KUTRONIO
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Cualquier persona con un mínimo de sentido común entiende que los salarios no los puede fijar el gobierno como le parezca, al margen de las ventas, los márgenes y los beneficios de las empresas, de la productividad de los trabajadores o de la oferta y demanda de empleo. Si el gobierno pudiera fijar un salario mínimo, o un salario universal, sin que eso tuviera efectos secundarios, ¿por qué no fijar por ejemplo un salario mínimo de 100.000 euros? Pero si se hiciera eso, ¿pasaría a cobrar todo el mundo 100.000 euros o sólo conservarían su empleo los que cobran 100.000 euros? Por ahí van las conclusiones del informe de CEPYME (Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa) sobre el impacto en las pequeñas empresas españolas de las fuertes subidas en los últimos años del SMI.
Para empezar, y contra lo que se suele pensar, las principales afectadas por las subidas del SMI no son las grandes corporaciones internacionales sino las pequeñas empresas españolas. Los salarios en la pequeña empresa suelen ser menores que en las grandes empresas, con sus economías de escala o su capacidad para negociar con la banca o los proveedores. Las empresas pequeñas suelen ir mucho más al límite en el negocio también en los salarios, por tanto cuando se decreta desde el gobierno un aumento de salarios las más afectadas, sólo para tenerlo en cuenta, son las pequeñas empresas españolas.
No sólo eso, también suele pensarse que los más beneficiados por las subidas del SMI son los trabajadores que cobran menos. Es verdad, pero sólo una parte de la verdad: también son los más perjudicados. O sea, cuando se produce una subida del SMI, no digamos cuando nos enfrentamos a una serie de subidas importantes del mismo, lo que sucede es que por la parte baja de los asalariados nos encontramos con dos tipos de trabajadores: los que van a ver cómo les sube el sueldo y los que van a ver cómo pierden el empleo.
Hay empresas que lo que les pueden pagar a sus trabajadores es por ejemplo 1.000 euros. Si el SMI sube por encima el trabajador no cobra más sino que pierde el trabajo. El salario no puede despegarse de la productividad de los empleos. Si un trabajador fabrica 10 bicicletas que la empresa vende a 200 euros, el empresario tiene 2.000 euros para pagar el coste de fabricar las bicicletas y pagar al trabajador. Si los costes de fabricar 10 bicicletas son 1.000 euros, no puede pagar más de 1.000 euros al trabajador. Si el gobierno obliga a pagar al trabajador 1.100 euros, habrá que subir el precio de las bicicletas o cerrar la empresa. Los efectos negativos de cerrar la empresa saltan a la vista, pero incluso aunque no cierre se pueden producir efectos negativos. Es decir, a lo mejor el sueldo del trabajador ha subido de 1.000 a 1.100 euros, pero el precio de las bicicletas ha subido (inflación) para poder pagar ese sueldo. Si pasa lo mismo en todas las empresas y con todos los artículos, resulta que las subidas de precios eclipsarán las subidas de salarios, y encima se habrán destruido muchos puestos de trabajo por el camino.
CEPYME señala no sólo que los principales perjudicados por las subidas del SMI son las pequeñas empresas españoles y los asalariados más humildes, que son los que pelean en la frontera del SMI, sino específicamente las mujeres. Efectivamente, las mujeres son mayoría dentro de la bolsa de trabajadores con salarios más bajos, por tanto los empleos que se destruyan por las subidas del SMI van a afectar especialmente a la mujer.
Como muestra el siguiente cuadro, el efecto destructivo de las subidas del SMI aparece claramente reflejado en la evolución de los empleos no cualificados o elementales (peones de la construcción, reponedores, personal de limpieza, empleadas domésticas, descargadores, peones agrarios y forestales…) respecto a la evolución de los empleos con más cualificación.
Entre el 4º trimestre de 2018 y el 4º de 2022, el número de ocupados en empleos elementales bajó un 4,2%, al mismo tiempo que los empleados en el resto de ocupaciones creció un 5,9%. En ese mismo período, el salario mínimo aumentó 35,9%. ¿No es evidente entonces que las subidas del SMI están teniendo efectos secundarios negativos sobre el empleo y concretamente sobre el empleo de los trabajadores con salarios más bajos y menos cualificados? Sí, a unos se les sube el salario, pero otros se quedan sin empleo. No todo es positivo. De hecho no está claro que el saldo general sea positivo. CEPYME cuantifica en 256.200 los empleos que se han perdido por las subidas constantes del SMI en los últimos años. Desde 2018 son 105.800 trabajadores los que se estima que hayan perdido su empleo y 150.400 los empleos que se han dejado de generar. Obviamente conforme más se siga subiendo el SMI sin que se produzca un crecimiento equivalente de la economía y la productividad, los efectos indeseados de las subidas -como los de la ley sel “sólo sí es sí”- cada vez serán más notables. Cuando generemos empleo estaremos generando menos del que podríamos generar, y cuando destruyamos empleo destruiremos más. Por otro lado está muy bien que los sueldos suban, pero la subida sólo es real, sostenible y sin efectos secundarios cuando responde a una situación de crecimiento y aumento de la demanda laboral.
