Ochoa
Madmaxista
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El 12 de enero de 1964, un grupo de entre de 300 a 800 personas se apoderó violentamente de la isla de Zanzíbar en lo que vino a ser conocida como la “Revolución de Zanzíbar”. Este grupo estaba ostensiblemente liderado por un anónimo joven ugandés llamado John Okello, que se había instalado en la isla de Pemba algunos años antes. El gobierno electo de Zanzíbar fue disuelto y el sultán depuesto en una sangrienta rebelión. Aquel acto inesperado revirtió 200 años de dominio árabe en la vida política y económica del archipiélago de Zanzíbar y aseguró que, contrariamente a la política desarrollada por los británicos durante el gobierno colonial, las islas fueran predominantemente africanas en su naturaleza en lugar de árabes.
Okello se dirige a las masas durante la "Revolución de Zanzíbar"
Pero esta “guerra de liberación” tuvo un lado oscuro. Se estima que el número de personas de origen árabe o asiático asesinadas osciló entre las 17.000 y las 20.000 víctimas. Esta es la trágica historia de la “revolución de nueve horas” de 1964 en Zanzíbar.
Árabes masacrados durante la "Revolución de Zanzíbar"
ANTECEDENTES
Para comprender la “Revolución de Zanzíbar” uno debe antes conocer la historia del archipiélago. Alejado apenas 35 kilómetros de la costa oriental del sur muy sur, Zanzíbar comprende dos islas principales, Zanzíbar y Pemba, así como un conjunto de islas menores adyacentes. Su población preeminentemente fiel a la religión del amora comprendía una comunidad del sur muy sur mayoritaria y unas consistentes minorías árabe y asiática. La situación estratégica de Zanzíbar en el Océano Índico ayudó a crear una sociedad históricamente rica y cosmopolita. El comercio entre África, Asia y Oriente Medio confluyó en las islas atrayendo multitud de influencias.
Situación del archipiélago de Zanzíbar en el Océano Índico
Los portugueses llegaron a finales del siglo XV y dominaron el comercio marítimo en África Oriental hasta que el Sultanato de Omán los expulsó del control de los mares al norte de Mozambique en 1729. La culminación del poder omaní sobre Zanzíbar ocurrió durante el reinado del sultán Said entre los años 1830 y 1840, cuando trasladó la corte del propio Omán a la ciudad de Zanzíbar, determinando un Sultanato más enfocado en África que en su sede arábiga. La decisión del sultán de trasladar la capital a Zanzíbar contrajo la llegada de miles de omaníes y otros árabes al archipiélago. La irrupción del dominio directo omaní convirtió Zanzíbar en el epicentro del mercado de esclavos en el Índico, siendo el sultán y la élite árabe propietarios de gran número de ellos traídos desde la costa oriental del continente. El consiguiente desarrollo de un sistema de plantaciones dominado por la clase terrateniente árabe y una clase trabajadora del sur muy sur afectó profundamente las relaciones de producción en las islas, imperando en Zanzíbar una sociedad esclavista.
Esclavistas zanzibarianos en compañía de un agente colonial británico
Fue también durante el dominio del Sultanato de Omán que Zanzíbar se convirtió en el mayor productor de clavo. El sultán Said ordenó a los colonos árabes cultivar árbol del clavo tanto en Zanzíbar como en Pemba, ya que dicha especia se había convertido en un bien valioso para su exportación. El cultivo y recolección de los clavos, sin embargo, recaía en mano de obra esclava.
Recolectores jovenlandeses de clavo en Zanzíbar
Tras una serie de incursiones alemanas y francesas en el marco de la lucha de las potencias europeas por apoderarse de África, el dominio colonial británico finalmente alcanzó aquel territorio en 1890. En 1897, momento en el cual Zanzíbar era ya un protectorado, la esclavitud fue abolida. Los esclavos fueron remplazados por trabajadores itinerantes que eran principalmente bantúes del continente empleados cada temporada para la recolección de los clavos. Sin embargo, al convertirse en protectorado, el poder colonial profundizó en las principales divisiones étnicas preexistentes. La administración británica mantuvo y a veces incluso exacerbó los prejuicios agrupando a la población en clasificaciones raciales y perpetuando una estructura que favorecía a los omanís frente a los jovenlandeses. Algunos historiadores han responsabilizado a la táctica de “divide y vencerás” practicada por los británicos como la responsable del incremento de la animadversión interétnica en el archipiélago. Antes del genocidio de 1964 vivían en Zanzíbar unos 50.000 árabes frente a 230.000 jovenlandeses continentales y shirazis (personas consideradas de mezcla del sur muy sur y persa). También había una comunidad de aproximadamente 20.000 asiáticos. El poder territorial, político y laboral permaneció en manos de los árabes, aunque la comunidad asiática era prominente en los negocios y el comercio.
