Ejquelosfajsistassonellos
Resignado ante la victoria de los malvados en Esp.
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Esto, deliberadamente omitido en España (debido que tanto los ateos como a los católico-romanos no les interesa mostrarlo) es bastante desconocido aquí.
Especialmente en el Siglo XVI, pero a lo largo de toda la historia del papado y sus ramas, muchos cristianos fueron torturados, quemados o asados vivos por profesar el cristianismo frente a la superstición católica-romana
La primera edicion del libro es de 1563, es de lo mas leídos entre cristianos protestantes (escrito por John Foxe)
Copio algunos textos:
*****************
Sobre Reverendo Lawrence Saunders
"Después de esto predicó en Northhampton, nunca mezclándose con el estado, sino pronunciando abiertamente su conciencia contra las doctrinas papistas que podían volver a levantar cabeza en Inglaterra, como una justa peste por el poco amor que mostraba la nación inglesa entonces por la bendita Palabra de Dios, que les había sido ofrecida de manera tan abundante. El partido de la reina se encontraba allí, y al oírle se sintieron ofendidos por su sermón, y por ello le tomaron preso (...)
En la tarde del domingo 15 de octubre de 1554 , mientras leía en su iglesia para exhortar a su pueblo, el obispo de Londres le interrumpió, enviando a un alguacil para llevárselo. Le dijo el obispo que en su caridad se complacía en dejar pasar su traición y sedición por entonces, pero que estaba dispuesto a demostrarlo hereje a él y a todos los que enseñban que la administración de los Sacramentos y todos los órdenes de la Iglesia son más puros cuanto más se aproximen al orden de la iglesia primitiva. Después de una larga conversación acerca de esta cuestión, el obispo le pidió que escribiera lo que creía acerca de la tras*ubstanciación. Lawrence Saunders lo hizo, diciendo: "Mi señor, vos buscais mi sangre, y la tendreis ruego a Dios que seais bautizado en ella de tal manera que desde entonces abomineis el derramamiento de sangre y os volvais un hombre mejor" (...)
El 8 de febrero de 1555 fue llevado al lugar de la ejecución, en el parque de las afueras de la ciudad. Fue en una vieja túnica y camisa, descalzo, y a menudo se postraba en tierra para orar. Cuando llegaron cerca del lugar , el oficial designado para cuidarse de la ejecución le dijo al señor Saunders que él era uno de los que hacian mal al reino de la reina, pero que si se retractaba habría perdón para él . "No seré yo" respondió el santo mártir, "sino vosotros los que haceis daño al reino. Lo que yo sostengo es el bendito Evangelio de Cristo; lo creo, lo he enseñado y jamás lo revocaré". Luego el señor Saunders se dirigió lentamente hacia el fuego, se puso de rodillas en tierra y oró. Luego se levantó, abrazó la estaca, y dijo varias veces: "¡Bienvenida, cruz de Cristo!¡Bienvenida, vida eterna!". Aplicaron entonces fuego a la pira, y él abrumado por las terribles llamas, cayó dormido en brazos del señor Jesús
************************
Sobre Doctor John Hooper, obispo de Worcester y Gloucester
"Durante el tiempo de este fuego, ya desde la primera llama, oró, diciendo mansamente, y no muy fuerte, como alguien sin dolor: ¡Oh, Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí y recibe mi alma!". Cuando se hubo apagado el segundo fuego les dijo con voz calmada y fuerte. "Por amor de Dios, buena gente, poned más fuego!", mientras tanto sus miembros inferiores ardían, pero las ascuas eran pocas que la llama solo chamuscaba sus partes superiores.
Encendieron el tercer fuego al cabo de un rato, que era más intenso que los otros dos. En este fuego él oró con voz alta: "¡Señor Jesús, ten misericordia de mí!¡Señor Jesús, recibe mi espíritu!". Y estas fueran las últimas voces que se le oyeron. Pero cuando tenía la boca ennegrecida y su lengua estaba tan hinchada que no podía hablar , sin embargo se movieron sus labios hasta que quedaron encogidos sobre las encías, y se golpeaba el pecho con sus manos hasta que uno de los brazos se desprendió, y luego siguió golpeando con la otra, mientras que salía la grasa, agua y sangre de los extremos de sus dedos: finalmente, al renovarse el fuego, desaparecieron sus energías , y su mano se quedó fija tras golpear la cadena sobre su pecho. Luego, inclinándose hacia adelante, entregó su espíritu.
