Cirujano de hierro
Será en Octubre
Hemos hablado mucho sobre que las horchatas industriales, las pasteurizadas que se venden envasadas en cristal, botella de plástico o tetrabrik en los supermercados, pueden estar hechas con chufa valenciana o con chufa del sur muy sur (procedente, seguramente, del comercio injusto). Y que la única garantía de que la chufa es autóctona es el sello de la DO Xufa de València.
Ahora bien, por comentarios de personas de mi alrededor y otros leídos en las redes sociales, veo que no está tan clara la diferencia entre horchatas por su proceso de elaboración. Y sobre todo, mucha gente no sabe identificarlas a simple vista, para que no se la den con queso y decidir libremente (algo que solo es posible con conocimiento) qué horchata consumir.
Horchatas pasteurizadas en las que pone "fresca" y no consta "pasteurizada" en la etiqueta principal. Raquel Andrés Durà
La semana pasada lancé en Twitter la siguiente pregunta: "¿Qué entendéis por horchata fresca?". El 100% de las respuestas asocia este término con la horchata natural. Vean las respuestas: "Sin pasteurizar, con una caducidad muy corta igual que la leche fresca"; "horchata natural recién hecha sin ningún tratamiento de conservación"; "natural, reciente y fresca"; "natural y no manipulada"; "sin conservantes ni procesos industriales, y normalmente hecha hace muy poco"; "no pasteurizada"; "natural, sin ningún aditivo aparte del azúcar y bien fría".
¿Tienen razón? Quizás deberían tenerla, y si los consumidores relacionan "fresca" con "natural", igual únicamente los horchateros artesanos deberían poder utilizar ese término. Pero la realidad es otra bien diferente: el único pequeño horchatero que incluyó esa mención en su producto fue amenazado con pagar 4.000 euros si no la retiraba. Así que hoy solo podemos ver "fresca" en las horchatas que hay en los frigoríficos de los supermercados y que son, precisamente, todo lo contrario: pasteurizadas, por muy frías que estén (lógicamente, porque están en una nevera).
El problema es que el apellido "pasteurizada" de estas horchatas no figura en la etiqueta principal, como marca la reglamentación tecnico-sanitaria de la horchata, sino en la parte trasera, y habitualmente en un tamaño o tonalidad de letra que lo hace casi ilegible.
Si quieren horchata natural, bien; si quieren horchata pasteurizada, también. Pero sepan qué compran en cada momento y que no le engañen con la "fresca"
Algunos argumentan que "fresca" no induce al engaño; pero vean, si no, las respuestas a ese experimento casero (pueden repetirlo con sus conocidos). Cada persona es libre de elegir una horchata u otra, pero lo que no se puede permitir es confundir al consumidor.
Prueben un vaso de la Horchatería Vida, Sariers, Rin, Món Orxata, Subies o Daniel y, acto seguido, beban una de estas horchatas frescas y rápidamente apreciarán la diferencia entre ambas y decidir cuál les gusta más o cuál prefieren para cada ocasión.
A mi progenitora este artículo le parecerá una "chorrada", como dice ella; y es que toda la vida se ha sabido diferenciar claramente entre horchata natural y la que no lo es. El sabor cambia completamente, como si fueran dos bebidas diferentes (de ese gusto potente con textura arenosa a un líquido tipo batido). De hecho, a ella nunca la verán con un cartón o botella industrial en la mano que le parece, literalmente, "un choleck".
Pero los tiempos cambian y la mercadotecnia, también. Si quieren horchata natural, bien; si quieren horchata pasteurizada, también. Pero sepan qué compran en cada momento y que no le engañen con la "fresca".
¿De qué hablamos cuando hablamos de horchata fresca?, por Raquel Andrés Durà
Ahora bien, por comentarios de personas de mi alrededor y otros leídos en las redes sociales, veo que no está tan clara la diferencia entre horchatas por su proceso de elaboración. Y sobre todo, mucha gente no sabe identificarlas a simple vista, para que no se la den con queso y decidir libremente (algo que solo es posible con conocimiento) qué horchata consumir.
Horchatas pasteurizadas en las que pone "fresca" y no consta "pasteurizada" en la etiqueta principal. Raquel Andrés Durà
La semana pasada lancé en Twitter la siguiente pregunta: "¿Qué entendéis por horchata fresca?". El 100% de las respuestas asocia este término con la horchata natural. Vean las respuestas: "Sin pasteurizar, con una caducidad muy corta igual que la leche fresca"; "horchata natural recién hecha sin ningún tratamiento de conservación"; "natural, reciente y fresca"; "natural y no manipulada"; "sin conservantes ni procesos industriales, y normalmente hecha hace muy poco"; "no pasteurizada"; "natural, sin ningún aditivo aparte del azúcar y bien fría".
¿Tienen razón? Quizás deberían tenerla, y si los consumidores relacionan "fresca" con "natural", igual únicamente los horchateros artesanos deberían poder utilizar ese término. Pero la realidad es otra bien diferente: el único pequeño horchatero que incluyó esa mención en su producto fue amenazado con pagar 4.000 euros si no la retiraba. Así que hoy solo podemos ver "fresca" en las horchatas que hay en los frigoríficos de los supermercados y que son, precisamente, todo lo contrario: pasteurizadas, por muy frías que estén (lógicamente, porque están en una nevera).
El problema es que el apellido "pasteurizada" de estas horchatas no figura en la etiqueta principal, como marca la reglamentación tecnico-sanitaria de la horchata, sino en la parte trasera, y habitualmente en un tamaño o tonalidad de letra que lo hace casi ilegible.
Si quieren horchata natural, bien; si quieren horchata pasteurizada, también. Pero sepan qué compran en cada momento y que no le engañen con la "fresca"
Algunos argumentan que "fresca" no induce al engaño; pero vean, si no, las respuestas a ese experimento casero (pueden repetirlo con sus conocidos). Cada persona es libre de elegir una horchata u otra, pero lo que no se puede permitir es confundir al consumidor.
Prueben un vaso de la Horchatería Vida, Sariers, Rin, Món Orxata, Subies o Daniel y, acto seguido, beban una de estas horchatas frescas y rápidamente apreciarán la diferencia entre ambas y decidir cuál les gusta más o cuál prefieren para cada ocasión.
A mi progenitora este artículo le parecerá una "chorrada", como dice ella; y es que toda la vida se ha sabido diferenciar claramente entre horchata natural y la que no lo es. El sabor cambia completamente, como si fueran dos bebidas diferentes (de ese gusto potente con textura arenosa a un líquido tipo batido). De hecho, a ella nunca la verán con un cartón o botella industrial en la mano que le parece, literalmente, "un choleck".
Pero los tiempos cambian y la mercadotecnia, también. Si quieren horchata natural, bien; si quieren horchata pasteurizada, también. Pero sepan qué compran en cada momento y que no le engañen con la "fresca".
¿De qué hablamos cuando hablamos de horchata fresca?, por Raquel Andrés Durà