El País: "La ultraderecha se consolida en las urnas en Estonia"

acitisuJ

Madmaxista
Desde
28 Ene 2016
Mensajes
43.822
Reputación
196.838
La ultraderecha se consolida en las urnas en Estonia

Los populistas del EKRE aumentan de siete a 19 diputados, según los datos finales, que serán revisados el lunes, quedando como tercera fuerza del país. Reforma, de centro derecha, vence los comicios

1551549248_634507_1551549423_noticia_normal_recorte1.jpg

Simpatizantes de EKRE, durante la 'noche de las antorchas' en Tallin el 24 de febrero de 2019

4 MAR 2019

El auge del populismo de ultraderecha ha tocado también a Estonia. El pequeño país báltico, de 1,3 millones de habitantes, ha celebrado este domingo elecciones parlamentarias en un ambiente de lo más aburrido: sin pósters electorales, sin colas en los colegios, en definitiva, sin movimiento. Pero esa relativa calma inicial se ha empezado a romper conforme avanzaba la noche. Según los resultados finales, que serán revisados el lunes, los populistas del Partido Popular Conservador de Estonia (EKRE) escalan hasta ocupar el tercer puesto con 19 diputados en el Riigikogu (Parlamento), de 101 escaños. Reforma, el principal partido de la oposición, obtiene 34 sitios y Centro, del actual primer ministro, Jüri Ratas, 26. La participación total ha sido del 63,1%, según la Oficina Electoral.

Pese a que ninguna formación obtiene la mayoría absoluta, “los dos grandes partidos ya han dicho que no negociarán con el EKRE para formar un Gobierno”, asegura Mart Nutt, diputado de Pro Patria (conservador), partido en el Ejecutivo de coalición de Ratas junto a Centro y Socialdemócratas, que se desploman desde los 15 hasta los 10 escaños. Muchos sostienen ya que lo más razonable en este escenario sería una Gran Coalición a la alemana de los dos grandes partidos, ambos socios en la UE bajo el paraguas liberal de ALDE. "Sería una coalición estable. Si hay una coalición de pequeños partidos, será muy difícil de manejar", sostiene Georgi Beltadze, del diario decano estonio y de tirada en los bálticos Postimees. Pero pese a esa apariencia de autocontrol, todas las miradas están puestas en el auge del EKRE, el partido que más crece.

A mediodía y el sol asomaba en Paldiski, una ciudad de 4.000 habitantes a orillas del Báltico de mayoría rusoparlante, elevando los termómetros por encima de los 0 grados centígrados. Incluso cuatro o cinco ancianos caminaban por la orilla de la playa, en la que aún hay nieve. Toomas Toom, un carpintero de 49 años ataviado con un gorro de lana tradicional, está a punto de depositar la papeleta. Es uno de los que apoya al EKRE porque dice que "Estonia va primero". Con una sonrisa prominente, aunque escasa dentadura, este nacionalista ha asumido una de las consignas del EKRE: "La Unión Europea y Bruselas son el diablo". "El diablo", repite. Ese es precisamente el motivo (un Estexit, referéndum de salida de Estonia de la UE) por el que Ahto Eesmäe, funcionario de 45 años casado y con tres hijos, no les ha votado hoy en Keilas, su pueblo natal.

Eurófobo, homófobo y xenófobo, el EKRE, liderado por Mart y Martin Helme, padre e hijo respectivamente, defiende la “supremacía” de la soberanía de los pueblos de Estonia “sobre las instituciones supranacionales”, según su manifiesto. Y si fuera necesario, continúa, someterán a un referéndum la pertenencia de Estonia a la UE. “El auge de partidos populistas, independientemente de su inclinación ideológica, supone un desafío para las democracias liberales. Introducen una tensión en el juego político que genera incertidumbre”, explica por correo electrónico Ricardo Lenoir-Grand Pons, doctorando y profesor adjunto de la Universidad Carlos III de Madrid, y experto en los países bálticos. "Son muy extremos, pero no estoy preocupada", asegura Kate N., estudiante de Enfermería de 22 años.

