Para los fanboys yankees y para los que "conocen" la historia reciente de Haití perfectamente.
Las relaciones de EEUU y Francia con Haití: colofón a una historia de color - 18/01/10 - 1842857 - EcoDiario.es
"Estados Unidos se ha dedicado a romper Haití durante 200 años", comienza un artículo del diario norteamericano The Huffintong Post. "Se trata de un deber y de un acto de justicia, más que caridad. No es cuestión de los 100 millones de dólares que ha prometido Obama al Estado caribeño. EEUU debe billones a Haití", insiste el autor. Durante años, la Administración norteamericana ha influido en el descalabro económico de los haitianos, ha invadido el país en varias ocasiones, ha apoyado a dictadores y ha utilizado esa mitad de la isla de La Española como trampolín para beneficio económico propio, arruinando su agricultura. Principalmente, con la importación de azúcar. Incluso, arremete el artículo, EEUU ha usado Haití con las maneras de un terrateniente y como destino para procrear.
Pero las relaciones bilaterales de Haití con grandes potencias no se limitan a EEUU. El vínculo con Francia se remonta a finales del siglo XVII (1697), cuando los españoles cedieron su colonia. Los franceses emprendieron una campaña para explotar económicamente el país, por lo que trasladaban unos 20.000 esclavos al año. De este modo, el azúcar se convirtió en el principal producto de exportación de la región y Haití, en la posesión francesa más importante en las Américas del siglo XVIII.
El país caribeño reunió a 480.000 esclavos, algo que generó un movimiento revolucionario cada vez más fuerte y que desembocó en una guerra de 12 años (1701-1803). El movimiento, capitaneado por un esclavo autodidacta con altas dotes para el liderazgo político y militar, Toussaint Lóuverture, resultó ganador y convirtió al país en la primera república de color triunfante del mundo. De nada sirvió la intentona de Napoleón de controlar el país y Haití proclamó su independencia en 1804. Era el primer Estado independiente de América Latina.
Una deuda histórica
Una independencia a la que siguió un embargo económico por parte de Francia y EEUU, y la falta de reconocimiento por parte de éste. En aquella época, el país norteamericano mantenía esclavizados a millones de sus propios ciudadanos y temía que, si aceptaba a Haití como país independiente, se provocara una revolución de los esclavos en su propio territorio.
Por su parte, Fracia indemnizó a miles de esclavos, por lo que Haití tuvo que pagar a los bancos occidentales más de 20.000 millones de dólares. Además, durante los 19 años posteriores a la independencia, EEUU controló las aduanas, recaudó impuestos y dirigió un buen número de instituciones.
Revolucionarios y terratenientes
Al margen del azote económico, las cosas no mejoraron en el plano político. El país ya estaba dividido entre una clase dirigente francesa y la mayoría trabajadora, formada por miles de ex-esclavos. Una tensa relación que originó una guerra civil, cuya inestabilidad influyó en la intervención de la marina norteamericana en 1915. El balance fue de 2.000 personas, según la Guía del Mundo 2007.
En un principio, el Ejército Revolucionario resistió la oleada turística, pero las tropas norteamericanas vencieron la resistencia y controlaron de nuevo la vida del país, que pasó a ser una colonia hasta 1934.
Ese año, el presidente Vincent consiguió la retirada de las tropas de EEUU, pero no el cese de la influencia de ese país en los asuntos internos de Haití. De hecho, el Ejército haitiano, la burguesía comercial, la Iglesia y la burocracia estatal, ligados al Departamento de Estado estadounidense y a través del nuevo presidente, François Duvalier, controlaron el país durante los siguientes 30 años. Un mandato en el que las violaciones de los derechos humanos del régimen de Duvalier, al que se atribuyeron represiones y más de 40.000 asesinatos, supuso una carga para Washington. Finalmente, el dictador huyó en un avión de la fuerza aérea norteamericana y recibió asilo por parte del Gobierno de Francia.
Elecciones y golpes de Estado
A pesar de la huida de Duvalier, el país ya se sumía en una ola de protestas y de huelgas, y una oposición cada vez más organizada. Tras varios procesos electorales frustrados y golpes de Estado, las elecciones de 1990 dieron como ganador a Jean Bertrand Aristide. Más tarde, un golpe militar dirigido por el general Raoul Cedras volvió a estremer al país.
Tras el embargo comercial decretado por la Organización de Estados Americanos, los golpistas reconocieron la soberanía del Parlamento para evitar el asilamiento internacional. Cuando parecía que la calma se podría instaurar en el país, con un pacto entre Aristide y Cedras para el retorno del presidente y la amnistía para los jefes golpistas, la violencia resurgió.
De nuevo, la marina estadounidense amarró frente a las costas haitianas. Pero, frente a la amenaza de la población de enfrentarse a las tropas, el presidente estadounidese de entonces, Bill Clinton, ordenó la partida de los barcos. Una retirada que tampoco ha supuesto la marcha definitiva de EEUU de la isla de La Española.
El liderazgo en Haití
Y es que, la implicación estadounidense en Haití se mantiene, como asegura el propio Gobierno norteamericano a través de su página web: "la política de este país en Haití está diseñada para fomentar y potenciar la democracia, ayudar a aliviar la pobreza, el analfabetismo y la malnutrición, promover el respeto por los derechos humanos y combatir la inmi gración ilegal y el tráfico de drojas". Según la misma información de la administración norteamericana, ésta apoya el comercio bilateral e invierte en una inmi gración regulada. "Desde los tiempo de las revueltas revolucionarias en Haití, EEUU asume ese papel de líder en la organización de la implicación internacional" en el país.
"Las relaciones internacionales entre ambos países son importantes por muchas razones, no sólo por la proximidad geográfica", sostiene el Gobierno en una clara alusión a la inmi gración legal de haitianos a EEUU (en torno a 13.000 de 1999 a 2003) y a la ilegal, que en los últimos veinte años, se ha situado en más de 67.000 personas. Un movimiento migratorio que desdenció entre 1991 y 1994, con la vuelta del Gobierno legítimo de Haití. Sin embargo, las perspectivas anteriores al terremoto ya indicaban que la tendencia volvería a invertirse, sobre todo, por el malestar político y el descenso de la economía. Algo que potenciará todavía más el vínculo entre ambos países y a lo que se suman las consecuencias de la reciente tragedia.