DESMONTANDO LA TERAPIA REGRESIVA Y BRIAN L.WEISS

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DESMONTANDO LA TERAPIA REGRESIVA Y A BRIAN L.WEISS
05.08.2018 20:14
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Y bien:¿Qué cosa es una Terapia Regresiva?
Una de las primeras reglas de una discusión sensata es la de ponerse de acuerdo en algunos términos básicos de tal manera que los involucrados en aquella tengan un mínimo lenguaje común. Pues bien, después de una revisión de la literatura disponible tanto en Internet como del libro del que es considerado por los defensores de esta terapia como padre de la misma, Brian L. Weiss, encontramos una imposibilidad (quizás debida a nuestra formación limitada, vayan ustedes a saber) de decir que cosa es una terapia regresiva en la que todos sus defensores estuvieran de acuerdo. Es más, en algunos casos consultados ni siquiera se dice claramente que es, como en el ***eto que proporciona el español Centro de Estudios Superiores de Terapia Regresiva, que sin embargo promueve un amplio "programa de estudios" con venta de material incluido. Esto significa un primer problema de convencimiento, y no nos digan que no los defensores, contra los que creemos y sostenemos que esta terapia no es más que un fraude patético. Posteriormente hablaremos de por qué vemos como problema esto.
Entonces, regresando al problema de la falta de definiciones, tendremos que recurrir al padre del asunto este para ver si a partir de ahí tenemos una punta de la madeja que permitirá deshacer la bola de la ignorancia. En una entrevista realizada por la revista "Mente Sana", que nos fue proporcionada sin fecha, el Dr. Weiss da lo que parece ser una especie de definición: a la pregunta de ¿Qué son las regresiones?, el doctor contesta: "Regresión significa ir atrás en el tiempo. Cuando una persona está en un estado de relajación profunda o hipnosis, es más fácil llegar a la raíz, a la causa que origina el síntoma, independientemente de que el trauma se haya producido en la infancia, en el útero materno o en vidas pasadas."
Dejemos de momento esta respuesta como la proporciona el padre de la terapia regresiva y los posibles problemas que pueda significar con, por ejemplo, la ortodoxia psicoanalítica fundada en Freud, y veamos la siguiente respuesta proporcionada por Weiss a la revista Psychologies del 7 de octubre de 2005, a la pregunta “¿Puede explicarnos qué es y en que consiste la terapia regresiva?” en la cual el Dr. Weiss contesta lo siguiente:
La terapia regresiva es un tratamiento que valiéndose de distintas herramientas como puede ser la hipnosis, la relajación y la visualización, ayuda al paciente a rastrear en su inconsciente el origen de sus problemas y su manera de resolverlos. Y muchas veces esa raíz se encuentra en existencias anteriores cuyos avatares coinciden con las síntomas que presentan en sus vidas actuales.
.
Vamos a dejar estos intentos de definición y a suponer que fueron realizados por el Padre de la terapia sin ánimo de bolsear al respetable, a menos que se desee acudir a definiciones como la obtenida de la página “En buenas manos”, ejemplo si los hay de lo que es el alucine barato o las ganas de burlarse de la gente, o ambas cosas:
  • ¿Qué es la terapia regresiva? La terapia regresiva es una técnica de acceso al inconsciente utilizada desde hace más de 3000 años por muchas culturas”. Ya estoy informado, gracias, pero lo que viene a continuación no tiene precio:
  • ¿En qué se basa la terapia regresiva? En el intento de profundizar y escuchar los trasfondos de la mente desde una actitud abierta con tolerancia y predisposición para observar al ser humano desde otro ángulo de conciencia. Para ello se utiliza como herramienta de trabajo una profunda relajación que permite entrar en un nivel de ondas cerebrales en el que se produce un estado alterado de conciencia idóneo para provocar la libre asociación del inconsciente. Para realizar una REGRESION se necesita que la persona se encuentre en un nivel mental Alfa-Zeta cercano al sueño pero sin entrar en él, al cual se llega mediante una profunda relajación física dirigida por el terapeuta. Sin embargo una vez alcanzado este nivel la persona no pierde en ningún momento su conciencia, por lo que es absolutamente libre de marcharse, no hacer el trabajo e incluso razonar lo que esta sucediendo.” Mejor lo dejamos así.
