Teuro
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De vez en cuando los economistas de dedican a ver lo obvio: Los hogares jóvenes son un pozo de gasto en bienes (vivienda nueva, coche, tras*porte, viajes, reformas, electrodomésticos, ropa, niños, etc.), mientras que los viejos apenas gastan: normalmente ya tienen vivienda, ya tienen coche, usan la misma ropa de hace 10 años, les da pereza viajar, los niños ya son adultos, aunque gastarán más en perros y gatos y menos en niños.
Otro dato: el número de horas trabajadas semanales no para de bajar, se lo achacamos a los contratos a tiempo parcial o indefinidos que no paran de aumentar, pero también a que los trabajadores adultos tienen más achaques de salud, y por tanto más absentismo laboral por ese motivo. Por otro lado, también el envejecimiento de la población se puede relacionar con la caída de la productividad y a la mayor dificultad a la adaptación a las nuevas tecnologías.
La acaparación patrimonial de los mayores contrasta con los jóvenes sin un duro, lo que fomenta el retraso de la formación de hogares y, por tanto, la caída en picado de la natalidad que es suplida con pagapensiones ¡¡que tampoco tienen un duro!!, lo que retroalimenta el ciclo completamente.
El dato: en 1995 el consumo de los hogares era el 63,8% del PIB, ahora es el 56,5%. Es cierto también que cuanto más desarrollada es una economía, menos PIB representa el consumo interno de los hogares. Creo que la situación industrial de España no ha mejorado desde 1995.
“No se espera que el exceso de ahorro apoye el crecimiento del consumo, dado que se concentra en los hogares más ricos y se acumula fundamentalmente en activos ilíquidos”. Es decir, quienes ahorran son las rentas altas que han invertido buena parte de su patrimonio en viviendas. Y más en concreto, los hogares con miembros de mayor edad. La importancia de la vivienda es clave porque representa, incorporando agua, electricidad, gas y otros combustibles, el mayor porcentaje del consumo final de los hogares, un 22,3%, por encima de los hoteles, cafés y restaurantes (14,9%) y alimentos y bebidas no alcohólicas (13%).
Los hogares con más renta son los que están entre 55 y 64 años (también conocidos como "langostos"), siendo el segundo grupo los de 64 - 74 años, aunque estos últimos tienen más riqueza neta, puesto que en los langostos todavía quedan algunos endeudados.
La edad media de los españoles supera ya los 45 años. Algunos veíamos como jamás íbamos a dejar de ser jóvenes conforme se retrasaba el límite de esa edad desde los 25 a los 35 y posteriormente a los 40. Ahora vemos como jamás van a alcanzar la edad media del país.
Otro dato: el número de horas trabajadas semanales no para de bajar, se lo achacamos a los contratos a tiempo parcial o indefinidos que no paran de aumentar, pero también a que los trabajadores adultos tienen más achaques de salud, y por tanto más absentismo laboral por ese motivo. Por otro lado, también el envejecimiento de la población se puede relacionar con la caída de la productividad y a la mayor dificultad a la adaptación a las nuevas tecnologías.
La acaparación patrimonial de los mayores contrasta con los jóvenes sin un duro, lo que fomenta el retraso de la formación de hogares y, por tanto, la caída en picado de la natalidad que es suplida con pagapensiones ¡¡que tampoco tienen un duro!!, lo que retroalimenta el ciclo completamente.
El dato: en 1995 el consumo de los hogares era el 63,8% del PIB, ahora es el 56,5%. Es cierto también que cuanto más desarrollada es una economía, menos PIB representa el consumo interno de los hogares. Creo que la situación industrial de España no ha mejorado desde 1995.
“No se espera que el exceso de ahorro apoye el crecimiento del consumo, dado que se concentra en los hogares más ricos y se acumula fundamentalmente en activos ilíquidos”. Es decir, quienes ahorran son las rentas altas que han invertido buena parte de su patrimonio en viviendas. Y más en concreto, los hogares con miembros de mayor edad. La importancia de la vivienda es clave porque representa, incorporando agua, electricidad, gas y otros combustibles, el mayor porcentaje del consumo final de los hogares, un 22,3%, por encima de los hoteles, cafés y restaurantes (14,9%) y alimentos y bebidas no alcohólicas (13%).
Los hogares con más renta son los que están entre 55 y 64 años (también conocidos como "langostos"), siendo el segundo grupo los de 64 - 74 años, aunque estos últimos tienen más riqueza neta, puesto que en los langostos todavía quedan algunos endeudados.
La edad media de los españoles supera ya los 45 años. Algunos veíamos como jamás íbamos a dejar de ser jóvenes conforme se retrasaba el límite de esa edad desde los 25 a los 35 y posteriormente a los 40. Ahora vemos como jamás van a alcanzar la edad media del país.
Crisis del consumo: los jóvenes no tienen un duro y los viejos no gastan
El peso del consumo de los hogares respecto del PIB no deja de caer. En 1995, representaba el 63,8% del PIB, pero tres décadas después ha descendido hasta el 56,5%. Es una de las caídas más pronunciadas en la UE
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