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REPORTAJE
CONTROL-P, o el sesso de impresión
Llega de EEUU una nueva moda que amenaza con revolucionar las relaciones sensuales
ÁNGEL ANDRÉS GARAYAR – Nueva York – 20/08/2010
<img src="http://www.artassociationinroxbury.org/images/printer.gif" align="left" /> “Nuestra vida sensual se había vuelto algo monótona”, aseguran Roger y Merche, de Barcelona. “Lo habíamos probado casi todo, y empezábamos a notar cierto hastío”, dice Roger. “No es que nos falte imaginación, pero a veces pasas por etapas en tu vida en que te gusta encontrar cosas en las que no habías pensado”, completa ella. Esta joven pareja, que trabaja en un prestigioso bufete de abogados de la capital condal, encontraron uno de esos estímulos el día que Roger charló por el Skype con unos amigos suyos que residen en Los Ángeles. “Me comentaron si no habíamos probado el CONTROL-P. Yo no tenía ni idea de lo que era eso, y me lo explicaron. Al parecer en América ya llevaba meses de moda”.
El CONTROL-P consiste en realizar el acto sensual al ritmo de los traqueteos de una impresora de inyección de tinta. Tan extravagante como puede resultar, la nueva tendencia gana adeptos cada día, adeptos que no dejan de alabar sus virtudes, como nos explica Simon W., un joven arquitecto de Chicago: “En el coito normal, te tienes que preocupar de la cadencia de las acometidas. Una cadencia demasiado regular acaba siendo aburrida, y estar pensando constantemente en los cambios de ritmo puede resultar cansino y hacerte perder la concentración. En lugar de eso, lo que hacemos es poner a imprimir un documento en la impresora, y tratamos de sincronizar nuestras sacudidas con los movimientos del cabezal. Por un lado te libera de tener que pensar demasiado, y por otro supone un reto el ajustarse a los tiempos marcados por la impresora. Es un poco como la gimnasia artística”, asegura.
¿No es un tanto esnob? Loretta P. asegura que no, y nos introduce en los secretos y complejidades de la nueva práctica: “En absoluto, tiene más matices de los que parece. Por ejemplo, ¿te has parado a pensar que no todos los documentos producen los mismos ruidos al imprimirse? Mira, los documentos que son todo texto producen ritmos más rápidos, así: -tac –tac- tac -tac..., mientras que los que tienen imágenes hacen ritmos más largos: -zummmmm -zummmmm” explica acompañando con gestos sus imitaciones del sonido de una impresora. “Aquí es donde entra en juego la imaginación: en encontrar el documento que genere los ritmos más excitantes al ser impreso, las mejores combinaciones de texto e imágenes”. De hecho, ya existen foros y comunidades de Internet donde jóvenes parejas se intercambian y comparten documentos y memorándums, así como opiniones y consejos. “Ahora mismo lo que está de moda es una edición juvenil ilustrada de Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne”, afirma Simon. “La longitud de los párrafos, la abundancia de ilustraciones, el hecho de que sean en blanco y neցro y tarden poco en imprimirse... no sé, todo crea una combinación que hace que el coito que se adecua a ella sea muy especial. Pero hace dos días alguien ha subido un pdf con la lista de bajas de la guerra de Vietnam, que debe estar haciendo furor. Yo todavía no la he probado”. También se celebran unas competiciones llamadas CONTROL-E (de “endurance”), cuyo objetivo es ver qué pareja puede “acoplarse” al documento más largo posible. De momento el límite está en La insoportable levedad del ser, de Kundera, pero la pareja ganadora ya ha anunciado la intención de intentarlo con El señor de los anillos, de Tolkien.
