Otro caso reciente que recuerdo.
En la Royal Cañada conocí hace poco a un chaval que me llamó mucho la atención, me dio mucha pena, supongo porque me identifiqué con el en muchos aspectos. También me he encontrado allí a ex-compañeros de clase, ex-compañeros de trabajo, amigos que hacía tiempo que no veía, y un sin fin de personas que se supone no deberían haber acabado ahí, pero vamos
El tío era superdotado, y tonteando con la coca empezó esnifando, siguió fumándola, y ahora se estaba pinchando. Tenía una mochila con unas pocas pertenencias, y estaba ahí tirado al lado de la iglesia. Me estuvo comentando que su mujer y sus padres le habían forzado a poner a nombre de ellos su casa, el dinero del banco y todas sus pertenencias, le habían quitado los hijos y no le dejaban verlos, básicamente le trataban como a un niño con síndrome de down. Yo le comenté que le estaban salvando el ojo ciego, y que cuando pase el tiempo se lo agradecerá, si no le quisieran ni se preocuparían de esto.
Llevaba unos días ahí tirao en el poblado sin un duro, pidiendo dinero y buscándose la vida, ayudando a chutarse por los que no saben hacerlo, no son muy hábiles, o van colocados que no saben ni donde clavar la aguja.
A cada ronda que yo pillaba en diferentes casas para fumar o esnifar, el se pedía otra para chutarse. Si le ves por la calle no te imaginarías estas cosas de el, parecía incluso mas joven, no era en absoluto una persona marginal. Era muy inteligente y buena gente, pero estaba pilladísimo. Decía que solo quería salir de ahí pero que no sabía como.
Esto es algo que dicen muchos los yonkis cuando están tan enganchados que no pueden ni imaginarse enfrentarse a la fruta vida sin drojarse, y la adicción es tan brutal que el tiempo que pasan fuera del poblado es una agonía, por eso deciden quedarse allí, siendo un engranaje mas de la microeconomía del poblado.