Cuando Venezuela fue colonia alemana durante 18 años
Cuando Venezuela fue colonia alemana durante 18 años
Todo empezó en 1519, cuando Carlos I de España deseaba a toda costa ser elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, un título que tenía que ser ganado mediante elección con los votos de siete príncipes electores: los arzobispos de Maguncia, Tréveris y Colonia, el rey de Bohemia, el Conde Palatino del Rin, el Duque de Sajonia y el marqués de Brandeburgo.
Ello implicaba la necesidad de realizar un campaña que apoyase la candidatura, evidentemente con mucho dinero de por medio, y por ello Carlos, al que no le bastaban las riquezas que llegaban desde la América española, tuvo que pedir grandes cantidades de dinero prestado a banqueros de toda Europa.
Pero con quien más se endeudó fue con dos familias de Augsburgo, una ciudad al sur de Baviera, los Welser y los Fugger, banqueros que dominaron la economía mundial durante buena parte del siglo XVI. Se calcula que la suma debida ascendía a unos 150.000 florines (unos 20 millones de euros de ahora).
Una vez conseguido su objetivo de ser nombrado emperador Carlos se fue haciendo el remolón con el pago de su deuda. Hasta que finalmente en 1528 los Welser, que habían quedado como acreedores del total, le reclamaron el pago íntegro.
Carlos no pagó pero llegó a un acuerdo con los Welser. Les cedería una parte del Nuevo Mundo para que la explotasen a su gusto, liberados de cualquier clase de impuesto a la corona española. Se les permitía nombrar gobernadores propios, usar a los indios como mano de obra e incluso esclavizarlos, además del permiso para llevarse hasta 4.000 esclavos jovenlandeses. Como contrapartida los alemanes se comprometían a fundar dos ciudades y a construir tres fortalezas, desde las cuales, y durante los años que durase la cesión, podían explorar el territorio en busca de oro y riquezas. De todo el oro que encontrasen Carlos se quedaba con un décimo.
El territorio concedido fue la provincia de Venezuela, situada al norte del actual país del mismo nombre, y cuyos límites estaban definidos por el Cabo de la Vela (junto a la actual frontera con Colombia) por el Oeste, y el Cabo de Maracapana por el Este (cerca de la actual ciudad de Barcelona). Varias islas cercanas a la costa quedaban también bajo jurisdicción de los Welser, y el límite sur se dejaba sin especificar.
Se dio como nombre a la colonia el de Klein-Venedig (Pequeña Venecia) y se nombró como primer gobernador a Ambrosio Ehinger, cuya principal misión consistía en encontrar El Dorado. Consigo se llevó a los 4.000 esclavos jovenlandeses y a unos 400 mineros alemanes, que le ayudaron a extender el territorio controlado más allá de las fronteras iniciales, por zonas de la actual Colombia.
A él se debe la fundación de Maracaibo en 1529, pero moriría apenas cuatro años más tarde, sin haber logrado acumular las riquezas que los Welser le demandaban. Su sucesor Georg von Speyer tampoco tuvo demasiado éxito y, además, los colonos alemanes pronto empezaron a morir de diversas enfermedades para las que no estaban inmunizados o en emboscadas de los nativos.
El tercer y último gobernador de la América alemana, Philipp von Hutten continuó las labores de exploración adentrándose al interior del continente. Momento que aprovechó Carlos I para enviar a la capital, Santa Ana de Coro, al conquistador Juan de Carvajal en 1546. Éste esperó pacientemente el regreso de von Hutten, a quien acompañaba Bartolomeo VI Welser, heredero de la banca alemana, que se había unido a la expedición seis años antes. Cuando llegaron a la ciudad fueron inmediatamente ejecutados, dando Carlos I por finalizado así el contrato de arrendamiento de la colonia.
Los alemanes no volverían a conseguir establecer una colonia en América, salvo algunos breves intentos. En 1685 la Compañía del sur muy sur de Brandeburgo se haría con el control del comercio de esclavos en la isla de Santo Tomás, en el archipiélago de las Islas Vírgenes. Durante los casi 30 años que mantuvieron el control de la isla allí se celebraron las más grandes subastas de esclavos que el mundo ha conocido.
Otros intentos fallidos fueron el asentamiento en Nueva Curlandia, en Tobago, y en Toco, Trinidad, ninguno de los cuales fructificó y fueron pronto abandonados. La Pequeña Venecia, que duró 18 años, fue el único éxito relativo de la colonización alemana en América.