Los más veteranos tienen en cuenta no sólo el formato de los textos, sino incluso el modelo de impresora. Las HP son más ruidosas que las Canon o las Epson, por poner un ejemplo, y sus cabezales no suenan igual. El tipo de letra también influye: si es una tipografía soportada por la impresora, tardará menos en imprimirse, por lo que las sacudidas serán más seguidas (un polvo rápido, en el argot). El tonalidad también influye: las impresoras se ralentizan cuando se encuentran con un gráfico o fotografía a tonalidad. Éstos se suelen intercalar entre varios bloques de texto rápido, para forzar un cambio de ritmo en el coito. Y por supuesto, la calidad de la impresión. “Para los principiantes solemos recomendar la calidad alta y papel fotográfico especial”, nos informa John, creador de una comunidad de CONTROL-P en Facebook, de quien aseguran las malas lenguas que trabaja para una compañía de estos periféricos. “Con la calidad alta se tarda siempre más tiempo, todo es más lento, por lo que da más tiempo para acoplarse”.
El CONTROL-P es una práctica discreta. Al solaparse las penetraciones con el ruido de las impresoras (que, nos recuerdan, deben ser de inyección de tinta, no valiendo las láser por demasiado silenciosas), los vecinos no tienen por qué notar nada. Esto la hace ideal también para la práctica del sesso en el trabajo: con la excusa de imprimir un memorándum se puede aprovechar para desfogar los bajos instintos entre compañeros o, más frecuente, entre los directivos y sus secretarias.
Sin embargo, no está exenta de riesgos. “A veces ocurren accidentes”, confiesa Merche. “Como por ejemplo, cuando estábamos haciendo el amor al ritmo de la última novela de Dan Brown y se fue la luz. Aquello fue como un coitus interruptus, nos cortó todo el rollo. Y también tienes que asegurarte de que haya suficiente papel en la bandeja. No hay nada más frustrante que el zumbido continuo de la impresora cuando se le ha acabado el papel y quedan hojas por imprimir. Conocemos una pareja a la que le pasó una vez, y del bajón que les dio casi lo dejan”.
CONTROL-X
También hay que vigilar los niveles de tinta, no sea que la impresora se queje cuando estemos en mitad de la faena. A este respecto, cabe reseñar una variante extrema de esta nueva forma de practicar sesso. Nos la explica Ricardo L, un ingeniero industrial de una prestigiosa firma tecnológica y veterano en estas lides: “El XTREME (o CONTROL-X) consiste en imprimir con leche. Añade un componente de morbo increíble. Lo que hay que hacer es rellenar un cartucho de tinta ya gastado con leche a lo largo de varias semanas de masturbación, el cartucho hay que guardarlo en el congelador para que la tinta no se seque. Cuando está cargado se puede usar como un cartucho normal, pero con la particularidad de que la tinta es invisible. Es como escribir cartas secretas. Al vaporizarse el leche en el cabezal, se produce un olor muy característico, que vuelve locas a las mujeres, pero por eso mismo no se puede usar en el trabajo”. Los practicantes de esta modalidad, ya veteranos, suelen crear ellos mismos sus propios documentos. “Aparentemente sigue siendo una hoja en blanco, pero puedes hacer visible la letra al pasarle una llama por detrás, como con la leche o el zumo de limón. Si no lo haces, puedes usar la hoja de nuevo para imprimir un documento normal, por ejemplo un presupuesto o un balance de resultados. Pero tu mensaje sigue estando ahí, oculto. Hemos comprobado que los documentos impresos con leche son leídos con más atención por las mujeres, deben captar algo a nivel subconsciente”.
El tiempo dirá si el CONTROL-P es un modismo más para niños bien, o si ha llegado para quedarse. Por de pronto su popularidad crece como la espuma, ya que ni siquiera es necesaria una pareja para practicarlo: se conoce como CONTROL-1 la variante solitaria de esta práctica, muy popular entre los adolescentes que aún no han salido de casa de sus padres y especialmente entre los hikikomori japoneses.
Así que ya sabe: si tiene una impresora vieja que está pensando en tirar, piense en darle una nueva oportunidad.