Así estuvo tres cuartos de hora o más en el fuego. Como un cordero, paciente, soportó esta atroz tortura.
***************************
Sobre Doctor Rowland Taylor
(En una discusion con el obispo de Winchester)
"Siguió una larga conversación en la que el doctor Taylor habló tan mesurada y severamente a su antagonista que este exclamó "¡Eres un blasfemo hereje!¡En verdad blasfemas contra el bendito Sacramento (y aquí se quitó el capelo) y hablas en contra de la Santa Misa, que es constituida sacrificio por los vivos y los muertos!." Después, el obispo lo entregó al tribunal real. (...)
Después de cenar, andando arriba y abajo, dio gracias a Dios por Su Gracia, que le había dado fortaleza para mantenerse en Su santa Palabra. (...) A su hijo Thomas le dio un libro latino que contenía los dichos notables de los antiguos mártires, y al final del mismo escribió su testamento: "Digo a mi esposa y a mis hijos: El Señor me dio a vosotros, y el Señor me ha quitado de vosotros y a vosotros de mí: ¡Bendito sea el nombre del Señor! Creo que son bienaventurados los que mueren en el Señor. Dios se cuida de los pajarillos, y cuenta los cabellos de nuestras cabezas. Le he encontrado a Él más fiel y favorable que pueda serlo ningún padre o marido. Por ello, confiad en Él por medio de los méritos de nuestro amado Salvador Cristo; creed en Él, amadle, temedle y obecedle. Orad a Él, porque ÉL ha prometido ayudar. No me considereis muerto, porque ciertamente viviré y nunca moriré. Voy delante,y vosotros me seguireis después, a nuestro eterno hogar" (...)
Cuando llegó a Aldham Common, el lugar donde debía sufrir, al ver tanta multitud reunida, preguntó: "¿Cual es este lugar, y para que se ha reunido tanta gente aquí?". Le respondieron: "Este lugar se llama Aldham Common, el lugar donde debes sufrir, y esta gente ha venido a contemplarte". Entonces él dijo: "Gracias a Dios, ya casi estoy en casa" (...) Cuando el pueblo vio su reverendo y anciando rostro, con una larga barba blanca, prorrumpieron todos en lágrimas, llorando y clamando: "¡Dios te salve, buen doctor Taylor! ¡Que Jesucristo te fortalezca y te ayude! ¡Que el Espíritu Santo te conforte!" y otros buenos deseos parecidos (...)
Al final encendieron el fuego, y el doctor Taylor hablaba , y levantando ambas manos, clamando a Dios, dijo: "Misericordioso Padre del cielo! ¡Por causa de Jesucristo, mi Salvador, recibe mi alma en tus manos!". Así se quedó entonces sin gritar ni moverse, con las manos juntas, hasta que Soyce le hirió en la cabeza con una alabarda hasta que se derramaron sus sesos y el cadáver cayó dentro del fuego
******************************
Sobre Rawlins White
"Antes de pasar a esta extremidad, el obispo propuso que se hiciera oración por su conversión. "Esta es" dijo White "una actuación digna de un obispo digno, y vuestra petición es piadosa y recta, y orais como debeis, es indudable que Dios os oirá; orad, pues, a vues, a vuestro Dios y yo oraré a mi Dios". Cuando el obispo y su grupo terminaron sus oraciones, le preguntó ahora a Rawlins si estaba dispuesto a retractarse. "Vereis" dijo él, "que vuestra oración no os ha sido concedida, porque yo permanezco igual que antes, y Dios me fortalecerá en apoyo de Su verdad". Después el obispo probó como iría diciendo Misa, pero Rawlins llamó a toda la gente como testigos de que él no se inclinaba ante la leche. (...) Al cabo de unas tres semanas llegó la orden desde la ciudad para que fuera ejecutado.
(...)
Llegando al altar de su sacrificio, yendo hacia la estaca se arrodilló, y besó la tierra: levantándose de nuevo le había quedado algo de tierra pegada a la cara, y dijo estas palabras: "Tierra a la tierra, y polvo al polvo: tú eres mi progenitora y a ti volveré" (..) Levantaron una tarima frente a Rawlins White, directamente delante de la estaca, a la que subió un sacerdote, que se dirigió al pueblo, pero, mientras hablaba de la doctrina romanista de los Sacramentos, Rawlins gritó "Ah, hipócrita blanqueado¡! ¿presumes tú de demostrar tu falsa doctrina por la Escritura? Mira lo que dice el texto que sigue: ¿Acaso no dijo Cristo "Haced esto en memoria de mí"?