Fotografía del bazar de Darajani en la Ciudad de Piedra de Zanzíbar
Llegada la década de los 50 una gran tormenta política alcanzó el territorio cuando el fervor anticolonialista recorría África. En consecuencia, se formaron partidos políticos. Las principales formaciones que surgieron estaban organizadas en base a la afiliación étnica. El primer partido en conformarse fue el mayoritariamente árabe Partido Nacionalista de Zanzíbar (ZNP) cuyo programa político estaba inspirado en el régimen marxista y panarabista de Egipto. En 1957 el más moderado Partido Afro-Shirazi (ASP) fue fundado, siendo su líder Abeid Amani Karume. Posteriormente el Partido Popular de Zanzíbar y Pemba (ZPPP) se escindió del ASP. Las elecciones de enero de 1961 produjeron un resultado de punto muerto puesto que el reparto de 22 escaños se dividió en once para el ZNP y otros tantos para el ASP. A raíz de esto los británicos habilitaron otro representante más por la isla de Pemba y se celebraron nuevos comicios en junio de 1961 con el ZNP y el ZPPP conformando una coalición electoral. Favorecida por el sistema de voto, esta coalición consiguió 12 escaños mientras que el ASP obtuvo solo 10, aunque fuera el partido más votado. El ASP alegó que se había producido un fraude electoral y estalló una protesta que culminó en la fin de 16 personas. En las elecciones anteriores a la independencia de julio de 1963 el partido dominado por los árabes, el ZNP, y sus aliados del ZPPP lograron la mayoría de escaños. Previamente a estas elecciones el ZNP recibió un duro golpe cuando un grupo de jóvenes militantes encabezados por Abdulrahman Mohammed Babu se escindieron para fundar el Partido Umma (UP). Sin embargo, este partido radical de izquierdas no presentó ningún candidato. En aquellas elecciones el ASP obtuvo el 54% de los votos. Sin embargo, debido a los arreglos en la constitución de las circunscripciones solo les otorgaron 13 de los 31 escaños de la Asamblea Nacional.
Banderas del partido ASP y del Sultanato de Zanzíbar con la flor de clavo
Para muchos jovenlandeses los resultados de 1963 iban contra el propósito constitucional de afrontar los desequilibrios sociales, políticos y económicos existentes en la sociedad zanzibariana y también parecía que daban la espalda a los movimientos revolucionarios que estaban sacudiendo África Oriental. El 10 de diciembre de 1963 Zanzíbar recibió la independencia formal de Gran Bretaña y se convirtió en una monarquía constitucional bajo el sultán Jamshid bin-Abdalá. Sin embargo, el evento se vivió con tensión y las celebraciones fueron parcas. La mitad de la población zanzibariana no lo percibió como un día de júbilo. Por el contrario, el terreno estaba abonado para la insurrección. En los días posteriores a la independencia el gobierno exacerbó los sentimientos entre las masas cuando comenzó a diseñar una legislación destinada a limitar la actividad de la prensa y los grupos de oposición, así como sustituir a los funcionarios existentes de la policía y la administración por personal conocido por apoyar al partido del gobierno. Desde el punto de vista de los jovenlandeses, el ZNP no sólo había arrebatado el poder que merecía el ASP, sino que también estaba ilegalizando sistemáticamente a la oposición, una situación que hacía necesario alzarse en rebelión. Además de esto, debido a la ingenuidad de las autoridades, muchos oficiales de policía de origen continental despedidos permanecieron en Zanzíbar, ya que nadie se encargó de garantizar su repatriación, quedando así en las islas un grupo significativo de hombres con entrenamiento paramilitar, conocimiento íntimo de los procedimientos policiales y un hondo resentimiento contra el gobierno. Esta precaria situación explotaría finalmente en las primeras horas del 12 de enero de 1964 en la forma de una insurrección armada comandada por el militante juvenil ugandés del ASP John Okello, después autoproclamado “Mariscal de Campo de Zanzíbar y Pemba”.
