El genocidio blanco y la sustitución étnica es ya un hecho consumado en muchos barrios de ciudades españolas.

Manoliko dijo:

Y no me refiero a que se vean jovenlandeses y latinitos a diario cuando sales a la calle, que eso ocurre en toda España. Me refiero a que no ves blancos. En buena parte de ciudades catalanas como Hospitalet, Badalona o Mataró, vas por la calle y tan solo ves jovenlandeses, neցros, paquis, colombianos y chinos. Y te miran raro, porque el extraño y el exótico allí eres tú. Todas las carnicerías son halal, todas las peluquerías regentadas por marroquíes y las verdulerías por paquis. Es como estar en otro continente.

Muchos progres creen que eso no va con ellos, que en su barrio nunca sucederá; pero evidentemente se equivocan. Estos barrios, hace 20 años estaban poblados por una mayoría abrumadora de españoles, y ahora no los hay, han desaparecido. Y lo mismo pasará en toda España en menos de lo que os imagináis.

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Tae-suk dijo:

Entiendo que algunos estéis desmoralizados, yo también lo estoy a veces. Pero no estoy desesperado, o desesperanzado. Veo motivos para el desánimo, sin duda, pero también para la esperanza.

1. Aunque algunos no lo vean y otros lo vean pero no lo reconozcan, ALGO está cambiando, tanto en España como en Europa. La gente, quiero decir, los EUROPEOS, están/estamos despertando. No todos, pero cada vez más, y esto era impensable hasta hace sólo 4 o 5 años. ¿Que está siendo un despertar lento? Pues sí. Y sobre todo, está llegando tarde, muy tarde. No sé si demasiado tarde, pero los europeos teníamos motivos de sobra para levantarnos y lo tendríamos que haber hecho hace años, no ahora. Dicho esto, mejor tarde que nunca.

2. Ese cambio de mentalidad y de paradigma ya se está traduciendo en votos, en representación y en gobiernos. Italia es un ejemplo, pero no el único. En España, si hubiera elecciones ahora, el orate se iría por el desagüe, simplemente porque la gente ya está harta de él, como sucedió en 2011. Rajoy ganó con mayoría absoluta, no porque entusiasmara a las masas, sino porque la gente estaba hasta la platano de ZETAPARO, y eso que no se presentaba él, sino Rubalcaba. Si hay elecciones de aquí a un año, y yo no lo descarto, Feijóo ganaría de calle y podría gobernar con VOX.

3. Como ha sucedido otras veces a lo largo de la Historia, una vez que la revolución empiece, ya no hay marcha atrás. Se llevará por delante todo lo que pille. Los INVASORES jovenlandésNEGROS, y les llamo así porque no se merecen otro nombre, no son conscientes de que la paciencia de la gente tiene un límite y que ese límite está llegando. Ya ha habido pequeñas revoluciones contra los invasores en Irlanda, Italia, Austria o Dinamarca. Si esto sigue así, la GUERRA terminará por estallar. Y cuando eso suceda, que Alá les coja confesados. Porque sucederá.

https://gaceta.es/europa/miles-de-irlandeses-se-manifiestan-en-dublin-contra-la-inmigracion-ilegal-20240205-1834/

4. Los europeos, sin ser conscientes de ello hasta ahora, somos víctimas de la situación política actual y, aunque resulte paradójico, de nuestro estado democrático y de derecho. La UE surgió en el marco de la posguerra de la II GM. Desde entonces, Europa Occidental ha conocido un periodo de 70 años SIN UNA SOLA GUERRA y con muy escasa violencia. De hecho, los conflictos armados han sido de carácter interno: la ETA en España, el IRA en Reino Unido, la RAF (también conocida como Baader-Meinhof) en Alemania... Eso en Europa Occidental. Si ampliamos el marco a todo el continente, las pocas guerras que ha habido han sido las revoluciones anticomunistas en Europa del Este o el conflicto de los Balcanes, que no sucedió por una guerra entre dos o más países, sino que tenía un componente de repruebo interétnico. Es verdad que durante décadas existió lo que se llamó Guerra Fría entre el mundo occidental y los países comunistas, pero era una animadversión de carácter ideológico y político que no se tradujo en guerras entre estados. Las únicas guerras interestatales en Europa desde la II GM han sido la oleada turística turca del norte de Chipre, las guerras en el Cáucaso entre los años 1990 y comienzos de este siglo (entre Georgia y Rusia y entre Armenia y Azerbaiyán) y la oleada turística rusa de Ucrania, actualmente en curso.

Es decir, los europeos occidentales hemos vivido un largo periodo de paz que nos ha traido prosperidad y estabilidad social y económica, porque ya no nos peleamos entre nosotros, pero cuando nos hemos visto invadidos por poblaciones de otros continentes, no hemos sido capaces de hacer frente y responder, simplemente porque no sabíamos cómo hacerlo. Nunca nos habíamos visto en una así, tampoco los irresponsables que nos gobiernan, y en parte es comprensible no saber cómo actuar en una situación como ésta. Ser pacifista y apostar por la armonía universal es muy bonito, el problema es cuando te ataca un invasor cuya mentalidad está en las antípodas. No te defiendes, y menos aun contraatacas, porque ni siquiera sabes cómo hacerlo. Hasta que aprendes. En esas estamos.

Como digo, aunque la situación es difícil, también hay motivos para la esperanza. Y aunque no los hubiera, no cabe bajar los brazos y rendirse sin luchar. No cabe rendirse. Se lo debemos, sobre todo, a nuestros antepasados, que derramaron su sangre para hacer frente al invasor con muchos menos medios y en peores condiciones que las nuestras en la actualidad. Y se lo debemos a nuestros futuros sucesores, que no se merecen el legado que a este paso van a recibir. Porque, señores, tarde o temprano la historia nos juzgará a todos. Sí: a nosotros también.

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