Entonces algunos de los que estaban junto a él gritaron: ¡Prended el fuego, prended el fuego!". Hecho esto , la trabajo manual y las cañas dieron una grande y súbita llamarada. En esta llama este buen hombre bañó durante largo tiempo su mano, hasta que los tendones se encogieron y la grasa se deshizo, excepto por un momento en que hizo como si se enjuagara la cara con una de ellas. Todo este tiempo, que se prolongó bastante, clamó con fuerte voz: "¡oh, Señor, recibe mi espíritu!" hasta que ya no pudo abrir la boca. Finalmente, la violencia del fuego fue tal contra sus piernas que quedaron consumidas casi antes que el resto del cuerpo fuera dañado, lo que hizo que todo el cuerpo cayera sobre las cadenas al fuego antes de lo que hubiera sido normal. Así murió este buen hombre por su testimonio de la verdad de Dios, y ahora está indudablemente recompensado con la corona de la vida eterna.
*********************
Sobre el Reverendo George Marsh
"Cuando el señor Sherburn le interrogó acerca de su creencia en el Sacramento del altar, el señor Marsh respondió como un verdadero protestante que la esencia del pan y del vino no cambiaba en absoluto (...) fue llevado bajo custodia. (...) El señor Marsh lamentó mucho que su temor le hubiera inducido a prevaricar y a buscar su seguridad mientras no negara abiertamente a Cristo; y otra vez clamó con más fervor a Dios pidiéndole fuerzas para no ser abrumado por las sutilezas de aquellos que trataban de derribar la pureza de su fe. (...)
El sacerdote oró entonces por el señor Marsh, pero éste, al pedírsele otra vez que se retractara, dijo que no osaba negar a su Salvador Cristo, para no perder Su misericordia eterna y sufrir así la fin sempiterna. Entonces el obispo pasó a leer la sentencia. Fue enviado a una tenebrosa mazmorra, y se vio privado de toda consolación (porque todos temían aliviarlo o comunicarse con él) hasta el día señalado en el que debía sufrir.
Cuando llegó al lugar de la ejecución fuera de la ciudad (...) comenzó a hablar a la gente, mostrando cual era la causa de su fin, y hubiera querido exhortar a la gente a adherirse a Cristo, pero uno de los alguaciles se lo impidió. Arrodillándose entonces, dijo sus oraciones, se quitó la ropa hasta quedar en la camisa, y fue encadenado al poste, teniendo varios haces de leña bajo él, y algo hecho a modo de un barrilete, con brea y alquitrán, para echar sobre su cabeza. Al haberse preparado mal la hoguera, y barriéndolo el aire círculos, sufrió atrozmente, pero lo soportó con entereza cristiana.
Después de haber estado largo tiempo atormentado en el fuego sin moverse, con su carne tan asada e hinchada que los que estaban delante de él no podían ver la cadena con que había sido atado, suponiendo por ello que ya estaba muerto, de repente extendió sus brazos, diciendo: ¡Padre celestial, ten misericordia de mí!" y así entregó su espíritu en manos del Señor . Con esto, muchos de entre la gente decían que era un mártir y que había muerto con una gloriosa paciencia. Esto llevó poco después al obispo a dar un sermón en la catedral, en el que afirmaba que el dicho "Marsh era un hereje, quemado como tal, y es un ascua en el infierno". El señor Marsh sufrió el 24 de abril de 1555.
********************
Sobre John Lomas, Agnes Snoth, Anne Wright, Joan Sole y Joan Catmer
"Estos 5 mártires sufrieron juntos el 31 de enero de 1556. Juan Lomas (...) al ser sus respuestas adversas a la idolatría papista, fue condenado al día siguiente, y sufrió el 31 de enero.
Agnes Snoth, viuda, de la Parroquia de Smarden, fue hecha comparecer varias veces delante de los farisaicos católicos, y al rechazar la absolución, las indulgencias, la tras*ubstanciación y la confesión auricular, fue considerada digna de fin, y soportó el martirio el 31 de enero, con Anne Wright y Joan Sole, que se encontraban en las mismas circunstancias. (...) Joan Catmer (...) era mujer del mártir George Catmer.
(...) Las anteriores 5 personas fueron quemadas en 2 estacas en una misma pira, cantando hosanas al glorificado Salvador, hasta que quedó extinguido el aliento de vida.
