Von Rudel
Madmaxista
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En un intento por rebajar el escándalo relativo a la matanza de Paracuellos, las
autoridades soviéticas llevaron a cabo una enorme atrocidad individual con la
intención de acallar la información relativa a la atrocidad general. La Cruz Roja
Internacional había enviado al doctor Georges Henny a la capital de España para informar sobre las condiciones humanitarias; el doctor intentó regresar a Francia con un amplísimo dossier de datos y fotografías sobre la represión en Madrid, pero esematerial, al parecer, nunca salió de España. Las autoridades soviéticas ordenaron que dos de los pilotos soviéticos de caza más avezados de la fuerza aérea republicana(parte de la cual se encontraba bajo mando soviético y no bajo el de la España republicana) abatieran el avión de Air France en el que el médico pretendía abandonar España el 8 de diciembre.
El 8 de diciembre de 1936 fue derribado un avión de la Embajada francesa sobre Guadalajara. Se trataba de un Potez 54, un bombardero tras*formado en tras*porte, cuyo piloto consiguió realizar un aterrizaje forzoso, no sin capotar, en un campo cerca de Pastrana.
En él viajaban el doctor Georges Henny -delegado de la Cruz Roja Internacional-, dos periodistas franceses -Louis Delaprée, corresponsal del diario Paris Soir, y André Château, de la agencia Havas- y dos niñas que eran llevadas a Francia por la Cruz Roja.
Según relata Ian Gibson en “Paracuellos. Cómo fue”, el doctor Henny y Château fueron alcanzados en una pierna, mientras que Delaprée quedó herido de gravedad y murió unos días después, el 31 de diciembre. Una de las niñas se rompió una pierna por el violento aterrizaje.
El doctor Henny fue trasladado a Madrid donde se le extrajo con éxito la bala.
El suceso tuvo mucha resonancia, dado el empeño que se puso en presentarlo como un deliberado ataque perpetrado por la aviación franquista contra un indefenso avión civil. Aquella noche, el parte radiado del Ministerio de la Guerra decía: “A las 18 horas de hoy, cuando volaba sobre la provincia de Guadalajara, ha sido criminalmente atacado y derribado por la aviación fascista el avión correo que hacía el servicio entre Madrid y Toulouse”.
Al día siguiente, la prensa republicana insistió. Así, según afirmaba el diario La Voz, “el avión correo Toulouse-Madrid ha sido ametrallado por los trimotores fascistas. Alemania vuelve a disparar contra Francia”. Más adelante se decía, erróneamente, que el aparato pertenecía a Air France y se subrayaba que “el avión francés, portador de insignias y marcas que acreditaban su nacionalidad y del aspecto inconfundible de un gran aparato de pasajeros, sin armamento de ninguna clase, tuvo que resignarse a recibir las descargas de la ametralladora facciosa, buscando al mismo tiempo un lugar de aterrizaje, para poner a salvo la vida de sus ocupantes”.
El titular de Política, órgano de Izquierda Republicana, rezaba también: “Un avión de pasajeros de la Air-France fue abatido ayer por un caza faccioso”.
En la noche del 9 de diciembre, el parte del Ministerio de Marina y Aire corregía el malentendido con respecto a la identidad del avión: “El avión francés que fue ayer fue agredido por un aparato faccioso cerca de Guadalajara no pertenecía a la compañía Air-France, como por error se ha dicho. Se trata del aeroplano que la Embajada de Francia en Madrid destina a su servicio para el envío de su valija y para la evacuación de súbditos franceses.
Las señales indicativas de la Embajada francesa, muy visibles y destacables, no permitían confusión alguna.”
El 11 de diciembre el doctor Henny relataba a Política: “Llevábamos un rato de vuelo cuando por nuestro lado pasó un avión, al parecer de caza. Nuestro aparato empezó a moverse. Lo mismo hizo el otro. El piloto me dijo que hacía esto en señal de saludo.
Pero unos instantes después sentí un ruido tremendo: otro motor que debía estar cerca, volando por debajo de nosotros. Apenas tuve tiempo para verlo. Y sentí también el ruido de la ametralladora, como sentí un fuerte golpe en el pierna.”
La prensa extranjera también se hizo eco de la noticia. El 9 de diciembre, el periódico francés Le Jour, de tendencia derechista, señalaba la irresponsabilidad de su gobierno al permitir el suministro a los republicanos españoles de aviones de guerra franceses, varios de ellos idénticos al aparato derribado: “Esto pone de relieve la responsabilidad aplastante de quienes han tolerado el contrabando de aviones de guerra franceses. En efecto, el aparato de la Embajada era una máquina militar de bombardeo, un Potez 54, precisamente del mismo tipo que la docena de unidades expedida fraudulentamente por el Frente Popular. Habituados a sufrir los ataques de los Potez 54, los nacionales los persiguen en todo momento”. Y terminaba: “¿Cómo se les ocurre enviar al cielo de Madrid, aunque desarmado, un bombardero semejante a los que participan en las operaciones militares?”