Los populistas, como en muchos países de la UE, están utilizando la inmi gración para cosechar apoyos. “Nuestra situación demográfica no permite ninguna nueva inmi gración masiva en nuestros países”, reza el manifiesto del EKRE. La realidad es que sólo 50 migrantes (principalmente de Ucrania, Egipto y Bangladés) solicitaron el asilo en Estonia el año pasado, según Eurostat. "No hay muchos migrantes ahora. Pero los habrá", vaticina la esposa de Toom, que no quiere dar su nombre. Además, los datos revelan que Estonia pierde población de una manera sostenida desde el año 2000, según Index Mundi, lo que contradice de lleno las tesis del EKRE.

Muchos acusan al EKRE de no tener ideología más allá de ir en contra de todo. “Su xenofobia y eurofobia es sólo una máscara a los problemas”, explica la candidata a primera ministra de Estonia 200, Kristina Kallas, otro partido-protesta que coincide en el dignóstico de los problemas del país con el EKRE, pero dice disentir en las soluciones. “La gente con ingresos bajos no se ha recuperado de la crisis. Y es culpa de los conservadores y socialistas el hecho de que Marine Le Pen crezca, o que el EKRE crezca”, dice una enfadadísima Kallas, que se ha quedado a las puertas del Parlamento. La tasa de desempleo es del 5,7%, según la OCDE, que proyecta un crecimiento del PIB del 3,5% para este año y de un 2,3% para 2020.

Los votantes del EKRE son, en su mayoría, hombres de mediana edad, según fuentes del Ejecutivo. No existe un bastión del EKRE como el Norte de Francia, hogar de los Le Pen, o el Este alemán (antigua RDA) para AfD, aunque sí parece claro que el voto viene de las zonas rurales con ingresos más bajos, especialmente en el sur. En el bosque que rodea Tallin, donde solo se ven pinos y alguna casa de madera tradicional del siglo XIX con el jardín completamente helado, la afluencia a los colegios electorales como el de Laulasmaa —que consisten en una sola sala con media docena de mesas— era mayor que otros años. Fuentes de la Oficina Electoral aseguran que en esta pequeña localidad, lugar de retiro de la gente adinerada —y paradójicamente lugar de veraneo de las élites del Partido Comunista en la época soviética durante los 60—, los vecinos se han "movilizado" porque temen el auge del EKRE. "Hay un sector de la gente que empieza a estar inquieta", sostiene el funcionario tras devorar un kama, el postre nacional hecho a base de polvos de cereales bañados con yogur y coronado con frutas del bosque.

A pesar de ser el día señalado para acudir a las urnas físicas —Estonia estableció en 2005 el i-voting—, la sensación en Tallin, la capital, es de completa calma. No hay ni pancartas, ni pósters electorales que cuelguen de las farolas. Lo único que mueve el intenso y gélido viento del mar Báltico son las omnipresentes banderas a rayas azules, negras y blancas —representan el cielo, el bosque y la nieve— del país que hace 100 años se independizó de Rusia. Quizás influye el hecho de que casi un tercio del censo ya haya depositado su voto por internet.

La ultraderecha se consolida en las urnas en Estonia
 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Esta mañana, una pedorra que comenta noticias internacionales en Onda Cero en el programa del Alsina, siempre muy progres, ha dicho que "la ultraderecha racista, eurófoba, machista y xenófoba" era tercera fuerza en Estonia.

Cuando gana un partido comunista malo siempre se ahorran esos calificativos. Luego, hipócritamente, son los primeros que se llevan las manos a la cabeza por la dictadura chavista o castrista. Eso la derechita fistro marxista, la izquierda directamente aplaude a los sanguinarios comunistas.

Los países bálticos están curados de comunismo por 1000 años. Que vayan preparando el ojo ciego los progres, que su amada izquierda irá menguando en representación en Las Cortes de esos países año tras año, elección tras elección. No tienen escapatoria, se ven perdidos, por eso ladran.
 
Volver