********************
Sobre la señora Lewes
(...) recurrió al señor Glover, que vivía cerca, y le pidió que le desvelara aquellas ricas fuentes que poseía de conocimiento, de los Evangelios, particularmente acerca de la cuestión de la tras*ubstanciación. Conseguió convencerla fácilmente de que la mascarada del papado y de la Misa estaban en contra de la santísima Palabra de Dios (...) Para ella fue en verdad una palabra oportuna, porque pronto se cansó de su anterior vida de pecado, y resolvió abandonar la Misa y el culto idolátrico.
(...) El obispo razonó con ella acerca de lo justo que era para ella ir a Misa y recibir como sagrado el Sacramento y los otros sacramentos del Espíritu Santo. "Si estas cosas estuvieran en la Palabra de Dios" le dijo la señora Lewes, "las recibiría de todo corazón, creyéndolas y apreciandolas". El obispo le contestó con la más ignorante e impía insolencia: "¡Si no quieres creer más que lo que está justificado por las Escrituras, estás en estado de condenación!" (...) esta digna sufriente le replicó con razón que sus palabras eran tan impuras como blasfemas.
Después de ser sentenciada (...) sonriendo dijo "En cuanto a la fin, me es poca cosa. Cuando sé que contemplaré la amante faz de Cristo, mi amado Salvador, el feo rostro de la fin no me preocupa demasiado."(...)
El alguacil mayor dio permiso a 2 amigos para que la acompañaran a la estaca, indulgencia esta por la que luego fue severamente tratado; al ir hacia el lugar casi se desmayó (..) Tres veces oró fervientemente que Dios librara a la tierra del papismo y de la idolátrica Misa, y la mayoría de la gente, así como el alguacil mayor, dijeron Amen.
Cuando hubo orado, tomó una copa (que habia sido llenada con agua para refrescarla) y dijo: "Bebo para todos aquellos que sin fingimiento aman el Evangelio de Cristo, y brindo por la abolición del papado" (...)
Cuando fue encadenada a la estaca, su rostro estaba alegre , y el rubor de sus mejillas no desvaneció. Sus manos estuvieron extendidas hacia el cielo hasta que el fuego le dejó sin fuerzas, cuando su alma fue recibida en los brazos del Creador. La duración de la agonía fue breve, porque el alguacil, por petición de sus amigos, había preparado una leña tan buena que en pocos minutos quedó abrumada por el humo y las llamas
********************
Sobre John Noyes
"A medianoche del 21 de septiembre de 1557, fue llevado de Eye a Laxfield para ser quemado. A la mañana siguiente fue llevado a la estaca, preparada para el horrendo sacrificio. El sr.Noyes, al llegar al lugar fatal, se arrodilló, oró y recitó el Salmo 50. Cuando la cadena le rodeó , dijo: "¡No temais a los que dan el pasaporte el cuerpo, sino temed a aquel que puede apiolar cuerpo y alma, y echarlos en fuego eterno!" . Mientras un tal Cadman le ponía un haz de leña sobre él, bendijo la hora en que había nacido para morir por la verdad; y mientras se confiaba solo en los méritos todosuficientes del Redentor, prendieron fuego a la pira, y en poco tiempo el fuego devorador apagó sus últimas palabras: "¡Señor, ten misericordia de mí! ¡Cristo, ten misericordia de mí!". Las cenizas de su cuerpo fueron sepultadas en un hoyo, y con ellas uno de sus pies, entero hasta el tobillo, con el calcetin puesto.
*******************
Sobre Cicely Ormes
"Esta joven mártir, de 22 años de edad, estaba casada con el Señor Edmund Ormes (...) . El canciller pronunció la sentencia condenatoria, y el 23 de septiembre de 1557 fue llevada a la estaca, a las 8 de la mañana.
