Cuando los exiliados españoles intentaron asesinar a los exiliados catalanes.

Calahan

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Cuando los exiliados españoles intentaron asesinar a los exiliados catalanes​

Se produjo un gran conflicto motivado por la bandera que tenía que envolver a un difunto​

Marc Pons
Foto: Archivo Nacional de Chile
Barcelona. Sábado, 13 de julio de 2024. 05:30
Tiempo de lectura: 4 minutos

Cuando los exiliados españoles intentaron asesinar a los exiliados catalanes



Trompeloup-Pauilhac (Gironda-Occitania-França), 4 de agosto de 1939. 6 de la mañana. Hace 85 años, El barco mercante Winnipeg, propiedad de la Compagnie Française de Navigation, y fletado y adaptado para el tras*porte de viajeros por el poeta chileno Pablo Neruda, zarpaba en dirección a Valparaíso (Chile) con más de 2.600 exiliados republicanos a bordo (2.201 españoles y 423 catalanes). Pablo Neruda, excónsul de Chile en Barcelona durante la época republicana, sería una de las personalidades de renombre internacional que más se solidarizaría con la tragedia del exilio republicano, y con relación al Winnipeg diría que era "su mejor poema". Pero durante la travesía, que duró 29 días, ocurrieron hechos horribles que pondrían de manifiesto las enormes diferencias que separaban a republicanos españoles y republicanos catalanes y a sus respectivas comunidades de exiliados.

El Winnipeg poco antes del viaje de 1939. Fuente Centro Español de Santiago de Chile

El Winnipeg, poco antes del viaje de 1939 / Fuente: Centro Español de Santiago de Chile

Anarquistas, no​

La tensión permanente que presidiría el viaje del Winnipeg empezó el mismo día del embarque. Según las fuentes documentales, en el muelle de Trompeloup se habían concentrado centenares de refugiados que no tenían billete. La organización del viaje, formada por el propio Neruda, el Comité Chileno de Ayuda a los Refugiados Españoles, la Federación Argentina de Ayuda a los Republicanos Españoles, el Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (del gobierno republicano en el exilio) y por la Agrupació Patriòtica Catalana (emigrantes catalanes en Sudamérica), había trabajado intensamente para reunir a familias dispersadas por las autoridades francesas en la frontera o en los campos de concentración. Pero los anarquistas se quejaron de que en esa selección había un sesgo ideológico que los había marginado.

El Winnipeg, ¿un barco comunista?​

La mayoría de los que se quedaron en tierra eran antiguos milicianos anarquistas que habían sobrevivido al conflicto civil en la retaguardia republicana (mayo, 1937) y a la persecución estalinista (mayo, 1937 – enero, 1939). El exilio, en su conjunto, los consideraba responsables de los crímenes que habían desprestigiado y conducido a la República a la derrota. Además, tanto Neruda como González lechona —presidente de la República de Chile—, como Negrín —presidente del gobierno republicano español en el exilio—, eran comunistas estalinistas, que durante el conflicto español habían sido los grandes rivales de los anarquistas por el control del poder al bando republicano. En cambio, la Agrupació Patriòtica Catalana prescindió de los debates ideológicos y se centró en aquellos exiliados catalanes reclamados por parientes o amigos en Sudamérica. Aparentemente, no había ningún anarquista.

Pablo Neruda. Font Universidad de Chile

Pablo Neruda / Fuente: Universidad de Chile

Los comunistas se apoderan de la organización del pasaje​

Los comunistas españoles (del PCE y, también, del PSOE, que entonces era estalinista) y los comunistas catalanes del PSUC (también estalinistas) se apoderaron de la organización del pasaje y, siguiendo el estilo maximalista que había imperado durante la guerra, iniciaron la publicación de un órgano de prensa titulado Diario de a bordo, que se mecanografiaba en las cabinas de pasaje y se clavaba en los tablones de cubierta, y que comentaba las noticias internacionales, naturalmente con un notable sesgo ideológico. También iniciaron una serie de charlas con cierta pretensión de divulgación cultural que, en realidad, eran proselitismo doctrinario del estalinismo. Estas acciones causaron una gran tensión con los otros grupos ideológicos (trotskistas, liberales, catalanistas, vasquistas) que formaban ese heterogéneo pasaje.

