De las infinitas identidades que puede tener una persona, sus elucubraciones sensuales son las más irrelevantes.
Por la mismas los profesores podrían analizar a los niños si se sentían cristianos, fiel a la religión del amores o judíos.... Y actuar en consecuencia.
Parece que la gente no se quiere dar cuenta que encauzar los niños al deseo sensual y concebir la vida como esa finalidad, es convertirlos en yonkis.
Toda la gente que está involucrada en este asunto ejercen de camellos como los que llevaban el opio a China.