Segismunda
Reina de los Trolls
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Jéssica: Ya no soy feliz con Jaime, no siento mariposillas.
Vanessa: tía, no lo dejes, ponle unos cuernos afectivos, que si no, lo va a pasar fatal...
Esta conversación es cada vez más habitual entre las mujeres de la generación z. Desde que el feminismo puso el foco en «los cuidados» y la importancia de la salud mental, las mujeres españolas han repensado no solo cómo quieren relacionarse, sino también cómo quieren poner fin a sus relaciones.
El abandono es el suceso que provoca más depresiones en los hombres adultos, que no siempre saben lidiar con el hecho de que sus parejas ya no estén enamoradas. En cambio, la ruptura por infidelidad es mucho más fácil de digerir para los varones debido al repruebo que genera la mujer infiel. Esta codificación de la lealtad femenina no está exenta de machismo pero muchas mujeres encuentran en ella una herramienta para trabajar en la responsabilidad afectiva.
«Si me es infiel es que no me quiere», suelen pensar los hombres. Aunque sea una afirmación errónea, les alivia el dolor, pues resulta más difícil superar la ruptura con una pareja modélica a la que se añora. La infidelidad ética cumple así con una reivindicación histórica del feminismo: poner en el centro los cuidados y velar por la salud mental también en nuestras familias.
Es importante ser cuidadosa al dejar las pruebas de los cuernos afectivos a la vista del hombre. El material no debe ser explícito, pues aunque esto facilitase la superación de la ruptura por parte del novio, una vez pasado el shock inicial, podrían darse situaciones de revenge porn, una lacra que aún no hemos conseguido erradicar.
El conocido como MINIMILK es una de las técnicas que más rechazo genera en cualquier hombre y, por tanto, una de las fórmulas más utilizadas por las mujeres empáticas que quieren atenuar el dolor y el sentimiento de vacío en sus parejas, tras la ruptura.
Los cuernos afectivos le facilitan el trabajo a la mujer (pues nunca es fácil ni agradable sacar el tema) y alivian el sufrimiento del varón, evitando posibles cuadros depresivos. La infidelidad ética pone la salud mental, al fin, en el centro.
Sobre estas líneas, mujer finge ser pillada por su esposo mientras le realizaba una felación al jefe de este.