Nuestro masónico y judaizante openner vuelve a la carga con sus obsesiones de alcoba, como buen marrano: el nazismo, el antisemitismo, etc.
El "antisemitismo" cristiano ha sido siempre de caracter exclusivamente clerical, es decir, no racial.
La manía proselitista del cristianismo, una escisión de la propia sinagoga, pretendió siempre convertir por la fuerza a los hebreos, a la que estos, afortunadamente para nosotros, se opusieron. Es ahí donde surge la "disputa" histórica entre ambas confesiones.
El nacionalsocialismo operó en sentido contrario, dio prioridad a la raza y a la conservación de la pureza racial, frente a cualquier intento de asimilación de elementos alógenos.