El Ariki Mau
Make Risia LOL again
ANTECEDENTES
Las provincias vascas y el Reino de Navarra fueron en el siglo XIX los territorios en donde el ancla reaccionaria, constituida en el pueblo euskeriko, con mayor peso se manifestó contra unos vientos de cambio que amenazan con alterar una paz que se creía afincada por siglos en el orden tradicional de la sociedad.
Tal amenaza se manifestaba en su vertiente anticlerical y el centralizador, contra el Catolicismo y los Fueros, que son las bases de la tradición histórica de las provincias. Bases que quedaron reafirmadas en la ingente afluencia de voluntarios a la causa, y que en la figura del Borbón Carlos María Isidro pretendían encontrar continuidad.
Las diferentes guerras e insurrecciones Carlistas surgen de este deseo de continuidad tradicional, en donde el cuatrilema Dios, Patria, Fueros y Rey definía las insignes e históricas aspiraciones de las Vascongadas y Navarra.
Por tanto, es necesario observar que en el modo en que el siglo XIX se desarrolla en las provincias, hace revelar su composición troncal, que es de cariz reaccionario y tradicionalista. Mientras que las nuevas tesis liberales prendían en las capitales provinciales, poblaciones desnaturazalidas de esta composición troncal que en mayor impregnaba el ámbito rural, y en donde al estar la esencia vascongada “evolucionada”, no puede tomarse como grupo historico de control.
Tal es así, que Friedrich Engels, clave en el movimiento comunista y líder político de la primera y segunda internacional, escribiría en 1848
No hay país en Europa que no disponga en alguna de sus esquinas de una o varias ruinas de pueblos, residuos de antiguas poblaciones, arrinconadas y sometidas por la nación que con posterioridad se convierte portadora del desarrollo histórico. Estos restos de una nación machacada sin piedad por la marcha de la historia, estos excrementos de pueblos, se convierten una y otra vez hasta su extinción o desnacionalización en portadores fanáticos de la contrarrevolución. Es más, su propia existencia es una protesta contra la gran revolución histórica.
En Escocia los gaélicos, apoyo de los Estuardo desde 1640 a 1745.
En Francia los bretones, apoyo de los Borbones desde 1792 a 1800.
En España los vascos, apoyo de Don Carlos.
La próxima guerra mundial hará desaparecer de la faz de la Tierra no ya sólo a clases y dinastías reaccionarias, sino también a pueblos reaccionarios enteros. Lo cual también es un progreso.
Palabras a tener en cuenta por cualquier Euskaro que fraternice con la
internacional socialista.
EL CISMA INUTIL
En el siglo XX nos encontramos con el PNV ya fundado cómo reacción ideológica a los cambios que sucedían en la geografía vasca, a causa de la inmi gración y de las nuevas costumbres foráneas, en donde el ideario socialista- revolucionario era una más. En frases de su fundador:
"Con esa oleada turística maketa... la impiedad, todo género de inmoralidad, la blasfemia, el crimen, el libre pensamiento, la incredulidad, el socialismo, el anarquismo... todo es obra suya."
"Interrogad al bizkaíno que no es lo que quiere y os dirá trabajo el día laborable e iglesia y tamboril el día festivo”
“Lo que es realmente extraño es que haya un solo obrero euskeriano entre los socialistas”
Mi patriotismo no se funda en motivos humanos, ni se dirige a materiales fines: mi patriotismo se fundó y cada día se funde más en mi amor a dios, y el fin que en él persigo es el de conducir a dios a mis hermanos de raza: a mi gran familia del pueblo vasco
"Nosotros, los vascos, evitemos el mortal contagio, mantengamos firme la fe de nuestros antepasados y la seria religiosidad que nos distingue, y purifiquemos nuestras costumbres, antes tan sanas y ejemplares, hoy tan infestadas y a punto de corromperse por la influencia de los venidos de fuera."
