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La puzolana es un material volcánico que los romanos usaban para la fabricación de algunos de sus morteros.
Las argamasas utilizadas habitualmente por los romanos eran como la mayoría de los pueblos occidentales eran un mortero de cal, básicamente a partir de la cal apagada obtener carbonato cálcico añadiendo agua y reconstituir un carbonato cálcico, es decir una “roca” artificial.
La construcción romana inicial (y la de otras épocas) se basaba en dos muros externos dejando un hueco interior relleno de cascajo o materiales de desecho.
En algún momento hacia el año 200 antes de Cristo los romanos observaron que cuando el cascajo (caementa de ahí el nombre moderno de cemento) era de roca puzolánica desarrollaba una resistencia excepcional e incluso fraguaba bajo el agua. Y mejor todavía si se usaba arena de puzolana en lugar de arena normal (rio o playa)
La correcta elección del tipo de puzolana (hay diferentes tipos en función de la erupción) permitía que los óxidos de aluminio y silicio de la puzolana reaccionaran con el óxido de calcio dando una “roca” artificial mucho más dura.
La resistencia era tal, que los muros externos se convirtieron en un encofrado perdido. Esto es: el relleno interior se sostenía incluso si se retiraban las piedras o los ladrillos de los muros exteriores (que funcionaban como encofrado o). Y esta es la primera característica que no se encuentra en la arquitectura medieval o de cualquier otra época hasta la invención del cemento Portland.
Marcas de encofrado de madera en una boveda del Coliseo. El mortero está a la vista tras caer el estuco o enlucido que lo cubría. La boveda es prácticamente monolítica y auto-portante.
Incluso en la mayoría de las provincias (todas las orientales) y en la arquitectura bizantina no se encuentra esa capacidad de un relleno interior auto-portante. La arquitectura bizantina, que es una evolución de la romana, y que incluso es superior en algunos aspectos, solo tiene un parecido externo. En efecto, los muros de ladrillo (o piedra o mixtos) bizantinos, tan parecido externamente, son macizos y su mortero no contiene puzolana y es mucho menos resistente.
El mortero de puzolana está casi restringido a las zonas de Nápoles y Roma, y las canteras de puzolana originadas por los volcanes de la zona: el Vesubio, los campos flegreos y los montes Albanos.
Los romanos fueron capaces de identificar y seleccionar la puzolana pero de forma empírica. Esta no fue “sintetizada” hasta el siglo XVIII con el cemento Portland.
El mortero puzolánico era tan resistente, que fue posible fabricar hormigón y verterlo sobre encofrados de madera que luego eran retirados. Esto permitía abovedas de unas formas y dimensiones imposibles de conseguir con otros métodos. En especial la cúpulas.
La primera de estas grandes cúpulas es el llamado templo de Diana de Bayas
La evolución se puede seguir a través de muchas edificaciones como estas
Domus Aurea
El coliseo
Mercados de Trajano
En la parte superior se ve el mortero al aire. Incluso se observa el Caementum todo o en parte de puzolana.
Y la obra cumbre el Panteón
O las termas (aquí las de Diocleciano)
El mortero de puzolana se perdió a partir del siglo VI. En la edad media la enorme cantidad de mármol (y otros materiales de carbonato cálcico) permitía obtener “in situ” mortero de cal de buena calidad, más que suficiente para las construcciones medievales, del renacimiento y del barroco.
La arquitectura posterior a la romana aunque use materiales arrancados de edificios romanos (tufo, mármol, travertino, ladrillo, granito, metales etc) nunca (y nunca es nunca) usó el mortero de puzolana ni sus técnicas asociadas.
Apéndice para fumenkianos y origen de este jilo.
El mortero puzólanico demuestra sin la mínima duda que los edificios romanos de Roma y Nápoles son de época diferente (y anterior) a los medievales y renacentistas.
