el catalanismo es todo él, sin excepciones, de un conservadurismo que echa para atrás

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¿Y en qué nos equivocamos? ¿Dónde y cuándo metimos la pata hasta el fondo? (I)

Salvador López Arnal

Artículo original, completo:
Rebelion. ¿Y en qué nos equivocamos? ¿Dónde y cuándo metimos la pata hasta el fondo? (I)

«Era necesario, pues, demostrar enfáticamente (...) que en cuanto a la "cuestión social" el catalanismo es todo él, sin excepciones, de un conservadurismo que echa para atrás y que la izquierda del catalanismo es un izquierdismo esencialmente formal, retórico, y siempre a punto de pedir perdón por su existencia. (...) Soy plenamente consciente de haber insistido y haber picado en el clavo hasta hundir su cabeza y casi hasta romper la madera misma, cuando, de hecho, con un par de páginas hubiera sido suficiente, pero yo no tengo la culpa de que esos historiadores se hayan inventado este fantasma del catalanismo popular, de izquierdas y obrerista, y lo hayan hinchado tan monstruosamente».

Joan-Lluís Marfany (1995)​


(...) Aquí, a casa nostra, las consecuencias de lo que llaman “proceso” -que sigue, por supuesto, su trayectoria antidemocrática con las “nuevas” propuestas enigmáticas de Mas (¡vuelve después de tres o cuatro derrotas!), las reuniones secretas presidenciales mil veces negadas (la verdad no rige) y las “profundas reflexiones” de Junqueras sobre el caso Vidal y sus conferencias promocionadas por la ANC (el mal causado por esta “asamblea nacional-secesionista” a la ciudadanía catalana no tiene parangón), uno de los políticos institucionales, hablo de Junqueras, con más rostro que se recuerda en estos y en muchos lares y con menos respeto por las instituciones parlamentarias y democráticas-, el proceso-procesismo, decía, sigue o dicen que sigue adelante. Sin inmutarse, siempre adelante. Sin cegarse y confiar a pies juntillas, no es imposible el escenario cantonalista que se describe a continuación (Puestos a pedir un inexistente “derecho a decidir”, ¡se pide en toda circunstancia y que arda París o Troya!): “Según la encuesta del Institut d’Estudis, en caso de producirse un referéndum legal pactado con el Gobierno Central, un 32% de los habitantes del área metropolitana [de Barcelona] votaría a favor de la independencia, un 30% optaría por desgajarse de Cataluña y crear una nueva comunidad autónoma que siga formando parte de España, un 28% votaría no a la independencia y solo un 6% no aceptaría la independencia “en ningún caso”. Hay que recordar que el área metropolitana de Barcelona pese a abarcar un 16% del territorio de Cataluña tiene un 70% de la población, un 81% de la riqueza, 82% de la industria y un 90% del turismo de Cataluña” (Barcelona quiere separarse de Cataluña | El Magacín). El área metropolitana de Barcelona, Barcelona incluida, es, sin duda, el rovell de l’ou. ¿Será una buena idea esa de independizarse del supuesto-deseado por algunos nuevo Estado neoliberal catalán y formar parte de una España republicana y federal? (...)