Pero incluso si aceptemos tras*itoriamente, nosotros, críticos de esta terapia, y supongamos que en términos generales sus seguidores lo hacen, las definiciones que proporciona el Dr. Weiss de su terapia y de la forma en que esta opera, hay cosas que sencillamente no van. La dificultad para comprender científicamente el comportamiento humano: la existencia de múltiples escuelas de psicología y psiquiatría ponen de manifiesto aquella dificultad. Y por lo mismo, los métodos pueden estar difícilmente estandarizados. La hipnosis es utilizada por muchas de estas escuelas y un estudio sobre las causas y consecuencias fisiológicas de su aplicación puede encontrarse en The truth and the hype of Hipnosis, Michael R. Nash, Scientific American, Volume 285, No. 1, julio de 2001, pp. 33-40. La relajación es también usada por distintas escuelas psicológicas, tratando de crear un medio adecuado y no hostil al paciente para que este “saque” el problema motivo de su consulta. Pero el resto es vil charlatanería y estupidez, como pasaremos a ver inmediatamente.
El Dr. Weiss era muy consciente de las inmensas dificultades que tendría que enfrentar cuando empezara a pregonar la buena nueva de su “increíble método”. En su libro “Muchas vidas. Muchos maestros”, en donde narra sus sesiones con la mujer que le cambió su visión del mundo, encontramos las siguientes reflexiones que, según él, se dieron después de la primera sesión:
“Cuando Catherine se hubo ido, y durante varios días más, reflexioné mucho en los detalles de la regresión hipnótica. Reflexionar es natural en mí. Muy pocos de los detalles que emergieran de una hora de terapia, incluso de las “normales”, escapaban a mi obsesivo análisis mental, y esa sesión difícilmente podía considerarse “normal”. Por añadidura, era muy escéptico con respecto a la vida después de la fin, la reencarnación, las experiencias de abandono del cuerpo y los fenómenos de ese tipo. Después de todo, según pensaba la parte lógica de mi persona, eso podía ser fantasía de Catherine. En realidad, me sería imposible demostrar la veracidad de sus aseveraciones o visualizaciones. Pero yo también tenía conciencia, aunque mucho más difusa, de un pensamiento menos emocional. Mantén la mente abierta —me decía ese pensamiento—, la verdadera ciencia comienza por la observación. Sus “recuerdos” podían no ser fantasías ni imaginación. Podía haber algo más de lo que estaba a la vista… o al alcance de cualquier otro sentido. “Mantén la mente abierta. Consigue más datos.” Otro pensamiento me importunaba. Catherine, tan propensa a temores y ansiedades desde siempre, ¿no tendría demasiado miedo de volver a someterse a la hipnosis? Resolví no llamarla.
Que ella también digiriera la experiencia. Esperaría a la semana siguiente.”
Pero incluso si aceptemos tras*itoriamente, nosotros, críticos de esta terapia, y supongamos que en términos generales sus seguidores lo hacen, las definiciones que proporciona el Dr. Weiss de su terapia y de la forma en que esta opera, hay cosas que sencillamente no van. La dificultad para comprender científicamente el comportamiento humano: la existencia de múltiples escuelas de psicología y psiquiatría ponen de manifiesto aquella dificultad. Y por lo mismo, los métodos pueden estar difícilmente estandarizados. La hipnosis es utilizada por muchas de estas escuelas y un estudio sobre las causas y consecuencias fisiológicas de su aplicación puede encontrarse en The truth and the hype of Hipnosis, Michael R. Nash, Scientific American, Volume 285, No. 1, julio de 2001, pp. 33-40. La relajación es también usada por distintas escuelas psicológicas, tratando de crear un medio adecuado y no hostil al paciente para que este “saque” el problema motivo de su consulta. Pero el resto es vil charlatanería y estupidez, como pasaremos a ver inmediatamente.