El PNV fue ganando cuota en la población de la mano de la difusión del independentismo, provocándose en consecuencia un cisma en el tradicionalismo vasco entre los independentistas y los foralistas. Quedando para la segunda república el panorama político separado en los tradicionalistas, las fuerzas de la izquierda, y los independentistas del PNV, aunque estos últimos moderaron sus expectativas desde el independentismo hacia el autonomismo según avanzaba el siglo, siendo además que su lema fundacional es ley vieja en alusión al foralismo perdido. Difícil entenderse por tanto este cisma en el seno Euskeriko, cuando en la práctica ambas concepciones quedarían en lo mismo; un foralismo histórico tradicionalista. Cisma que no serviría para otra cosa, sino para preparar el macabro escenario en que los vascos se encontrarían en trincheras separadas.
Pese a la fractura, PNV, Comunión Tradicionalista (carlistas) y católicos independientes se unen para formar una coalición electoral de ideología católico-autonomista, para concurrir a las elecciones constituyentes de 1931. En las que el esta unión, dio a las derechas su única victoria regional en las citadas elecciones (quince diputados frente a nueve de las izquierdas).
LA TRAICIÓN DEL PNV
Una de las primeras muestras de la zozobra y traición de la camarilla dirigente del PNV, no solo referido al corpus histórico de las provincias vascas, sino a las propias tesis fundacionales del partido, se gesta en el pacto de San Sebastián de 1930 y en la revolución antimonárquica consecuente, dado que la monarquía es parte de la ley vieja . En donde el PNV aprueba, fraterniza y participa activamente, en el golpe de estado y por tanto en el quebranto de ley, con las mismas fuerzas revolucionarias internacionalistas, que voceaban el anticlericalismo radical y el mismo socialismo cuya infiltración en el territorio vasco despertaron las tesis reaccionarias Sabinianas.
Durante los primeros años de la segunda república que siguieron el antidemocrático derrocamiento de Alfonso XIII (pues el bloque monárquico había ganado las elecciones), toda España presencia crudamente la tensión y violencias revolucionaria. Con la quema de iglesias, los ataques al clero y a la oposición derechista, catalizada por la inacción consciente de un gobierno de izquierdas. Tal fue el escenario también en el País Vasco, en donde las hordas revolucionarias generaban disturbios, quemaban edificios religiosos y protagonizaban huelgas con vivas a Rusia y atacaban también a simpatizantes del PNV. El 23 de enero de 1932 Manuel Azaña, presidente de la republica decreta la inmediata disolución de la trascendental orden fundada por el patrono de Vizcaya y Guipúzcoa, Juan Ignacio de Loyola, los Jesuitas. Se trata de un ataque directo y frontal a las Vascongadas, no solo ya desde las tesis tradicionalistas, sino desde las tesis fundacionales Sabinianas. Durante 1931 a 1933 se suceden por toda Euskal Herria los ataques izquierdistas, y hemos de recordar aquí en época de desmemoria histórica, que en el gobierno Anticlerical e Izquierdoso de Azaña, se condenó a prisión a todo aquel que gritara gora Euskadi Askatua.
No obstante, la complicidad con la que el mando del PNV siguió relacionándose con las izquierdas, representa la prueba del algodón de como el PNV se había constituido en un partido traidor al pueblo vasco, revelándose la auténtica raigambre de Jose Antonio Aguirre, como la figura más infame y perniciosa de toda la historia vasca.
EL PNV EN LA ALIANZA PARA LA DESTRUCCIÓN DE EUSKAL HERRIA
En un clima de división irreconciliable, con el trasfondo de las revoluciones de 1934, con los asesinatos al clero, los continuos ataques a la derecha incluyendo al asesinato de su líder alopécico Sotelo, con huelgas revolucionarias y asesinato de guardias civiles, con los líderes de las izquierdas llamando abiertamente por la revolución socialista, se llega a 18 de Julio de 1936 día del alzamiento nacional. Al que al PNV, en la presidencia del Gobierno Vasco, toma por sorpresa y no se pronuncia.
El 19 de Julio el levantamiento Nacional, que había tenido en la persona del Navarro e hijo de combatiente Carlista, el Conorel Sanjurjo como máximo dirigente, triunfa en Navarra y en Vitoria de mano de los tradicionalistas.