Como decíamos antes si no existieran esos efectos indeseados de expulsión de una parte del mercado laboral y empresarial se podría fijar arbitrariamente un salario mínimo de 100.000 euros. Pero por todo lo expuesto el resultado no sería que todo el mundo pasaría a cobrar 100.000 euros sino que se quedaría sin trabajo todo el mundo con salarios por debajo de 100.000 euros. Esto es lo que a una escala evidentemente menor está pasando con las grandes subidas del salario mínimo. No seamos ingenuos sin embargo. El gobierno sabe esto perfectamente. Lo que seguramente sucede con las subidas del SMI es que lo que realmente se busca ya no es un beneficio laboral, sino mediático y electoral.
https://cepyme.es/wp-content/uploads/2023/02/2023-02-Informe-impacto-salario-mínimo-Actualizado-FEB23.pdf
Para empezar, y contra lo que se suele pensar, las principales afectadas por las subidas del SMI no son las grandes corporaciones internacionales sino las pequeñas empresas españolas. Los salarios en la pequeña empresa suelen ser menores que en las grandes empresas, con sus economías de escala o su capacidad para negociar con la banca o los proveedores. Las empresas pequeñas suelen ir mucho más al límite en el negocio también en los salarios, por tanto cuando se decreta desde el gobierno un aumento de salarios las más afectadas, sólo para tenerlo en cuenta, son las pequeñas empresas españolas.
No sólo eso, también suele pensarse que los más beneficiados por las subidas del SMI son los trabajadores que cobran menos. Es verdad, pero sólo una parte de la verdad: también son los más perjudicados. O sea, cuando se produce una subida del SMI, no digamos cuando nos enfrentamos a una serie de subidas importantes del mismo, lo que sucede es que por la parte baja de los asalariados nos encontramos con dos tipos de trabajadores: los que van a ver cómo les sube el sueldo y los que van a ver cómo pierden el empleo.
Hay empresas que lo que les pueden pagar a sus trabajadores es por ejemplo 1.000 euros. Si el SMI sube por encima el trabajador no cobra más sino que pierde el trabajo. El salario no puede despegarse de la productividad de los empleos. Si un trabajador fabrica 10 bicicletas que la empresa vende a 200 euros, el empresario tiene 2.000 euros para pagar el coste de fabricar las bicicletas y pagar al trabajador. Si los costes de fabricar 10 bicicletas son 1.000 euros, no puede pagar más de 1.000 euros al trabajador. Si el gobierno obliga a pagar al trabajador 1.100 euros, habrá que subir el precio de las bicicletas o cerrar la empresa. Los efectos negativos de cerrar la empresa saltan a la vista, pero incluso aunque no cierre se pueden producir efectos negativos. Es decir, a lo mejor el sueldo del trabajador ha subido de 1.000 a 1.100 euros, pero el precio de las bicicletas ha subido (inflación) para poder pagar ese sueldo. Si pasa lo mismo en todas las empresas y con todos los artículos, resulta que las subidas de precios eclipsarán las subidas de salarios, y encima se habrán destruido muchos puestos de trabajo por el camino.
CEPYME señala no sólo que los principales perjudicados por las subidas del SMI son las pequeñas empresas españoles y los asalariados más humildes, que son los que pelean en la frontera del SMI, sino específicamente las mujeres. Efectivamente, las mujeres son mayoría dentro de la bolsa de trabajadores con salarios más bajos, por tanto los empleos que se destruyan por las subidas del SMI van a afectar especialmente a la mujer.
Como muestra el siguiente cuadro, el efecto destructivo de las subidas del SMI aparece claramente reflejado en la evolución de los empleos no cualificados o elementales (peones de la construcción, reponedores, personal de limpieza, empleadas domésticas, descargadores, peones agrarios y forestales…) respecto a la evolución de los empleos con más cualificación.
Entre el 4º trimestre de 2018 y el 4º de 2022, el número de ocupados en empleos elementales bajó un 4,2%, al mismo tiempo que los empleados en el resto de ocupaciones creció un 5,9%. En ese mismo período, el salario mínimo aumentó 35,9%. ¿No es evidente entonces que las subidas del SMI están teniendo efectos secundarios negativos sobre el empleo y concretamente sobre el empleo de los trabajadores con salarios más bajos y menos cualificados? Sí, a unos se les sube el salario, pero otros se quedan sin empleo. No todo es positivo. De hecho no está claro que el saldo general sea positivo. CEPYME cuantifica en 256.200 los empleos que se han perdido por las subidas constantes del SMI en los últimos años. Desde 2018 son 105.800 trabajadores los que se estima que hayan perdido su empleo y 150.400 los empleos que se han dejado de generar. Obviamente conforme más se siga subiendo el SMI sin que se produzca un crecimiento equivalente de la economía y la productividad, los efectos indeseados de las subidas -como los de la ley sel “sólo sí es sí”- cada vez serán más notables. Cuando generemos empleo estaremos generando menos del que podríamos generar, y cuando destruyamos empleo destruiremos más. Por otro lado está muy bien que los sueldos suban, pero la subida sólo es real, sostenible y sin efectos secundarios cuando responde a una situación de crecimiento y aumento de la demanda laboral.
Como decíamos antes si no existieran esos efectos indeseados de expulsión de una parte del mercado laboral y empresarial se podría fijar arbitrariamente un salario mínimo de 100.000 euros. Pero por todo lo expuesto el resultado no sería que todo el mundo pasaría a cobrar 100.000 euros sino que se quedaría sin trabajo todo el mundo con salarios por debajo de 100.000 euros. Esto es lo que a una escala evidentemente menor está pasando con las grandes subidas del salario mínimo. No seamos ingenuos sin embargo. El gobierno sabe esto perfectamente. Lo que seguramente sucede con las subidas del SMI es que lo que realmente se busca ya no es un beneficio laboral, sino mediático y electoral.
https://cepyme.es/wp-content/uploads/2023/02/2023-02-Informe-impacto-salario-mínimo-Actualizado-FEB23.pdf