JOHN GIDEON OKELLO
Descrito como un individuo encantador aunque algo errático, John Okello nació en el distrito de Lango, situado en lo que entonces era el protectorado británico de Uganda, en 1937. A la edad de 15 años abandonó su hogar y comenzó una singular andadura encontrando empleo en distintos lugares del África Oriental. Se desempeñó como oficinista, sirviente, jardinero y realizó otros trabajos duros mientras vivía en distintos lugares de Uganda, Kenia y bombachanica. Okello fue arrestado en Nairobi acusado de violación y pasó dos años en prisión. En ese momento Kenia era colonia británica y aquel episodio de su vida provocó en John Okelllo un profundo repruebo hacia los británicos. En 1955 se instaló en la isla de Pemba, donde trató de encontrar empleo en las plantaciones. Asimismo, se unió al ASP de Abeid Karume. Durante su estancia allí Okello adquirió reputación de ser un anticolonialista radical. En su retórica siempre había un lugar reservado para los ataques al Imperio Británico y también contra los asiáticos radicados en Zanzíbar, principalmente aquellos procedentes del subcontinente indio, que habían monopolizado la vida comercial del archipiélago. Okello también solía arremeter contra los árabes, que dominaban la vida política del Sultanato.
John Okello en una de sus arengas durante la "Revolución de Zanzíbar"
En 1963 John Okello se mudó a la isla de Zanzíbar, donde entró en contacto con líderes de la organización juvenil del ASP. Durante su estancia allí se convirtió en miembro de la asociación de pintores y como pintor el trabajo le ofreció un modesto salario y también le permitió viajar alrededor de la isla, dándole la ocasión de dar discursos en las delegaciones sindicales. En realidad esta era su oportunidad para dar un golpe y derrocar al sultán. En su tiempo libre Okello formó un pequeño ejército de decididos nacionalistas jovenlandeses. Este “ejército” debía adherirse a las rígidas normas impuestas por él tales como la abstinencia sensual y la prohibición de beber alcohol. John Okello era un hombre muy religioso y creía que había sido instruido en sus sueños por Dios para derribar el dominio colonial árabe y constituir un gobierno revolucionario en el archipiélago de Zanzíbar.
John Okello y sus hombres
“REVOLUCIÓN”
La “Revolución de Zanzíbar” comenzó alrededor de las tres de la mañana del 12 de enero de 1964. Los detalles exactos sobre la planificación y los contactos previos al levantamiento son difíciles de conocer con exactitud. El relato oficial de la revolución, publicado en su primer aniversario, asegura que la operación fue planeada y dirigida por el líder del ASP, Abeid Karume. Los dirigentes de Zanzíbar siempre han sostenido que Okello no formó parte de la planificación de la revolución. Las autoridades zanzibarianas también afirman que se decidió por motivos de seguridad que Karume estuviera fuera de Zanzíbar cuando el golpe tuviera lugar, razón por la cual habría viajado a Dar es-Salam, en bombachanica. La historia juzgará esta versión de lo acontecido. El relato comúnmente aceptado en torno a los hechos que rodearon la revolución es que la planificación corrió a manos de miembros radicales de la liga juvenil del ASP compinchados con John Okello. En cualquiera caso, antes del golpe Okello ya había dado instrucciones a sus seguidores de que mataran a todos los árabes entre los 18 y 28 años y que violaran a las mujeres; exceptuando a las vírgenes, las embarazadas y las ancianas. Así, aquella madrugada de enero de 1964 John Okello y sus fuerzas asaltaron el principal arsenal de la policía en el cuartel en Ziwani, a las afueras de la capital. Armados con lanzas, flechas y machetes, Okello y sus hombres rápidamente eliminaron a dos centinelas y saquearon el moderno arsenal de las instalaciones. Después inmovilizaron a los agentes de la policía del Sultanato que estaban dormidos y desarmados en la planta superior.
