Sargento Kowalski
El Señor del Alto amaje
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Debbie Harry
La artista Debbie Harry publicó en 2019 sus memorias, y resultó ser uno de esos libros que nos dejan boquiabiertos al pasar cada página. Con el acertadísimo título de «Face it» («Asúmelo»), se desarrolla como una constante lluvia de confesiones íntimas, algunas de ellas bastante desgarradoras: en él, la cantante de Blondie relata que sufrió una violación a punta de cuchillo en los setenta, delante del que por entonces era su novio (Chris Stein), durante un robo en su casa de Nueva York. «El asaltante estuvo un buen rato buscando cosas de valor. Entonces amontonó las guitarras y la cámara de Chris, desató mis manos y me dijo que me bajara el pantalón», cuenta la artista, que no obstante le echa valor para bromear con el incidente: «Las guitarras robadas me dolieron más».
Más sorprendente aún resulta otra de las revelaciones del libro, acerca de un encuentro con el malo en serie Ted Bundy en 1972, durante una noche que intentó coger un taxi en la Avenida C del East Village de Manhattan. «Ocurrió a principios de la década de los 70. Ni siquiera estaba en una banda entonces… Yo intentaba cruzar la ciudad para ir a un bar. Un pequeño vehículo de tonalidad blanco apareció, y el hombre se ofreció a llevarme». A los pocos minutos, Debbie empezó a sospechar: el coche estaba destrozado por dentro, y aunque era verano el conductor se negó a bajar las ventanillas. De hecho, las puertas ni siquiera tenían la manivela para hacerlo. Ella empezó a ponerse nerviosa y buscó disimuladamente cómo salir de allí, y en un momento dado, pudo colar su mano por una pequeña rendija de la ventana y abrir la puerta desde fuera. «Él se dio cuenta y trató de doblar la esquina muy rápido. Yo salí del coche y caí en medio de la calle». Años después, en 1989 (después de la ejecución de Bundy), Debbie empezó a leer una revista durante un viaje en avión y se topó con un artículo sobre Bundy. «Hablaba de su modus operandi, describía cómo era físicamente, el interior de su coche... El pelo del cuello se me erizó, pensé: 'Dios mío, era Ted Bundy"».
Las memorias recorren sin complejos las aventuras sensuales de Harry su consumo de drojas junto a Chris Stein, antes de que terminaran su relación a finales de los años 80. «La heroína fue un gran consuelo», confiesa la artista, que este mes de Julio ha cumplido 76 años. Preguntada sobre el tema en una entrevista con the Guardian, asegura que no llegó a tener problemas serios de adicción. «No me arrepiento de haberla consumido. Pero sí del tiempo que te quita. la heroína es una consumidora de tiempo. Pero en aquel momento creo que era un mal necesario para mí. Hasta cierto punto, era una automedicación. Eran tiempo duros, deprimentes, y la droja parecía cumplir su función».
Otro capítulo muy sorprendente es el que narra su jornada como «camello» de David Bowie e Iggy Pop. «Una vez David e Iggy estaban buscando algo para esnifar. Su contacto en Nueva York había muerto repentinamente y estaban desubicados. Un amigo me había dado un gramo, pero apenas lo había tocado. No me importaba mucho la coca, me ponía nerviosa y me afectaba a la garganta. Así que subí las escaleras con mi enorme cantidad de cocaína, y ellos sencillamente la aspiraron de golpe. Bowie me enseñó su miembro viril en agradecimiento por haberle conseguido la coca. Como si yo fuera la inspectora de penes o algo así. Como yo estaba en una banda con todo chicos, supongo que él pensó que yo era la inspectora de partes íntimas. El tamaño era notorio y a él le encantaba mostrársela a hombres y mujeres. Era muy divertido, adorable y sexy. Supongo que me sentí halagada, ¿sabes? Es uno de los grandes hombres que admiro en el mundo de la música, claramente un genio. No lo toqué, pero pensé 'muy bonito'. No sé, es una cosa que no podamos preguntarle a él».
La cantante también habla de cómo fue estafada por un manager sin escrúpulos, y se detiene a analizar su papel dentro de la industria discográfica, reconociendo que se siente como una de las primeras exponentes del empoderamiento femenino en la música. «Creo que fue en aquella época cuando las chicas empezamos a tener presencia en diversos estilos, roles más amplios y un papel protagonista. No sé si soy responsable de eso, pero sí me gusta pensar que ayudé a que sucediera, y lo hice en el seno de un grupo en el que todos eran hombres, y uno de ellos, además, mi pareja».
La artista, durante la gira de presentación del libro, aseguró estar «preparada para los peores comentarios, como cuando he lanzado un disco o he hecho un gran show. No tengo una piel tan dura, pero sí buen sentido del humor».