(...) 3. El ex presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, otra de sus grandes hazañas como hombre de Estado (fue español del año y no rechazó la distinción como se recuerda), ha mantenido una relación fluida con el régimen de jovenlandia en los últimos años, hasta el punto de reivindicarse ante el Gobierno de Rabat como valedor de sus intereses en España -digo bien, aquí la palabra funciona- y en el continente europeo. Así se pone de manifiesto en un escrito que acaba de hacer público el hacker Chris Coleman, el Snowden jovenlandés. Una duda surge de inmediato: ¿cobraría, sigue cobrando, por esas gestiones? Más que probablemente. En su última revelación de documentos, “Coleman” (pseudónimo tras el que se oculta la identidad del activista) incluye una carta de cuatro folios firmada por el propio ex molt honorable -quin riure, quin riure!- donde éste revela su intensa vinculación con las autoridades marroquíes. Es una misiva dirigida al ministro de Exteriores, Taib Fassi Fihri, fechada en septiembre de 2011, coincidiendo con la Primavera Árabe, poco antes de los comicios generales en España y jovenlandia, y unos meses antes de que aparecieran las primeras informaciones sobre la fortuna en Suiza del ex president-jefe-del-clan. La carta la escribe el padre político de Artur Mas como miembro del consejo de Administración de la universidad de élite Al Akhawayn, situada en la localidad de Ifrane. Desde 2005, el ex president participa en la asamblea anual y en la ceremonia de fin de curso. Las visitas le servían para reunirse con altos responsables de la política y de la economía jovenlandés (El 'Snowden jovenlandés' regresa dos años después con más secretos 'Wikileaks' sobre jovenlandia | Internacional | Cadena SER).

Por la senda de los refugiados y las migraciones, tomando pie en estas actuaciones pujolianas (más las desconocidas por el momento): ¿recuerdan los comentarios de Barrera, Ferrusola, el mismo Pujol, de Mas en el Parlamento sobre los niños andaluces y gallegos, de Duran i Lleida sobre los campesinos andaluces? ¿De verdad que esta gente, sus herederos políticos directos, están preocupados, humanamente preocupados como dicen y airean, por los refugiados y los pagapensiones? ¿Casa nostra, es decir, la suya, casa vostra, vuestra de los emigrados y refugiados? ¿No será que manipulan todo lo que tocan? ¿Quien ha sacado partido-rentabilidad-política de la manifestación del sábado pasado en Barcelona? ¿No hubiera sido más razonable organizar manifestaciones en todas las ciudades y municipios españoles que tuvieran capacidad para ello y gritar-vindicar-organizar de manera coordinada la necesidad de un giro completo a la política migratoria del gobierno Rajoy? ¿Se trataba de mostrar que aquí, en .Cat, el gobierno es diferente y que, de nuevo, la independencia es condición necesaria (eso afirmaban algunas pancartas) para ser una tierra de fraternidad y refugio, una Itaca plenamente humanista? ¿Quién puede creerse un cuento falsario así?

(...) Es decir, se reconoce a las emisiones radiactivas de las centrales nucleares “consecuencias negativas sobre la salud, y legaliza el derecho de las empresas a provocarlas mediante un ‘impuesto". En el contexto del alargamiento del funcionamiento de las centrales a 60 años (o acaso más cuando llegue el momento) el tal "impuesto" supone, señalan los autores con razón, “no sólo ventajas para las empresas eléctricas, que ven regulado un impacto que hasta ahora negaban, sino también una fuente de ingresos creciente para la Generalitat, ya que el deterioro por envejecimiento de los sistemas de funcionamiento de las centrales supone un incremento de las emisiones y, por tanto, de la recaudación”. Lo único que resulta perjudicado con este «impuesto», se concluye, "es la salud de las personas que vivimos en Cataluña y también fuera de Cataluña, dada la capacidad de dispersión de los más de 40 elementos radiactivos que emite un reactor nuclear” (Movimiento Antinuclear Ibérico en Cataluña: Rebelion. Más años para Garoña, repercusiones en Cataluña). ¿Nuclear, nucleares? No, gracias. Tal actual como hace 38 años.

El tema de hoy. Regresando al pasado, una primera aproximación:

No nos equivocamos, innecesario es reafirmarlo (hay muertes, torturas, sufrimiento, exilios, muchos años de guandoca, detrás de ello), en luchar contra el fascismo, con riesgos, con miedos, con secuelas y con muchos sacrificios, especialmente los de muchos compañeros/as de sectores obreros y campesinos que apenas tenían manto protector familiar y organizativo. Desnudos frente al mundo y el fascismo.

