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Madmaxista
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El pasado mes de abril una mujer suiza de cincuenta años fallecía por inanición, la autopsia realizada reveló sin lugar a dudas que murió de hambre. Obviamente Suiza no es Burundi y se trata de uno de los países más prósperos del planeta, un paraíso fiscal en el que generalmente las personas no mueren de inanición. La mujer había visionado previamente el documental «Vivir de la luz» que trata ese tema: la historia del químico suizo Michael Werner, de 62 años, y su experiencia con el yogui indio Prahlad Jani de 83, que aseguran poder vivir a través del respiracionismo y la luz solar. Navegando un poco por internet descubrimos que existe toda una teoría que nos invita a no ingerir alimentos y a vivir de la luz del sol ya que, por supuesto, existe una conspiración mundial por parte de las grandes multinacionales vinculadas al sector alimentario para que compremos sus productos y engordemos sus cuentas corrientes. Yo sé que todo esto puede sonar demencial o en el mejor de los casos anecdótico, pero el problema va más allá del mero chascarrillo.
En los últimos años se viene produciendo un fenómeno interesante, el de la conspiranoia. Cientos de blogs, portales y páginas inundan la red de redes para alertarnos de los peligros del Nuevo Orden Mundial o la tiranía de los Illuminatis. Al calor del éxito de documentales como Zeigeist, best-sellers como El código Da Vinci o páginas como Mundo Desconocido, los amigos de la conspiración han ido abriéndose un hueco hasta impregnar de forma permanente la vida política y cultural de medio planeta, pues se trata de un fenómeno global de dimensiones intercontinentales cuya importancia y tamaño ha ido parejo a la expansión de las nuevas tecnologías comunicativas e internet. Uno no se produce sin el otro: sin la existencia de blogs, youtube y portales, no existiría tal fenómeno de masas y quedaría reducido al movimiento ciertamente residual que había sido hasta la aparición de la red de redes: un par de libros de Jiménez del Oso sobre abduciones extraterrestres y un programa de radio en alguna emisora marginal.
Los politólogos y sociólogos de izquierda prefieren hacer como que no ocurre, a ningún intelectual serio se le ocurriría analizar este fenómeno en profundidad; se sentiría señalado y motivo de mofa y burla por el resto de la comunidad académica y probablemente sufriría el mayor de los desprecios por parte de sus colegas: nadie se imagina a Eduardo Galeano, a Pascual Serrano o al profesor Juan Carlos Monedero alertando de los peligros de un movimiento que sin base científica alguna, se abre cada vez más camino entre los jóvenes de nuestras sociedades postindustriales. Y hago mención a los politólogos y sociólogos de izquierdas porque, como veremos enseguida, es la derecha la que obtiene un rédito incalculable con la difusión de este tipo de teorías y planteamientos. Mientras la izquierda se duerme en los laureles, es curioso que buscando la palabra «Zeitgeist» en el buscador Google, aparezcan casi 41 millones de entradas mientras que introduciendo la palabra «socialismo» aparezcan tan solo 21 millones. Si introducimos los términos «Annunnakis» y «Michael Foucault», las entradas que buscan a los hombrecillos de otra galaxia que nos crearon ganan por goleada al filósofo estructuralista (2.610.000 frente a 1.780.000). Luego claro, es lógico que el 46% de norteamericanos se consideren creacionistas o que lo más reseñable de la iniciativa del 25-S toma el congreso, sean los pechos desnudos de una desequilibrada que se puso a rezar a Isis para sembrar el amor entre los antidisturbios.