La mitad de Euskal Herria se levanta para luchar por la supervivencia del pueblo, frente a la amenaza de Engels (aún sin postularlo desde este punto de vista), como lo hicieran en el siglo XIX, bajo el estandarte de Dios, Patria y Rey. El PNV sigue sin pronunciarse, pudiendo optar por las siguientes posibilidades:
LOS TRADICIONALISTAS LIBERAN VASCONGADAS Y ESPAÑA ENTERA
La ofensiva de los Tercios de Requetés Vasco-Navarros comienza su andadura triunfal por el frente norte, cantando también el guernikako arbola, liberando Guipúzcoa del terror Rojo y de sus orates útiles, permitiendo que la hasta entonces cautiva oleada de voluntarios tradicionalistas Guipuzcoanos y después Vizcaínos se unieran en su lucha por Dios y por España.
Una vez las Vascongadas fueron liberadas del sopor suicida que el infame PNV había inoculado, se formaron los nuevos Tercios de San Ignacio, de Zumalacárregui, de Oriamendi, de San Marcial, de Nuestra Señora de Begoña, de Nuestra Señora La Antigua y el de Ortiz de Zárate. Y las columnas recién engrosadas de la sangre de la vanguardia de las Navas de Tolosa, partían con el euskara a todos los frentes a la resuelta voz de Viva Cristo Rey.
Quedando con la derrota del comunismo el 1 de abril de 1939 por las fuerzas reaccionarias, verificados una vez más los motivos por los que Engels lanzaba en 1848 su amenaza genocida.
El castigo a la obnubilación de la población Vascongada se manifiesta en Vizcaya y Guipuzcoa al perder estas su foralidad, mientras que Araba y Navarra la conservan al haber conseguido estas triunfar en el levantamiento, haciendo honor a la sagrada responsabilidad que para con España, la foralidad otorgada por los Reyes de España representa.
LA ENAJENACIÓN DE LO VASCO COMO CONSECUENCIAS DE LA BLASFEMIA DE AGUIRRE
Los perniciosos efectos de la puntual traición del PNV a la tradición vasca en el levantamiento nacional, tienen además y alcance mayor y profundo.
En primer lugar, se legitima y se da cobertura al socialismo revolucionario en Vascongadas y a la vez se enajena nuestra pretensión histórica hacia una farsa exógena como es el republicanismo, el socialismo o el comunismo.
En segundo lugar, se secuestra del bando tradicionalista hacia el bando izquierdoso, la idiosincrasia folclórica y cultural vasca. Colocándola propagandistamente en posición de víctima de las fuerzas reaccionarias, siendo en verdad que la manifestación histórica vasca es netamente reaccionaria, y por tanto enajenándosele su propio espíritu histórico en el proceso, que queda ahora vacío.
Estos dos mecanismos juegan a favor de que las izquierdas se sientan cómodas en los símbolos folclóricos de las Vascongadas, mientras que los vascongados desposeídos ahora de su perspectiva histórica y de su sistema inmunitario, confraternizan y permiten que sean infiltrados por los alienígenas de la izquierda, que sitúan legitimados en el seno mismo de sus plazas y tradiciones, modificándose a su antojo el imaginario vasco y reescribiéndose su historia.
LA SUDBERSIÓN REVOLUCIONARIA
Una vez que los mecanismo de alerta y el sistema inmune que se activa en cuando los elementos alójenos se infiltran es inutilizado. Las revoluciones paramilitares instigados por la URSS encuentran también ejemplo en el terrorismo revolucionario de la ETA, los cuales, mediante el uso del terror, la propaganda y la coacción, se constituyen en el nuevo eje en torno al cual gira toda la cultura vasca. Completándose al fin la posesión del cuerpo Euskaro, que quedo vaciado tras la traición de 1936. Enajenándose en el proceso el tradicionalismo decimonónico hacia las tesis marxistas, que ya denunciara con virulencia Sabino Arana. Consumándose en sus propios términos, la Españolización de Euskal Herria.