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El Dr. Weiss era muy consciente de las inmensas dificultades que tendría que enfrentar cuando empezara a pregonar la buena nueva de su “increíble método”. En su libro “Muchas vidas. Muchos maestros”, en donde narra sus sesiones con la mujer que le cambió su visión del mundo, encontramos las siguientes reflexiones que, según él, se dieron después de la primera sesión:
“Cuando Catherine se hubo ido, y durante varios días más, reflexioné mucho en los detalles de la regresión hipnótica. Reflexionar es natural en mí. Muy pocos de los detalles que emergieran de una hora de terapia, incluso de las “normales”, escapaban a mi obsesivo análisis mental, y esa sesión difícilmente podía considerarse “normal”. Por añadidura, era muy escéptico con respecto a la vida después de la fin, la reencarnación, las experiencias de abandono del cuerpo y los fenómenos de ese tipo. Después de todo, según pensaba la parte lógica de mi persona, eso podía ser fantasía de Catherine. En realidad, me sería imposible demostrar la veracidad de sus aseveraciones o visualizaciones. Pero yo también tenía conciencia, aunque mucho más difusa, de un pensamiento menos emocional. Mantén la mente abierta —me decía ese pensamiento—, la verdadera ciencia comienza por la observación. Sus “recuerdos” podían no ser fantasías ni imaginación. Podía haber algo más de lo que estaba a la vista… o al alcance de cualquier otro sentido. “Mantén la mente abierta. Consigue más datos.” Otro pensamiento me importunaba. Catherine, tan propensa a temores y ansiedades desde siempre, ¿no tendría demasiado miedo de volver a someterse a la hipnosis? Resolví no llamarla.
Que ella también digiriera la experiencia. Esperaría a la semana siguiente.”

“Mantén la mente abierta … la verdadera ciencia comienza por la observación” ¿De verdad, Dr. Weiss, no quiere ver la cara de tarados? ¿Y cuál es el método científicamente válido que aplica en sus “observaciones”, por ejemplo? Podemos leer todo este libro y no encontramos una sola explicación de método alguno, sino puras reflexiones y descripciones de las “sesiones”.
Pero como el Dr. Weiss era muy claro de que no había ciencia alguna de entrada en lo que nos está describiendo, se dio cuenta de que era necesario echar mano de otra clase de conocimientos:
Durante esa semana, yo había repasado el libro de texto de un curso de religiones comparadas que había seguido en mi primer año en la Universidad de Columbia. Había, ciertamente, referencias a la reencarnación en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. En el año 325 d. de C., el emperador romano Constantino el Grande, junto con Helena, su progenitora, había eliminado las referencias a la reencarnación contenidas en el Nuevo Testamento. El segundo Concilio de Constantinopla, reunido en el 553, confirmó ese acto y declaró herética la idea de la reencarnación. Al parecer, consideraban que esta idea debilitaría el creciente poder de la Iglesia, al conceder a los seres humanos demasiado tiempo para buscar la salvación. Sin embargo, las referencias originarias habían existido; los primeros padres de la Iglesia aceptaban el concepto de la reencarnación. Los primitivos gnósticos —Clemente de Alejandría, Orígenes, san Jerónimo y muchos otros— estaban convencidos de haber vivido anteriormente y de que volverían a hacerlo. Pero yo no había creído nunca en la reencarnación. Ni siquiera había pensado mucho en el tema. Aunque mi temprana educación religiosa hablaba de una vaga existencia del «alma» después de la fin, la idea no me convencía.
Si Weiss se hubiera concretado a este apoyo de su conocimiento, sus doctrinas no pasarían de ser, en el mejor de los casos, opiniones personales de un psiquiatra que no tiene explicación sensata para el fenómeno que está observando. No sería el primero que pasaría por una situación de fracaso ni ciertamente el último, o, en el mejor de los casos, la recuperación de su paciente sería uno de los tantos “milagros” a los que se enfrentan los especialistas que ignoran por qué de pronto la enfermedad de un paciente remite, pero Weiss no podía dejar la cosa así, y la necesidad de explicaciones “a modo” lo impulsaron a buscar “respuestas científicas” que pronto lo llevarían a ser el famoso y rico doctor que ahora es:
 
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