Profesores de Bachillerato consideran que "se les dice a los alumnos lo que tienen que ser, no saber"
Los alumnos de Bachillerato estudiarán las "identidades nacionales" en Historia de España, aprenderán a "manejar las emociones" en Matemáticas y practicarán el "uso ético y democrático del lenguaje" en Lengua Castellana y Literatura. "La meta no es la mera adquisición de contenidos, sino aprender a utilizarlos para solucionar necesidades encarnadas en la realidad", dice el Ministerio de Educación.
Los profesores consultados advierten de que "los sentimientos, las actitudes o la socialización tienen demasiado peso en relación a los conocimientos concretos". En 470 páginas hay 177 alusiones a la identidad, 123 referencias a las emociones y 93 citas a los sentimientos, pero sólo aparece siete veces la exigencia y se habla nueve veces del libro. La Ilustración apenas sale en tres ocasiones.
El borrador recoge las "enseñanzas mínimas" de 42 asignaturas que se impartirán de forma común en toda España y después serán completadas en las comunidades autónomas y concretadas en los libros de texto y por los profesores. Estas son las principales novedades respecto a anteriores currículos:
"Compromiso cívico"
La Historia de España se divide en tres partes y una de ellas es el "compromiso cívico", donde los alumnos tienen que aprender "conciencia democrática", "comportamiento ecosocial" o "ciudadanía ética digital". En Geografía se enseña a "cuestionar modos de vida insostenibles" y a "adoptar hábitos de vida saludables".
Un ejemplo de Economía: "El alumnado debe valorar de forma crítica su comportamiento como futuros consumidores, usuarios y generadores de renta y, para ello, es necesario que comprenda la huella de la globalización y los problemas asociados como el desempleo, el agotamiento de recursos, la pobreza o el consumismo. Adquirir estos conocimientos le va a proporcionar una base teórica necesaria para llevar a cabo acciones que propicien la igualdad, el consumo responsable, la mejora continua y el bienestar social".
Mariano González Clavero, profesor de Historia en Secundaria y en la Universidad de Valladolid, dice que "se les dice a los alumnos lo que tienen que ser", en vez de lo que deben saber. El filósofo Gregorio Luri lo resume así: "El tono general es que 'tenemos que ser los mejores' más que 'tenemos que estar mejor instruidos', lo cual denota una desconfianza en el conocimiento. Se anima a los alumnos a cambiar el mundo, pero nos mostramos reticentes a la hora de darles conocimientos que permitirán comprenderlo. A cambio, les damos buenas intenciones".
Algunas buenas intenciones pueden tener efectos cuestionables: Historia del Arte insta al alumno a que, al identificar las obras más significativas, "evite usar criterios que, por su carácter ideológico, eurocéntrico, sexista o, en general, discriminatorio, suponga un sesgo injustificado".
Subjetividad
Los docentes observan que en el currículo se emiten juicios de valor. Se habla del "proceso reformista y democratizador que emprendió la II República" frente a "las reacciones antidemocráticas que se generaron ante su avance y el golpe de Estado que supuso su fin". La Guerra Civil y el franquismo, dice el currículo, "dan cuenta del grado de violencia que pueden adquirir los conflictos y las consecuencias del uso dictatorial del poder. Experiencias traumáticas y dolorosas que deben conocerse con rigor para que nunca más vuelvan a suceder".
Estos apuntes valorativos no estaban en la LOE o en la Lomce, que se limitaban a enumerar cada periodo histórico. "Del currículo de Historia del Mundo Contemporáneo se desprende cierta ecuanimidad propia del rigor del historiador. Por ejemplo, explicita los logros y fracasos de las revoluciones. En Historia de España no es igual, seguramente por la falta de distancia temporal y geográfica que contribuiría a una mayor imparcialidad", indica el catedrático Josep Otón, secretario de la Fundación Episteme.
Esta asignatura se centrará en los últimos dos siglos y en ella se llama a los docentes a no "caer en mitos y estereotipos como la leyenda de color" o en "la idea de decadencia tras el fin del imperio y las sucesivas crisis coloniales, que lo alejan de su contexto interpretativo".
"Identidades nacionales"
Una de las ocho competencias de Historia de España se centra en la "pluralidad identitaria". Se utilizan conceptos como "identidades múltiples" o "identidades nacionales", cuando en la Constitución sólo aparecen las "identidades históricas" o "nacionalidades". Los alumnos aprenderán que "la definición constitucional de la nación española y el reconocimiento de otras identidades exige el estudio de los procesos de nacionalización a raíz del concepto de soberanía nacional y del uso de la historia para justificarlos".
"Disfrute" y "autoconocimiento"
Los docentes denuncian que, más que instruir, se busca entretener a los alumnos y darles atención psicológica o coaching. En Artes Escénicas hay que "conseguir un círculo virtuoso donde el disfrute y la liberación lleve al alumnado a una mayor implicación en la recepción y, por tanto, a mayor deleite y catarsis".
En Cultura Audiovisual, donde "el autoconocimiento es esencial", se pretende "incorporar en el proceso creativo la aceptación tanto de sí mismo como del otro y la voluntad de crecimiento, aumentando de ese modo la autoconfianza y la empatía, para asimilar que las creaciones significativas se suelen alimentar de un conocimiento personal consciente".
Menos contenidos
Carlos Madrid, profesor de Matemáticas en Torrelodones (Madrid), dice que hay "un adelgazamiento de contenidos". "Han desaparecido el teorema de los senos y del coseno, la regla de Cramer, el método de Gauss, el teorema de Bolzano o la discusión de sistemas de ecuaciones lineales". Por primera vez, los alumnos van a poder obtener el título de Bachillerato con un suspenso.