No nos equivocamos tampoco, desde luego que no, defendiendo el catalán o el vasco. No erramos cuando defendimos unas lenguas entonces -¡entonces!- oprimidas como la catalana, la gallega o a vasca, en vindicar el derecho de los niños y niñas a ser educados en su lengua materna, en defender las culturas expresada en la lengua de Espriu, de Castelao o de Aresti e incluso en pedir la libertad de Jordi Pujol (pintaron las paredes de la Universidad barcelonesa Joaquim Sempere y Jordi Borja con la consigna), a pesar que la familia del hoy jerarca de un clan familiar acusado de mil tropelías se enfadó mucho y llamó al orden, con bronca, a los activistas por unir su nombre, el del primogénito Jordi Pujol médico-banquero, al de un estudiante comunista Héctor Babiano que había sido detenido también en aquellas fechas, a principios de 1960. Ellos eran así; nosotros no, nunca lo fuimos.

En eso, en lo señalado, en resistir, en combatir, en querer vivir -y vivir ya- de otro modo, con otros valores, acertamos; en todo o en casi todo lo demás, en lo que respecta al tema-monotema, con buenas intenciones en general, nos equivocamos.

Nos equivocamos al participar en campañas que vindicaban “obispos catalanes”, como si el ser catalán fuera atributo que garantizara lejanía de los escenarios más oscuros del nacional-catolicismo. Tendríamos que habérselo preguntado primero para asegurarnos, y no fue el único, al cardenal Isidre Gomà i Tomàs por ejemplo.

Nos equivocamos a aceptar encantados, repitiéndolo orgullosos como loros, aquello de que el “Barça és más que un club” (y los pericos, todos ellos, unas de derechass españolistas de mucho cuidado, algo así como una enfermedad de botiflers). El Barça, ya entonces, era una especie de multinacional en construcción, que manipulaba, abonaba y orientaba los sentimientos de muchísimas personas (una parte de mi familia entre ellos). Basta hacer un repaso de las directivas barcelonesas de estos últimos 60 años para comprobar de quienes hablamos, que “personalidades” han llevado el timón de eso que incluso gente muy nuestra y muy querida siguió defendiendo como una entidad que no era un club-empresa, era más que un club, asociado ahora, en publicidad y en medios, al alma de Cataluña, con ex entrenadores del club, elevados a los altares de los modelos y las referencias intachables, en listas de grupos políticos secesionistas como Junts pel sí.

Nos equivocamos a no ser suficientemente críticos y marcar diferencias de finalidades en nuestro apoyo -que no pongo en cuestión por su significado antifascista- a la lucha del nacionalismo independentista vasco armado contra el fascismo en tiempos del fascismo.

Nos equivocamos, en la misma línea, cuando pensando y construyendo alianzas con fuerzas nacionalistas, ya entonces secesionistas, alianzas entonces necesarias y que tampoco se ponen en cuestión, no fuimos capaces de generar al mismo tiempo una mirada propia y crítica de su ideología nacionalista, separadora, sin apenas matices, antiespañola en el fondo y a veces en las formas, a la que hicimos mil y una concesiones.

No es seguro que acertáramos cuando nos pareció justo y razonable editar revistas como Nous Horitzons escritas tan sólo y estrictamente en catalán -idioma que, por supuesto, lo repito una vez más, era necesario defender dando ejemplo-, traduciendo incluso versos de poetas castellanos, por todos conocidos y que todos podíamos leer, al catalán. Si aspirábamos a un país bilingüe, ¿por qué no publicar de ese modo?

No equivocamos también cuando pensábamos que era una aspiración legítima y sin discusión la construcción de organizaciones soberanas en Cataluña, totalmente autónomas, asociadas, si así lo estimaban, con formaciones españolas. Por una parte lo de aquí y luego, más tarde, nos asociábamos con lo de allí.