El pacto Mólotov-Ribbentrop y su impacto en el Winnipeg​

El 24 de agosto, veinte días después de zarpar, el Winnipeg culminaba la travesía del canal de Panamá e iniciaba la navegación por el océano Pacífico. Había estado dos días parado, mientras las autoridades locales comprobaban y confirmaban que no era un barco de apestados, como alguien —probablemente el gobierno franquista de Madrid— había filtrado interesadamente. Ese parón disparó la espiral de tensión. Alguien, con una intención más que evidente, introdujo en el barco unos ejemplares del rotativo local La Estrella de Panamá que publicaba en primera plana la firma del Pacto de No Agresión, que habían acordado los ministros de exteriores de la Unión Soviética, Viatxeslav Mólotov, y el de la Alemania nancy, Joachim Ribbentrop. Después de lo que había pasado a la guerra española, los comunistas del Winnipeg tenían muy difícil explicar y justificar ese pacto.

Gonzalez Cerda i Negrin. Fuente Biblioteca Nacional de Chile y Fundación Juan Negrin

González lechona y Negrín / Fuente: Biblioteca Nacional de Chile y Fundación Juan Negrin

La espiral de tensión​

Durante la travesía, a pesar de las dinámicas centrípetas desplegadas por los comunistas, se habían formado varios grupos ideológicos y nacionales que hacían vida autónoma respecto del resto. Al menos, en el plano social y cultural. Uno de estos grupos era el formado por los 423 catalanes. Según las notas que dejaron algunos pasajeros —como las de Josep Maria Bové Andreu—, la comunidad catalana, por ejemplo, creó una coral masculina, con su propio público, que aplaudía entusiásticamente las inequívocas canciones de "La Santa Espina", "L'emigrant" o "Els segadors". Tras el parón en Panamá, la brecha que había separado a los distintos grupos se redibujó y, muy rápidamente, pasó a perfilar tres bloques nacionales antagónicos: los españoles, los vascos y los catalanes.

El intento de masacre a la comunidad catalana​

El punto culminante de esa tensión convertida en conflicto se produciría el 26 de agosto. El Winnipeg ya navegaba por aguas del océano Pacífico, y acababa de morir un bebé catalán. Los padres del bebé y la comunidad catalana hicieron los preparativos para entregar el cuerpo del difunto al mar, envuelto con la bandera de Catalunya. Y en ese punto se produjo un monumental motín. Los españoles pretendían envolver el cuerpo del bebé con la bandera republicana española, contra los deseos de los padres y de la comunidad del difunto, y se produjo una situación de conflicto que derivó en el intento de tirar por la borda a los pasajeros catalanes. La contundente defensa que presentaron los catalanes, con el apoyo de los vascos, y la rápida intervención de la tripulación, evitaron una auténtica tragedia. Un pogromo contra la comunidad nacional catalana.

Ribbentrop y Molotov Fuente Archivo Federal de Alemania y Archivo Real de los Países Bajos

Ribbentrop y Molotov / Fuente: Archivo Federal de Alemania y Archivo Real de los Países Bajos

Azaña: "Si los catalanes van a descuartizar España, prefiero a Franco"​

La historiografía española ha silenciado, a propósito, estos hechos vergonzosos. Pero su conocimiento y su difusión son una muestra más que pone de manifiesto que la sociedad republicana española —ni la de derechas ni la de izquierdas— no aceptó nunca la existencia de la nación catalana. Incluso, ponía a los catalanes en el mismo saco que a los anarquistas. Ya lo proclamó Azaña, último presidente de la República española, en relación con las reivindicaciones nacionales de Catalunya: "Si esta gente —los catalanes— van a descuartizar España, prefiero a Franco".

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Hay que ser me gusta la fruta. Se les muere un bebé y los españoles moliendo a los pobres padres con la fruta banderita española...
Después intentando apiolar a todos los catalanes.



