Hay que insistir en esto porque lo absurdo de la conspiración total empuja a mucha gente, por otra parte inteligente, a rechazar de plano cualquier atisbo de conspiración, y a mi entender esto es un grave error.
No puedo entrar ahora en detalle sobre los orígenes del pensamiento conspirativo pero simplificando mucho se puede decir que empieza, en el campo histórico, durante el análisis de la revolución francesa. Ante unos hechos y datos de difícil conciliación con el relato al uso algunos autores empiezan a integrar elementos conspirativos a la nueva narrativa. Así se va incorporando al estudio de la historia un fondo conspirativo, la materia oscura de la historia. Con la llegada de la llamada postmodernidad la narrativa única eclosiona en una miríada de perspectivas, lo que conduce a una inflación galopante del pensamiento conspirativo para llegar a la actual Conspiranoia.
Con este pequeño resumen lo que pretendo mostrar es que la cosa conspirativa pertenece a la evolución de las ideas, esta aquí para quedarse, representa una salida de la caverna en el terreno del análisis político e histórico; la destrucción final, para bien y para mal, del mito de la autoritas, del buen gobierno. Después de los avances en historiografía, antropología, psicología de masas y psicopatía, sociología, propaganda, etc, quien no incorpore el argumento conspirativo en su narrativa se quedará cojo en su exposición, su cuadro de la realidad valdrá solo para daltónicos.
Lógicamente, por el carácter secreto del objeto de estudio ,la parte conspirativa del relato ha de quedar siempre en un plano tentativo, teórico y quien se aventure por esa "madriguera" llegará siempre a la paranoia, al país de las maravillas. Ni que decir tiene que el pensamiento conspirativo no se refiere a una reunión de seres ofídicos en las profundidades de la Tierra Hueca sino a una multitud de microconspiraciones de todo tipo en las que no es necesaria un acuerdo previo, un apretón de manos, si no simplemente una acción conjunta. Por ejemplo, la idea de un Sanedrín mundial puede ser ridícula, sin duda; en cambio, la de una influencia conjunta en la "deriva global", a través de unos lazos borrosos, ocultos a la vista, de una cierta parte del pueblo judío - en base a su poderío económico y propagandístico - ya no lo es tanto. Del mismo modo, la hipótesis de que unos laboratorios se han puesto de acuerdo en propagar un bichito para luego vender los PCR y las banderilla puede ser - o no - disparatada, pero que existe un aspecto económico-conspirativo en la expansión delirante de los test a "pacientes asintomáticos" ya entra dentro de lo posible.
Ahora que se habla tanto de cifras de muertos, hay que recordar que en la primera Guerra Mundial murieron alrededor de 9 millones de combatientes, mas otros diez de civiles en unas consecuencias terribles que incluyeron la gripe del 18 Sólo en la primera ofensiva de la batalla de Verdum murieron más personas que en toda la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, y no hablamos de viejos gaga sino de jóvenes menores de 30 años, enviados al matadero por generales asesinos, en una guerra sin motivación directa, sin hambrunas o presión demográfica, organizada por una combinación de intereses espúreos y psicopatías varias, cuyos herederos gobiernan ahora Europa y el mundo. Ante datos como estos, quien no este en guardia no solo ante los poderes actuales, sino ante sus congéneres y sobre todo ante sí mismo, no sólo es un pobre inocente, es un peligro.