Después de proclamar su fe ante la gente, puso la mano sobre la estaca y dijo: "Bienvenida, cruz de Cristo". Su mano quedó llena de hollín al hacer esto (porque era la misma estaca en la que habían sido quemados Miller y Cooper) (...) Después que los verdugos hubieran encendido el fuego, dijo: "Engrandece mi alma al Señor, y mi espíritu se alegró en Dios mi Salvador". Luego, cruzando sus manos sobre su pecho, y mirando arriba con la mayor serenidad, soportó el ardiente fuego. Sus manos siguieron levantándose gradualmente hasta que quedaron secos los tendones, y luego cayeron. (...) Se podría mantener que esta mártir buscó voluntariamente su propia fin, por cuanto el canciller apenas si le exigió otra penitencia que la de guardarse sus creencias para sí (...) Su valor en tal causa merece encomio, en la causa de Aquel que dijo: "El que se avergonzare de mí en la tierra, de él me avergonzaré yo en el cielo"
(Continúa mensaje 2)
Especialmente en el Siglo XVI, pero a lo largo de toda la historia del papado y sus ramas, muchos cristianos fueron torturados, quemados o asados vivos por profesar el cristianismo frente a la superstición católica-romana
La primera edicion del libro es de 1563, es de lo mas leídos entre cristianos protestantes (escrito por John Foxe)
Copio algunos textos:
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Sobre Reverendo Lawrence Saunders
"Después de esto predicó en Northhampton, nunca mezclándose con el estado, sino pronunciando abiertamente su conciencia contra las doctrinas papistas que podían volver a levantar cabeza en Inglaterra, como una justa peste por el poco amor que mostraba la nación inglesa entonces por la bendita Palabra de Dios, que les había sido ofrecida de manera tan abundante. El partido de la reina se encontraba allí, y al oírle se sintieron ofendidos por su sermón, y por ello le tomaron preso (...)
En la tarde del domingo 15 de octubre de 1554 , mientras leía en su iglesia para exhortar a su pueblo, el obispo de Londres le interrumpió, enviando a un alguacil para llevárselo. Le dijo el obispo que en su caridad se complacía en dejar pasar su traición y sedición por entonces, pero que estaba dispuesto a demostrarlo hereje a él y a todos los que enseñban que la administración de los Sacramentos y todos los órdenes de la Iglesia son más puros cuanto más se aproximen al orden de la iglesia primitiva. Después de una larga conversación acerca de esta cuestión, el obispo le pidió que escribiera lo que creía acerca de la tras*ubstanciación. Lawrence Saunders lo hizo, diciendo: "Mi señor, vos buscais mi sangre, y la tendreis ruego a Dios que seais bautizado en ella de tal manera que desde entonces abomineis el derramamiento de sangre y os volvais un hombre mejor" (...)
El 8 de febrero de 1555 fue llevado al lugar de la ejecución, en el parque de las afueras de la ciudad. Fue en una vieja túnica y camisa, descalzo, y a menudo se postraba en tierra para orar. Cuando llegaron cerca del lugar , el oficial designado para cuidarse de la ejecución le dijo al señor Saunders que él era uno de los que hacian mal al reino de la reina, pero que si se retractaba habría perdón para él . "No seré yo" respondió el santo mártir, "sino vosotros los que haceis daño al reino. Lo que yo sostengo es el bendito Evangelio de Cristo; lo creo, lo he enseñado y jamás lo revocaré". Luego el señor Saunders se dirigió lentamente hacia el fuego, se puso de rodillas en tierra y oró. Luego se levantó, abrazó la estaca, y dijo varias veces: "¡Bienvenida, cruz de Cristo!¡Bienvenida, vida eterna!". Aplicaron entonces fuego a la pira, y él abrumado por las terribles llamas, cayó dormido en brazos del señor Jesús
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Sobre Doctor John Hooper, obispo de Worcester y Gloucester
"Durante el tiempo de este fuego, ya desde la primera llama, oró, diciendo mansamente, y no muy fuerte, como alguien sin dolor: ¡Oh, Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí y recibe mi alma!". Cuando se hubo apagado el segundo fuego les dijo con voz calmada y fuerte. "Por amor de Dios, buena gente, poned más fuego!", mientras tanto sus miembros inferiores ardían, pero las ascuas eran pocas que la llama solo chamuscaba sus partes superiores.
Encendieron el tercer fuego al cabo de un rato, que era más intenso que los otros dos. En este fuego él oró con voz alta: "¡Señor Jesús, ten misericordia de mí!¡Señor Jesús, recibe mi espíritu!". Y estas fueran las últimas voces que se le oyeron. Pero cuando tenía la boca ennegrecida y su lengua estaba tan hinchada que no podía hablar , sin embargo se movieron sus labios hasta que quedaron encogidos sobre las encías, y se golpeaba el pecho con sus manos hasta que uno de los brazos se desprendió, y luego siguió golpeando con la otra, mientras que salía la grasa, agua y sangre de los extremos de sus dedos: finalmente, al renovarse el fuego, desaparecieron sus energías , y su mano se quedó fija tras golpear la cadena sobre su pecho. Luego, inclinándose hacia adelante, entregó su espíritu.
Así estuvo tres cuartos de hora o más en el fuego. Como un cordero, paciente, soportó esta atroz tortura.
