En momentos como estos es en los que no hay que dejar de insistir en los vínculos entre el capitalismo y el capitalismo en crisis que suele asumir, o al menos lo ha hecho históricamente (es verdad que en aquel entonces había otra composición relativa de clases sociales) durante la época de entreguerras, la forma de fascismo: el fascismo es por tanto un hijo del capitalismo, un hijo buscado en determinados momentos.
La amenaza del fascismo. Qué es y cómo combatirlo
Hablando en Roma el 20 de enero de 1927, Churchill sólo tenía palabras para alabar a los fascistas:
"No puedo sino estar encantado, como muchas otras personas lo han estado, por el comportamiento sencillo y amable del señor Mussolini y por su calma, por su aplomo e imparcialidad, a pesar de las muchas cargas y peligros que soporta. En segundo lugar, cualquiera podría ver que él no pensaba en nada excepto en lo eterno del pueblo italiano, como él lo entendía, y que lo que menos le interesaba eran las consecuencias esto le pudiera acarrear. Si yo hubiera sido italiano, estoy seguro de que habría estado entusiasmado con usted desde el principio hasta el final, por su lucha triunfal contra los apetitos y pasiones bestiales del leninismo. Sin embargo, diré una palabra sobre un aspecto internacional del fascismo. Externamente, su movimiento ha prestado un servicio a todo el mundo. El gran temor que siempre ha rodeado a todo líder democrático o líder de la clase obrera ha sido el de ser minado por alguien más extremo que él. Italia ha demostrado que existe una forma de luchar contra las fuerzas subversivas, que puede aglutinar a la masa de la población, dirigirla adecuadamente, valorar y desear la defensa del honor y la estabilidad de la sociedad civilizada. De aquí en adelante, ninguna gran nación estará desamparada de un medio fundamental de protección contra el crecimiento cancerígeno del bolchevismo"
En la edición de 1939 de Great Contemporaries, Winston Churchill escribía lo siguiente sobre la llegada de Hitler al poder:
"La historia de esa lucha no se puede considerar sin admiración por el coraje, la perseverancia, la fuerza vital que le permitió desafiar, retar, conciliar o superar todos los obstáculos y resistencias que se presentaron en su camino... Siempre he dicho que si Gran Bretaña fuera derrotada en la guerra, espero que encontremos un Hitler que nos devuelva a nuestra posición correcta entre las naciones". (El mismo libro de Churchill contiene un ataque venenoso contra Trotsky, que se ganó su repruebo implacable por ser el creador del Ejército Rojo y uno de los dirigentes de la Revolución de Octubre).