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Publicado: 15 marzo 2021 | Actualidad - Comunicación - Notas de prensa
Joaquín Lucena Romero
Un reciente estudio publicado en Revista Española de Cardiología (REC), principal cabecera de REC Publications, la familia de publicaciones científicas de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) concluye que la fin súbita asociada al deporte ocurre en un 96% de los casos en deportistas recreativos. La causa más frecuente de esas muertes (un 63%) es la cardiopatía isquémica; es decir, infartos de miocardio o anginas de pecho. Afecta de forma notablemente más alta a hombres que a mujeres y, en concreto, tienen más riesgo de sufrirla aquellos que practican fútbol menores de 35 años, y ciclismo y carrera a pie a partir de los 39 años.
Durante un periodo de ocho años, la investigación recogió un total de 288 casos de fin súbita asociada al deporte, lo que supone una incidencia de 0,38 casos por cada 100.000 habitantes al año. Según estos datos, las proyecciones apuntan que el número anual de casos de fin súbita asociada a la práctica deportiva sería de unos 167 casos.
“Aunque la fin súbita asociada a la actividad deportiva en España tiene una incidencia muy baja, es un acontecimiento dramático con importantes implicaciones en el ámbito clínico y social”, explica el Dr. Joaquín Lucena, uno de los autores del estudio, quien añade que: “Nuestro objetivo fue no solo determinar la incidencia de este fenómeno, sino también las causas de la fin, el tipo de deporte implicado, las características clínicas de los afectados y los resultados toxicológicos”.
El 99% de los casos de fin súbita asociada al deporte fue de origen cardiovascular. La cardiopatía isquémica, con un 63%, fue la afección predominante. El segundo grupo fue el de las enfermedades del miocardio (21%), entre las que destacan la miocardiopatía hipertrófica ventricular izquierda y la miocarditis. El síndrome de fin súbita arrítmica supuso solo el 6% del total. “Por grupos de edad, a partir de los 40 años, la cardiopatía isquémica se dispara como causa de la fin con tasas de hasta el 80%, mientras que en jóvenes de entre 20 y 34 años, las enfermedades del miocardio fueron las más prevalentes (un 38%), aunque destaca también en este grupo la cardiopatía isquémica, próxima al 30%”, detalla el investigador.
Actividad deportiva y factores de riesgo cardiovascular
Entre los que practicaban ciclismo y carrera, la cardiopatía isquémica fue la causa de la fin en el 74 y el 60% de los casos respectivamente. En el fútbol, la cardiopatía isquémica también es la primera causa de fin (43%), aunque seguida más de cerca por las enfermedades del miocardio (37%).
Respecto a los datos clínicos de los afectados, el 42% presentaba algún factor de riesgo cardiovascular (obesidad, hipertensión arterial, dislipemia, tabaquismo y diabetes mellitus), cifra que ascendía hasta el 62% en los mayores de 54 años.
Los factores de riesgo fueron más frecuentes en el ciclismo que en la carrera y el fútbol. En concreto, un 38% de los que practicaban ese deporte, frente al 17% de los corredores y el 14% de los que jugaban al fútbol. También destaca que el índice de masa corporal fue más alto entre los que practicaban ciclismo.
Respecto al tipo de actividad deportiva, “nuestro estudio pone de manifiesto que el ciclismo y la carrera a pie a partir de los 39 años tienen mayor riesgo de fin súbita asociada al deporte, mientras que los que practican gimnasia y natación tienen menor riesgo”, detalla el Dr. Lucena. Por otro lado, los menores de 35 años que practican fútbol tiene más riesgo que con otros deportes a esa misma edad.
“Estos resultados pueden estar relacionados con el alto componente dinámico del ciclismo y el fútbol y con el alto componente estático del primero. Otros factores que podrían justificar el mayor riesgo entre los ciclistas son su mayor edad, con mayor prevalencia de cardiopatía isquémica, y la obesidad”, reflexiona el Dr. Lucena.
Implicaciones a nivel de prevención
El estudio pone de manifiesto que la frecuencia de fin súbita asociada a la práctica deportiva es notablemente más alta en varones que en mujeres (0,76 casos por 100.000 habitantes en hombre frente a 0,01 casos en mujeres).
Por otro lado, es secundaria a una enfermedad cardiovascular silente. Esta investigación pone de manifiesto que en el 10% de los casos la enfermedad que causó la fin súbita durante la práctica deportiva se conocía en vida, en otro 13% de los casos había síntomas cardiovasculares (principalmente palpitaciones/arritmia y síncope) y en un 20%, antecedentes familiares.
