castguer
Madmaxista
Barak Obama, el nuevo gurú que prometió sacar al mundo del atolladero de la actual recesión, apela a la honestidad de los dirigentes financieros y empresariales para escapar de la catástrofe. Les acusa de que sus abusos y codicia están en el origen de la crisis. Pero al propio tiempo respalda el aborto, la manipulación de embriones, la eutanasia y otras prácticas criminales que vulneran el orden natural e incluso principios éticos que en un tiempo defendieron algunos sectores laicistas menos exaltados o condicionados a los de ahora.
Subido al poste del tancredismo, como la tortuga del chiste que circula por Internet, BO alardeaba de que “la cumbre (de Londres) marcará una nueva etapa” y confía en establecer un nuevo orden económico internacional mas justo, el cual garantizaría un sistema financiero “tras*parente, seguro, eficaz y fiable, capaz de erradicar los “incentivos” que han provocado los abusos y la codicia en el mundo financiero internacional.
La apelación a los abusos y la codicia de financieros y grandes empresarios, a los que hay que sumar los poderes políticos, me trae a la memoria una cita de Adam Smith. Sostenía el padre del capitalismo que la economía es incompatible con la jovenlandesal. Elevaba a categoría de principio inapelable la esencia del relativismo como fundamento de los comportamientos individuales y colectivos. Y si al relativismo se añade el materialismo, su inseparable compañero, nos topamos con la perdurabilidad, hoy acrecentada, del soporte de la “revolución democrática”. Y causa de la catastrófica situación actual, de la que ni Obama ni ningún otro dirigente político sabe como afrontar. Tampoco los economistas en que se apoyan, más o menos acertados en el diagnóstico del mal, pero igualmente desconcertados para sacar de la UVI al paciente agónico. Desconocen, o quieren desconocer, que el sistema está al borde de la fin por estarlo la ideología relativista y materialista que durante algo más de dos siglos lo sustentó en sus dos versiones totalizadoras: el liberalismo capitalista y el capitalismo marxista de Estado.
Demos
Subido al poste del tancredismo, como la tortuga del chiste que circula por Internet, BO alardeaba de que “la cumbre (de Londres) marcará una nueva etapa” y confía en establecer un nuevo orden económico internacional mas justo, el cual garantizaría un sistema financiero “tras*parente, seguro, eficaz y fiable, capaz de erradicar los “incentivos” que han provocado los abusos y la codicia en el mundo financiero internacional.
La apelación a los abusos y la codicia de financieros y grandes empresarios, a los que hay que sumar los poderes políticos, me trae a la memoria una cita de Adam Smith. Sostenía el padre del capitalismo que la economía es incompatible con la jovenlandesal. Elevaba a categoría de principio inapelable la esencia del relativismo como fundamento de los comportamientos individuales y colectivos. Y si al relativismo se añade el materialismo, su inseparable compañero, nos topamos con la perdurabilidad, hoy acrecentada, del soporte de la “revolución democrática”. Y causa de la catastrófica situación actual, de la que ni Obama ni ningún otro dirigente político sabe como afrontar. Tampoco los economistas en que se apoyan, más o menos acertados en el diagnóstico del mal, pero igualmente desconcertados para sacar de la UVI al paciente agónico. Desconocen, o quieren desconocer, que el sistema está al borde de la fin por estarlo la ideología relativista y materialista que durante algo más de dos siglos lo sustentó en sus dos versiones totalizadoras: el liberalismo capitalista y el capitalismo marxista de Estado.
Demos