La conspiración como fenómeno y herramienta de hacer política ha existido siempre, desde la operación Gladio en Europa a las distintas operaciones de bandera falsa que los gobiernos utilizaron para justificar su presencia en guerras (el hundimiento del Maine, del Lousitania, el incidente del golfo de Tokkin...) pasando por el 23F y el papel del Rey Juan Carlos en toda la trama o reciente golpe contra Hugo Chávez en 2002, tal jaleado por el diario El País en su momento. Conspiraciones que salen a la luz tras elaborados análisis que pueden llegar a durar años contrastados generalmente, tras acceder a desclasificados documentos de estado o de contrainteligencia. El problema surge cuando desde su blog algún un iluminado dice que el agua del mar es potable y cura el cáncer y muchos empiezan a repetir la mentira. Un paradigma interesante de la conspiranoia es el del SIDA. Primero dicen que el bichito no existe y que es una conspiración de las farmacéuticas para obtener ingentes beneficios con los retrovirales; luego no tienen el menor de los pudores en afirmar posteriormente que fue creado en un laboratorio. ¿En qué quedamos? ¿No existe o fue creado? Ahí radica la idiosincrasia de la conspiranoia, no tiene límite y al carecer de todo rigor científico o teórico puede contradecirse hasta el infinito. Por supuesto lo mejor es que uses preservativos en tus relaciones sensuales.
Paradigmas conspiranoicos hay muchos, enumeraré y refutaré los más radiados y conocidos:
- Los illuminati, un reducido grupo de multimillonarios en la sombra domina el mundo y conspira para esclavizarnos. En realidad esto tiene poco de novedoso o de conspiranoico, se llama lucha de clases y es el motor de la historia. Pero claro, resulta más atractivo y es mucho más cómodo leer el blog de un desequilibrado o un vídeo de tres minutos en youtube que empaparse de doscientos años de sociología, filosofía o teoría marxista.
- Se encuentra en marcha un Nuevo Orden Mundial cuyo fin es la dominación planetaria. En realidad esto también tiene muy poco de novedoso, no es más que la traducción de la política expansionista norteamericana. Nuevos órdenes mundiales ha habido muchos, los acuerdos de Bretton Woods, Yalta, la era Reagan-Thatcher, George Bush padre tras la caída de la Unión Soviética, George Bush junnior tras el 11 de septiembre y la guerra contra el terror... En resumidas cuentas lo que desde hace décadas se conoce como imperialismo americano.
- El 11S fue un autoatentado. Es muy cierto que existen una serie de puntos oscuros no aclarados (ausencia de fuselaje del avión que supuestamente se estrelló contra el pentágono, la caída del edificio siete, que dos torres preparadas para el impacto de boings se cayeran como castillos de naipes...) pero mucho me temo que eso no es tampoco ninguna novedad: las operaciones de bandera falsa han sido empleadas por Estados Unidos para justificar su intervención en todas y cada una de las guerras en las que ha participado. Pero la conspiranoia es lo que tiene, carece de límites y entonces nos vamos adentrando en el mundillo de la sospecha infinita hasta que nos topamos con que el marxismo internacional es una conspiración judía para dominar el mundo, con que los aviones nos bombardean con Chemtrails, con que existen mosquitos-cámara que nos vigilan las veinticuatro horas del día, con que son las cremas de protección solar y no el sol lo que produce el cáncer, con que la teoría de la evolución es una farsa, con que hay cortesanas de la CIA que te reprograman el cerebro después de acostarte con ellas, con que el interior del planeta es hueco, tiene un sol en su interior y viven unos hombrecillos o con que en realidad estamos dominados por los reptilianos, pero sobre todo con que cualquier decisión o hecho relevante que acaece en el mundo, es dirigido en la sombra por la familia Rockefeller. Ojalá fuera así, con eliminar a unos cuantos de dicha familia, el mundo se libraría de la tiranía capitalista. En realidad y como es obvio, las cosas son algo más complejas.