CONTROL-P, o el sesso de impresión · ELPAÍS.com
CONTROL-P, o el sesso de impresión
Llega de EEUU una nueva moda que amenaza con revolucionar las relaciones sensuales
ÁNGEL ANDRÉS GARAYAR – Nueva York – 20/08/2010
<img src="http://www.artassociationinroxbury.org/images/printer.gif" align="left" /> “Nuestra vida sensual se había vuelto algo monótona”, aseguran Roger y Merche, de Barcelona. “Lo habíamos probado casi todo, y empezábamos a notar cierto hastío”, dice Roger. “No es que nos falte imaginación, pero a veces pasas por etapas en tu vida en que te gusta encontrar cosas en las que no habías pensado”, completa ella. Esta joven pareja, que trabaja en un prestigioso bufete de abogados de la capital condal, encontraron uno de esos estímulos el día que Roger charló por el Skype con unos amigos suyos que residen en Los Ángeles. “Me comentaron si no habíamos probado el CONTROL-P. Yo no tenía ni idea de lo que era eso, y me lo explicaron. Al parecer en América ya llevaba meses de moda”.
El CONTROL-P consiste en realizar el acto sensual al ritmo de los traqueteos de una impresora de inyección de tinta. Tan extravagante como puede resultar, la nueva tendencia gana adeptos cada día, adeptos que no dejan de alabar sus virtudes, como nos explica Simon W., un joven arquitecto de Chicago: “En el coito normal, te tienes que preocupar de la cadencia de las acometidas. Una cadencia demasiado regular acaba siendo aburrida, y estar pensando constantemente en los cambios de ritmo puede resultar cansino y hacerte perder la concentración. En lugar de eso, lo que hacemos es poner a imprimir un documento en la impresora, y tratamos de sincronizar nuestras sacudidas con los movimientos del cabezal. Por un lado te libera de tener que pensar demasiado, y por otro supone un reto el ajustarse a los tiempos marcados por la impresora. Es un poco como la gimnasia artística”, asegura.
¿No es un tanto esnob? Loretta P. asegura que no, y nos introduce en los secretos y complejidades de la nueva práctica: “En absoluto, tiene más matices de los que parece. Por ejemplo, ¿te has parado a pensar que no todos los documentos producen los mismos ruidos al imprimirse? Mira, los documentos que son todo texto producen ritmos más rápidos, así: -tac –tac- tac -tac..., mientras que los que tienen imágenes hacen ritmos más largos: -zummmmm -zummmmm” explica acompañando con gestos sus imitaciones del sonido de una impresora. “Aquí es donde entra en juego la imaginación: en encontrar el documento que genere los ritmos más excitantes al ser impreso, las mejores combinaciones de texto e imágenes”. De hecho, ya existen foros y comunidades de Internet donde jóvenes parejas se intercambian y comparten documentos y memorándums, así como opiniones y consejos. “Ahora mismo lo que está de moda es una edición juvenil ilustrada de Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne”, afirma Simon. “La longitud de los párrafos, la abundancia de ilustraciones, el hecho de que sean en blanco y neցro y tarden poco en imprimirse... no sé, todo crea una combinación que hace que el coito que se adecua a ella sea muy especial. Pero hace dos días alguien ha subido un pdf con la lista de bajas de la guerra de Vietnam, que debe estar haciendo furor. Yo todavía no la he probado”. También se celebran unas competiciones llamadas CONTROL-E (de “endurance”), cuyo objetivo es ver qué pareja puede “acoplarse” al documento más largo posible. De momento el límite está en La insoportable levedad del ser, de Kundera, pero la pareja ganadora ya ha anunciado la intención de intentarlo con El señor de los anillos, de Tolkien.
