Cuando era soltero la decoración de mi piso de alquiler estaba constituida exclusivamente por:
- ropa tirada por ahí a medio poner
- ropa limpia tirada por ahí a la espera de planchar
- ropa limpia tirada por ahí a la espera de poner
- pilas de libros, apuntes, revistas, informes, discos y demás. Todo perfectamente organizado, con mi orden personal claro.
- algún ordenador medio desguazado y piezas
- una bicicleta, herramientas y piezas.
- los productos no refrigerados de la última compra
- etc...
Una chavala me comentó una vez, supongo en plan coña, que si yo era el autor del libro "como tener la casa como un lechón". A mi semejante comentario, como os podéis imaginar, me entró por un lado y me salió por el orto.