 

Los españoles son anticatalanes. Es básicamente lo único que lo une.

Ni respetar el deseo de los padres para enterrar a su hijo como les diera la gana pudieron.

Lo dice el mismo artículo, intentaron tirar al mar a todos los catalanes. Si no fuera por haberse defendido y la ayuda de los vascos y la tripulación estarían todos muertos.

El título es preciso y necesario. Exiliados españoles intentaron apiolar a exiliados catalanes.


Lo dijo el mismo Azaña.


Dijo esa frase. Es un hecho.
 

Cuando los exiliados españoles intentaron asesinar a los exiliados catalanes​

Se produjo un gran conflicto motivado por la bandera que tenía que envolver a un difunto​

Marc Pons
Foto: Archivo Nacional de Chile
Barcelona. Sábado, 13 de julio de 2024. 05:30
Tiempo de lectura: 4 minutos

Ver archivo adjunto 1975159



Trompeloup-Pauilhac (Gironda-Occitania-França), 4 de agosto de 1939. 6 de la mañana. Hace 85 años, El barco mercante Winnipeg, propiedad de la Compagnie Française de Navigation, y fletado y adaptado para el tras*porte de viajeros por el poeta chileno Pablo Neruda, zarpaba en dirección a Valparaíso (Chile) con más de 2.600 exiliados republicanos a bordo (2.201 españoles y 423 catalanes). Pablo Neruda, excónsul de Chile en Barcelona durante la época republicana, sería una de las personalidades de renombre internacional que más se solidarizaría con la tragedia del exilio republicano, y con relación al Winnipeg diría que era "su mejor poema". Pero durante la travesía, que duró 29 días, ocurrieron hechos horribles que pondrían de manifiesto las enormes diferencias que separaban a republicanos españoles y republicanos catalanes y a sus respectivas comunidades de exiliados.

Ver archivo adjunto 1975160

El Winnipeg, poco antes del viaje de 1939 / Fuente: Centro Español de Santiago de Chile

Anarquistas, no​

La tensión permanente que presidiría el viaje del Winnipeg empezó el mismo día del embarque. Según las fuentes documentales, en el muelle de Trompeloup se habían concentrado centenares de refugiados que no tenían billete. La organización del viaje, formada por el propio Neruda, el Comité Chileno de Ayuda a los Refugiados Españoles, la Federación Argentina de Ayuda a los Republicanos Españoles, el Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (del gobierno republicano en el exilio) y por la Agrupació Patriòtica Catalana (emigrantes catalanes en Sudamérica), había trabajado intensamente para reunir a familias dispersadas por las autoridades francesas en la frontera o en los campos de concentración. Pero los anarquistas se quejaron de que en esa selección había un sesgo ideológico que los había marginado.

El Winnipeg, ¿un barco comunista?​

La mayoría de los que se quedaron en tierra eran antiguos milicianos anarquistas que habían sobrevivido al conflicto civil en la retaguardia republicana (mayo, 1937) y a la persecución estalinista (mayo, 1937 – enero, 1939). El exilio, en su conjunto, los consideraba responsables de los crímenes que habían desprestigiado y conducido a la República a la derrota. Además, tanto Neruda como González lechona —presidente de la República de Chile—, como Negrín —presidente del gobierno republicano español en el exilio—, eran comunistas estalinistas, que durante el conflicto español habían sido los grandes rivales de los anarquistas por el control del poder al bando republicano. En cambio, la Agrupació Patriòtica Catalana prescindió de los debates ideológicos y se centró en aquellos exiliados catalanes reclamados por parientes o amigos en Sudamérica. Aparentemente, no había ningún anarquista.

