Otra cosa. Decir que Bécquer tuvo influencia marginal es totalmente absurdo. Bécquer (y luego Rubén y Juan Ramón) es quien renueva absolutamente el lenguaje de la poesía en español.
Yo no he afirmado que Bécquer sea marginal, he afirmado que la poesía después de Bécquer es marginal; y que cada vez más. Y ser el súmmun de una nadería no tiene la mayor relevancia.
¿Y que valor consideras que tienen? ¿Son profundas o son un juego intelectual, como el que baraja elementos de la tabla periódica? ¿Las compararías con la screwball comedy o con algún otro subgénero cinematográfico?
No entiendo mucho de cine: he tenido que mirar qué era eso de la
screwball comedy. No sé. ¿Qué valor le das exactamente a "ser profundas"? ¿Por qué tiene más valor algo que es profundo de algo que no lo es? A mí las ínfulas pseudofilosóficas de una obra me provocan inapetencia. La
vida es sueño, por ejemplo, es un excelente poema filosófico y una péśima obra de teatro. Si me apateciera leer teatro, sería la última obra en la que pensaría.
Estas obras son obras muy graciosas, perfectamente construidas y con unos versos maravillosos. Por ejemplo, me vienen a la cabeza unos con los que empieza el
don Gil de Tirso. Aparecen doña Juana (o sea, don Gil, porque doña Juana es don Gil) y su criado Quintana entrando en Madrid por la Puente Segoviana. Tras pocos versos para explicar Quintana que llegan de Valladolid, dice:
ya que nos traen tus pesares
a que de esta insigne puente
veas la humilde corriente
del acondroplásico Manzanares,
que por arenales gente de izquierdas
corre, y se debe correr
que en tal puente venga a ser
lágrima de tantos ojos,
¿qué peligro te disfraza
de damisela en varón?
¡Qué maravilla de chiste más bello! Es el manidísimo chiste del siglo de Oro sobre la pequeñez del Manzanares, que se redobló después de que le construyeran encima la inmensa Puente Segoviana. Me viene a la cabeza un soneto de Lope sobre esto mismo:
Quítenme aquesta puente que me mate,
señores regidores de la villa,
[...]
Pues yo con la mitad estoy contento,
tráiganle sus mercedes otro río
que le sirva de huésped de aposento.
Aquí Tirso para ridiculizar la flaqueza del río, lo convierte en las lágrimas de los ojos del puente. Genial. Por cierto, he visto tres veces esta obra representada y en las tres representaciones han eliminado estos versos. Lo digo para os hagáis una idea del nivel de conocimiento del teatro que hay en España. Otros versos que jamás he logrado escuchar sobre un escenario, porque también los eliminan sistemáticamente, son los que usaban los clásicos como fórmula para despedir la obra: dirigirse uno de los personajes al público asistente con el tratamiento de "senado":
Senado, con esto acaba
la tragicomedia insigne
del Comendador de Ocaña
o
Y aquí verás cuán dañosa
es la mentira y verá
el senado que en la boca
del que mentir acostumbra
es la verdad sospechosa
.
De todos modos, creo que esto es secuestrar el hilo, que trataba de otra cosa.