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Sobre Doctor Rowland Taylor
(En una discusion con el obispo de Winchester)
"Siguió una larga conversación en la que el doctor Taylor habló tan mesurada y severamente a su antagonista que este exclamó "¡Eres un blasfemo hereje!¡En verdad blasfemas contra el bendito Sacramento (y aquí se quitó el capelo) y hablas en contra de la Santa Misa, que es constituida sacrificio por los vivos y los muertos!." Después, el obispo lo entregó al tribunal real. (...)
Después de cenar, andando arriba y abajo, dio gracias a Dios por Su Gracia, que le había dado fortaleza para mantenerse en Su santa Palabra. (...) A su hijo Thomas le dio un libro latino que contenía los dichos notables de los antiguos mártires, y al final del mismo escribió su testamento: "Digo a mi esposa y a mis hijos: El Señor me dio a vosotros, y el Señor me ha quitado de vosotros y a vosotros de mí: ¡Bendito sea el nombre del Señor! Creo que son bienaventurados los que mueren en el Señor. Dios se cuida de los pajarillos, y cuenta los cabellos de nuestras cabezas. Le he encontrado a Él más fiel y favorable que pueda serlo ningún padre o marido. Por ello, confiad en Él por medio de los méritos de nuestro amado Salvador Cristo; creed en Él, amadle, temedle y obecedle. Orad a Él, porque ÉL ha prometido ayudar. No me considereis muerto, porque ciertamente viviré y nunca moriré. Voy delante,y vosotros me seguireis después, a nuestro eterno hogar" (...)
Cuando llegó a Aldham Common, el lugar donde debía sufrir, al ver tanta multitud reunida, preguntó: "¿Cual es este lugar, y para que se ha reunido tanta gente aquí?". Le respondieron: "Este lugar se llama Aldham Common, el lugar donde debes sufrir, y esta gente ha venido a contemplarte". Entonces él dijo: "Gracias a Dios, ya casi estoy en casa" (...) Cuando el pueblo vio su reverendo y anciando rostro, con una larga barba blanca, prorrumpieron todos en lágrimas, llorando y clamando: "¡Dios te salve, buen doctor Taylor! ¡Que Jesucristo te fortalezca y te ayude! ¡Que el Espíritu Santo te conforte!" y otros buenos deseos parecidos (...)
Al final encendieron el fuego, y el doctor Taylor hablaba , y levantando ambas manos, clamando a Dios, dijo: "Misericordioso Padre del cielo! ¡Por causa de Jesucristo, mi Salvador, recibe mi alma en tus manos!". Así se quedó entonces sin gritar ni moverse, con las manos juntas, hasta que Soyce le hirió en la cabeza con una alabarda hasta que se derramaron sus sesos y el cadáver cayó dentro del fuego
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Sobre Rawlins White
"Antes de pasar a esta extremidad, el obispo propuso que se hiciera oración por su conversión. "Esta es" dijo White "una actuación digna de un obispo digno, y vuestra petición es piadosa y recta, y orais como debeis, es indudable que Dios os oirá; orad, pues, a vues, a vuestro Dios y yo oraré a mi Dios". Cuando el obispo y su grupo terminaron sus oraciones, le preguntó ahora a Rawlins si estaba dispuesto a retractarse. "Vereis" dijo él, "que vuestra oración no os ha sido concedida, porque yo permanezco igual que antes, y Dios me fortalecerá en apoyo de Su verdad". Después el obispo probó como iría diciendo Misa, pero Rawlins llamó a toda la gente como testigos de que él no se inclinaba ante la leche. (...) Al cabo de unas tres semanas llegó la orden desde la ciudad para que fuera ejecutado.
(...)
Llegando al altar de su sacrificio, yendo hacia la estaca se arrodilló, y besó la tierra: levantándose de nuevo le había quedado algo de tierra pegada a la cara, y dijo estas palabras: "Tierra a la tierra, y polvo al polvo: tú eres mi progenitora y a ti volveré" (..) Levantaron una tarima frente a Rawlins White, directamente delante de la estaca, a la que subió un sacerdote, que se dirigió al pueblo, pero, mientras hablaba de la doctrina romanista de los Sacramentos, Rawlins gritó "Ah, hipócrita blanqueado¡! ¿presumes tú de demostrar tu falsa doctrina por la Escritura? Mira lo que dice el texto que sigue: ¿Acaso no dijo Cristo "Haced esto en memoria de mí"?