Cuando Venezuela fue colonia alemana durante 18 años
Todo empezó en 1519, cuando Carlos I de España deseaba a toda costa ser elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, un título que tenía que ser ganado mediante elección con los votos de siete príncipes electores: los arzobispos de Maguncia, Tréveris y Colonia, el rey de Bohemia, el Conde Palatino del Rin, el Duque de Sajonia y el marqués de Brandeburgo.
Ello implicaba la necesidad de realizar un campaña que apoyase la candidatura, evidentemente con mucho dinero de por medio, y por ello Carlos, al que no le bastaban las riquezas que llegaban desde la América española, tuvo que pedir grandes cantidades de dinero prestado a banqueros de toda Europa.
Pero con quien más se endeudó fue con dos familias de Augsburgo, una ciudad al sur de Baviera, los Welser y los Fugger, banqueros que dominaron la economía mundial durante buena parte del siglo XVI. Se calcula que la suma debida ascendía a unos 150.000 florines (unos 20 millones de euros de ahora).
Una vez conseguido su objetivo de ser nombrado emperador Carlos se fue haciendo el remolón con el pago de su deuda. Hasta que finalmente en 1528 los Welser, que habían quedado como acreedores del total, le reclamaron el pago íntegro.
Carlos no pagó pero llegó a un acuerdo con los Welser. Les cedería una parte del Nuevo Mundo para que la explotasen a su gusto, liberados de cualquier clase de impuesto a la corona española. Se les permitía nombrar gobernadores propios, usar a los indios como mano de obra e incluso esclavizarlos, además del permiso para llevarse hasta 4.000 esclavos jovenlandeses. Como contrapartida los alemanes se comprometían a fundar dos ciudades y a construir tres fortalezas, desde las cuales, y durante los años que durase la cesión, podían explorar el territorio en busca de oro y riquezas. De todo el oro que encontrasen Carlos se quedaba con un décimo.
El territorio concedido fue la provincia de Venezuela, situada al norte del actual país del mismo nombre, y cuyos límites estaban definidos por el Cabo de la Vela (junto a la actual frontera con Colombia) por el Oeste, y el Cabo de Maracapana por el Este (cerca de la actual ciudad de Barcelona). Varias islas cercanas a la costa quedaban también bajo jurisdicción de los Welser, y el límite sur se dejaba sin especificar.
Se dio como nombre a la colonia el de Klein-Venedig (Pequeña Venecia) y se nombró como primer gobernador a Ambrosio Ehinger, cuya principal misión consistía en encontrar El Dorado. Consigo se llevó a los 4.000 esclavos jovenlandeses y a unos 400 mineros alemanes, que le ayudaron a extender el territorio controlado más allá de las fronteras iniciales, por zonas de la actual Colombia.
A él se debe la fundación de Maracaibo en 1529, pero moriría apenas cuatro años más tarde, sin haber logrado acumular las riquezas que los Welser le demandaban. Su sucesor Georg von Speyer tampoco tuvo demasiado éxito y, además, los colonos alemanes pronto empezaron a morir de diversas enfermedades para las que no estaban inmunizados o en emboscadas de los nativos.
El tercer y último gobernador de la América alemana, Philipp von Hutten continuó las labores de exploración adentrándose al interior del continente. Momento que aprovechó Carlos I para enviar a la capital, Santa Ana de Coro, al conquistador Juan de Carvajal en 1546. Éste esperó pacientemente el regreso de von Hutten, a quien acompañaba Bartolomeo VI Welser, heredero de la banca alemana, que se había unido a la expedición seis años antes. Cuando llegaron a la ciudad fueron inmediatamente ejecutados, dando Carlos I por finalizado así el contrato de arrendamiento de la colonia.
Los alemanes no volverían a conseguir establecer una colonia en América, salvo algunos breves intentos. En 1685 la Compañía del sur muy sur de Brandeburgo se haría con el control del comercio de esclavos en la isla de Santo Tomás, en el archipiélago de las Islas Vírgenes. Durante los casi 30 años que mantuvieron el control de la isla allí se celebraron las más grandes subastas de esclavos que el mundo ha conocido.
Otros intentos fallidos fueron el asentamiento en Nueva Curlandia, en Tobago, y en Toco, Trinidad, ninguno de los cuales fructificó y fueron pronto abandonados. La Pequeña Venecia, que duró 18 años, fue el único éxito relativo de la colonización alemana en América.