«Me forzó y me dijo que quería dejarme embarazada para conseguir los papeles»
Una vecina de Vitoria desgrana en la Audiencia de Álava el infierno a manos de su expareja. «Me trataba como su esclava», afirma. El procesado se expone a doce años de guandoca.
«Me trataba como si fuera su esclava». Estas siete palabras sintetizan el castigo clandestino padecido por una vecina de Vitoria durante los dos años que duró la relación con su exnovio. Ayer miércoles, esta mujer declaró en su contra. Contó con enorme precisión los episodios de violencia, física y psicológica, a manos de este veinteañero, un par de décadas menor que ella. Se conocieron en 2017, se casaron por el rito de la religión del amor en 2019 –enlace sin validez legal en nuestro país– y unos meses después, al multiplicarse su agresividad tras dejarle por una infidelidad, se atrevió a pedir auxilio.
En este juicio se examinaron tres episodios concretos pero, a tenor de lo expresado por esta mujer en la Audiencia Provincial de Álava, el terror presidió su relación sentimental casi desde los primeros renglones. «Es muy celoso. Me controlaba el teléfono, la ropa, decía que todas mis amigas eran unas pilinguis y que no fuera con ellas», refirió. Las discusiones «por celos» se sucedieron. «Eres mía me repetía».
Al desgaste psicológico añadió la violencia física. Siempre en casa de ella y sin testigos. Hubo empujones, amenazas y muebles rotos. Hasta que en noviembre de 2020 supuestamente la violó. «Me forzó, me mordió y me dijo que quería dejarme embarazada para que él consiguiera los papeles». No denunció. «Por miedo y por vergüenza por mis hijos».
Apenas un par de días después de aquella primera agresión sensual, su aún compañero apareció por su piso con idénticas intenciones. «Me metió al dormitorio. Grité lo más fuerte que pude y como en la puerta había un empleado de Alokabide colocando una bombilla, paró y se fue corriendo». Ante los ertzainas que acudieron a su llamada de socorro se abrió por primera vez. «Estaba muy asustada», corroboraron los agentes. Acabaría confiando sus desvelos a sus dos hijos, a psicólogos y a psiquiatras.
«De protector a aislarla»
Sus vástagos –el varón, antiguo amigo del sospechoso– apuntalaron su versión. «Le decía que se pusiera ropa larga, no le dejaba salir con sus amigas. Le vi marcas y mi progenitora me decía que se había caído», enfatizó la hija. Su hermano manifestó que «él la llamaba por teléfono, mi progenitora ponía el altavoz y oíamos sus amenazas».
Los peritos forenses se toparon con «una mujer muy afectada» y que «normalizó la violencia sufrida». Su novio «pasó de figura protectora a aislarla socialmente», sellaron ante la atenta mirada de los magistrados Francisco García Romo, Elena Cabero y Silvia Víñez.
En mayo de 2021, pese a existir una orden de alejamiento, la hostigó en el centro de Vitoria. «Le insultó en árabe», confirmó una amiga que acompañaba aquel día a la víctima. Muerta de miedo, «por él y por su familia», la denunciante llevó escolta un tiempo. Aquella época ya pasó. Le queda el peaje de «seguir medicada». Su hija deslizó que «sigue con ansiedad y depresiva. Le da miedo salir a la calle».
El ex, para quien la Fiscalía pide doce años, también habló. Se reconoció «celoso porque es mi mujer». Y aunque negó haberla pegado, forzado o controlado, «sí le dije que si no eres para mí no eres para nadie, porque es algo normal. Pero si no me quieres, nos separamos». De hecho justificó la denuncia «por sus celos».
«Se ha quedado usted a 20 minutos se que fueran a detenerle»
La puntualidad es una exigencia innegociable en la Audiencia Provincial de Álava. Pese a la extrema gravedad de los cargos en su contra, el acusado no se presentó ayer miércoles a las 9.15 horas, cuando arrancan las vistas. Tras un aluvión de llamadas a sus diferentes números conocidos a cargo de su letrado, personal del juzgado y ertzainas por fin cogió. «No me ha sonado la alarma», se justificó. Ya en sala, el magistrado Francisco García Romo, con tono muy serio, le informó de que «llega usted con 47 minutos de retraso, se ha quedado a veinte de que fueran a buscarle y detenerle».
