El monasterio Shaolín y la ética asociada

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Dice la leyenda que en el siglo VI d. de C. llegó a un monasterio budista chino un misterioso maestro procedente de la India, llamado Bodhidharma (en sánscrito) o Damo o Tamo o pilinguidamo (en chino) o Daruma (en japonés).


Damo, tras haber pasado nueve años meditando de cara a un muro, se le atribuía que había alcanzado la iluminación. O un estado de consciencia diferente al de otros mortales al menos. A partir del cual decía era capaz de sentir todo el universo como una emanación de su consciencia.

El budismo ya había sido introducido con anterioridad en China y Shaolín era un monasterio más entre muchos. Que intentaba seguir las enseñanzas de Buda pero sin que fuese conocido por sus logros en ese terreno ni por nada excepcional.

Se describía a Damo como un extranjero barbudo, con unos grandes ojos saltones y brillantes. Hizo amistad con los monjes, cuando no estaba solo en las montañas iba a meditar con ellos y pronto estos empezaron a percibir en él algo inexplicable.

Les enseñó un tipo de meditación, basada en su experiencia ante el muro, que en chino se llamaría luego c'han y que más tarde sería conocida como zen cuando se tras*mitió a Japón.

Los monjes le contaron que eran frecuentemente avasallados por gentes con malas intenciones. Así que Damo decidió iniciarlos en una serie de disciplinas psicofísicas que desembocarían en lo que actualmente conocemos con Kung Fu o Wu Shu, para que llegado el caso no fueran las presas fáciles que habían sido hasta entonces.

El budismo, en gran medida como el cristianismo, predica la bondad y el amor hacia el prójimo, rechaza la violencia y el repruebo como algo indeseable. Pero Damo consideraba que había circunstancias en las que una acción contundente puede ser un mal menor que puede evitar un mal mayor.

Siempre dentro de un claro código ético. No se podían usar las artes marciales para avasallar a nadie, pero sí para no ser avasallado o para evitar que otra persona lo fuese. El que rompía ese principio era inmediatamente expulsado de Shaolín.

Pronto, los monjes que hasta entonces no habían cultivado sus cuerpos y eran débiles, se convirtieron en fuertes guerreros, máquinas de luchar casi invencibles y lo que es más importante sin miedo.
El objetivo era cultivarse tanto interiormente (mediante la meditación que creaba una mente siempre clara y serena) como exteriormente (mediante las artes marciales).

Paralelamente en el monasterio taoísta de Wudang surgió otra escuela de artes marciales inspirada en principios espirituales parecidos. El arte marcial que no tiene raíces espirituales está incompleto y es potencialmente nocivo según estas escuelas.

Las dos grandes emociones del ser humano son el amor y el repruebo, todos las llevamos dentro en diferentes proporciones. El budismo (también el cristianismo) dice que uno es grande es la medida en que es capaz de amar y que contra más lejos llegue ese amor más grande es esa persona.
Los que dan prioridad al repruebo acaban arrastrados por un karma que tarde o temprano ha de destruirlos y mandarlos al fango.
Hay momento en los que uno ha de luchar pero sin caer en la trampa del repruebo.

La famosa serie Kung Fu protagonizada por David Carradine nació de una idea original de Bruce Lee que fue plagiada por Hollywood (Warner Bros). En ella se muestra a un niño instruído en monasterio Shaolín que pasa peripecias en el oeste de los USA.



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