En nuestro país contamos con varios iconos y mentores reivindicados por los conspiranoicos; por un lado García Trevijano, ultraliberal de derechas de sobra conocido que, ayudado por los inefables Trevijano boys, intenta pescar en el río revuleto del 15M. Por otra parte la página mundodesconocido.es (y sobre todo su canal de youtube con más de 75.000 suscriptores) nos alerta de la amenaza inminente de las elites secretas mientras anuncia neumáticos Goodyear, Phonehouse y Orange, empresas multinacionales en las que suponemos la familia Rockefeller y los reptilianos no poseen acciones en bolsa. Además tiene una cuenta Payapal para donativos con el fin de financiar a los guerreros de la luz. Por último, el trono indiscutible lo sustenta Rafa Pal, nuestro gurú conspiranoico nacional por excelencia y un fulastre supremo. Para que se hagan una idea, una de las teorías que sostiene este zascandil es la que dice que existe un plan secreto para convertir a la mitad de la población en gays, debido a la superpoblación que sufre el planeta. Motivo por el cual un grupo de militantes LGBT acudieron a boicotear una de sus conferencias. En realidad se vislumbra racismo (los judíos son malos), una homofobia latente (los gays están al servicio de las elites) y un conservadurismo reaccionario (el estado es malo y hay que privatizarlo todo), de manual en todos estos planteamientos inspirados en su mayoría, en corrientes anarcocapitalistas vinculadas a la extrema derecha norteamericana antiestatal que aboga por la ausencia total de cualquier tipo de regulación y por la disolución completa del estado. El filonazi Ron Paul, perteneciente al ala derecha del partido republicano, es uno de sus mentores internacionales.
Obviamente todas estos teorías tienen el mismo rigor científico que Paquirrín de jurado en Tú sí que vales, pero tienen una ventaja, su accesibilidad, su comodidad y su atractivo. Por ello creo que han calado tanto entre un sector de la juventud que quiere respuestas rápidas pero no quiere o no ha podido formarse; generalmente cuanto más dentro de la conspiranoia se está, menor es el nivel de estudios. Cosa que no importa un pimiento porque el conspiranoico afirmará sin sonrojo que las universidades son centros de producción de esclavos al servicio de las elites, no en base a estudios sociológicos de Bourdieu o Foucault sino en base a lo que dice un blog lleno de faltas de ortografía. Por supuesto existen grados, habrá quién te diga que lo de los reptilianos es un bulo pero que los chemtrails son inequívocamente ciertos, pero ahí reside la gran contradicción: ¿Por qué una conspiración sí y otra no? ¿Porque una «parece» menos descabellada a primera vista? ¿Porque si dices que estamos gobernados por reptiles de otro planeta se reirán de ti y en cambio si dices que nos fumigan con chemtrails se reirán menos? ¿Dónde ponemos el límite? Es correr en círculos. Que un hecho científico parezca descabellado no lo hace menos auténtico, se trata de verificar si es correcto o no.
En este mundo rápido y siervo de la inmediatez y las prisas, es mucho más cómodo leerse el blog de un tronado que leerse un tratado de sociología de trescientas páginas. Por supuesto también es mucho más cómodo visionar un minidocumental de cinco minutos en youtube que leerse La ideología alemana de Marx o El estado y la revolución de Lenin. Pero con el conspiranoico no puedes debatir: absolutamente todo lo que has leído o estudiado, es decir, 300 años de literatura política, filosofía y sociología, están manipulados por la familia Rockefeller y estás engañado, condicionado por el sionismo marxista que quiere dominar el mundo y es hermano del capitalismo occidental. Para los conspiranoicos no existe la izquierda y la derecha; la lucha de clases y la dialéctica desaparecen por arte de magia. A los que nos preocupa un poco la política sabemos a quién interesa y beneficia el lema de ‘no existen derechas o izquierdas’ y quién lo ha hecho base de su discurso, no tiene nada de nuevo: Jose Antonio Primo de Rivera, Hitler, Mussolini... Pero claro, es el pez que se muerde la cola, si no has leído historia (o pasas de leer historia porque piensas que está condicionada por el New World Order) pensarás que eso de que no existan izquierdas ni derechas es una idea súper revolucionaria y novedosa, aunque muchos sepamos que es de principios del siglo XX y uno de los pilares teóricos del fascismo.
