PA\BE
Madmaxista
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Con algunas navidades ya a mis espaldas, me gustaría compartir con Ustedes algunas observaciones que considero podrían ser utiles para aquellos a los que estas fiestas les resultan particularmente díficiles y son invadidos por sentimientos encontrados. En un tiempo donde la paz y el amor deberían reinar en el mundo, muchos experimentan paradójicamente una sensación de aversión y zozobra.
NATIVIDAD.
"Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a ****a, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento".
Evangelio de Lucas 2, 1-7.
Lo que nadie debería olvidar es qué se celebra en estos días, y no es otra cosa que el nacimiento de Jesús. Así que la única y verdadera felicitación navideña debería dirigirse en exclusiva a sus seguidores. No hay otro sentido más adecuado que este:
No se celebra la llegada de un solsticio, ni unas vacaciones, ni una época de regalos, ni una reunión familiar, ni una comilona, ni ninguna otra efeméride distinta a la su nacimiento. Esto han sido añadidos que han desvirtuado casi hasta la obscenidad unas fiestas que por su caracter religioso, son sagradas.
Si Usted es cristiano, no existe mejor manera de celebrar el nacimiento de Dios-hecho-hombre que siguiendo sus dos principales preceptos:
1. Amar a Dios.
2. Amar al prójimo.
Nótese muy bien lo que esto implica: Amor a lo divino y amor a lo humano, a lo espiritual y a lo material. Y nótese también que resulta imposible hacerlo de otra forma que lo uno no implique a lo otro, cuando este amor es verdadero.
Sin querer entrar demasiado en detalle, los creyentes expresarán formalmente el punto 1) a través de los ritos, liturgias que su credo considere. Pero con tanta devoción como harán esto, también lo expresarán en el punto 2) .
¿Y quien es mi prójimo?, se preguntarán algunos:
Lucas 10 :30 Jesús respondió: —Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32 Así también llegó a aquel lugar un levita y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y viéndolo, se compadeció de él. 34 Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. 35 Al día siguiente, sacó dos monedas de plata[c] y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”. 36 ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37 —El que se compadeció de él —contestó el experto en la Ley. —Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.
Como en todas estas cosas religiosas, cada uno lo va a interpretar de la manera que mejor le convenga. Los hay que considerarán a los pobres y necesitados el prójimo al que deben amar, y en función a sus posibilidades y convicciones, acercarán mantas y ropas de abrigo a una iglesia, incluso hay quienes compartirán con ellos la Nochebuena. Estos para mi, son los verdaderos cristianos, y no creo que ellos necesiten ningún consejo para "sobrevivir" a la Navidad.
Los otros, aquellos que consideran al prójimo su "semejante" en un sentido muy distinto, celebrarán estas fechas también con una alegría diferente. Son los que van a rodearse de la familia, de amigos, queridos y conocidos. Y no hay nada de malo en esto por si solo, pero sí lo hay si es esto sólo. Porque lo que va a producirse tarde o temprano en estas "felices fiestas" es un reflejo de lo que sucederá también en la vida, que ni siempre es "feliz" ni siempre es una "fiesta".
NATIVIDAD.
"Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a ****a, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento".
Evangelio de Lucas 2, 1-7.
Lo que nadie debería olvidar es qué se celebra en estos días, y no es otra cosa que el nacimiento de Jesús. Así que la única y verdadera felicitación navideña debería dirigirse en exclusiva a sus seguidores. No hay otro sentido más adecuado que este:
No se celebra la llegada de un solsticio, ni unas vacaciones, ni una época de regalos, ni una reunión familiar, ni una comilona, ni ninguna otra efeméride distinta a la su nacimiento. Esto han sido añadidos que han desvirtuado casi hasta la obscenidad unas fiestas que por su caracter religioso, son sagradas.
Si Usted es cristiano, no existe mejor manera de celebrar el nacimiento de Dios-hecho-hombre que siguiendo sus dos principales preceptos:
1. Amar a Dios.
2. Amar al prójimo.
Nótese muy bien lo que esto implica: Amor a lo divino y amor a lo humano, a lo espiritual y a lo material. Y nótese también que resulta imposible hacerlo de otra forma que lo uno no implique a lo otro, cuando este amor es verdadero.
Sin querer entrar demasiado en detalle, los creyentes expresarán formalmente el punto 1) a través de los ritos, liturgias que su credo considere. Pero con tanta devoción como harán esto, también lo expresarán en el punto 2) .
¿Y quien es mi prójimo?, se preguntarán algunos:
Lucas 10 :30 Jesús respondió: —Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32 Así también llegó a aquel lugar un levita y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y viéndolo, se compadeció de él. 34 Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. 35 Al día siguiente, sacó dos monedas de plata[c] y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”. 36 ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37 —El que se compadeció de él —contestó el experto en la Ley. —Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.
Como en todas estas cosas religiosas, cada uno lo va a interpretar de la manera que mejor le convenga. Los hay que considerarán a los pobres y necesitados el prójimo al que deben amar, y en función a sus posibilidades y convicciones, acercarán mantas y ropas de abrigo a una iglesia, incluso hay quienes compartirán con ellos la Nochebuena. Estos para mi, son los verdaderos cristianos, y no creo que ellos necesiten ningún consejo para "sobrevivir" a la Navidad.
Los otros, aquellos que consideran al prójimo su "semejante" en un sentido muy distinto, celebrarán estas fechas también con una alegría diferente. Son los que van a rodearse de la familia, de amigos, queridos y conocidos. Y no hay nada de malo en esto por si solo, pero sí lo hay si es esto sólo. Porque lo que va a producirse tarde o temprano en estas "felices fiestas" es un reflejo de lo que sucederá también en la vida, que ni siempre es "feliz" ni siempre es una "fiesta".