Ahora los revolucionarios eran la fuerza mejor armada en Zanzíbar y, llegado el mediodía, unas 600 personas secundaban a Okello en su propósito de asaltar el poder. Estos grupos tomaron el control sobre la emisora local de radio, el aeropuerto, así como otra comisaría de policía antes de dirigirse al cuartel general del Sultanato. Tras marchar triunfalmente por la Ciudad de Piedra, John Okello emitió una declaración a través de Radio Zanzíbar, anunciando la toma del poder y proclamándose “Mariscal de Campo de Zanzíbar y Pemba”. Asimismo, ordenó al sultán que asesinara a su propia familia y que después se suicidase; de lo contrario, Okello mismo lo haría. Sin embargo el sultán, su familia y algunos miembros de su gabinete escaparon a bombachanica y desde allí a Inglaterra para no regresar jamás.
El sultán Jamshid bin-Abdalá recibe asilo en Londres
Mientras todo esto ocurría, las fuerzas del Sultanato sólo realizaron un serio contraataque para repeler la insurrección. Su unidad aérea llegó a la escena aproximadamente una hora después del asalto al acuartelamiento de Ziwani. Aquellos 75 soldados portaban armas ligeras y no podían hacer frente a lo que para ese momento era ya un batallón de hombres bien pertrechados comandados por John Okello. En un acto de genocidio, Okello y sus hombres asesinaron y encerraron en campos de concentración a unas 20.000 personas catalogadas como árabes o asiáticos. Además de estas matanzas, los sublevados cometieron miles de violaciones y destruyeron negocios y hogares. En pocas semanas, un tercio de la población zanzibariana había muerto o huido del país. Tras la masacre selectiva, miles más fueron retenidos en campos de concentración y posteriormente deportados.
Escena de la purga anti-árabe
En mitad de este “proceso revolucionario”, miembros del Partido Umma (UP) de Abdulrahman Babu que no habían participado en el levantamiento comenzaron a tomar rápidamente el control de la situación ofreciendo su liderazgo ante el vacío de poder. Sin embargo, la presencia en Zanzíbar tras la revolución de seguidores del UP que habían recibido adiestramiento en Cuba y portando uniformes de combate del ejército cubano incrementó la errónea creencia de que la revolución suponía un asalto comunista al poder del estilo cubano. Esta percepción encajaba con los temores anglo-americanos, alimentando la preocupación por que Zanzíbar pudiera convertirse en una Cuba del sur muy sur bajo control soviético. Además de la pérdida de vidas, uno de los más desgraciados resultados de la “Revolución de Zanzíbar” fue que el país perdió a la mayor parte de sus intelectuales y a muchos de sus trabajadores especializados. Los posteriores fracasos en el desarrollo de la Zanzíbar “revolucionaria” se debieron precisamente al éxodo masivo de intelectuales, profesionales cualificados y expertos en diversas materias ocurrido a causa el genocidio.
Prisioneros árabes y asiáticos siendo confinados antes de su deportación
Okello se dirige a las masas durante la "Revolución de Zanzíbar"
Pero esta “guerra de liberación” tuvo un lado oscuro. Se estima que el número de personas de origen árabe o asiático asesinadas osciló entre las 17.000 y las 20.000 víctimas. Esta es la trágica historia de la “revolución de nueve horas” de 1964 en Zanzíbar.
Árabes masacrados durante la "Revolución de Zanzíbar"
ANTECEDENTES
Para comprender la “Revolución de Zanzíbar” uno debe antes conocer la historia del archipiélago. Alejado apenas 35 kilómetros de la costa oriental del sur muy sur, Zanzíbar comprende dos islas principales, Zanzíbar y Pemba, así como un conjunto de islas menores adyacentes. Su población preeminentemente fiel a la religión del amora comprendía una comunidad del sur muy sur mayoritaria y unas consistentes minorías árabe y asiática. La situación estratégica de Zanzíbar en el Océano Índico ayudó a crear una sociedad históricamente rica y cosmopolita. El comercio entre África, Asia y Oriente Medio confluyó en las islas atrayendo multitud de influencias.
Situación del archipiélago de Zanzíbar en el Océano Índico
Los portugueses llegaron a finales del siglo XV y dominaron el comercio marítimo en África Oriental hasta que el Sultanato de Omán los expulsó del control de los mares al norte de Mozambique en 1729. La culminación del poder omaní sobre Zanzíbar ocurrió durante el reinado del sultán Said entre los años 1830 y 1840, cuando trasladó la corte del propio Omán a la ciudad de Zanzíbar, determinando un Sultanato más enfocado en África que en su sede arábiga. La decisión del sultán de trasladar la capital a Zanzíbar contrajo la llegada de miles de omaníes y otros árabes al archipiélago. La irrupción del dominio directo omaní convirtió Zanzíbar en el epicentro del mercado de esclavos en el Índico, siendo el sultán y la élite árabe propietarios de gran número de ellos traídos desde la costa oriental del continente. El consiguiente desarrollo de un sistema de plantaciones dominado por la clase terrateniente árabe y una clase trabajadora del sur muy sur afectó profundamente las relaciones de producción en las islas, imperando en Zanzíbar una sociedad esclavista.