Y mientras el Partido Popular de los recortes y la represión arrasa en Galicia y la abstención avanza a niveles estadounidenses, mira al cielo y quítate la venda: quizá los annunnakis ultiman su regreso desde Z Reticulín para someternos definitivamente. Lo siento mucho pero estaré en la calle el próximo 14 de noviembre, yo es que prefiero ser obrero a guerrero de la luz. Nos vemos en los piquetes.
Dedicado a la conspi.
fuente: Annunnakis y Rockefeller: hacia una teoría de la conspiración
En los últimos años se viene produciendo un fenómeno interesante, el de la conspiranoia. Cientos de blogs, portales y páginas inundan la red de redes para alertarnos de los peligros del Nuevo Orden Mundial o la tiranía de los Illuminatis. Al calor del éxito de documentales como Zeigeist, best-sellers como El código Da Vinci o páginas como Mundo Desconocido, los amigos de la conspiración han ido abriéndose un hueco hasta impregnar de forma permanente la vida política y cultural de medio planeta, pues se trata de un fenómeno global de dimensiones intercontinentales cuya importancia y tamaño ha ido parejo a la expansión de las nuevas tecnologías comunicativas e internet. Uno no se produce sin el otro: sin la existencia de blogs, youtube y portales, no existiría tal fenómeno de masas y quedaría reducido al movimiento ciertamente residual que había sido hasta la aparición de la red de redes: un par de libros de Jiménez del Oso sobre abduciones extraterrestres y un programa de radio en alguna emisora marginal.
Los politólogos y sociólogos de izquierda prefieren hacer como que no ocurre, a ningún intelectual serio se le ocurriría analizar este fenómeno en profundidad; se sentiría señalado y motivo de mofa y burla por el resto de la comunidad académica y probablemente sufriría el mayor de los desprecios por parte de sus colegas: nadie se imagina a Eduardo Galeano, a Pascual Serrano o al profesor Juan Carlos Monedero alertando de los peligros de un movimiento que sin base científica alguna, se abre cada vez más camino entre los jóvenes de nuestras sociedades postindustriales. Y hago mención a los politólogos y sociólogos de izquierdas porque, como veremos enseguida, es la derecha la que obtiene un rédito incalculable con la difusión de este tipo de teorías y planteamientos. Mientras la izquierda se duerme en los laureles, es curioso que buscando la palabra «Zeitgeist» en el buscador Google, aparezcan casi 41 millones de entradas mientras que introduciendo la palabra «socialismo» aparezcan tan solo 21 millones. Si introducimos los términos «Annunnakis» y «Michael Foucault», las entradas que buscan a los hombrecillos de otra galaxia que nos crearon ganan por goleada al filósofo estructuralista (2.610.000 frente a 1.780.000). Luego claro, es lógico que el 46% de norteamericanos se consideren creacionistas o que lo más reseñable de la iniciativa del 25-S toma el congreso, sean los pechos desnudos de una desequilibrada que se puso a rezar a Isis para sembrar el amor entre los antidisturbios.
La conspiración como fenómeno y herramienta de hacer política ha existido siempre, desde la operación Gladio en Europa a las distintas operaciones de bandera falsa que los gobiernos utilizaron para justificar su presencia en guerras (el hundimiento del Maine, del Lousitania, el incidente del golfo de Tokkin...) pasando por el 23F y el papel del Rey Juan Carlos en toda la trama o reciente golpe contra Hugo Chávez en 2002, tal jaleado por el diario El País en su momento. Conspiraciones que salen a la luz tras elaborados análisis que pueden llegar a durar años contrastados generalmente, tras acceder a desclasificados documentos de estado o de contrainteligencia. El problema surge cuando desde su blog algún un iluminado dice que el agua del mar es potable y cura el cáncer y muchos empiezan a repetir la mentira. Un paradigma interesante de la conspiranoia es el del SIDA. Primero dicen que el bichito no existe y que es una conspiración de las farmacéuticas para obtener ingentes beneficios con los retrovirales; luego no tienen el menor de los pudores en afirmar posteriormente que fue creado en un laboratorio. ¿En qué quedamos? ¿No existe o fue creado? Ahí radica la idiosincrasia de la conspiranoia, no tiene límite y al carecer de todo rigor científico o teórico puede contradecirse hasta el infinito. Por supuesto lo mejor es que uses preservativos en tus relaciones sensuales.