Los alumnos de Bachillerato estudiarán las "identidades nacionales" en Historia de España, aprenderán a "manejar las emociones" en Matemáticas y practicarán el "uso ético y democrático del lenguaje" en Lengua Castellana y Literatura. "La meta no es la mera adquisición de contenidos, sino aprender a utilizarlos para solucionar necesidades encarnadas en la realidad", dice el Ministerio de Educación.
Los profesores consultados advierten de que "los sentimientos, las actitudes o la socialización tienen demasiado peso en relación a los conocimientos concretos". En 470 páginas hay 177 alusiones a la identidad, 123 referencias a las emociones y 93 citas a los sentimientos, pero sólo aparece siete veces la exigencia y se habla nueve veces del libro. La Ilustración apenas sale en tres ocasiones.
El borrador recoge las "enseñanzas mínimas" de 42 asignaturas que se impartirán de forma común en toda España y después serán completadas en las comunidades autónomas y concretadas en los libros de texto y por los profesores. Estas son las principales novedades respecto a anteriores currículos:
"Compromiso cívico"
La Historia de España se divide en tres partes y una de ellas es el "compromiso cívico", donde los alumnos tienen que aprender "conciencia democrática", "comportamiento ecosocial" o "ciudadanía ética digital". En Geografía se enseña a "cuestionar modos de vida insostenibles" y a "adoptar hábitos de vida saludables".
Un ejemplo de Economía: "El alumnado debe valorar de forma crítica su comportamiento como futuros consumidores, usuarios y generadores de renta y, para ello, es necesario que comprenda la huella de la globalización y los problemas asociados como el desempleo, el agotamiento de recursos, la pobreza o el consumismo. Adquirir estos conocimientos le va a proporcionar una base teórica necesaria para llevar a cabo acciones que propicien la igualdad, el consumo responsable, la mejora continua y el bienestar social".
Mariano González Clavero, profesor de Historia en Secundaria y en la Universidad de Valladolid, dice que "se les dice a los alumnos lo que tienen que ser", en vez de lo que deben saber. El filósofo Gregorio Luri lo resume así: "El tono general es que 'tenemos que ser los mejores' más que 'tenemos que estar mejor instruidos', lo cual denota una desconfianza en el conocimiento. Se anima a los alumnos a cambiar el mundo, pero nos mostramos reticentes a la hora de darles conocimientos que permitirán comprenderlo. A cambio, les damos buenas intenciones".
Algunas buenas intenciones pueden tener efectos cuestionables: Historia del Arte insta al alumno a que, al identificar las obras más significativas, "evite usar criterios que, por su carácter ideológico, eurocéntrico, sexista o, en general, discriminatorio, suponga un sesgo injustificado".
Subjetividad
Los docentes observan que en el currículo se emiten juicios de valor. Se habla del "proceso reformista y democratizador que emprendió la II República" frente a "las reacciones antidemocráticas que se generaron ante su avance y el golpe de Estado que supuso su fin". La Guerra Civil y el franquismo, dice el currículo, "dan cuenta del grado de violencia que pueden adquirir los conflictos y las consecuencias del uso dictatorial del poder. Experiencias traumáticas y dolorosas que deben conocerse con rigor para que nunca más vuelvan a suceder".
Estos apuntes valorativos no estaban en la LOE o en la Lomce, que se limitaban a enumerar cada periodo histórico. "Del currículo de Historia del Mundo Contemporáneo se desprende cierta ecuanimidad propia del rigor del historiador. Por ejemplo, explicita los logros y fracasos de las revoluciones. En Historia de España no es igual, seguramente por la falta de distancia temporal y geográfica que contribuiría a una mayor imparcialidad", indica el catedrático Josep Otón, secretario de la Fundación Episteme.
Esta asignatura se centrará en los últimos dos siglos y en ella se llama a los docentes a no "caer en mitos y estereotipos como la leyenda de color" o en "la idea de decadencia tras el fin del imperio y las sucesivas crisis coloniales, que lo alejan de su contexto interpretativo".
"Identidades nacionales"
Una de las ocho competencias de Historia de España se centra en la "pluralidad identitaria". Se utilizan conceptos como "identidades múltiples" o "identidades nacionales", cuando en la Constitución sólo aparecen las "identidades históricas" o "nacionalidades". Los alumnos aprenderán que "la definición constitucional de la nación española y el reconocimiento de otras identidades exige el estudio de los procesos de nacionalización a raíz del concepto de soberanía nacional y del uso de la historia para justificarlos".
"Disfrute" y "autoconocimiento"
Los docentes denuncian que, más que instruir, se busca entretener a los alumnos y darles atención psicológica o coaching. En Artes Escénicas hay que "conseguir un círculo virtuoso donde el disfrute y la liberación lleve al alumnado a una mayor implicación en la recepción y, por tanto, a mayor deleite y catarsis".
En Cultura Audiovisual, donde "el autoconocimiento es esencial", se pretende "incorporar en el proceso creativo la aceptación tanto de sí mismo como del otro y la voluntad de crecimiento, aumentando de ese modo la autoconfianza y la empatía, para asimilar que las creaciones significativas se suelen alimentar de un conocimiento personal consciente".
Menos contenidos
Carlos Madrid, profesor de Matemáticas en Torrelodones (Madrid), dice que hay "un adelgazamiento de contenidos". "Han desaparecido el teorema de los senos y del coseno, la regla de Cramer, el método de Gauss, el teorema de Bolzano o la discusión de sistemas de ecuaciones lineales". Por primera vez, los alumnos van a poder obtener el título de Bachillerato con un suspenso.
El currículo de Bachillerato contiene 177 alusiones a la identidad y siete a la exigencia
Los alumnos de Bachillerato estudiarán las "identidades nacionales" en Historia de España, aprenderán a "manejar las emociones" en Matemáticas y...
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