Esclavistas zanzibarianos en compañía de un agente colonial británico
Fue también durante el dominio del Sultanato de Omán que Zanzíbar se convirtió en el mayor productor de clavo. El sultán Said ordenó a los colonos árabes cultivar árbol del clavo tanto en Zanzíbar como en Pemba, ya que dicha especia se había convertido en un bien valioso para su exportación. El cultivo y recolección de los clavos, sin embargo, recaía en mano de obra esclava.
Recolectores jovenlandeses de clavo en Zanzíbar
Tras una serie de incursiones alemanas y francesas en el marco de la lucha de las potencias europeas por apoderarse de África, el dominio colonial británico finalmente alcanzó aquel territorio en 1890. En 1897, momento en el cual Zanzíbar era ya un protectorado, la esclavitud fue abolida. Los esclavos fueron remplazados por trabajadores itinerantes que eran principalmente bantúes del continente empleados cada temporada para la recolección de los clavos. Sin embargo, al convertirse en protectorado, el poder colonial profundizó en las principales divisiones étnicas preexistentes. La administración británica mantuvo y a veces incluso exacerbó los prejuicios agrupando a la población en clasificaciones raciales y perpetuando una estructura que favorecía a los omanís frente a los jovenlandeses. Algunos historiadores han responsabilizado a la táctica de “divide y vencerás” practicada por los británicos como la responsable del incremento de la animadversión interétnica en el archipiélago. Antes del genocidio de 1964 vivían en Zanzíbar unos 50.000 árabes frente a 230.000 jovenlandeses continentales y shirazis (personas consideradas de mezcla del sur muy sur y persa). También había una comunidad de aproximadamente 20.000 asiáticos. El poder territorial, político y laboral permaneció en manos de los árabes, aunque la comunidad asiática era prominente en los negocios y el comercio.
Fotografía del bazar de Darajani en la Ciudad de Piedra de Zanzíbar
Llegada la década de los 50 una gran tormenta política alcanzó el territorio cuando el fervor anticolonialista recorría África. En consecuencia, se formaron partidos políticos. Las principales formaciones que surgieron estaban organizadas en base a la afiliación étnica. El primer partido en conformarse fue el mayoritariamente árabe Partido Nacionalista de Zanzíbar (ZNP) cuyo programa político estaba inspirado en el régimen marxista y panarabista de Egipto. En 1957 el más moderado Partido Afro-Shirazi (ASP) fue fundado, siendo su líder Abeid Amani Karume. Posteriormente el Partido Popular de Zanzíbar y Pemba (ZPPP) se escindió del ASP. Las elecciones de enero de 1961 produjeron un resultado de punto muerto puesto que el reparto de 22 escaños se dividió en once para el ZNP y otros tantos para el ASP. A raíz de esto los británicos habilitaron otro representante más por la isla de Pemba y se celebraron nuevos comicios en junio de 1961 con el ZNP y el ZPPP conformando una coalición electoral. Favorecida por el sistema de voto, esta coalición consiguió 12 escaños mientras que el ASP obtuvo solo 10, aunque fuera el partido más votado. El ASP alegó que se había producido un fraude electoral y estalló una protesta que culminó en la fin de 16 personas. En las elecciones anteriores a la independencia de julio de 1963 el partido dominado por los árabes, el ZNP, y sus aliados del ZPPP lograron la mayoría de escaños. Previamente a estas elecciones el ZNP recibió un duro golpe cuando un grupo de jóvenes militantes encabezados por Abdulrahman Mohammed Babu se escindieron para fundar el Partido Umma (UP). Sin embargo, este partido radical de izquierdas no presentó ningún candidato. En aquellas elecciones el ASP obtuvo el 54% de los votos. Sin embargo, debido a los arreglos en la constitución de las circunscripciones solo les otorgaron 13 de los 31 escaños de la Asamblea Nacional.