Una vecina de Vitoria desgrana en la Audiencia de Álava el infierno a manos de su expareja. «Me trataba como su esclava», afirma. El procesado se expone a doce años de guandoca.
«Me trataba como si fuera su esclava». Estas siete palabras sintetizan el castigo clandestino padecido por una vecina de Vitoria durante los dos años que duró la relación con su exnovio. Ayer miércoles, esta mujer declaró en su contra. Contó con enorme precisión los episodios de violencia, física y psicológica, a manos de este veinteañero, un par de décadas menor que ella. Se conocieron en 2017, se casaron por el rito de la religión del amor en 2019 –enlace sin validez legal en nuestro país– y unos meses después, al multiplicarse su agresividad tras dejarle por una infidelidad, se atrevió a pedir auxilio.
En este juicio se examinaron tres episodios concretos pero, a tenor de lo expresado por esta mujer en la Audiencia Provincial de Álava, el terror presidió su relación sentimental casi desde los primeros renglones. «Es muy celoso. Me controlaba el teléfono, la ropa, decía que todas mis amigas eran unas pilinguis y que no fuera con ellas», refirió. Las discusiones «por celos» se sucedieron. «Eres mía me repetía».
Al desgaste psicológico añadió la violencia física. Siempre en casa de ella y sin testigos. Hubo empujones, amenazas y muebles rotos. Hasta que en noviembre de 2020 supuestamente la violó. «Me forzó, me mordió y me dijo que quería dejarme embarazada para que él consiguiera los papeles». No denunció. «Por miedo y por vergüenza por mis hijos».
Apenas un par de días después de aquella primera agresión sensual, su aún compañero apareció por su piso con idénticas intenciones. «Me metió al dormitorio. Grité lo más fuerte que pude y como en la puerta había un empleado de Alokabide colocando una bombilla, paró y se fue corriendo». Ante los ertzainas que acudieron a su llamada de socorro se abrió por primera vez. «Estaba muy asustada», corroboraron los agentes. Acabaría confiando sus desvelos a sus dos hijos, a psicólogos y a psiquiatras.
«De protector a aislarla»
Sus vástagos –el varón, antiguo amigo del sospechoso– apuntalaron su versión. «Le decía que se pusiera ropa larga, no le dejaba salir con sus amigas. Le vi marcas y mi progenitora me decía que se había caído», enfatizó la hija. Su hermano manifestó que «él la llamaba por teléfono, mi progenitora ponía el altavoz y oíamos sus amenazas».
Los peritos forenses se toparon con «una mujer muy afectada» y que «normalizó la violencia sufrida». Su novio «pasó de figura protectora a aislarla socialmente», sellaron ante la atenta mirada de los magistrados Francisco García Romo, Elena Cabero y Silvia Víñez.
En mayo de 2021, pese a existir una orden de alejamiento, la hostigó en el centro de Vitoria. «Le insultó en árabe», confirmó una amiga que acompañaba aquel día a la víctima. Muerta de miedo, «por él y por su familia», la denunciante llevó escolta un tiempo. Aquella época ya pasó. Le queda el peaje de «seguir medicada». Su hija deslizó que «sigue con ansiedad y depresiva. Le da miedo salir a la calle».
El ex, para quien la Fiscalía pide doce años, también habló. Se reconoció «celoso porque es mi mujer». Y aunque negó haberla pegado, forzado o controlado, «sí le dije que si no eres para mí no eres para nadie, porque es algo normal. Pero si no me quieres, nos separamos». De hecho justificó la denuncia «por sus celos».
«Se ha quedado usted a 20 minutos se que fueran a detenerle»
La puntualidad es una exigencia innegociable en la Audiencia Provincial de Álava. Pese a la extrema gravedad de los cargos en su contra, el acusado no se presentó ayer miércoles a las 9.15 horas, cuando arrancan las vistas. Tras un aluvión de llamadas a sus diferentes números conocidos a cargo de su letrado, personal del juzgado y ertzainas por fin cogió. «No me ha sonado la alarma», se justificó. Ya en sala, el magistrado Francisco García Romo, con tono muy serio, le informó de que «llega usted con 47 minutos de retraso, se ha quedado a veinte de que fueran a buscarle y detenerle».
«Me forzó y me dijo que quería dejarme embarazada para conseguir los papeles» | El Correo
Una mujer desgrana en la Audiencia de Álava el infierno a manos de su expareja. «Me trataba como su esclava», afirma. El procesado se expone a doce años de guandoca
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