¿Qué significan las palabras: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”? Para entender bien este pasaje, es necesario leer el contexto. ¿De qué estaban hablando Jesús y Pedro? Jesús acababa de preguntarles a sus discípulos: “¿Quién dicen que soy?”. Sin dudarlo ni un instante, Pedro contestó: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús lo felicitó por su respuesta y agregó que edificaría su “Iglesia” o congregación sobre una “piedra” más sólida; la piedra en la que Pedro acababa de expresar su fe: Jesucristo mismo (
Mateo 16:15-18).
Fue por ello que muchos de los “Padres de la Iglesia” indicaron en sus escritos que la piedra mencionada en
Mateo 16:18 es el Cristo. Por ejemplo, en el siglo quinto, Agustín de Hipona escribió: “El Señor dijo: ‘Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia’; porque Pedro había dicho: ‘Tú eres Cristo, el Hijo del Dios vivo’. Y el Señor respondió: ‘Sobre esta piedra que tú confiesas, edificaré mi Iglesia’”. Agustín enfatizó en varias ocasiones que “la piedra era Cristo”.
Si Agustín y otros como él fueran juzgados según la doctrina actual de la Iglesia Católica, serían considerados herejes. De hecho, no serían los únicos. El teólogo suizo Ulrich Luz dice que muchos eruditos bíblicos modernos han llegado a la conclusión de que la “piedra” es Jesús, por lo que también serían considerados herejes por el Concilio Vaticano de 1870.
El apóstol Pablo también fue un discípulo fiel de Jesucristo. ¿Creía él que Jesús le había otorgado cierta primacía a Pedro? Pablo reconoció el papel de Pedro en la congregación cristiana del primer siglo. Dijo que el apóstol estaba entre los que eran “considerados como columnas de la Iglesia”. Es decir, para Pablo había más de una columna (Gálatas 2:9). Además, si Jesús hubiera nombrado a Pedro cabeza de la congregación cristiana, ¿habría dicho Pablo que los demás cristianos lo consideraban una de las columnas de la Iglesia?
Cuando en una ocasión Pablo reprendió a Pedro porque no trataba igual a todas las personas, escribió luego de forma respetuosa pero directa: “Yo le hice frente porque su conducta era reprensible” (Gálatas 2:11-14). Esto muestra que para Pablo, Jesús no había fundado su Iglesia, o congregación, sobre Pedro ni sobre ningún otro hombre imperfecto. Más bien, sabía que el fundamento de la congregación era Jesucristo. Pablo estaba convencido de que “esa roca era Cristo” (1 Corintios 3:9-11; 10:4).