Paradigmas conspiranoicos hay muchos, enumeraré y refutaré los más radiados y conocidos:
- Los illuminati, un reducido grupo de multimillonarios en la sombra domina el mundo y conspira para esclavizarnos. En realidad esto tiene poco de novedoso o de conspiranoico, se llama lucha de clases y es el motor de la historia. Pero claro, resulta más atractivo y es mucho más cómodo leer el blog de un desequilibrado o un vídeo de tres minutos en youtube que empaparse de doscientos años de sociología, filosofía o teoría marxista.
- Se encuentra en marcha un Nuevo Orden Mundial cuyo fin es la dominación planetaria. En realidad esto también tiene muy poco de novedoso, no es más que la traducción de la política expansionista norteamericana. Nuevos órdenes mundiales ha habido muchos, los acuerdos de Bretton Woods, Yalta, la era Reagan-Thatcher, George Bush padre tras la caída de la Unión Soviética, George Bush junnior tras el 11 de septiembre y la guerra contra el terror... En resumidas cuentas lo que desde hace décadas se conoce como imperialismo americano.
- El 11S fue un autoatentado. Es muy cierto que existen una serie de puntos oscuros no aclarados (ausencia de fuselaje del avión que supuestamente se estrelló contra el pentágono, la caída del edificio siete, que dos torres preparadas para el impacto de boings se cayeran como castillos de naipes...) pero mucho me temo que eso no es tampoco ninguna novedad: las operaciones de bandera falsa han sido empleadas por Estados Unidos para justificar su intervención en todas y cada una de las guerras en las que ha participado. Pero la conspiranoia es lo que tiene, carece de límites y entonces nos vamos adentrando en el mundillo de la sospecha infinita hasta que nos topamos con que el marxismo internacional es una conspiración judía para dominar el mundo, con que los aviones nos bombardean con Chemtrails, con que existen mosquitos-cámara que nos vigilan las veinticuatro horas del día, con que son las cremas de protección solar y no el sol lo que produce el cáncer, con que la teoría de la evolución es una farsa, con que hay cortesanas de la CIA que te reprograman el cerebro después de acostarte con ellas, con que el interior del planeta es hueco, tiene un sol en su interior y viven unos hombrecillos o con que en realidad estamos dominados por los reptilianos, pero sobre todo con que cualquier decisión o hecho relevante que acaece en el mundo, es dirigido en la sombra por la familia Rockefeller. Ojalá fuera así, con eliminar a unos cuantos de dicha familia, el mundo se libraría de la tiranía capitalista. En realidad y como es obvio, las cosas son algo más complejas.
En nuestro país contamos con varios iconos y mentores reivindicados por los conspiranoicos; por un lado García Trevijano, ultraliberal de derechas de sobra conocido que, ayudado por los inefables Trevijano boys, intenta pescar en el río revuleto del 15M. Por otra parte la página mundodesconocido.es (y sobre todo su canal de youtube con más de 75.000 suscriptores) nos alerta de la amenaza inminente de las elites secretas mientras anuncia neumáticos Goodyear, Phonehouse y Orange, empresas multinacionales en las que suponemos la familia Rockefeller y los reptilianos no poseen acciones en bolsa. Además tiene una cuenta Payapal para donativos con el fin de financiar a los guerreros de la luz. Por último, el trono indiscutible lo sustenta Rafa Pal, nuestro gurú conspiranoico nacional por excelencia y un fulastre supremo. Para que se hagan una idea, una de las teorías que sostiene este zascandil es la que dice que existe un plan secreto para convertir a la mitad de la población en gays, debido a la superpoblación que sufre el planeta. Motivo por el cual un grupo de militantes LGBT acudieron a boicotear una de sus conferencias. En realidad se vislumbra racismo (los judíos son malos), una homofobia latente (los gays están al servicio de las elites) y un conservadurismo reaccionario (el estado es malo y hay que privatizarlo todo), de manual en todos estos planteamientos inspirados en su mayoría, en corrientes anarcocapitalistas vinculadas a la extrema derecha norteamericana antiestatal que aboga por la ausencia total de cualquier tipo de regulación y por la disolución completa del estado. El filonazi Ron Paul, perteneciente al ala derecha del partido republicano, es uno de sus mentores internacionales.