Los más veteranos tienen en cuenta no sólo el formato de los textos, sino incluso el modelo de impresora. Las HP son más ruidosas que las Canon o las Epson, por poner un ejemplo, y sus cabezales no suenan igual. El tipo de letra también influye: si es una tipografía soportada por la impresora, tardará menos en imprimirse, por lo que las sacudidas serán más seguidas (un polvo rápido, en el argot). El tonalidad también influye: las impresoras se ralentizan cuando se encuentran con un gráfico o fotografía a tonalidad. Éstos se suelen intercalar entre varios bloques de texto rápido, para forzar un cambio de ritmo en el coito. Y por supuesto, la calidad de la impresión. “Para los principiantes solemos recomendar la calidad alta y papel fotográfico especial”, nos informa John, creador de una comunidad de CONTROL-P en Facebook, de quien aseguran las malas lenguas que trabaja para una compañía de estos periféricos. “Con la calidad alta se tarda siempre más tiempo, todo es más lento, por lo que da más tiempo para acoplarse”.
El CONTROL-P es una práctica discreta. Al solaparse las penetraciones con el ruido de las impresoras (que, nos recuerdan, deben ser de inyección de tinta, no valiendo las láser por demasiado silenciosas), los vecinos no tienen por qué notar nada. Esto la hace ideal también para la práctica del sesso en el trabajo: con la excusa de imprimir un memorándum se puede aprovechar para desfogar los bajos instintos entre compañeros o, más frecuente, entre los directivos y sus secretarias.
Sin embargo, no está exenta de riesgos. “A veces ocurren accidentes”, confiesa Merche. “Como por ejemplo, cuando estábamos haciendo el amor al ritmo de la última novela de Dan Brown y se fue la luz. Aquello fue como un coitus interruptus, nos cortó todo el rollo. Y también tienes que asegurarte de que haya suficiente papel en la bandeja. No hay nada más frustrante que el zumbido continuo de la impresora cuando se le ha acabado el papel y quedan hojas por imprimir. Conocemos una pareja a la que le pasó una vez, y del bajón que les dio casi lo dejan”.
CONTROL-X
También hay que vigilar los niveles de tinta, no sea que la impresora se queje cuando estemos en mitad de la faena. A este respecto, cabe reseñar una variante extrema de esta nueva forma de practicar sesso. Nos la explica Ricardo L, un ingeniero industrial de una prestigiosa firma tecnológica y veterano en estas lides: “El XTREME (o CONTROL-X) consiste en imprimir con leche. Añade un componente de morbo increíble. Lo que hay que hacer es rellenar un cartucho de tinta ya gastado con leche a lo largo de varias semanas de masturbación, el cartucho hay que guardarlo en el congelador para que la tinta no se seque. Cuando está cargado se puede usar como un cartucho normal, pero con la particularidad de que la tinta es invisible. Es como escribir cartas secretas. Al vaporizarse el leche en el cabezal, se produce un olor muy característico, que vuelve locas a las mujeres, pero por eso mismo no se puede usar en el trabajo”. Los practicantes de esta modalidad, ya veteranos, suelen crear ellos mismos sus propios documentos. “Aparentemente sigue siendo una hoja en blanco, pero puedes hacer visible la letra al pasarle una llama por detrás, como con la leche o el zumo de limón. Si no lo haces, puedes usar la hoja de nuevo para imprimir un documento normal, por ejemplo un presupuesto o un balance de resultados. Pero tu mensaje sigue estando ahí, oculto. Hemos comprobado que los documentos impresos con leche son leídos con más atención por las mujeres, deben captar algo a nivel subconsciente”.
El tiempo dirá si el CONTROL-P es un modismo más para niños bien, o si ha llegado para quedarse. Por de pronto su popularidad crece como la espuma, ya que ni siquiera es necesaria una pareja para practicarlo: se conoce como CONTROL-1 la variante solitaria de esta práctica, muy popular entre los adolescentes que aún no han salido de casa de sus padres y especialmente entre los hikikomori japoneses.
Así que ya sabe: si tiene una impresora vieja que está pensando en tirar, piense en darle una nueva oportunidad.
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