Banderas del partido ASP y del Sultanato de Zanzíbar con la flor de clavo
Para muchos jovenlandeses los resultados de 1963 iban contra el propósito constitucional de afrontar los desequilibrios sociales, políticos y económicos existentes en la sociedad zanzibariana y también parecía que daban la espalda a los movimientos revolucionarios que estaban sacudiendo África Oriental. El 10 de diciembre de 1963 Zanzíbar recibió la independencia formal de Gran Bretaña y se convirtió en una monarquía constitucional bajo el sultán Jamshid bin-Abdalá. Sin embargo, el evento se vivió con tensión y las celebraciones fueron parcas. La mitad de la población zanzibariana no lo percibió como un día de júbilo. Por el contrario, el terreno estaba abonado para la insurrección. En los días posteriores a la independencia el gobierno exacerbó los sentimientos entre las masas cuando comenzó a diseñar una legislación destinada a limitar la actividad de la prensa y los grupos de oposición, así como sustituir a los funcionarios existentes de la policía y la administración por personal conocido por apoyar al partido del gobierno. Desde el punto de vista de los jovenlandeses, el ZNP no sólo había arrebatado el poder que merecía el ASP, sino que también estaba ilegalizando sistemáticamente a la oposición, una situación que hacía necesario alzarse en rebelión. Además de esto, debido a la ingenuidad de las autoridades, muchos oficiales de policía de origen continental despedidos permanecieron en Zanzíbar, ya que nadie se encargó de garantizar su repatriación, quedando así en las islas un grupo significativo de hombres con entrenamiento paramilitar, conocimiento íntimo de los procedimientos policiales y un hondo resentimiento contra el gobierno. Esta precaria situación explotaría finalmente en las primeras horas del 12 de enero de 1964 en la forma de una insurrección armada comandada por el militante juvenil ugandés del ASP John Okello, después autoproclamado “Mariscal de Campo de Zanzíbar y Pemba”.
JOHN GIDEON OKELLO
Descrito como un individuo encantador aunque algo errático, John Okello nació en el distrito de Lango, situado en lo que entonces era el protectorado británico de Uganda, en 1937. A la edad de 15 años abandonó su hogar y comenzó una singular andadura encontrando empleo en distintos lugares del África Oriental. Se desempeñó como oficinista, sirviente, jardinero y realizó otros trabajos duros mientras vivía en distintos lugares de Uganda, Kenia y bombachanica. Okello fue arrestado en Nairobi acusado de violación y pasó dos años en prisión. En ese momento Kenia era colonia británica y aquel episodio de su vida provocó en John Okelllo un profundo repruebo hacia los británicos. En 1955 se instaló en la isla de Pemba, donde trató de encontrar empleo en las plantaciones. Asimismo, se unió al ASP de Abeid Karume. Durante su estancia allí Okello adquirió reputación de ser un anticolonialista radical. En su retórica siempre había un lugar reservado para los ataques al Imperio Británico y también contra los asiáticos radicados en Zanzíbar, principalmente aquellos procedentes del subcontinente indio, que habían monopolizado la vida comercial del archipiélago. Okello también solía arremeter contra los árabes, que dominaban la vida política del Sultanato.
John Okello en una de sus arengas durante la "Revolución de Zanzíbar"
En 1963 John Okello se mudó a la isla de Zanzíbar, donde entró en contacto con líderes de la organización juvenil del ASP. Durante su estancia allí se convirtió en miembro de la asociación de pintores y como pintor el trabajo le ofreció un modesto salario y también le permitió viajar alrededor de la isla, dándole la ocasión de dar discursos en las delegaciones sindicales. En realidad esta era su oportunidad para dar un golpe y derrocar al sultán. En su tiempo libre Okello formó un pequeño ejército de decididos nacionalistas jovenlandeses. Este “ejército” debía adherirse a las rígidas normas impuestas por él tales como la abstinencia sensual y la prohibición de beber alcohol. John Okello era un hombre muy religioso y creía que había sido instruido en sus sueños por Dios para derribar el dominio colonial árabe y constituir un gobierno revolucionario en el archipiélago de Zanzíbar.
