El `País: Españoles que han dejado la ciudad por el rural a raíz de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. Testimonios

Alarkos dijo:

Yo me fugué al campo en cuanto escuché las campanas del apocalipsis. Os digo, muy MUY MUY pocos urbanitas aguantan aquí más de unas semanitas de "relax".

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Esta semana me comentaban de una pareja de barcelonautas que se han ido a vivir al pirineo aragones..pueblo pequeño,20 casas..

Resulta que ya se han peleado con algun vecino,que resulta que la cosa huele,que les molestan algunas costumbres agricolas,que hay que vigilar con los perros y agarrate los machos:
QUE QUIEREN QUE SE CIERRE EL COTO..

Cuanto creeis que pueden aguantar mas estos sujetos en estos casos??
Abrira el el bichito una nueva etapa y la cerrara la garrota de algun lugareño calentando el lomo del urbanita??

Marcus Halberstam dijo:

Mercadona + hospital + vida social = ¿mejor en ciudad? Imagino que es cosa de gustos.

Llevo medio año en una aldea de montaña con 100 habitantes; antes venía y hacía estancias cortas.

Dos veces por semana viene una furgoneta de reparto del supermercado de un pueblo cercano, donde además hay varias tiendas de alimentación y una farmacia.

No venden gazpacho blanco de almendras ni té neցro con vainilla y caramelo, pero resulta que se vive perfectamente comiendo lo que la gente ha comido toda la vida.

No tengo ni idea de lo que la gente dice de mí porque me relaciono lo justo, pero seguramente poca cosa, que todo el mundo tiene bastante con sus propios rollos.

Los pedidos de Amazon llegan.

Internet 4G va como un tiro.

Varias opciones para hacer deporte al aire libre desde la puerta de casa (esta tarde, ruta con raquetas de nieve y recoger leña fina).

Estoy al tanto de que hay una esa época en el 2020 de la que yo le hablo porque lo dicen en internet y el de la furgo de reparto lleva mascarilla.

Si un día me da un jamacuco y no llego al hospital, pues moriré estando vivo, que mucha gente se muere llevando ya muchos años muertos.

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Le he dado un "Zanks" porque leerle me ha recordado exactamente a mí hace 9 años cuando llegué aquí dispuesta a pagar todos los precios que hiciera falta a cambio de esta vida. Yo disfruto de todo eso que menciona en su texto y más. Tengo un estupendo puesto de trabajo ya que soy funcionaria, la calidad de vida es insuperable, no hay contaminación, los ruidos son todos los de la naturaleza ya que tampoco tengo vecinos a menos de 50 m, tengo buena conexión a internet, he cultivado un huerto y he comido manzanas, nueces, cerezas, y más frutos cosechados de mis propios árboles, apenas me he relacionado con nadie (pero da igual, el ambiente social llega a ser opresivo con el tiempo), el paisaje es simplemente impresionante...

Durante los primeros 5 años viví muy satisfecha con mi decisión aunque ya desde las primeras semanas me di cuenta de que la vida en este ámbito es bastante más dura y que necesitas más esfuerzo para conseguir todo. Tuve que sacarme el carnet de conducir porque necesitas el coche aunque al principio tiraba de bicicleta hasta que tuve que claudicar y aceptar que no era una opción realista en este clima. Hace 3 años tuve una enfermedad y una pésima atención médica estando aislada por un buen nevazo. Lo pasé realmente mal y me asusté. A partir de ahí empecé a ver con otros ojos este paraíso y, poco a poco, he ido desencantándome y dándome cuenta de que seguir viviendo aquí no es realista y de que, tarde o temprano, tendré que marcharme. Prefiero hacerlo ya antes de meterme en los 60 años y no poder salir de este hoyo. He pedido traslado a ciudad costera levantina donde tengo que estar también por motivos familiares. Durante esta esa época en el 2020 de la que yo le hablo, he tenido la preciada libertad de moverme por el campo sin mascarilla y de disfrutar de todas sus innumerables ventajas, pero no me he podido desplazar a la ciudad más cercana para abastecerme de víveres a 50 km por pertenecer a otra comunidad sin tener que dar explicaciones al control de la guardia civil y rogar por su clemencia para que me dejaran pasar. El supermercado del pueblo no es capaz de abastecer a toda su escasa población en estas circunstancias y su surtido de existencias raya la comida sarama. La verdura y fruta en invierno se agota rápidamente y la pagas a precio de caviar beluga. Aprecio muchísimo todas las ventajas de vivir en este paraíso pero ya hace tiempo que encontré inconvenientes que empiezan a ser una piedra en el zapato y que acaban pesando con el paso del tiempo.

Esta ha sido mi experiencia personal que no tiene por qué ser la misma para todo el mundo. Venderé esta casa aprovechando la "moda" de éxodo al campo. Ya pasé por algo parecido en mi niñez cuando mis padres también decidieron volver a campo desde Madrid en un movimiento social ruralista de moda a finales de los años 70. Aquello terminó rompiendo el núcleo familiar al cabo de 12 años y con la vuelta obligada a la ciudad para poder sobrevivir al naufragio. Le deseo mucha suerte y que disfrute muchos años de su nueva vida.