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Pablo Neruda / Fuente: Universidad de Chile

Los comunistas se apoderan de la organización del pasaje​

Los comunistas españoles (del PCE y, también, del PSOE, que entonces era estalinista) y los comunistas catalanes del PSUC (también estalinistas) se apoderaron de la organización del pasaje y, siguiendo el estilo maximalista que había imperado durante la guerra, iniciaron la publicación de un órgano de prensa titulado Diario de a bordo, que se mecanografiaba en las cabinas de pasaje y se clavaba en los tablones de cubierta, y que comentaba las noticias internacionales, naturalmente con un notable sesgo ideológico. También iniciaron una serie de charlas con cierta pretensión de divulgación cultural que, en realidad, eran proselitismo doctrinario del estalinismo. Estas acciones causaron una gran tensión con los otros grupos ideológicos (trotskistas, liberales, catalanistas, vasquistas) que formaban ese heterogéneo pasaje.

El pacto Mólotov-Ribbentrop y su impacto en el Winnipeg​

El 24 de agosto, veinte días después de zarpar, el Winnipeg culminaba la travesía del canal de Panamá e iniciaba la navegación por el océano Pacífico. Había estado dos días parado, mientras las autoridades locales comprobaban y confirmaban que no era un barco de apestados, como alguien —probablemente el gobierno franquista de Madrid— había filtrado interesadamente. Ese parón disparó la espiral de tensión. Alguien, con una intención más que evidente, introdujo en el barco unos ejemplares del rotativo local La Estrella de Panamá que publicaba en primera plana la firma del Pacto de No Agresión, que habían acordado los ministros de exteriores de la Unión Soviética, Viatxeslav Mólotov, y el de la Alemania nancy, Joachim Ribbentrop. Después de lo que había pasado a la guerra española, los comunistas del Winnipeg tenían muy difícil explicar y justificar ese pacto.

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González lechona y Negrín / Fuente: Biblioteca Nacional de Chile y Fundación Juan Negrin

La espiral de tensión​

Durante la travesía, a pesar de las dinámicas centrípetas desplegadas por los comunistas, se habían formado varios grupos ideológicos y nacionales que hacían vida autónoma respecto del resto. Al menos, en el plano social y cultural. Uno de estos grupos era el formado por los 423 catalanes. Según las notas que dejaron algunos pasajeros —como las de Josep Maria Bové Andreu—, la comunidad catalana, por ejemplo, creó una coral masculina, con su propio público, que aplaudía entusiásticamente las inequívocas canciones de "La Santa Espina", "L'emigrant" o "Els segadors". Tras el parón en Panamá, la brecha que había separado a los distintos grupos se redibujó y, muy rápidamente, pasó a perfilar tres bloques nacionales antagónicos: los españoles, los vascos y los catalanes.

El intento de masacre a la comunidad catalana​

El punto culminante de esa tensión convertida en conflicto se produciría el 26 de agosto. El Winnipeg ya navegaba por aguas del océano Pacífico, y acababa de morir un bebé catalán. Los padres del bebé y la comunidad catalana hicieron los preparativos para entregar el cuerpo del difunto al mar, envuelto con la bandera de Catalunya. Y en ese punto se produjo un monumental motín. Los españoles pretendían envolver el cuerpo del bebé con la bandera republicana española, contra los deseos de los padres y de la comunidad del difunto, y se produjo una situación de conflicto que derivó en el intento de tirar por la borda a los pasajeros catalanes. La contundente defensa que presentaron los catalanes, con el apoyo de los vascos, y la rápida intervención de la tripulación, evitaron una auténtica tragedia. Un pogromo contra la comunidad nacional catalana.

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Ribbentrop y Molotov / Fuente: Archivo Federal de Alemania y Archivo Real de los Países Bajos

Azaña: "Si los catalanes van a descuartizar España, prefiero a Franco"​

La historiografía española ha silenciado, a propósito, estos hechos vergonzosos. Pero su conocimiento y su difusión son una muestra más que pone de manifiesto que la sociedad republicana española —ni la de derechas ni la de izquierdas— no aceptó nunca la existencia de la nación catalana. Incluso, ponía a los catalanes en el mismo saco que a los anarquistas. Ya lo proclamó Azaña, último presidente de la República española, en relación con las reivindicaciones nacionales de Catalunya: "Si esta gente —los catalanes— van a descuartizar España, prefiero a Franco".

