niños. Sólo nueve consiguieron salvarse, ocultándose entre los cadáveres y otros cuatro se escabulleron descendiendo por los acantilados hasta el mar. Las bajas anglo-francesas ascendieron a 3.000 hombres a causa de la enfermedad, y otra debido 3000 los combates.
Entre los caídos se contaban Martin Frobisher, marino inglés famoso por sus viajes en busca del Paso del Noroeste, el mariscal Liscoet, el señor de Romegon, que murió en la misma brecha que Paredes, los capitanes Lesurau, de Kerdunau y Lestregat. La valerosa defensa de los españoles causó tal admiración en sus enemigos, que el cuerpo de Tomé de Paredes fue sepultado en una iglesia de Brest, al lado del señor de Romegon.
Juan del Águila estaba a dos leguas de la fortaleza cuando ésta cayó. Había dejado atrás su artillería para moverse más rápido. Los pocos supervivientes que encontró le explicaron lo sucedido.
Para más información sobre el asedio os remito a este enlace:
RODELERO: LA ÉPICA DEFENSA DEL FUERTE DEL LEÓN
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