John Okello y sus hombres
“REVOLUCIÓN”
La “Revolución de Zanzíbar” comenzó alrededor de las tres de la mañana del 12 de enero de 1964. Los detalles exactos sobre la planificación y los contactos previos al levantamiento son difíciles de conocer con exactitud. El relato oficial de la revolución, publicado en su primer aniversario, asegura que la operación fue planeada y dirigida por el líder del ASP, Abeid Karume. Los dirigentes de Zanzíbar siempre han sostenido que Okello no formó parte de la planificación de la revolución. Las autoridades zanzibarianas también afirman que se decidió por motivos de seguridad que Karume estuviera fuera de Zanzíbar cuando el golpe tuviera lugar, razón por la cual habría viajado a Dar es-Salam, en bombachanica. La historia juzgará esta versión de lo acontecido. El relato comúnmente aceptado en torno a los hechos que rodearon la revolución es que la planificación corrió a manos de miembros radicales de la liga juvenil del ASP compinchados con John Okello. En cualquiera caso, antes del golpe Okello ya había dado instrucciones a sus seguidores de que mataran a todos los árabes entre los 18 y 28 años y que violaran a las mujeres; exceptuando a las vírgenes, las embarazadas y las ancianas. Así, aquella madrugada de enero de 1964 John Okello y sus fuerzas asaltaron el principal arsenal de la policía en el cuartel en Ziwani, a las afueras de la capital. Armados con lanzas, flechas y machetes, Okello y sus hombres rápidamente eliminaron a dos centinelas y saquearon el moderno arsenal de las instalaciones. Después inmovilizaron a los agentes de la policía del Sultanato que estaban dormidos y desarmados en la planta superior.
Ahora los revolucionarios eran la fuerza mejor armada en Zanzíbar y, llegado el mediodía, unas 600 personas secundaban a Okello en su propósito de asaltar el poder. Estos grupos tomaron el control sobre la emisora local de radio, el aeropuerto, así como otra comisaría de policía antes de dirigirse al cuartel general del Sultanato. Tras marchar triunfalmente por la Ciudad de Piedra, John Okello emitió una declaración a través de Radio Zanzíbar, anunciando la toma del poder y proclamándose “Mariscal de Campo de Zanzíbar y Pemba”. Asimismo, ordenó al sultán que asesinara a su propia familia y que después se suicidase; de lo contrario, Okello mismo lo haría. Sin embargo el sultán, su familia y algunos miembros de su gabinete escaparon a bombachanica y desde allí a Inglaterra para no regresar jamás.
El sultán Jamshid bin-Abdalá recibe asilo en Londres
Mientras todo esto ocurría, las fuerzas del Sultanato sólo realizaron un serio contraataque para repeler la insurrección. Su unidad aérea llegó a la escena aproximadamente una hora después del asalto al acuartelamiento de Ziwani. Aquellos 75 soldados portaban armas ligeras y no podían hacer frente a lo que para ese momento era ya un batallón de hombres bien pertrechados comandados por John Okello. En un acto de genocidio, Okello y sus hombres asesinaron y encerraron en campos de concentración a unas 20.000 personas catalogadas como árabes o asiáticos. Además de estas matanzas, los sublevados cometieron miles de violaciones y destruyeron negocios y hogares. En pocas semanas, un tercio de la población zanzibariana había muerto o huido del país. Tras la masacre selectiva, miles más fueron retenidos en campos de concentración y posteriormente deportados.
Escena de la purga anti-árabe
En mitad de este “proceso revolucionario”, miembros del Partido Umma (UP) de Abdulrahman Babu que no habían participado en el levantamiento comenzaron a tomar rápidamente el control de la situación ofreciendo su liderazgo ante el vacío de poder. Sin embargo, la presencia en Zanzíbar tras la revolución de seguidores del UP que habían recibido adiestramiento en Cuba y portando uniformes de combate del ejército cubano incrementó la errónea creencia de que la revolución suponía un asalto comunista al poder del estilo cubano. Esta percepción encajaba con los temores anglo-americanos, alimentando la preocupación por que Zanzíbar pudiera convertirse en una Cuba del sur muy sur bajo control soviético. Además de la pérdida de vidas, uno de los más desgraciados resultados de la “Revolución de Zanzíbar” fue que el país perdió a la mayor parte de sus intelectuales y a muchos de sus trabajadores especializados. Los posteriores fracasos en el desarrollo de la Zanzíbar “revolucionaria” se debieron precisamente al éxodo masivo de intelectuales, profesionales cualificados y expertos en diversas materias ocurrido a causa el genocidio.
Prisioneros árabes y asiáticos siendo confinados antes de su deportación
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