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Hay que ser me gusta la fruta. Se les muere un bebé y los españoles moliendo a los pobres padres con la fruta banderita española...
Después intentando apiolar a todos los catalanes.



Comunistas comunisteando.

Novedad desde 1917.
 

Cuando los exiliados españoles intentaron asesinar a los exiliados catalanes​

Se produjo un gran conflicto motivado por la bandera que tenía que envolver a un difunto​

Marc Pons
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Barcelona. Sábado, 13 de julio de 2024. 05:30
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Trompeloup-Pauilhac (Gironda-Occitania-França), 4 de agosto de 1939. 6 de la mañana. Hace 85 años, El barco mercante Winnipeg, propiedad de la Compagnie Française de Navigation, y fletado y adaptado para el tras*porte de viajeros por el poeta chileno Pablo Neruda, zarpaba en dirección a Valparaíso (Chile) con más de 2.600 exiliados republicanos a bordo (2.201 españoles y 423 catalanes). Pablo Neruda, excónsul de Chile en Barcelona durante la época republicana, sería una de las personalidades de renombre internacional que más se solidarizaría con la tragedia del exilio republicano, y con relación al Winnipeg diría que era "su mejor poema". Pero durante la travesía, que duró 29 días, ocurrieron hechos horribles que pondrían de manifiesto las enormes diferencias que separaban a republicanos españoles y republicanos catalanes y a sus respectivas comunidades de exiliados.

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El Winnipeg, poco antes del viaje de 1939 / Fuente: Centro Español de Santiago de Chile

Anarquistas, no​

La tensión permanente que presidiría el viaje del Winnipeg empezó el mismo día del embarque. Según las fuentes documentales, en el muelle de Trompeloup se habían concentrado centenares de refugiados que no tenían billete. La organización del viaje, formada por el propio Neruda, el Comité Chileno de Ayuda a los Refugiados Españoles, la Federación Argentina de Ayuda a los Republicanos Españoles, el Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (del gobierno republicano en el exilio) y por la Agrupació Patriòtica Catalana (emigrantes catalanes en Sudamérica), había trabajado intensamente para reunir a familias dispersadas por las autoridades francesas en la frontera o en los campos de concentración. Pero los anarquistas se quejaron de que en esa selección había un sesgo ideológico que los había marginado.

El Winnipeg, ¿un barco comunista?​

La mayoría de los que se quedaron en tierra eran antiguos milicianos anarquistas que habían sobrevivido al conflicto civil en la retaguardia republicana (mayo, 1937) y a la persecución estalinista (mayo, 1937 – enero, 1939). El exilio, en su conjunto, los consideraba responsables de los crímenes que habían desprestigiado y conducido a la República a la derrota. Además, tanto Neruda como González lechona —presidente de la República de Chile—, como Negrín —presidente del gobierno republicano español en el exilio—, eran comunistas estalinistas, que durante el conflicto español habían sido los grandes rivales de los anarquistas por el control del poder al bando republicano. En cambio, la Agrupació Patriòtica Catalana prescindió de los debates ideológicos y se centró en aquellos exiliados catalanes reclamados por parientes o amigos en Sudamérica. Aparentemente, no había ningún anarquista.

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Pablo Neruda / Fuente: Universidad de Chile

Los comunistas se apoderan de la organización del pasaje​

Los comunistas españoles (del PCE y, también, del PSOE, que entonces era estalinista) y los comunistas catalanes del PSUC (también estalinistas) se apoderaron de la organización del pasaje y, siguiendo el estilo maximalista que había imperado durante la guerra, iniciaron la publicación de un órgano de prensa titulado Diario de a bordo, que se mecanografiaba en las cabinas de pasaje y se clavaba en los tablones de cubierta, y que comentaba las noticias internacionales, naturalmente con un notable sesgo ideológico. También iniciaron una serie de charlas con cierta pretensión de divulgación cultural que, en realidad, eran proselitismo doctrinario del estalinismo. Estas acciones causaron una gran tensión con los otros grupos ideológicos (trotskistas, liberales, catalanistas, vasquistas) que formaban ese heterogéneo pasaje.

