HOGO CUIDAO, ya no se puede decir eso de que solo existe una raza: la raza prorrusa.
Pringozin se ha puesto caminito de Moscú para cerrarle el horto al calbo botulínico y esto solo puede suponer que más pronto que tarde habrá un cuello de botella de vodka que hará mutar el genóma de buena parte de las pilinguinejas y les hará converger en una nueva especie totalmente diferente que compartirá espacio vital con los amamoros karidoriteros, obligándoles a matarse entre sí por los recursos (léase el tesorito de las cabras).