Dalmancio
Himbersor
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Eso me decía un forero. Es cierto, pero porque realmente han logrado que las personas asocien ambos conceptos a través de artimañas psicológicas.
La verdad es que una cosa no excluye la otra. Si te permiten hacer ahora una cosa que antes tenía vedada, definitivamente eres más libre. Que tu nuevo mayor grado de libertad individual conduzca a la debilitación de los lazos sociales y a la desaparición de la comunidad es sólo una consecuencia predecible.
La independencia absoluta del individuo tiene una final predecible: que él mismo -el individuo- muera consigo. No hay afán de dejar un legado genético o cultural que lo trascienda a uno. Sólo tiene valor la satisfacción propia. Se trata de hedonismo y egoísmo en sentido estricto.
El forero dice bien: te lo venden como libertad. Y la forma de hacerlo es la siguiente:
1. Persuaden a las mujeres de que no son libres porque no pueden abortar. Nadie quiere no ser libre, por lo que exigen poder abortar.
2. Si uno se opone es tachado de elemento antisocial con calificaciones como de derechas, conservador, reaccionario, machista, etc. ¿Por qué ser alguna de estas cosas le convertirían a uno en un elemento antisocial? Porque le han enseñado al ciudadano medio que el sistema político democrático y parlamentario en que vive tiene la obligación de ser garante del cumplimiento de los deseos individuales de cada uno; afán egoísta que ya está en la naturaleza de los humanos desde su más tierna infancia, pero que en los sistemas sanos se tiende a reprimir, haciéndoles ver que deseo no es igual a derecho. El conservadurismo obliga a suprimir la realización ilimitada del deseo para preservar los vínculos sociales que mantienen viva a la comunidad; luego es malévolo, porque no permite expresar libremente el egoísmo.
(De ahí, por cierto, que el verdadero conservadurismo sólo pueda ser colectivista; porque el individuo no puede conservar nada por sí mismo. Y que aquellos que se hacen llamar conservadores o de derechas pero que al mismo tiempo se dicen individualistas o liberales sean solo inadaptados sociales)
Así que por un lado se explota nuestra natural vena egoísta y por otro se proporciona una sólida base ideológica para justificarla: si estás en contra de mi egoísmo eres machista -y nadie que no sea un cínico quiere reconocerse como machista o reaccionario; opositor a la libertad, en definitiva.
He aquí la genial disociación que han logrado los ingenieros sociales modernos: que los elementos antisociales -los antinatalistas- se reconozcan así mismos como prosociales y que los elementos verdaderamente prosociales -los pronatalistas- tiendan a reconocerse así mismos como antisociales, con el sentimiento de culpabilidad que eso acarrea. Y que para deshacerse de este vayan aceptando cada vez más postulados antinatalistas, aunque formalmente se sigan autodenominando conservadores para no sentirse demasiado mal.
Y es que el problema no viene solo de los progres, sino también de los conservadores, que han aceptado las premisas de los progres en sus discursos y razonamiento; la famosa corrección política.
La verdad es que una cosa no excluye la otra. Si te permiten hacer ahora una cosa que antes tenía vedada, definitivamente eres más libre. Que tu nuevo mayor grado de libertad individual conduzca a la debilitación de los lazos sociales y a la desaparición de la comunidad es sólo una consecuencia predecible.
La independencia absoluta del individuo tiene una final predecible: que él mismo -el individuo- muera consigo. No hay afán de dejar un legado genético o cultural que lo trascienda a uno. Sólo tiene valor la satisfacción propia. Se trata de hedonismo y egoísmo en sentido estricto.
El forero dice bien: te lo venden como libertad. Y la forma de hacerlo es la siguiente:
1. Persuaden a las mujeres de que no son libres porque no pueden abortar. Nadie quiere no ser libre, por lo que exigen poder abortar.
2. Si uno se opone es tachado de elemento antisocial con calificaciones como de derechas, conservador, reaccionario, machista, etc. ¿Por qué ser alguna de estas cosas le convertirían a uno en un elemento antisocial? Porque le han enseñado al ciudadano medio que el sistema político democrático y parlamentario en que vive tiene la obligación de ser garante del cumplimiento de los deseos individuales de cada uno; afán egoísta que ya está en la naturaleza de los humanos desde su más tierna infancia, pero que en los sistemas sanos se tiende a reprimir, haciéndoles ver que deseo no es igual a derecho. El conservadurismo obliga a suprimir la realización ilimitada del deseo para preservar los vínculos sociales que mantienen viva a la comunidad; luego es malévolo, porque no permite expresar libremente el egoísmo.
(De ahí, por cierto, que el verdadero conservadurismo sólo pueda ser colectivista; porque el individuo no puede conservar nada por sí mismo. Y que aquellos que se hacen llamar conservadores o de derechas pero que al mismo tiempo se dicen individualistas o liberales sean solo inadaptados sociales)
Así que por un lado se explota nuestra natural vena egoísta y por otro se proporciona una sólida base ideológica para justificarla: si estás en contra de mi egoísmo eres machista -y nadie que no sea un cínico quiere reconocerse como machista o reaccionario; opositor a la libertad, en definitiva.
He aquí la genial disociación que han logrado los ingenieros sociales modernos: que los elementos antisociales -los antinatalistas- se reconozcan así mismos como prosociales y que los elementos verdaderamente prosociales -los pronatalistas- tiendan a reconocerse así mismos como antisociales, con el sentimiento de culpabilidad que eso acarrea. Y que para deshacerse de este vayan aceptando cada vez más postulados antinatalistas, aunque formalmente se sigan autodenominando conservadores para no sentirse demasiado mal.
Y es que el problema no viene solo de los progres, sino también de los conservadores, que han aceptado las premisas de los progres en sus discursos y razonamiento; la famosa corrección política.
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