El pacto Mólotov-Ribbentrop y su impacto en el Winnipeg​

El 24 de agosto, veinte días después de zarpar, el Winnipeg culminaba la travesía del canal de Panamá e iniciaba la navegación por el océano Pacífico. Había estado dos días parado, mientras las autoridades locales comprobaban y confirmaban que no era un barco de apestados, como alguien —probablemente el gobierno franquista de Madrid— había filtrado interesadamente. Ese parón disparó la espiral de tensión. Alguien, con una intención más que evidente, introdujo en el barco unos ejemplares del rotativo local La Estrella de Panamá que publicaba en primera plana la firma del Pacto de No Agresión, que habían acordado los ministros de exteriores de la Unión Soviética, Viatxeslav Mólotov, y el de la Alemania nancy, Joachim Ribbentrop. Después de lo que había pasado a la guerra española, los comunistas del Winnipeg tenían muy difícil explicar y justificar ese pacto.

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González lechona y Negrín / Fuente: Biblioteca Nacional de Chile y Fundación Juan Negrin

La espiral de tensión​

Durante la travesía, a pesar de las dinámicas centrípetas desplegadas por los comunistas, se habían formado varios grupos ideológicos y nacionales que hacían vida autónoma respecto del resto. Al menos, en el plano social y cultural. Uno de estos grupos era el formado por los 423 catalanes. Según las notas que dejaron algunos pasajeros —como las de Josep Maria Bové Andreu—, la comunidad catalana, por ejemplo, creó una coral masculina, con su propio público, que aplaudía entusiásticamente las inequívocas canciones de "La Santa Espina", "L'emigrant" o "Els segadors". Tras el parón en Panamá, la brecha que había separado a los distintos grupos se redibujó y, muy rápidamente, pasó a perfilar tres bloques nacionales antagónicos: los españoles, los vascos y los catalanes.

El intento de masacre a la comunidad catalana​

El punto culminante de esa tensión convertida en conflicto se produciría el 26 de agosto. El Winnipeg ya navegaba por aguas del océano Pacífico, y acababa de morir un bebé catalán. Los padres del bebé y la comunidad catalana hicieron los preparativos para entregar el cuerpo del difunto al mar, envuelto con la bandera de Catalunya. Y en ese punto se produjo un monumental motín. Los españoles pretendían envolver el cuerpo del bebé con la bandera republicana española, contra los deseos de los padres y de la comunidad del difunto, y se produjo una situación de conflicto que derivó en el intento de tirar por la borda a los pasajeros catalanes. La contundente defensa que presentaron los catalanes, con el apoyo de los vascos, y la rápida intervención de la tripulación, evitaron una auténtica tragedia. Un pogromo contra la comunidad nacional catalana.

Ver archivo adjunto 1975163

Ribbentrop y Molotov / Fuente: Archivo Federal de Alemania y Archivo Real de los Países Bajos

Azaña: "Si los catalanes van a descuartizar España, prefiero a Franco"​

La historiografía española ha silenciado, a propósito, estos hechos vergonzosos. Pero su conocimiento y su difusión son una muestra más que pone de manifiesto que la sociedad republicana española —ni la de derechas ni la de izquierdas— no aceptó nunca la existencia de la nación catalana. Incluso, ponía a los catalanes en el mismo saco que a los anarquistas. Ya lo proclamó Azaña, último presidente de la República española, en relación con las reivindicaciones nacionales de Catalunya: "Si esta gente —los catalanes— van a descuartizar España, prefiero a Franco".

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Hay que ser me gusta la fruta. Se les muere un bebé y los españoles moliendo a los pobres padres con la fruta banderita española...
Después intentando apiolar a todos los catalanes.




gente de izquierdas matándose entre sí. Lo llevaban haciendo desde 1936 hubieran nacido en San Cucufate o en Barbate de Franco. ¿Cuál es la noticia exactamente?
 
¿Eso es lo que te cuentan en TV3?.

