PA\BE
Madmaxista
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DIA 31.
O la noche de las supersticiones. Termina el año y cómo los buenos propósitos para el siguiente nunca fueron bastante, se recurre una vez más a toda clase de sortilegios. Comer las uvas de la suerte no creo que haga daño a nadie, pero es que la locura escala a usar ropa interior roja o a beber la copa de champán con una sortija de oro dentro.
Esta fecha es mucho peor cuando eres joven, pero tardas algunos años en percatarte. Me refiero a las macrofiestas discotequeras que antes estuvieron tanto de moda. Si están a tiempo de evitarlo, háganlo. Se ahorraran dinero, ganarán en salud y no se perderán nada. Esquivarán las desagradables borracheras que produce el alcohol de garrafón. Y al día siguiente no se presentarán a la comida de año nuevo con resaca.
En un ejercicio pedagógico a mi prole inventé para este día un personaje imaginario al que llamé "el duende del año nuevo". Está representado en la pintura del borracho sobre un huevo, de Brueghel el Joven.
A diferencia de los tiós, santa claus, "reyes mágicos" y demás seres mitológicos este no deja regalos, sino una nota donde señala tu mal comportamiento durante el año, te insulta y finalmente señala opciones de mejora.
Evidentemente nadie en mi casa se toma en serio esto, ni esa es la intención. Pero ejemplifica cómo a través de la ficción se crean realidades. Esto en manos de un equipo de creativos con la suficiente visión comercial le pueden inducir en la sociedad una nueva necesidad de consumo.
O la noche de las supersticiones. Termina el año y cómo los buenos propósitos para el siguiente nunca fueron bastante, se recurre una vez más a toda clase de sortilegios. Comer las uvas de la suerte no creo que haga daño a nadie, pero es que la locura escala a usar ropa interior roja o a beber la copa de champán con una sortija de oro dentro.
Esta fecha es mucho peor cuando eres joven, pero tardas algunos años en percatarte. Me refiero a las macrofiestas discotequeras que antes estuvieron tanto de moda. Si están a tiempo de evitarlo, háganlo. Se ahorraran dinero, ganarán en salud y no se perderán nada. Esquivarán las desagradables borracheras que produce el alcohol de garrafón. Y al día siguiente no se presentarán a la comida de año nuevo con resaca.
En un ejercicio pedagógico a mi prole inventé para este día un personaje imaginario al que llamé "el duende del año nuevo". Está representado en la pintura del borracho sobre un huevo, de Brueghel el Joven.
A diferencia de los tiós, santa claus, "reyes mágicos" y demás seres mitológicos este no deja regalos, sino una nota donde señala tu mal comportamiento durante el año, te insulta y finalmente señala opciones de mejora.
Evidentemente nadie en mi casa se toma en serio esto, ni esa es la intención. Pero ejemplifica cómo a través de la ficción se crean realidades. Esto en manos de un equipo de creativos con la suficiente visión comercial le pueden inducir en la sociedad una nueva necesidad de consumo.