Entonces algunos de los que estaban junto a él gritaron: ¡Prended el fuego, prended el fuego!". Hecho esto , la trabajo manual y las cañas dieron una grande y súbita llamarada. En esta llama este buen hombre bañó durante largo tiempo su mano, hasta que los tendones se encogieron y la grasa se deshizo, excepto por un momento en que hizo como si se enjuagara la cara con una de ellas. Todo este tiempo, que se prolongó bastante, clamó con fuerte voz: "¡oh, Señor, recibe mi espíritu!" hasta que ya no pudo abrir la boca. Finalmente, la violencia del fuego fue tal contra sus piernas que quedaron consumidas casi antes que el resto del cuerpo fuera dañado, lo que hizo que todo el cuerpo cayera sobre las cadenas al fuego antes de lo que hubiera sido normal. Así murió este buen hombre por su testimonio de la verdad de Dios, y ahora está indudablemente recompensado con la corona de la vida eterna.
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Sobre el Reverendo George Marsh
"Cuando el señor Sherburn le interrogó acerca de su creencia en el Sacramento del altar, el señor Marsh respondió como un verdadero protestante que la esencia del pan y del vino no cambiaba en absoluto (...) fue llevado bajo custodia. (...) El señor Marsh lamentó mucho que su temor le hubiera inducido a prevaricar y a buscar su seguridad mientras no negara abiertamente a Cristo; y otra vez clamó con más fervor a Dios pidiéndole fuerzas para no ser abrumado por las sutilezas de aquellos que trataban de derribar la pureza de su fe. (...)
El sacerdote oró entonces por el señor Marsh, pero éste, al pedírsele otra vez que se retractara, dijo que no osaba negar a su Salvador Cristo, para no perder Su misericordia eterna y sufrir así la fin sempiterna. Entonces el obispo pasó a leer la sentencia. Fue enviado a una tenebrosa mazmorra, y se vio privado de toda consolación (porque todos temían aliviarlo o comunicarse con él) hasta el día señalado en el que debía sufrir.
Cuando llegó al lugar de la ejecución fuera de la ciudad (...) comenzó a hablar a la gente, mostrando cual era la causa de su fin, y hubiera querido exhortar a la gente a adherirse a Cristo, pero uno de los alguaciles se lo impidió. Arrodillándose entonces, dijo sus oraciones, se quitó la ropa hasta quedar en la camisa, y fue encadenado al poste, teniendo varios haces de leña bajo él, y algo hecho a modo de un barrilete, con brea y alquitrán, para echar sobre su cabeza. Al haberse preparado mal la hoguera, y barriéndolo el aire círculos, sufrió atrozmente, pero lo soportó con entereza cristiana.
Después de haber estado largo tiempo atormentado en el fuego sin moverse, con su carne tan asada e hinchada que los que estaban delante de él no podían ver la cadena con que había sido atado, suponiendo por ello que ya estaba muerto, de repente extendió sus brazos, diciendo: ¡Padre celestial, ten misericordia de mí!" y así entregó su espíritu en manos del Señor . Con esto, muchos de entre la gente decían que era un mártir y que había muerto con una gloriosa paciencia. Esto llevó poco después al obispo a dar un sermón en la catedral, en el que afirmaba que el dicho "Marsh era un hereje, quemado como tal, y es un ascua en el infierno". El señor Marsh sufrió el 24 de abril de 1555.
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Sobre John Lomas, Agnes Snoth, Anne Wright, Joan Sole y Joan Catmer
"Estos 5 mártires sufrieron juntos el 31 de enero de 1556. Juan Lomas (...) al ser sus respuestas adversas a la idolatría papista, fue condenado al día siguiente, y sufrió el 31 de enero.
Agnes Snoth, viuda, de la Parroquia de Smarden, fue hecha comparecer varias veces delante de los farisaicos católicos, y al rechazar la absolución, las indulgencias, la tras*ubstanciación y la confesión auricular, fue considerada digna de fin, y soportó el martirio el 31 de enero, con Anne Wright y Joan Sole, que se encontraban en las mismas circunstancias. (...) Joan Catmer (...) era mujer del mártir George Catmer.
(...) Las anteriores 5 personas fueron quemadas en 2 estacas en una misma pira, cantando hosanas al glorificado Salvador, hasta que quedó extinguido el aliento de vida.