A la postre, lo que en occidente ha sido tocado por el marxismo ha sufrido una evolución hacia las tesis de la Escuela de Frankfurt, lo que vulgarmente viene llamándose progresismo. Al haberse situado el Marxismo revolucionario en el eje legitimo capaz de articular las pretensiones culturales vascas, su natural evolución al progresismo, hacen adueñarse de este eje a una articulación profundamente endofoba, etnicida, relativista y destructiva. Cuyos esperpénticos engendros campan plácidamente por toda la letra-juntada del mundo Batua , por la publicidad institucional y por bocas de tantos y tantos alienados.
Hemos de decir que la amenaza de Engels, no se ha materializado mediante un genocidio al uso, sino a través de una casuística menos directa, pero cuyos resultados son equivalentes.
Las provincias vascas y el Reino de Navarra fueron en el siglo XIX los territorios en donde el ancla reaccionaria, constituida en el pueblo euskeriko, con mayor peso se manifestó contra unos vientos de cambio que amenazan con alterar una paz que se creía afincada por siglos en el orden tradicional de la sociedad.
Tal amenaza se manifestaba en su vertiente anticlerical y el centralizador, contra el Catolicismo y los Fueros, que son las bases de la tradición histórica de las provincias. Bases que quedaron reafirmadas en la ingente afluencia de voluntarios a la causa, y que en la figura del Borbón Carlos María Isidro pretendían encontrar continuidad.
Las diferentes guerras e insurrecciones Carlistas surgen de este deseo de continuidad tradicional, en donde el cuatrilema Dios, Patria, Fueros y Rey definía las insignes e históricas aspiraciones de las Vascongadas y Navarra.
Por tanto, es necesario observar que en el modo en que el siglo XIX se desarrolla en las provincias, hace revelar su composición troncal, que es de cariz reaccionario y tradicionalista. Mientras que las nuevas tesis liberales prendían en las capitales provinciales, poblaciones desnaturazalidas de esta composición troncal que en mayor impregnaba el ámbito rural, y en donde al estar la esencia vascongada “evolucionada”, no puede tomarse como grupo historico de control.
Tal es así, que Friedrich Engels, clave en el movimiento comunista y líder político de la primera y segunda internacional, escribiría en 1848
No hay país en Europa que no disponga en alguna de sus esquinas de una o varias ruinas de pueblos, residuos de antiguas poblaciones, arrinconadas y sometidas por la nación que con posterioridad se convierte portadora del desarrollo histórico. Estos restos de una nación machacada sin piedad por la marcha de la historia, estos excrementos de pueblos, se convierten una y otra vez hasta su extinción o desnacionalización en portadores fanáticos de la contrarrevolución. Es más, su propia existencia es una protesta contra la gran revolución histórica.
En Escocia los gaélicos, apoyo de los Estuardo desde 1640 a 1745.
En Francia los bretones, apoyo de los Borbones desde 1792 a 1800.
En España los vascos, apoyo de Don Carlos.
La próxima guerra mundial hará desaparecer de la faz de la Tierra no ya sólo a clases y dinastías reaccionarias, sino también a pueblos reaccionarios enteros. Lo cual también es un progreso.
Palabras a tener en cuenta por cualquier Euskaro que fraternice con la
internacional socialista.
EL CISMA INUTIL
En el siglo XX nos encontramos con el PNV ya fundado cómo reacción ideológica a los cambios que sucedían en la geografía vasca, a causa de la inmi gración y de las nuevas costumbres foráneas, en donde el ideario socialista- revolucionario era una más. En frases de su fundador:
"Con esa oleada turística maketa... la impiedad, todo género de inmoralidad, la blasfemia, el crimen, el libre pensamiento, la incredulidad, el socialismo, el anarquismo... todo es obra suya."
"Interrogad al bizkaíno que no es lo que quiere y os dirá trabajo el día laborable e iglesia y tamboril el día festivo”
“Lo que es realmente extraño es que haya un solo obrero euskeriano entre los socialistas”
Mi patriotismo no se funda en motivos humanos, ni se dirige a materiales fines: mi patriotismo se fundó y cada día se funde más en mi amor a dios, y el fin que en él persigo es el de conducir a dios a mis hermanos de raza: a mi gran familia del pueblo vasco
"Nosotros, los vascos, evitemos el mortal contagio, mantengamos firme la fe de nuestros antepasados y la seria religiosidad que nos distingue, y purifiquemos nuestras costumbres, antes tan sanas y ejemplares, hoy tan infestadas y a punto de corromperse por la influencia de los venidos de fuera."
