Que el Gran Capital internacional esté fundamentalmente compuesto por grupos oligárquicos divididos en sociedades secretas, corporaciones étnicas, religiosas, clanes y familias, es un hecho contrastable. Masones, judíos, calavera y huesos... influencias, contactos, elitismo, clientelismo, corporativismo... y probablemente en la cima estén las dinastías financieras de siempre con los Rothschild a la cabeza repartiendo estopa a diestro y siniestro.
Si, según el materialismo dialéctico, esto es conspiranoia, pues bienvenida sea.