Nos equivocamos cuando nos creímos todos aquellos rollos-reflexiones en torno al PSUC-PCE y los gajos y las naranjas y no supimos ver la corriente de fondo: separar, separar, separarnos de camaradas con años de lucha y sacrificio en común. De aquellos lodos los futuros barros: Iniciativa per Catalunya. Per Catalunya!.. y como fuerza independiente.

Nos equivocamos cuando militamos en grupos de extrema izquierda, que habían roto con la lucha independentista vasca por su carácter nacionalista, convertidos ellos mismos, años después, en fuerzas políticas con una ideología nacionalista -aunque no sólo nacionalista- más que marcada donde los llamados “principios” de la tradición -el derecho de autodeterminación por ejemplo- jamás se ponían en cuestión, al ser considerados palabra bíblica-leninista, un axioma indiscutible de los combatientes revolucionarios que, supuestamente, debíamos dudar de todo.

Nos equivocamos de lleno, y causamos sufrimiento, cuando algunos descubrimos de jóvenes el catalán (apenas lo hablaba nadie en nuestros alrededores cuando niños en nuestros barrios obreros del extrarradios), y lo imponíamos en nuestra familias aragonesas, andaluzas o extremas, avergonzándonos incluso de que nuestros padres no fueron catalanes de raíz y no se expresaran en el idioma de Carner o Foix.

Nos equivocamos también cuando hacíamos oídos sordos, cuando no queríamos ver, o veíamos con mucha más dificultad, el fascismo que teníamos delante, en nuestra propia casa, protagonizado por gentes de aquí, no de allí. El fascismo, llegamos a pensar, era cosa de españoles, no de catalanes. Cataluña, nos contó un historiador, toda ella y casi solo ella, estaba bajo la bota del franquismo.

Nos equivocamos al aceptar babeando aquello de que era catalán quien vivía y trabajaba en Cataluña (¿eran alemanes entonces los catalanes que trabajaban en Düsseldorf?), agradecidos por la humanitaria concesión de aquella burguesía que nos explotaba en fábricas, bancos y servicios y construía y vendía, con enormes beneficios, pisos de 45 metros cuadrados en calles sin asfaltar y sin servicios, destinados a los recién llegados, allí, donde la ciudad perdía su nombre según escribieron algunos escritores nuestors. Casa nostra, decían también, es casa vostra, sin indicar qué parte de la “casa” nos estaba destinada. Por lo demás, y en buena lógica, aquel lema tenía implicaciones nunca señaladas: Jodi Pujol, Millet y los otros de las 400 familias no eran entonces catalanes. Nunca trabajaban. Tampoco sus herederos. Se limitaban a ordenar, contactar y mandar.

Nos equivocamos -y no nos equivocamos- cuando participábamos en la conmemoración del 11 de septiembre, con riesgos y detenciones (basta leer los apellidos de los luego torturados o golpeados, y encarcelados), sin entender muy bien de qué iba a aquello de la diada nacional, de los Austrias, de los Borbones, de lo que luego fue llamado, no entonces, episodio central de la lucha, permanente a lo largo de los siglos, de España contra Cataluña. Historiadores que nos formaron y enseñaron no dijeron nada de eso en aquellas circunstancias-

Nos equivocamos cuando éramos comprensivos, apenas les dábamos importancia, ante aquellas formulaciones xenófobas, cuando no racistas, que nos trataban de charnegos o murcianos (o, incluso, de vagos andaluces, medios hombres o de personas a medio hacer). Venía de lejos. Pasó también muchos años atrás.

Nos equivocamos cuando llegamos a pensar que la burguesía catalana era otra cosa, más europeas, más civilizada, más humana. Nada sabíamos, por ejemplo, de su pasado esclavista.

Nos equivocamos, y de mucho, cuando no fuimos capaces de cultivar y apenas conocer nuestra propia Historia. Una de los Españas (Cataluña no excluida) helaba el corazón; no la otra.