Sin embargo, el 21 de ese mes, el mismo diario Le Jour daba una noticia bomba achacando el derribo a los republicanos. Así, titulaba a tres columnas: “L’avion de l’ambassade de France à Madrid a bien été abattu par les rouges” (entonces todo el mundo se refería los republicanos como “los gente de izquierdas”).
autoridades soviéticas llevaron a cabo una enorme atrocidad individual con la
intención de acallar la información relativa a la atrocidad general. La Cruz Roja
Internacional había enviado al doctor Georges Henny a la capital de España para informar sobre las condiciones humanitarias; el doctor intentó regresar a Francia con un amplísimo dossier de datos y fotografías sobre la represión en Madrid, pero esematerial, al parecer, nunca salió de España. Las autoridades soviéticas ordenaron que dos de los pilotos soviéticos de caza más avezados de la fuerza aérea republicana(parte de la cual se encontraba bajo mando soviético y no bajo el de la España republicana) abatieran el avión de Air France en el que el médico pretendía abandonar España el 8 de diciembre.
El 8 de diciembre de 1936 fue derribado un avión de la Embajada francesa sobre Guadalajara. Se trataba de un Potez 54, un bombardero tras*formado en tras*porte, cuyo piloto consiguió realizar un aterrizaje forzoso, no sin capotar, en un campo cerca de Pastrana.
En él viajaban el doctor Georges Henny -delegado de la Cruz Roja Internacional-, dos periodistas franceses -Louis Delaprée, corresponsal del diario Paris Soir, y André Château, de la agencia Havas- y dos niñas que eran llevadas a Francia por la Cruz Roja.
Según relata Ian Gibson en “Paracuellos. Cómo fue”, el doctor Henny y Château fueron alcanzados en una pierna, mientras que Delaprée quedó herido de gravedad y murió unos días después, el 31 de diciembre. Una de las niñas se rompió una pierna por el violento aterrizaje.
El doctor Henny fue trasladado a Madrid donde se le extrajo con éxito la bala.
El suceso tuvo mucha resonancia, dado el empeño que se puso en presentarlo como un deliberado ataque perpetrado por la aviación franquista contra un indefenso avión civil. Aquella noche, el parte radiado del Ministerio de la Guerra decía: “A las 18 horas de hoy, cuando volaba sobre la provincia de Guadalajara, ha sido criminalmente atacado y derribado por la aviación fascista el avión correo que hacía el servicio entre Madrid y Toulouse”.
Al día siguiente, la prensa republicana insistió. Así, según afirmaba el diario La Voz, “el avión correo Toulouse-Madrid ha sido ametrallado por los trimotores fascistas. Alemania vuelve a disparar contra Francia”. Más adelante se decía, erróneamente, que el aparato pertenecía a Air France y se subrayaba que “el avión francés, portador de insignias y marcas que acreditaban su nacionalidad y del aspecto inconfundible de un gran aparato de pasajeros, sin armamento de ninguna clase, tuvo que resignarse a recibir las descargas de la ametralladora facciosa, buscando al mismo tiempo un lugar de aterrizaje, para poner a salvo la vida de sus ocupantes”.
El titular de Política, órgano de Izquierda Republicana, rezaba también: “Un avión de pasajeros de la Air-France fue abatido ayer por un caza faccioso”.
En la noche del 9 de diciembre, el parte del Ministerio de Marina y Aire corregía el malentendido con respecto a la identidad del avión: “El avión francés que fue ayer fue agredido por un aparato faccioso cerca de Guadalajara no pertenecía a la compañía Air-France, como por error se ha dicho. Se trata del aeroplano que la Embajada de Francia en Madrid destina a su servicio para el envío de su valija y para la evacuación de súbditos franceses.
Las señales indicativas de la Embajada francesa, muy visibles y destacables, no permitían confusión alguna.”
El 11 de diciembre el doctor Henny relataba a Política: “Llevábamos un rato de vuelo cuando por nuestro lado pasó un avión, al parecer de caza. Nuestro aparato empezó a moverse. Lo mismo hizo el otro. El piloto me dijo que hacía esto en señal de saludo.
Pero unos instantes después sentí un ruido tremendo: otro motor que debía estar cerca, volando por debajo de nosotros. Apenas tuve tiempo para verlo. Y sentí también el ruido de la ametralladora, como sentí un fuerte golpe en el pierna.”
La prensa extranjera también se hizo eco de la noticia. El 9 de diciembre, el periódico francés Le Jour, de tendencia derechista, señalaba la irresponsabilidad de su gobierno al permitir el suministro a los republicanos españoles de aviones de guerra franceses, varios de ellos idénticos al aparato derribado: “Esto pone de relieve la responsabilidad aplastante de quienes han tolerado el contrabando de aviones de guerra franceses. En efecto, el aparato de la Embajada era una máquina militar de bombardeo, un Potez 54, precisamente del mismo tipo que la docena de unidades expedida fraudulentamente por el Frente Popular. Habituados a sufrir los ataques de los Potez 54, los nacionales los persiguen en todo momento”. Y terminaba: “¿Cómo se les ocurre enviar al cielo de Madrid, aunque desarmado, un bombardero semejante a los que participan en las operaciones militares?”
Sin embargo, el 21 de ese mes, el mismo diario Le Jour daba una noticia bomba achacando el derribo a los republicanos. Así, titulaba a tres columnas: “L’avion de l’ambassade de France à Madrid a bien été abattu par les rouges” (entonces todo el mundo se refería los republicanos como “los gente de izquierdas”).