Con todos estos datos y teniendo en cuenta la alta prevalencia de factores de riesgo, los resultados de este estudio tienen trascendencia para desarrollar medidas de cribado o prevención de la fin súbita asociada al deporte. “El conocimiento de la incidencia y las causas de este dramático acontecimiento, así como su distribución por sesso y edad son elementos imprescindibles para optimizar estrategias de prevención y la elección de las pruebas de cribado previas a la participación en estas actividades deportivas”, concluye el Dr. Lucena.
secardiologia.es
Joaquín Lucena Romero
Un reciente estudio publicado en Revista Española de Cardiología (REC), principal cabecera de REC Publications, la familia de publicaciones científicas de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) concluye que la fin súbita asociada al deporte ocurre en un 96% de los casos en deportistas recreativos. La causa más frecuente de esas muertes (un 63%) es la cardiopatía isquémica; es decir, infartos de miocardio o anginas de pecho. Afecta de forma notablemente más alta a hombres que a mujeres y, en concreto, tienen más riesgo de sufrirla aquellos que practican fútbol menores de 35 años, y ciclismo y carrera a pie a partir de los 39 años.
Durante un periodo de ocho años, la investigación recogió un total de 288 casos de fin súbita asociada al deporte, lo que supone una incidencia de 0,38 casos por cada 100.000 habitantes al año. Según estos datos, las proyecciones apuntan que el número anual de casos de fin súbita asociada a la práctica deportiva sería de unos 167 casos.
“Aunque la fin súbita asociada a la actividad deportiva en España tiene una incidencia muy baja, es un acontecimiento dramático con importantes implicaciones en el ámbito clínico y social”, explica el Dr. Joaquín Lucena, uno de los autores del estudio, quien añade que: “Nuestro objetivo fue no solo determinar la incidencia de este fenómeno, sino también las causas de la fin, el tipo de deporte implicado, las características clínicas de los afectados y los resultados toxicológicos”.
El 99% de los casos de fin súbita asociada al deporte fue de origen cardiovascular. La cardiopatía isquémica, con un 63%, fue la afección predominante. El segundo grupo fue el de las enfermedades del miocardio (21%), entre las que destacan la miocardiopatía hipertrófica ventricular izquierda y la miocarditis. El síndrome de fin súbita arrítmica supuso solo el 6% del total. “Por grupos de edad, a partir de los 40 años, la cardiopatía isquémica se dispara como causa de la fin con tasas de hasta el 80%, mientras que en jóvenes de entre 20 y 34 años, las enfermedades del miocardio fueron las más prevalentes (un 38%), aunque destaca también en este grupo la cardiopatía isquémica, próxima al 30%”, detalla el investigador.
Actividad deportiva y factores de riesgo cardiovascular
Entre los que practicaban ciclismo y carrera, la cardiopatía isquémica fue la causa de la fin en el 74 y el 60% de los casos respectivamente. En el fútbol, la cardiopatía isquémica también es la primera causa de fin (43%), aunque seguida más de cerca por las enfermedades del miocardio (37%).
Respecto a los datos clínicos de los afectados, el 42% presentaba algún factor de riesgo cardiovascular (obesidad, hipertensión arterial, dislipemia, tabaquismo y diabetes mellitus), cifra que ascendía hasta el 62% en los mayores de 54 años.
Los factores de riesgo fueron más frecuentes en el ciclismo que en la carrera y el fútbol. En concreto, un 38% de los que practicaban ese deporte, frente al 17% de los corredores y el 14% de los que jugaban al fútbol. También destaca que el índice de masa corporal fue más alto entre los que practicaban ciclismo.
Respecto al tipo de actividad deportiva, “nuestro estudio pone de manifiesto que el ciclismo y la carrera a pie a partir de los 39 años tienen mayor riesgo de fin súbita asociada al deporte, mientras que los que practican gimnasia y natación tienen menor riesgo”, detalla el Dr. Lucena. Por otro lado, los menores de 35 años que practican fútbol tiene más riesgo que con otros deportes a esa misma edad.
“Estos resultados pueden estar relacionados con el alto componente dinámico del ciclismo y el fútbol y con el alto componente estático del primero. Otros factores que podrían justificar el mayor riesgo entre los ciclistas son su mayor edad, con mayor prevalencia de cardiopatía isquémica, y la obesidad”, reflexiona el Dr. Lucena.
Implicaciones a nivel de prevención
El estudio pone de manifiesto que la frecuencia de fin súbita asociada a la práctica deportiva es notablemente más alta en varones que en mujeres (0,76 casos por 100.000 habitantes en hombre frente a 0,01 casos en mujeres).
Por otro lado, es secundaria a una enfermedad cardiovascular silente. Esta investigación pone de manifiesto que en el 10% de los casos la enfermedad que causó la fin súbita durante la práctica deportiva se conocía en vida, en otro 13% de los casos había síntomas cardiovasculares (principalmente palpitaciones/arritmia y síncope) y en un 20%, antecedentes familiares.
Con todos estos datos y teniendo en cuenta la alta prevalencia de factores de riesgo, los resultados de este estudio tienen trascendencia para desarrollar medidas de cribado o prevención de la fin súbita asociada al deporte. “El conocimiento de la incidencia y las causas de este dramático acontecimiento, así como su distribución por sesso y edad son elementos imprescindibles para optimizar estrategias de prevención y la elección de las pruebas de cribado previas a la participación en estas actividades deportivas”, concluye el Dr. Lucena.
El 96% de las muertes súbitas asociadas al deporte ocurren en deportistas recreativos
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