El PNV fue ganando cuota en la población de la mano de la difusión del independentismo, provocándose en consecuencia un cisma en el tradicionalismo vasco entre los independentistas y los foralistas. Quedando para la segunda república el panorama político separado en los tradicionalistas, las fuerzas de la izquierda, y los independentistas del PNV, aunque estos últimos moderaron sus expectativas desde el independentismo hacia el autonomismo según avanzaba el siglo, siendo además que su lema fundacional es ley vieja en alusión al foralismo perdido. Difícil entenderse por tanto este cisma en el seno Euskeriko, cuando en la práctica ambas concepciones quedarían en lo mismo; un foralismo histórico tradicionalista. Cisma que no serviría para otra cosa, sino para preparar el macabro escenario en que los vascos se encontrarían en trincheras separadas.
Pese a la fractura, PNV, Comunión Tradicionalista (carlistas) y católicos independientes se unen para formar una coalición electoral de ideología católico-autonomista, para concurrir a las elecciones constituyentes de 1931. En las que el esta unión, dio a las derechas su única victoria regional en las citadas elecciones (quince diputados frente a nueve de las izquierdas).
LA TRAICIÓN DEL PNV
Una de las primeras muestras de la zozobra y traición de la camarilla dirigente del PNV, no solo referido al corpus histórico de las provincias vascas, sino a las propias tesis fundacionales del partido, se gesta en el pacto de San Sebastián de 1930 y en la revolución antimonárquica consecuente, dado que la monarquía es parte de la ley vieja . En donde el PNV aprueba, fraterniza y participa activamente, en el golpe de estado y por tanto en el quebranto de ley, con las mismas fuerzas revolucionarias internacionalistas, que voceaban el anticlericalismo radical y el mismo socialismo cuya infiltración en el territorio vasco despertaron las tesis reaccionarias Sabinianas.
Durante los primeros años de la segunda república que siguieron el antidemocrático derrocamiento de Alfonso XIII (pues el bloque monárquico había ganado las elecciones), toda España presencia crudamente la tensión y violencias revolucionaria. Con la quema de iglesias, los ataques al clero y a la oposición derechista, catalizada por la inacción consciente de un gobierno de izquierdas. Tal fue el escenario también en el País Vasco, en donde las hordas revolucionarias generaban disturbios, quemaban edificios religiosos y protagonizaban huelgas con vivas a Rusia y atacaban también a simpatizantes del PNV. El 23 de enero de 1932 Manuel Azaña, presidente de la republica decreta la inmediata disolución de la trascendental orden fundada por el patrono de Vizcaya y Guipúzcoa, Juan Ignacio de Loyola, los Jesuitas. Se trata de un ataque directo y frontal a las Vascongadas, no solo ya desde las tesis tradicionalistas, sino desde las tesis fundacionales Sabinianas. Durante 1931 a 1933 se suceden por toda Euskal Herria los ataques izquierdistas, y hemos de recordar aquí en época de desmemoria histórica, que en el gobierno Anticlerical e Izquierdoso de Azaña, se condenó a prisión a todo aquel que gritara gora Euskadi Askatua.
No obstante, la complicidad con la que el mando del PNV siguió relacionándose con las izquierdas, representa la prueba del algodón de como el PNV se había constituido en un partido traidor al pueblo vasco, revelándose la auténtica raigambre de Jose Antonio Aguirre, como la figura más infame y perniciosa de toda la historia vasca.