Obviamente todas estos teorías tienen el mismo rigor científico que Paquirrín de jurado en Tú sí que vales, pero tienen una ventaja, su accesibilidad, su comodidad y su atractivo. Por ello creo que han calado tanto entre un sector de la juventud que quiere respuestas rápidas pero no quiere o no ha podido formarse; generalmente cuanto más dentro de la conspiranoia se está, menor es el nivel de estudios. Cosa que no importa un pimiento porque el conspiranoico afirmará sin sonrojo que las universidades son centros de producción de esclavos al servicio de las elites, no en base a estudios sociológicos de Bourdieu o Foucault sino en base a lo que dice un blog lleno de faltas de ortografía. Por supuesto existen grados, habrá quién te diga que lo de los reptilianos es un bulo pero que los chemtrails son inequívocamente ciertos, pero ahí reside la gran contradicción: ¿Por qué una conspiración sí y otra no? ¿Porque una «parece» menos descabellada a primera vista? ¿Porque si dices que estamos gobernados por reptiles de otro planeta se reirán de ti y en cambio si dices que nos fumigan con chemtrails se reirán menos? ¿Dónde ponemos el límite? Es correr en círculos. Que un hecho científico parezca descabellado no lo hace menos auténtico, se trata de verificar si es correcto o no.
En este mundo rápido y siervo de la inmediatez y las prisas, es mucho más cómodo leerse el blog de un tronado que leerse un tratado de sociología de trescientas páginas. Por supuesto también es mucho más cómodo visionar un minidocumental de cinco minutos en youtube que leerse La ideología alemana de Marx o El estado y la revolución de Lenin. Pero con el conspiranoico no puedes debatir: absolutamente todo lo que has leído o estudiado, es decir, 300 años de literatura política, filosofía y sociología, están manipulados por la familia Rockefeller y estás engañado, condicionado por el sionismo marxista que quiere dominar el mundo y es hermano del capitalismo occidental. Para los conspiranoicos no existe la izquierda y la derecha; la lucha de clases y la dialéctica desaparecen por arte de magia. A los que nos preocupa un poco la política sabemos a quién interesa y beneficia el lema de ‘no existen derechas o izquierdas’ y quién lo ha hecho base de su discurso, no tiene nada de nuevo: Jose Antonio Primo de Rivera, Hitler, Mussolini... Pero claro, es el pez que se muerde la cola, si no has leído historia (o pasas de leer historia porque piensas que está condicionada por el New World Order) pensarás que eso de que no existan izquierdas ni derechas es una idea súper revolucionaria y novedosa, aunque muchos sepamos que es de principios del siglo XX y uno de los pilares teóricos del fascismo.
Y mientras el Partido Popular de los recortes y la represión arrasa en Galicia y la abstención avanza a niveles estadounidenses, mira al cielo y quítate la venda: quizá los annunnakis ultiman su regreso desde Z Reticulín para someternos definitivamente. Lo siento mucho pero estaré en la calle el próximo 14 de noviembre, yo es que prefiero ser obrero a guerrero de la luz. Nos vemos en los piquetes.
Dedicado a la conspi.
fuente: Annunnakis y Rockefeller: hacia una teoría de la conspiración