El octogenario que hará en bicicleta la ruta de su bisabuelo en la I Guerra Carlista

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  • Trotamundos y escritor de viajes nacido en Londres, bisnieto de Ramón Cabrera, conocido como 'El Tigre del Maestrazgo' en la I Guerra Carlista
    [*]La gesta pendiente: recorrer en bicicleta eléctrica el itinerario de su antepasado: saldrá de Tortosa y acabará en Wentworth (Inglaterra)

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A sus 84 años, el escritor de viajes tiene prisa por hacer el próximo. El tiempo y la salud no perdonan. Simon Gandolfi Hornyold (Londres, 1933) hará el viaje más personal e íntimo de toda su bibliografía: recorrer el itinerario que hizo su bisabuelo Ramón Cabrera, conocido como El Tigre del Maestrazgo (1806-1877) en la I Guerra Carlista (1833-1840). Ha escogido para la gesta una bicicleta eléctrica por ser el vehículo más parecido -en velocidad y necesidades- a los caballos con los que cabalgaba Cabrera. Saldrá de Tortosa (Tarragona) la semana próxima en dirección a Morella (Castellón) y de allí se dirigirá al Bajo Aragón hasta llegar a las puertas del Retiro de Madrid. Tras recorrer las sierras de media España se adentrará en Francia (primer exilio de Cabrera) y acabará en Wentworth (Inglaterra) donde se exilió definitivamente El Tigre del Maestrazgo.
«Recorrer el itinerario que hizo mi bisabuelo en la guerra será el viaje más privado y profundo de todos los que he hecho; será una oda a la España ajena al turismo de masas, una oda a las sierras, una oda a la memoria de las generaciones pasadas que con pasión y coraje y con amor a la tierra han cultivado pequeños huertos junto a las montañas y los pueblos construidos de piedra», explica el británico que lleva años conociendo mundo para sus libros de viajes. El trayecto que se avecina, además de ahondar en las entrañas de su familia, será el primero que hará en bicicleta eléctrica. Hasta ahora sus hazañas han sido cruzar continentes en una moto Honda de 125.
«Cabrera hizo la guerra a caballo, yo le seguiré en bicicleta eléctrica porque la velocidad es parecida, y el mantenimiento también, hay que parar con frecuencia para recargar y alimentarse, espero que los forestales de los bosques españoles me asistan», manifiesta Simon quien visitó por primera vez España a mediados de la década de 1950 y ha residido temporalmente en Aragón y en Ibiza. Aquella España era distinta a la de 2017 y todavía más distinta a la de 1833. «Seguir los pasos de Cabrera en las guerras para mí es un intento de sentir al hombre, acercarme a él, dormir sobre la tierra de sus batallas, descansar en la sombra de sus árboles, contemplar como hizo él la bruma que desprende el Ebro, ir a misa en la iglesia de San Miguel donde, herido, fue protegido por el cura», explica el escritor cuyo segundo nombre es Ralph, el primero de su padre, hijo de María Teresa, primogénita de Ramón Cabrera y su acaudalada esposa, la inglesa Marianne Catherine Richards (1820-1915).

Simon es un trotamundos que en los recesos de su odisea por los continentes, habita un cottage (cabaña) en Hertfordshire, a pocas horas de Londres, donde proyecta el próximo viaje. No quiere hablar de si será el último aunque sabe que ha sufrido dos ataques al corazón en sus viajes y la juventud le ha abandonado. «Sé que es una locura lo que hago... Sólo se muere una vez y yo quiero hacerlo satisfecho», suele decir.
Hasta que llegó a su madurez no supo quién era su bisabuelo Ramón Cabrera Griñó ni que la progenitora de El Tigre fue ejecutada en 1836 para vengar el liderazgo de su hijo. «De pequeño, antes de refugiarnos en Sudáfrica por la II Guerra Mundial, conocí a Ramón Cabrera, hijo, en Londres. Yo tenía unos cinco años. Mi padre murió cuando yo era pequeño y a mi familia materna no le interesaba Cabrera, fue mi descubrimiento de adulto», cuenta Simon, obsesionado ahora con la ejecución de su tatarabuela, María Griñó, por parte del gobierno liberal, legítimamente constituido en febrero de 1836.
«María Griñó es una figura central en mi viaje. Se le ha negado su propia realidad porque sólo existe en función de su hijo. La ejecutan, no por ella, sino por la vil furia contra su hijo. Los grabados de su asesinato la retratan de forma errónea e incluso un monumento en su recuerdo en Tortosa no la cita por su nombre sino como homenaje a la maternidad. Y yo me siento en deuda con ella porque le debo mi existencia. En este viaje tengo que encontrarla en mi imaginación, y escribirle el devenir del trayecto y de su hijo», explica Simon, quien lleva mucho tiempo informándose sobre el convulso siglo XIX español.
Los historiadores hoy coinciden en que la Guerra Civil (1833-1840) fue la última guerra primitiva y bárbara. Sobre esta opinión Simon cree que «las guerras carlistas, como todas las civiles, son personales porque los asesinos y las víctimas se conocen o son afines». «Para nosotros, hoy, las guerras carlistas fueron una trágica aberración, y si a Cabrera al final de su vida le hubiesen preguntado si había valido la pena la guerra, posiblemente hubiese contestado que no».
De su viaje por América ha publicado Old man on a bike (Un viejo en moto); en la década de los 90 residió en Cuba para escribir Aftermath. Desistió de su última etapa en Pakistán por las trabas con los visados; lo mismo que le han hecho en Irán.
Simon ha conseguido récords como el del motorista de mayor edad en cruzar numerosos puertos por todo el mundo. Y el que más kilómetros ha hecho por el planeta. Sólo le falta rendir el homenaje pendiente a la Historia de España en bicicleta eléctrica.

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