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Madmaxista
No solamente Madrid, con su tercer intento fallido consecutivo, demuestra la fiebre que hay en España por organizar unos Juegos Olímpicos. En una época en la que la opinión pública observa con lupa cada céntimo gastado por el erario público, Xavier Trias ha tenido que hacer caso a las indicaciones del COI por medio de su presidente, Thomas Bach, de retirarse de la carrera por los Juegos de invierno de 2022, aunque no se atrevía a descartar la candidatura de la Ciudad Condal, pese a las reticencias de algunos grupos políticos, entre ellos PP. "Mejor en 2022, pero si no puede ser, en 2026", coincidió el alcalde de la capital catalana este jueves. "Presentarnos, nos vamos a presentar, pero para ganar", añadió. El jefe del consistorio, no obstante, condicionó la candidatura al apoyo de los dos grandes partidos nacionales.
Dejando a un lado excusas políticas, y más allá del importante desembolso económico que conlleva un evento de esta entidad y que la situación del país lo desaconseja, lo realmente importante es el argumento del COI para recelar de la candidatura de Barcelona. La ausencia de un programa deportivo solvente que la respalde deja en evidencia a una ciudad alejada de la nieve y a un país que está lejos de ser una potencia, siquiera mediana o emergente, en los deportes de invierno.
“Desde el COI han insistido muchísimo en que antes hay que hablar de proyecto deportivo para alcanzar un buen nivel en deportes de invierno, y de proyecto organizativo. Han subrayado que hay que trabajar en la organización de competiciones que asocien el nombre de Barcelona al de los deportes de invierno”, declaraba Alejandro Blanco tras la reunión con los máximos dirigentes olímpicos. De seguir adelante con la candidatura, decisión que se tomará en el pleno de este viernes, la petición debería formalizarse antes del 14 de noviembre. Todo ello previa aprobación por la asamblea del COE.
Sin el apoyo del COI, resulta algo intrigante la necesidad que tiene la alcaldía de Barcelona de embarcarse en un proyecto de tanta dimensión sin existir tradición en este tipo de deportes. Sólo Javier Fernández, en patinaje artístico, Queralt Castellet, duodécima en la prueba de half-pipe de snowboard, y la andaluza Carolina Ruiz, decimoquinta en descenso de esquí alpino, lograron clasificarse entre los quince primeros de sus especialidades en los pasados Juegos de invierno en Vancouver. La participación española para los Juegos de Sochi del próximo febrero se estima que estará compuesta por entre ocho y diez atletas. Todo dicho.
Ninguno de los factores que deberían servir de base para una candidatura olímpica apoyan a Barcelona-Pirineos 2022. Es por ello que para el COI resulta incomprensible el empecinamiento de presentarse a la elección de unos Juegos de invierno. La otra vía que se barrunta es la de posponer la candidatura y presentarse finalmente a los Juegos de 2026. En ese escenario, la lacra de la crisis podría estar extinguida pero el problema de fondo, la falta de un gran programa deportivo, es complicado que hubiera mejorado. El organismo internacional ha pedido a Trias que al menos se creen las bases para tener un caldo de cultivo donde aparezca más fácilmente un Nadal, un Gasol o un Alonso dentro de los deportes de invierno.
Aun así, no es muy creíble que en apenas cuatro años se asocie de manera sólida el nombre de la ciudad de Barcelona a los deportes de invierno. Mientras continúan los recortes sociales, con una economía sin un despegue consolidado, la clase política sigue en entredicho por este tipo de iniciativas.
El COI se ríe de una Barcelona sin nieve y una España sin deportistas de invierno - Noticias de Otros deportes
Dejando a un lado excusas políticas, y más allá del importante desembolso económico que conlleva un evento de esta entidad y que la situación del país lo desaconseja, lo realmente importante es el argumento del COI para recelar de la candidatura de Barcelona. La ausencia de un programa deportivo solvente que la respalde deja en evidencia a una ciudad alejada de la nieve y a un país que está lejos de ser una potencia, siquiera mediana o emergente, en los deportes de invierno.
“Desde el COI han insistido muchísimo en que antes hay que hablar de proyecto deportivo para alcanzar un buen nivel en deportes de invierno, y de proyecto organizativo. Han subrayado que hay que trabajar en la organización de competiciones que asocien el nombre de Barcelona al de los deportes de invierno”, declaraba Alejandro Blanco tras la reunión con los máximos dirigentes olímpicos. De seguir adelante con la candidatura, decisión que se tomará en el pleno de este viernes, la petición debería formalizarse antes del 14 de noviembre. Todo ello previa aprobación por la asamblea del COE.
Sin el apoyo del COI, resulta algo intrigante la necesidad que tiene la alcaldía de Barcelona de embarcarse en un proyecto de tanta dimensión sin existir tradición en este tipo de deportes. Sólo Javier Fernández, en patinaje artístico, Queralt Castellet, duodécima en la prueba de half-pipe de snowboard, y la andaluza Carolina Ruiz, decimoquinta en descenso de esquí alpino, lograron clasificarse entre los quince primeros de sus especialidades en los pasados Juegos de invierno en Vancouver. La participación española para los Juegos de Sochi del próximo febrero se estima que estará compuesta por entre ocho y diez atletas. Todo dicho.
Ninguno de los factores que deberían servir de base para una candidatura olímpica apoyan a Barcelona-Pirineos 2022. Es por ello que para el COI resulta incomprensible el empecinamiento de presentarse a la elección de unos Juegos de invierno. La otra vía que se barrunta es la de posponer la candidatura y presentarse finalmente a los Juegos de 2026. En ese escenario, la lacra de la crisis podría estar extinguida pero el problema de fondo, la falta de un gran programa deportivo, es complicado que hubiera mejorado. El organismo internacional ha pedido a Trias que al menos se creen las bases para tener un caldo de cultivo donde aparezca más fácilmente un Nadal, un Gasol o un Alonso dentro de los deportes de invierno.
Aun así, no es muy creíble que en apenas cuatro años se asocie de manera sólida el nombre de la ciudad de Barcelona a los deportes de invierno. Mientras continúan los recortes sociales, con una economía sin un despegue consolidado, la clase política sigue en entredicho por este tipo de iniciativas.
El COI se ríe de una Barcelona sin nieve y una España sin deportistas de invierno - Noticias de Otros deportes