Claro, cuando se llega a confundir "anticatalán" con cualquier cosa que no sea fanatismo secesionista tenemos estos cuadros psiquiátricos irreversibles.
Es lo que se comprueba empíricamente.
tve3 es la tele que se encargar de esconderlo.
 

Independentismo en esa época?
Ojalá. Pero eran cuatro gatos.
 

Cuando los exiliados españoles intentaron asesinar a los exiliados catalanes​

Se produjo un gran conflicto motivado por la bandera que tenía que envolver a un difunto​

Marc Pons
Foto: Archivo Nacional de Chile
Barcelona. Sábado, 13 de julio de 2024. 05:30
Tiempo de lectura: 4 minutos

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Trompeloup-Pauilhac (Gironda-Occitania-França), 4 de agosto de 1939. 6 de la mañana. Hace 85 años, El barco mercante Winnipeg, propiedad de la Compagnie Française de Navigation, y fletado y adaptado para el tras*porte de viajeros por el poeta chileno Pablo Neruda, zarpaba en dirección a Valparaíso (Chile) con más de 2.600 exiliados republicanos a bordo (2.201 españoles y 423 catalanes). Pablo Neruda, excónsul de Chile en Barcelona durante la época republicana, sería una de las personalidades de renombre internacional que más se solidarizaría con la tragedia del exilio republicano, y con relación al Winnipeg diría que era "su mejor poema". Pero durante la travesía, que duró 29 días, ocurrieron hechos horribles que pondrían de manifiesto las enormes diferencias que separaban a republicanos españoles y republicanos catalanes y a sus respectivas comunidades de exiliados.

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El Winnipeg, poco antes del viaje de 1939 / Fuente: Centro Español de Santiago de Chile

Anarquistas, no​

La tensión permanente que presidiría el viaje del Winnipeg empezó el mismo día del embarque. Según las fuentes documentales, en el muelle de Trompeloup se habían concentrado centenares de refugiados que no tenían billete. La organización del viaje, formada por el propio Neruda, el Comité Chileno de Ayuda a los Refugiados Españoles, la Federación Argentina de Ayuda a los Republicanos Españoles, el Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (del gobierno republicano en el exilio) y por la Agrupació Patriòtica Catalana (emigrantes catalanes en Sudamérica), había trabajado intensamente para reunir a familias dispersadas por las autoridades francesas en la frontera o en los campos de concentración. Pero los anarquistas se quejaron de que en esa selección había un sesgo ideológico que los había marginado.

El Winnipeg, ¿un barco comunista?​

La mayoría de los que se quedaron en tierra eran antiguos milicianos anarquistas que habían sobrevivido al conflicto civil en la retaguardia republicana (mayo, 1937) y a la persecución estalinista (mayo, 1937 – enero, 1939). El exilio, en su conjunto, los consideraba responsables de los crímenes que habían desprestigiado y conducido a la República a la derrota. Además, tanto Neruda como González lechona —presidente de la República de Chile—, como Negrín —presidente del gobierno republicano español en el exilio—, eran comunistas estalinistas, que durante el conflicto español habían sido los grandes rivales de los anarquistas por el control del poder al bando republicano. En cambio, la Agrupació Patriòtica Catalana prescindió de los debates ideológicos y se centró en aquellos exiliados catalanes reclamados por parientes o amigos en Sudamérica. Aparentemente, no había ningún anarquista.

Ver archivo adjunto 1975161

Pablo Neruda / Fuente: Universidad de Chile

Los comunistas se apoderan de la organización del pasaje​

Los comunistas españoles (del PCE y, también, del PSOE, que entonces era estalinista) y los comunistas catalanes del PSUC (también estalinistas) se apoderaron de la organización del pasaje y, siguiendo el estilo maximalista que había imperado durante la guerra, iniciaron la publicación de un órgano de prensa titulado Diario de a bordo, que se mecanografiaba en las cabinas de pasaje y se clavaba en los tablones de cubierta, y que comentaba las noticias internacionales, naturalmente con un notable sesgo ideológico. También iniciaron una serie de charlas con cierta pretensión de divulgación cultural que, en realidad, eran proselitismo doctrinario del estalinismo. Estas acciones causaron una gran tensión con los otros grupos ideológicos (trotskistas, liberales, catalanistas, vasquistas) que formaban ese heterogéneo pasaje.