La artista Debbie Harry publicó en 2019 sus memorias, y resultó ser uno de esos libros que nos dejan boquiabiertos al pasar cada página. Con el acertadísimo título de «Face it» («Asúmelo»), se desarrolla como una constante lluvia de confesiones íntimas, algunas de ellas bastante desgarradoras: en él, la cantante de Blondie relata que sufrió una violación a punta de cuchillo en los setenta, delante del que por entonces era su novio (Chris Stein), durante un robo en su casa de Nueva York. «El asaltante estuvo un buen rato buscando cosas de valor. Entonces amontonó las guitarras y la cámara de Chris, desató mis manos y me dijo que me bajara el pantalón», cuenta la artista, que no obstante le echa valor para bromear con el incidente: «Las guitarras robadas me dolieron más».
Más sorprendente aún resulta otra de las revelaciones del libro, acerca de un encuentro con el malo en serie Ted Bundy en 1972, durante una noche que intentó coger un taxi en la Avenida C del East Village de Manhattan. «Ocurrió a principios de la década de los 70. Ni siquiera estaba en una banda entonces… Yo intentaba cruzar la ciudad para ir a un bar. Un pequeño vehículo de tonalidad blanco apareció, y el hombre se ofreció a llevarme». A los pocos minutos, Debbie empezó a sospechar: el coche estaba destrozado por dentro, y aunque era verano el conductor se negó a bajar las ventanillas. De hecho, las puertas ni siquiera tenían la manivela para hacerlo. Ella empezó a ponerse nerviosa y buscó disimuladamente cómo salir de allí, y en un momento dado, pudo colar su mano por una pequeña rendija de la ventana y abrir la puerta desde fuera. «Él se dio cuenta y trató de doblar la esquina muy rápido. Yo salí del coche y caí en medio de la calle». Años después, en 1989 (después de la ejecución de Bundy), Debbie empezó a leer una revista durante un viaje en avión y se topó con un artículo sobre Bundy. «Hablaba de su modus operandi, describía cómo era físicamente, el interior de su coche... El pelo del cuello se me erizó, pensé: 'Dios mío, era Ted Bundy"».
Las memorias recorren sin complejos las aventuras sensuales de Harry su consumo de drojas junto a Chris Stein, antes de que terminaran su relación a finales de los años 80. «La heroína fue un gran consuelo», confiesa la artista, que este mes de Julio ha cumplido 76 años. Preguntada sobre el tema en una entrevista con the Guardian, asegura que no llegó a tener problemas serios de adicción. «No me arrepiento de haberla consumido. Pero sí del tiempo que te quita. la heroína es una consumidora de tiempo. Pero en aquel momento creo que era un mal necesario para mí. Hasta cierto punto, era una automedicación. Eran tiempo duros, deprimentes, y la droja parecía cumplir su función».
Otro capítulo muy sorprendente es el que narra su jornada como «camello» de David Bowie e Iggy Pop. «Una vez David e Iggy estaban buscando algo para esnifar. Su contacto en Nueva York había muerto repentinamente y estaban desubicados. Un amigo me había dado un gramo, pero apenas lo había tocado. No me importaba mucho la coca, me ponía nerviosa y me afectaba a la garganta. Así que subí las escaleras con mi enorme cantidad de cocaína, y ellos sencillamente la aspiraron de golpe. Bowie me enseñó su miembro viril en agradecimiento por haberle conseguido la coca. Como si yo fuera la inspectora de penes o algo así. Como yo estaba en una banda con todo chicos, supongo que él pensó que yo era la inspectora de partes íntimas. El tamaño era notorio y a él le encantaba mostrársela a hombres y mujeres. Era muy divertido, adorable y sexy. Supongo que me sentí halagada, ¿sabes? Es uno de los grandes hombres que admiro en el mundo de la música, claramente un genio. No lo toqué, pero pensé 'muy bonito'. No sé, es una cosa que no podamos preguntarle a él».
La cantante también habla de cómo fue estafada por un manager sin escrúpulos, y se detiene a analizar su papel dentro de la industria discográfica, reconociendo que se siente como una de las primeras exponentes del empoderamiento femenino en la música. «Creo que fue en aquella época cuando las chicas empezamos a tener presencia en diversos estilos, roles más amplios y un papel protagonista. No sé si soy responsable de eso, pero sí me gusta pensar que ayudé a que sucediera, y lo hice en el seno de un grupo en el que todos eran hombres, y uno de ellos, además, mi pareja».
La artista, durante la gira de presentación del libro, aseguró estar «preparada para los peores comentarios, como cuando he lanzado un disco o he hecho un gran show. No tengo una piel tan dura, pero sí buen sentido del humor».