Malditos Bastardos
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El país de la desmemoria, del genocidio franquista al silencio interminable
eldiario.es adelanta un capítulo del libro escrito por el periodista experto en memoria histórica Juanmi Baquero y publicado por Roca Editorial. Sale a la venta este jueves
A lo largo de diversos ensayos, "el autor señala todos aquellos aspectos que aún están pendientes de resolver" tras la dictadura, destaca Baltasar Garzón en su prólogo
«Los aviones venían rasantes y me agazapé en el suelo, cubierto por una manta. De pronto sentí un golpe fuerte en la espalda". Con este relato de una víctima empieza un libro lleno de testimonios y datos que reconstruyen la desmemoria española
PRÓLOGO. La manta que oculta la verdad, por Baltasar Garzón
Afirma en este libro Juan Miguel Baquero que uno de los pilares de lo que él llama El país de la desmemoria es el abandono de los derrotados. «La realidad falseada, el descrédito salpicado de olvido estratégico. Como si fuera posible sepultar todos los nombres». Tiene mucha razón. La mentira, la difamación, el silencio fueron impuestos por la dictadura para acabar de doblegar a los supervivientes de un infierno y a sus descendientes, inmersos en un purgatorio eterno, culpables por estar vivos y castigados por no pertenecer al club de los elegidos. Si el abandono es la base de la desmemoria, el miedo la alimenta.
Creo que, como juez, lo que más me ha impresionado en cada víctima que he conocido no ha sido tanto el terrible sufrimiento que expone en su testimonio como el alivio inmenso por poderlo contar ante la autoridad competente. Hablar de lo ocurrido equivale a hacerlo real. Las palabras hacen cierto lo que tanto tiempo se guardó en el corazón y en la cabeza, lo que ni siquiera se susurraba a escondidas.
El país de la desmemoria es pues un libro que ahonda en esa historia, avanzando por un relato de sufrimiento y haciendo patente, sin alharacas, lo que ocurrió y por qué hay que recuperar y profundizar en los hechos aún recientes de nuestra historia. Me conmueve el niño que da inicio a este relato, Alejandro, al que dijeron que cuando los aviones bombardearan se tirase a la cuneta y tapara su cuerpecito con una manta. Como ese niño real, nuestra sociedad se ha cubierto durante todos estos años con una frágil colcha que, al retirarse, deja ver la cara antiestética de un régimen franquista que mató, hizo desaparecer, humilló, torturó y encarceló; que robó niños; que asoló con el terror para lograr la sumisión y no levantó la bota hasta bien entrada la década de los 70.
El narrador ha tocado de forma exhaustiva todos los hitos de esa larga marcha de frustración y padecimientos, y señala todos aquellos aspectos que aún están pendientes de resolver. Explica que las llamadas de atención de organismos internacionales como la ONU no sirvieron para que el gobierno anterior, de signo conservador y enraizado aún en esencias franquistas, se ocupara de restablecer la verdad. Y hace votos, como todos los hacemos, para que el gobierno socialista pueda llegar a conseguirlo.
Es una tarea urgente, antes de que los más antiguos del lugar dejen este mundo sin haber conseguido obtener por fin la victoria sobre la impunidad, para que las nuevas generaciones aprendan a rechazar los golpes de estado, las dictaduras, los crímenes contra la humanidad… el repruebo. Agradezco a Juan Miguel Baquero la oportunidad de su obra y las frases que en ella me dedica. En su día me declaré competente para investigar la ejecución de un plan sistemático de desaparición de miles de personas y creo que aún no se ha dado cumplida respuesta a estos crímenes de lesa humanidad que, por serlo, no prescriben, mal que les pese a tantos interesados en evitar la verdad. Su conciencia sabrá por qué. Los demás, debemos seguir en la brecha para acabar con esa impunidad que tanto daño nos ha hecho. Que así sea.
Baltasar Garzón Real. Jurista
eldiario.es adelanta un capítulo del libro escrito por el periodista experto en memoria histórica Juanmi Baquero y publicado por Roca Editorial. Sale a la venta este jueves
A lo largo de diversos ensayos, "el autor señala todos aquellos aspectos que aún están pendientes de resolver" tras la dictadura, destaca Baltasar Garzón en su prólogo
«Los aviones venían rasantes y me agazapé en el suelo, cubierto por una manta. De pronto sentí un golpe fuerte en la espalda". Con este relato de una víctima empieza un libro lleno de testimonios y datos que reconstruyen la desmemoria española
PRÓLOGO. La manta que oculta la verdad, por Baltasar Garzón
Afirma en este libro Juan Miguel Baquero que uno de los pilares de lo que él llama El país de la desmemoria es el abandono de los derrotados. «La realidad falseada, el descrédito salpicado de olvido estratégico. Como si fuera posible sepultar todos los nombres». Tiene mucha razón. La mentira, la difamación, el silencio fueron impuestos por la dictadura para acabar de doblegar a los supervivientes de un infierno y a sus descendientes, inmersos en un purgatorio eterno, culpables por estar vivos y castigados por no pertenecer al club de los elegidos. Si el abandono es la base de la desmemoria, el miedo la alimenta.
Creo que, como juez, lo que más me ha impresionado en cada víctima que he conocido no ha sido tanto el terrible sufrimiento que expone en su testimonio como el alivio inmenso por poderlo contar ante la autoridad competente. Hablar de lo ocurrido equivale a hacerlo real. Las palabras hacen cierto lo que tanto tiempo se guardó en el corazón y en la cabeza, lo que ni siquiera se susurraba a escondidas.
El país de la desmemoria es pues un libro que ahonda en esa historia, avanzando por un relato de sufrimiento y haciendo patente, sin alharacas, lo que ocurrió y por qué hay que recuperar y profundizar en los hechos aún recientes de nuestra historia. Me conmueve el niño que da inicio a este relato, Alejandro, al que dijeron que cuando los aviones bombardearan se tirase a la cuneta y tapara su cuerpecito con una manta. Como ese niño real, nuestra sociedad se ha cubierto durante todos estos años con una frágil colcha que, al retirarse, deja ver la cara antiestética de un régimen franquista que mató, hizo desaparecer, humilló, torturó y encarceló; que robó niños; que asoló con el terror para lograr la sumisión y no levantó la bota hasta bien entrada la década de los 70.
El narrador ha tocado de forma exhaustiva todos los hitos de esa larga marcha de frustración y padecimientos, y señala todos aquellos aspectos que aún están pendientes de resolver. Explica que las llamadas de atención de organismos internacionales como la ONU no sirvieron para que el gobierno anterior, de signo conservador y enraizado aún en esencias franquistas, se ocupara de restablecer la verdad. Y hace votos, como todos los hacemos, para que el gobierno socialista pueda llegar a conseguirlo.
Es una tarea urgente, antes de que los más antiguos del lugar dejen este mundo sin haber conseguido obtener por fin la victoria sobre la impunidad, para que las nuevas generaciones aprendan a rechazar los golpes de estado, las dictaduras, los crímenes contra la humanidad… el repruebo. Agradezco a Juan Miguel Baquero la oportunidad de su obra y las frases que en ella me dedica. En su día me declaré competente para investigar la ejecución de un plan sistemático de desaparición de miles de personas y creo que aún no se ha dado cumplida respuesta a estos crímenes de lesa humanidad que, por serlo, no prescriben, mal que les pese a tantos interesados en evitar la verdad. Su conciencia sabrá por qué. Los demás, debemos seguir en la brecha para acabar con esa impunidad que tanto daño nos ha hecho. Que así sea.
Baltasar Garzón Real. Jurista