Nos equivocamos cuando permitimos que la Asamblea de Cataluña se convirtiera en un instrumento utilizado por las fuerzas del nacionalismo catalán, algunas muy derechas aunque se vistieran con ropaje socialdemócrata, en su propio beneficio, rompiendo y alejándose de ella cuando les pareció más oportuno. Nosotros poníamos el riesgo y la lucha; ellos las finalidades y las posiciones de fuerza para negociar.

Nos equivocamos cuando permitimos que líderes estudiantiles queridos y admirados por todos no pudieran ir al encierro de Montserrat porque no se expresaban correctamente en catalán.

Nos equivocamos cuando no hicimos lo suficiente para impedir el asesinato de Puig Antich y nos volvimos a equivocar cuando fuimos permitiendo que al ex militante del MIL, de Movimiento Ibérico de Liberación, nada que ver con ningún nacionalismo, se le fuera colocando una barretina que nada tenía que ver con su ideario y su corta vida.

Nos equivocamos de todas-todas aquel nefasto 11 de septiembre en Sant Boi, recientemente recordado en clave secesionista (las fuerzas de Podemos incluidas en la revisión), cuando permitimos que los que nos hablaron aquel día fueran, en todos los casos, representantes del mundo catalanista-secesionista (y en un caso, de derecja muy pero que muy conservadora).

Nos equivocamos también cuando nos tragamos -hasta muy dentro- la píldora inventada del catalanismo popular. Historiadores, que entonces admirábamos, nos fueron suministrando el brebaje.

Nos equivocamos cuando permitimos que se nos cambiara, catalanidánzolos, era más pogre y quedaba mejor, nombre y apellidos.

Nos equivocamos cuando fuimos usando, infelices de desconocernos a nosotros mismos, el lenguaje del nacionalismo catalán. España era también para nosotros palabra prohibida, un país de de derechass, ignorantes, guardiaciviles y militares. Todo era entonces Estado español. Era imposible escribir una octavilla que no usara la jerga nacionalista.

Nos equivocamos también cuando fuimos olvidando o no nos dedicamos suficientemente a conocer la historia, la gran historia de la España republicana. Matilde Landa o incluso Juan Negrín era para nosotros perfectos desconocidos.

Nos equivocamos cuando no fuimos capaces de ver (apenas dimos entonces importancia, era el pan nuestro de cada día) las decisivas aristas solidarias, fraternales, que se fueron construyendo durante la lucha antifranquista.

Nos equivocamos cuando pensábamos Cataluña como el territorio más ilustrado, más europeo, más avanzado de España, con el menosprecio que eso implicaba respecto a los compañeroas/as de otros territorios españoles.

Pero hay más. Nos equivocamos en muchas más cosas.

PS. Sobre cumplimientos e incumplimientos de las leyes… catalanas (en este caso, la ley catalana de tras*parencia,) puede verse el siguiente enlace: La Generalitat incumple la ley de tras*parencia para ocultar los informes que envía a embajadas

Por hora, uno de los mejores chistes del año: ERC afirma que amb la independència hi haurà una “factura elèctrica justa” En la misma línea: http://www.lavanguardia.com/agenda/...ala-per-acabar-amb-lespoli-i-el-genocidi.html y http://www.lavanguardia.com/agenda/actividades/54129_el-paisatge-de-la-gioconda-es-a-catalunya.html

Lo último. Sé que ustedes no acudirían pero como apoyo internacional al “proceso” da que pensar (sin ser novedad) . ¿Comentarán algo “nuestras autoridades”, el señor Romeva por ejemplo? “ Cataluña, ante el desafío secesionista. L a ultraderecha del Véneto se manifiesta a favor de la secesión de Cataluña. La Liga Veneta Repubblica, perteneciente a la Liga Norte, convoca una marcha en Verona <25 de febrero,12 del mediodía> para dar su apoyo "al pueblo catalán hacia la libertad" http://www.lavozlibre.com/noticias/...manifiesta-a-favor-de-la-secesion-de-cataluna ¡Menudos aliados! Para ponerse a temblar.
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