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No hace falta irse tan lejos; en el abrigado puerto de El Ferrol se reabastecían y era tan sabido que llegó a convertirse en un quebradero de cabeza a nivel diplomático ya que los británicos amenazaron a España con negarles los Navicerts que le garantizaban el escaso suministro de mercancías por vía marítima. Ante esa amenaza formal, España comenzó oficialmente a denegar la cooperación con la Kriegsmarine. Con posterioridad a esa medida, no existen datos de que se produjeran nuevas ayudas.