En Pompeya se encuentra mortero puzólanico y aplicadas las técnicas asociadas a él (en efecto la puzolana allí es abundantísima). Con lo que: las construcciones de Pompeya son contemporáneas de esto:
Y no de esto:
Las argamasas utilizadas habitualmente por los romanos eran como la mayoría de los pueblos occidentales eran un mortero de cal, básicamente a partir de la cal apagada obtener carbonato cálcico añadiendo agua y reconstituir un carbonato cálcico, es decir una “roca” artificial.
La construcción romana inicial (y la de otras épocas) se basaba en dos muros externos dejando un hueco interior relleno de cascajo o materiales de desecho.
En algún momento hacia el año 200 antes de Cristo los romanos observaron que cuando el cascajo (caementa de ahí el nombre moderno de cemento) era de roca puzolánica desarrollaba una resistencia excepcional e incluso fraguaba bajo el agua. Y mejor todavía si se usaba arena de puzolana en lugar de arena normal (rio o playa)
La correcta elección del tipo de puzolana (hay diferentes tipos en función de la erupción) permitía que los óxidos de aluminio y silicio de la puzolana reaccionaran con el óxido de calcio dando una “roca” artificial mucho más dura.
La resistencia era tal, que los muros externos se convirtieron en un encofrado perdido. Esto es: el relleno interior se sostenía incluso si se retiraban las piedras o los ladrillos de los muros exteriores (que funcionaban como encofrado o). Y esta es la primera característica que no se encuentra en la arquitectura medieval o de cualquier otra época hasta la invención del cemento Portland.
Marcas de encofrado de madera en una boveda del Coliseo. El mortero está a la vista tras caer el estuco o enlucido que lo cubría. La boveda es prácticamente monolítica y auto-portante.
Incluso en la mayoría de las provincias (todas las orientales) y en la arquitectura bizantina no se encuentra esa capacidad de un relleno interior auto-portante. La arquitectura bizantina, que es una evolución de la romana, y que incluso es superior en algunos aspectos, solo tiene un parecido externo. En efecto, los muros de ladrillo (o piedra o mixtos) bizantinos, tan parecido externamente, son macizos y su mortero no contiene puzolana y es mucho menos resistente.
El mortero de puzolana está casi restringido a las zonas de Nápoles y Roma, y las canteras de puzolana originadas por los volcanes de la zona: el Vesubio, los campos flegreos y los montes Albanos.
Los romanos fueron capaces de identificar y seleccionar la puzolana pero de forma empírica. Esta no fue “sintetizada” hasta el siglo XVIII con el cemento Portland.
El mortero puzolánico era tan resistente, que fue posible fabricar hormigón y verterlo sobre encofrados de madera que luego eran retirados. Esto permitía abovedas de unas formas y dimensiones imposibles de conseguir con otros métodos. En especial la cúpulas.
La primera de estas grandes cúpulas es el llamado templo de Diana de Bayas
La evolución se puede seguir a través de muchas edificaciones como estas
Domus Aurea
El coliseo
Mercados de Trajano
En la parte superior se ve el mortero al aire. Incluso se observa el Caementum todo o en parte de puzolana.
Y la obra cumbre el Panteón
O las termas (aquí las de Diocleciano)
El mortero de puzolana se perdió a partir del siglo VI. En la edad media la enorme cantidad de mármol (y otros materiales de carbonato cálcico) permitía obtener “in situ” mortero de cal de buena calidad, más que suficiente para las construcciones medievales, del renacimiento y del barroco.
La arquitectura posterior a la romana aunque use materiales arrancados de edificios romanos (tufo, mármol, travertino, ladrillo, granito, metales etc) nunca (y nunca es nunca) usó el mortero de puzolana ni sus técnicas asociadas.
Apéndice para fumenkianos y origen de este jilo.
El mortero puzólanico demuestra sin la mínima duda que los edificios romanos de Roma y Nápoles son de época diferente (y anterior) a los medievales y renacentistas.
En Pompeya se encuentra mortero puzólanico y aplicadas las técnicas asociadas a él (en efecto la puzolana allí es abundantísima). Con lo que: las construcciones de Pompeya son contemporáneas de esto:
Y no de esto:
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