El calcetín pollero, mi lifehack para el invierno y las excursiones por la sierra.

Cuando era joven lo usaba nada más que en momentos de verdadero frío pero a medida que envejezco me veo recurriendo a él incluso para la vida ordinaria y hasta para andar por casa.

Pocas cosas más desagradables que intentar orinar y ver el apéndice mingitorio convertido en una cosita arrugada y retraída por la cual cuesta un montón hacer pasar el líquido elemento. Con el calcetín pollero se palía ese problema y además se encuentra una solución a los calcetines viejos que pierden elasticidad y/o se quedan disparejos, a no ser que sean ustedes de los que les gustan que se les vean los calcetines, que entonces hay que ponerse uno bonito.

Sobre el tipo de calcetín a utilizar, yo siempre he usado calcetines deportivos viejos, de algodón, anchos y cómodos. Los de ejecutivo no me sirven. La pena es que cada vez es más difícil encontrar calcetines anchos de algodón en tiendas como Primaroc (yo la llamo Primaroc porque sólo me encuentro allí jovenlandeses). Últimamente estoy recurriendo a adornos navideños de calcetines para Papá Noel que se quedan ajados o se chamuscan (es que me gusta poner la chimenea muy fuerte). Estos adornos son amplios, calentitos y tienen unas rayas muy resultonas.

Si hace verdadero frío se puede complementar la protección de otras partes íntimas con uno o dos gorritos de bebé o con un sujetador, generalmente de niña también salvo que sea usted un privilegiado.

Éste ha sido un consejo sólo para hombres.
Estás desatado, un inane que se cree gracioso, en tu próximo hilo nos explicas lo que te metes por el ojo ciego.
 
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