EL PNV EN LA ALIANZA PARA LA DESTRUCCIÓN DE EUSKAL HERRIA
En un clima de división irreconciliable, con el trasfondo de las revoluciones de 1934, con los asesinatos al clero, los continuos ataques a la derecha incluyendo al asesinato de su líder alopécico Sotelo, con huelgas revolucionarias y asesinato de guardias civiles, con los líderes de las izquierdas llamando abiertamente por la revolución socialista, se llega a 18 de Julio de 1936 día del alzamiento nacional. Al que al PNV, en la presidencia del Gobierno Vasco, toma por sorpresa y no se pronuncia.
El 19 de Julio el levantamiento Nacional, que había tenido en la persona del Navarro e hijo de combatiente Carlista, el Conorel Sanjurjo como máximo dirigente, triunfa en Navarra y en Vitoria de mano de los tradicionalistas.
La mitad de Euskal Herria se levanta para luchar por la supervivencia del pueblo, frente a la amenaza de Engels (aún sin postularlo desde este punto de vista), como lo hicieran en el siglo XIX, bajo el estandarte de Dios, Patria y Rey. El PNV sigue sin pronunciarse, pudiendo optar por las siguientes posibilidades:
Primera: Mantenerse en fraternidad con la izquierda revolucionaria, compartiendo trincheras con los pagapensiones gente de izquierdas y revolucionarios, con los ateos y anticlericales, los que disolvieron a los Jesuitas y los que los perseguían. Permanecer con los gente de izquierdas, que en caso de ganar, laminarían hasta el exterminio el folclore, las pretensiones identitarias y la sangre vascas, persiguiendo el euskera, en el cosmos de las repúblicas soviéticas. Unirse a la criminal Republica anticlerical para enfrentarse a fin contra los vascos católicos y de derechas constituyentes de la tradición decimonónica de las vascongadas, contra los que constituían las provincias euskaras hermanas de Araba y Navarra. Que independientemente de ganar o perder se crearía una herida entre provincias, la desconfianza, el cisma de vencedores y vencidos, y un futuro con una fraternidad rota.
Segunda: Acompañar a Araba y Navarra en el levantamiento, compartiendo trinchera con los vascos católicos y tradicionalistas, uniendo al euskara y las provincias en una sola fuerza, luchando por la religión, contra el terror Rojo y la amenaza genocida de Engels de 1848 y por los viejos valores forales y por España patria catolica común. Por la propiedad privada cuya icono destacado era el caserío familiar. Expulsando del territorio la ideología alienígena del socialismo revolucionario y el comunismo.
Pues bien, el PNV decidió la primera de las opciones, desvelándose al completo por fin, la figura etnocida, y mil veces blasfema de Jose Antonio Aguirre, que tuvo a buen decoro huir en cuanto tuvo ocasión en contra de lo prometido. Enarbolando una hipócrita lealtad a la legalidad, que no tuvo a bien lucir en la participación en la conspiración contra Alfonso XIII. Y el primer pasó en consonancia a su estatus de lacayo de Engels, fue permitir que las bandas de izquierdas que destilaban lo que Sabino había denunciado, los mismos que hostigaban al vasquismo en la segunda república, mataran a placer a los euskerikos de las viejas tradiciones que no lograron pasarse a territorio nacional. Y es que durante los tres primeros meses de guerra son saqueadas y destruidas varias iglesias en Vizcaya y Guipúzcoa, son asesinados aproximadamente 50 sacerdotes y ejecutados centenares de euskerikos por las bandas revolucionarias.Segunda: Acompañar a Araba y Navarra en el levantamiento, compartiendo trinchera con los vascos católicos y tradicionalistas, uniendo al euskara y las provincias en una sola fuerza, luchando por la religión, contra el terror Rojo y la amenaza genocida de Engels de 1848 y por los viejos valores forales y por España patria catolica común. Por la propiedad privada cuya icono destacado era el caserío familiar. Expulsando del territorio la ideología alienígena del socialismo revolucionario y el comunismo.
LOS TRADICIONALISTAS LIBERAN VASCONGADAS Y ESPAÑA ENTERA
La ofensiva de los Tercios de Requetés Vasco-Navarros comienza su andadura triunfal por el frente norte, cantando también el guernikako arbola, liberando Guipúzcoa del terror Rojo y de sus orates útiles, permitiendo que la hasta entonces cautiva oleada de voluntarios tradicionalistas Guipuzcoanos y después Vizcaínos se unieran en su lucha por Dios y por España.