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Sobre la señora Lewes
(...) recurrió al señor Glover, que vivía cerca, y le pidió que le desvelara aquellas ricas fuentes que poseía de conocimiento, de los Evangelios, particularmente acerca de la cuestión de la tras*ubstanciación. Conseguió convencerla fácilmente de que la mascarada del papado y de la Misa estaban en contra de la santísima Palabra de Dios (...) Para ella fue en verdad una palabra oportuna, porque pronto se cansó de su anterior vida de pecado, y resolvió abandonar la Misa y el culto idolátrico.
(...) El obispo razonó con ella acerca de lo justo que era para ella ir a Misa y recibir como sagrado el Sacramento y los otros sacramentos del Espíritu Santo. "Si estas cosas estuvieran en la Palabra de Dios" le dijo la señora Lewes, "las recibiría de todo corazón, creyéndolas y apreciandolas". El obispo le contestó con la más ignorante e impía insolencia: "¡Si no quieres creer más que lo que está justificado por las Escrituras, estás en estado de condenación!" (...) esta digna sufriente le replicó con razón que sus palabras eran tan impuras como blasfemas.
Después de ser sentenciada (...) sonriendo dijo "En cuanto a la fin, me es poca cosa. Cuando sé que contemplaré la amante faz de Cristo, mi amado Salvador, el feo rostro de la fin no me preocupa demasiado."(...)
El alguacil mayor dio permiso a 2 amigos para que la acompañaran a la estaca, indulgencia esta por la que luego fue severamente tratado; al ir hacia el lugar casi se desmayó (..) Tres veces oró fervientemente que Dios librara a la tierra del papismo y de la idolátrica Misa, y la mayoría de la gente, así como el alguacil mayor, dijeron Amen.
Cuando hubo orado, tomó una copa (que habia sido llenada con agua para refrescarla) y dijo: "Bebo para todos aquellos que sin fingimiento aman el Evangelio de Cristo, y brindo por la abolición del papado" (...)
Cuando fue encadenada a la estaca, su rostro estaba alegre , y el rubor de sus mejillas no desvaneció. Sus manos estuvieron extendidas hacia el cielo hasta que el fuego le dejó sin fuerzas, cuando su alma fue recibida en los brazos del Creador. La duración de la agonía fue breve, porque el alguacil, por petición de sus amigos, había preparado una leña tan buena que en pocos minutos quedó abrumada por el humo y las llamas
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Sobre John Noyes
"A medianoche del 21 de septiembre de 1557, fue llevado de Eye a Laxfield para ser quemado. A la mañana siguiente fue llevado a la estaca, preparada para el horrendo sacrificio. El sr.Noyes, al llegar al lugar fatal, se arrodilló, oró y recitó el Salmo 50. Cuando la cadena le rodeó , dijo: "¡No temais a los que dan el pasaporte el cuerpo, sino temed a aquel que puede apiolar cuerpo y alma, y echarlos en fuego eterno!" . Mientras un tal Cadman le ponía un haz de leña sobre él, bendijo la hora en que había nacido para morir por la verdad; y mientras se confiaba solo en los méritos todosuficientes del Redentor, prendieron fuego a la pira, y en poco tiempo el fuego devorador apagó sus últimas palabras: "¡Señor, ten misericordia de mí! ¡Cristo, ten misericordia de mí!". Las cenizas de su cuerpo fueron sepultadas en un hoyo, y con ellas uno de sus pies, entero hasta el tobillo, con el calcetin puesto.
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Sobre Cicely Ormes
"Esta joven mártir, de 22 años de edad, estaba casada con el Señor Edmund Ormes (...) . El canciller pronunció la sentencia condenatoria, y el 23 de septiembre de 1557 fue llevada a la estaca, a las 8 de la mañana.
Después de proclamar su fe ante la gente, puso la mano sobre la estaca y dijo: "Bienvenida, cruz de Cristo". Su mano quedó llena de hollín al hacer esto (porque era la misma estaca en la que habían sido quemados Miller y Cooper) (...) Después que los verdugos hubieran encendido el fuego, dijo: "Engrandece mi alma al Señor, y mi espíritu se alegró en Dios mi Salvador". Luego, cruzando sus manos sobre su pecho, y mirando arriba con la mayor serenidad, soportó el ardiente fuego. Sus manos siguieron levantándose gradualmente hasta que quedaron secos los tendones, y luego cayeron. (...) Se podría mantener que esta mártir buscó voluntariamente su propia fin, por cuanto el canciller apenas si le exigió otra penitencia que la de guardarse sus creencias para sí (...) Su valor en tal causa merece encomio, en la causa de Aquel que dijo: "El que se avergonzare de mí en la tierra, de él me avergonzaré yo en el cielo"
(Continúa mensaje 2)