El pacto Mólotov-Ribbentrop y su impacto en el Winnipeg​

El 24 de agosto, veinte días después de zarpar, el Winnipeg culminaba la travesía del canal de Panamá e iniciaba la navegación por el océano Pacífico. Había estado dos días parado, mientras las autoridades locales comprobaban y confirmaban que no era un barco de apestados, como alguien —probablemente el gobierno franquista de Madrid— había filtrado interesadamente. Ese parón disparó la espiral de tensión. Alguien, con una intención más que evidente, introdujo en el barco unos ejemplares del rotativo local La Estrella de Panamá que publicaba en primera plana la firma del Pacto de No Agresión, que habían acordado los ministros de exteriores de la Unión Soviética, Viatxeslav Mólotov, y el de la Alemania nancy, Joachim Ribbentrop. Después de lo que había pasado a la guerra española, los comunistas del Winnipeg tenían muy difícil explicar y justificar ese pacto.

Ver archivo adjunto 1975162

González lechona y Negrín / Fuente: Biblioteca Nacional de Chile y Fundación Juan Negrin

La espiral de tensión​

Durante la travesía, a pesar de las dinámicas centrípetas desplegadas por los comunistas, se habían formado varios grupos ideológicos y nacionales que hacían vida autónoma respecto del resto. Al menos, en el plano social y cultural. Uno de estos grupos era el formado por los 423 catalanes. Según las notas que dejaron algunos pasajeros —como las de Josep Maria Bové Andreu—, la comunidad catalana, por ejemplo, creó una coral masculina, con su propio público, que aplaudía entusiásticamente las inequívocas canciones de "La Santa Espina", "L'emigrant" o "Els segadors". Tras el parón en Panamá, la brecha que había separado a los distintos grupos se redibujó y, muy rápidamente, pasó a perfilar tres bloques nacionales antagónicos: los españoles, los vascos y los catalanes.

El intento de masacre a la comunidad catalana​

El punto culminante de esa tensión convertida en conflicto se produciría el 26 de agosto. El Winnipeg ya navegaba por aguas del océano Pacífico, y acababa de morir un bebé catalán. Los padres del bebé y la comunidad catalana hicieron los preparativos para entregar el cuerpo del difunto al mar, envuelto con la bandera de Catalunya. Y en ese punto se produjo un monumental motín. Los españoles pretendían envolver el cuerpo del bebé con la bandera republicana española, contra los deseos de los padres y de la comunidad del difunto, y se produjo una situación de conflicto que derivó en el intento de tirar por la borda a los pasajeros catalanes. La contundente defensa que presentaron los catalanes, con el apoyo de los vascos, y la rápida intervención de la tripulación, evitaron una auténtica tragedia. Un pogromo contra la comunidad nacional catalana.

Ver archivo adjunto 1975163

Ribbentrop y Molotov / Fuente: Archivo Federal de Alemania y Archivo Real de los Países Bajos

Azaña: "Si los catalanes van a descuartizar España, prefiero a Franco"​

La historiografía española ha silenciado, a propósito, estos hechos vergonzosos. Pero su conocimiento y su difusión son una muestra más que pone de manifiesto que la sociedad republicana española —ni la de derechas ni la de izquierdas— no aceptó nunca la existencia de la nación catalana. Incluso, ponía a los catalanes en el mismo saco que a los anarquistas. Ya lo proclamó Azaña, último presidente de la República española, en relación con las reivindicaciones nacionales de Catalunya: "Si esta gente —los catalanes— van a descuartizar España, prefiero a Franco".

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Hay que ser me gusta la fruta. Se les muere un bebé y los españoles moliendo a los pobres padres con la fruta banderita española...
Después intentando apiolar a todos los catalanes.



No me creo eso , seguro que a los padres les importaba una cosa con qué bandera envolver el féretro , no creo que ante la perdida de un bebé estés a esas cosas .
 
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