El lado tierno de Hitler y Stalin

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Madmaxista
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A mí Hitler y Stalin me parecen personajes infumables, por la inmensa cantidad de sufrimiento que causaron de forma deliberada a millones de seres humanos que no entraban en sus estrechos esquemas mentales.

Me cuesta entender cómo hay gente que hace la vista subida de peso sobre sus crímenes y los justifica o los minimiza. Hibristofilia aparte.

Si en el fondo es una cuestión de ( buena o mala) suerte que no te haya tocado a ti contarte entre los verdugos o las víctimas. Si en el fondo no sabemos por qué nos ha tocado nacer en unas circunstancias o en otras. ¿O hay alguien que lo sabe? No te quieras pasar de listo ...

Sin embargo, quiero señalar también la paradoja de que en petit comité eran capaces de dar amor y de ser unas bellas personas.

No me refiero sólo a sus camaradas de Partido. Por los que probablemente llegaron a sentir afecto, pero mediatizado hasta cierto punto por un interés político común.

Pero en los casos que voy a señalar quizá da la sensación de ser algo más desinteresado?

En el caso de Hitler me refiero al caso de Rosa Bernile Nienau.

rosa bernile nienau.jpg

Fue el 20 de abril de 1933. Decenas de personas se congregaban ante el Berghof, querían felicitar a Hitler por su cumpleaños. Él se acercó y cuando le dijeron que la pequeña Rosa Bernile Nienau, que había acudido con su progenitora para ver al político de lejos, cumplía años, como él, no dudó en llamar a su fotógrafo oficial. Heinrich Hoffman sacó la cámara y Hitler le puso la mano sobre el hombro a la niña que cumplía 6 años.
(...)
Desde que se tomaron esa foto, tras que la que cuentan que ambos merendaron fresas con nata, la relación entre Adolf Hitler y Rosa Bernile se estrechó. La niña alemana le envía cartas, le llamaba 'tío Hitler', y él las invitó a ella y a su progenitora en varias ocasiones a su casa. De 1933 a 1938 se conservan varias imágenes de ambos, siempre en actitud cariñosa. La niña acabó siendo conocida como 'la pequeña novia de Hitler', 'la niña de sus ojos'.
(...)
Sin embargo, esta relación se truncó cuando, en 1934, Bormann descubrió que uno de los abuelos de Rosa era semita. Y es que, según las leyes raciales impuestas por el mismo « Führer », aquello la convertía en parcialmente judía. Al parecer, cuando se enteró de ello, Hitler decidió mantener la relación epistolar con la pequeña. «Las investigaciones muestran que incluso desde el principio se dio cuenta de la herencia judía de la niña, pero optó por ignorarla, ya fuera por motivos personales o de propaganda».

Bormann, por el contrario, no estaba dispuesto a permitirlo. Por ello, prohibió a la progenitora y a su hija el acceso al Berghof e impidió a Hoffmann que publicara cualquier imagen en la que ambos apareciesen juntos. En principio, y según afirma el autor en la mencionada obra, no informó de ello al líder nancy. No obstante, el fotógrafo acabó revelando todo la verdad. «Hitler estaba tan furioso de que hubiera denunciado a su pequeña amiga que le dijo que “ hay personas que tienen verdadero talento para arruinar mi alegría ”», finaliza.

https://www.elindependiente.com/ten...as-de-la-nina-alubia*-que-conquisto-a-hitler/

https://www.abc.es/historia/abci-se...ovia-alubia*-7-anos-201811120204_noticia.html


En el caso de Stalin me refiero a su hija Svetlana. Hija de el dictador soviético y de Nadia Ililúyeva, suicidada en oscuras circunstancias.

Stalin fue un padre duro y despectivo con su hijos varones, Yákov y Vasili. Pero con Svetlana era diferente.

svetalana.jpg

Si Vasili quedó hecho pedazos tras el suicidio de Nadia, padre
e hija se volvieron más cercanos: él cenaba con ella después de
la escuela y le firmaba la tarea; con orgullo la presentó a
Winston Churchill. Si alguna vez él amó en verdad a alguien
en la vida fue a ella. “Yo era su mascota”, dijo ella. “Él era
muy cariñoso”.
En los archivos encontré las cartas de ambos. Stalin la lla-
maba “mi gorrioncito, mi gran dicha”. Stalin animó a Svetlana,
a los once años, a que actuara como si fuera la dictadora de
Rusia. Svetlana le escribió al politburó en Moscú dando la or-
den de postergar la entrada a la escuela en toda la URSS. El
diputado de Stalin contestó con esta nota: “¡Viva nuestra Jefa
Svetlana! ¡Aguardo sus instrucciones sobre la postergación de
la escuela durante veinte días!” El politburó en pleno firmó la
nota con comentarios graciosos: “¡De acuerdo! ¡Su obediente
campesino!” En otra ocasión le escribió a Stalin: “Orden del Día
Número 3: Le ordeno que me muestre lo que sucede en el Co-
mité Central. Estrictamente confidencial. S. Stalina, La Jefa”.
El propio Stalin, llamándose a sí mismo “Su humilde secreta-
rio”, respondió “su carta nos ha permitido abrirnos camino en
unos asuntos políticos harto complicados”. Pero hasta la indul-
gencia del amor paternal no soporta la autocrática ansiedad
por el control total: la relación entre ambos se fue al diablo
cuando ella descubrió el suicidio de su progenitora y su independen-
cia emocional: Stalin, un padre con la mojigatería victoriana y
el tradicionalismo georgiano, se volvió loco cuando ella se ena-
moró de Alexei Kapler, un guionista judío. Él tenía 40, Svetla-
na 16. Stalin, al menos en esto un padre típico, le dio una
bofetada a su hija y rompió sus cartas de amor. Luego hizo deportar a Kapler a Siberia.



In the end only kindness matters.
 
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