Una vez las Vascongadas fueron liberadas del sopor suicida que el infame PNV había inoculado, se formaron los nuevos Tercios de San Ignacio, de Zumalacárregui, de Oriamendi, de San Marcial, de Nuestra Señora de Begoña, de Nuestra Señora La Antigua y el de Ortiz de Zárate. Y las columnas recién engrosadas de la sangre de la vanguardia de las Navas de Tolosa, partían con el euskara a todos los frentes a la resuelta voz de Viva Cristo Rey.
Quedando con la derrota del comunismo el 1 de abril de 1939 por las fuerzas reaccionarias, verificados una vez más los motivos por los que Engels lanzaba en 1848 su amenaza genocida.
El castigo a la obnubilación de la población Vascongada se manifiesta en Vizcaya y Guipuzcoa al perder estas su foralidad, mientras que Araba y Navarra la conservan al haber conseguido estas triunfar en el levantamiento, haciendo honor a la sagrada responsabilidad que para con España, la foralidad otorgada por los Reyes de España representa.
LA ENAJENACIÓN DE LO VASCO COMO CONSECUENCIAS DE LA BLASFEMIA DE AGUIRRE
Los perniciosos efectos de la puntual traición del PNV a la tradición vasca en el levantamiento nacional, tienen además y alcance mayor y profundo.
En primer lugar, se legitima y se da cobertura al socialismo revolucionario en Vascongadas y a la vez se enajena nuestra pretensión histórica hacia una farsa exógena como es el republicanismo, el socialismo o el comunismo.
En segundo lugar, se secuestra del bando tradicionalista hacia el bando izquierdoso, la idiosincrasia folclórica y cultural vasca. Colocándola propagandistamente en posición de víctima de las fuerzas reaccionarias, siendo en verdad que la manifestación histórica vasca es netamente reaccionaria, y por tanto enajenándosele su propio espíritu histórico en el proceso, que queda ahora vacío.
Estos dos mecanismos juegan a favor de que las izquierdas se sientan cómodas en los símbolos folclóricos de las Vascongadas, mientras que los vascongados desposeídos ahora de su perspectiva histórica y de su sistema inmunitario, confraternizan y permiten que sean infiltrados por los alienígenas de la izquierda, que sitúan legitimados en el seno mismo de sus plazas y tradiciones, modificándose a su antojo el imaginario vasco y reescribiéndose su historia.
LA SUDBERSIÓN REVOLUCIONARIA
Una vez que los mecanismo de alerta y el sistema inmune que se activa en cuando los elementos alójenos se infiltran es inutilizado. Las revoluciones paramilitares instigados por la URSS encuentran también ejemplo en el terrorismo revolucionario de la ETA, los cuales, mediante el uso del terror, la propaganda y la coacción, se constituyen en el nuevo eje en torno al cual gira toda la cultura vasca. Completándose al fin la posesión del cuerpo Euskaro, que quedo vaciado tras la traición de 1936. Enajenándose en el proceso el tradicionalismo decimonónico hacia las tesis marxistas, que ya denunciara con virulencia Sabino Arana. Consumándose en sus propios términos, la Españolización de Euskal Herria.
A la postre, lo que en occidente ha sido tocado por el marxismo ha sufrido una evolución hacia las tesis de la Escuela de Frankfurt, lo que vulgarmente viene llamándose progresismo. Al haberse situado el Marxismo revolucionario en el eje legitimo capaz de articular las pretensiones culturales vascas, su natural evolución al progresismo, hacen adueñarse de este eje a una articulación profundamente endofoba, etnicida, relativista y destructiva. Cuyos esperpénticos engendros campan plácidamente por toda la letra-juntada del mundo Batua , por la publicidad institucional y por bocas de tantos y tantos alienados.
Hemos de decir que la amenaza de Engels, no se ha materializado mediante un genocidio al uso, sino a través de una casuística menos directa, pero cuyos resultados son equivalentes.
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